Capítulo 8

—Escucha, Midoriya, ahora que están medianamente enlazados vas a querer estar cerca de Todoroki como él de ti. Vas a tener que entender que está unión es débil porque no tiene tu parte, así que debes de tener cuidados.

—¿Qué tipos de cuidados?

—Unos románticos.

—Kaminari...

—Sé que no crees en cosas como la magia ni nada relacionado y que siempre lo tuviste presente como simples cuentos, hasta las advertencias sobre el bosque daban miedo sin saber si eran verdad.

—La verdad es que sí.

—Okey, pero ahora estamos en un reino donde la base es la magia, así que trata de confiar en esta unión.

—¿Estas seguro? Soy muy joven para estas cosas.

—La edad no importa, pero te aseguro que una vez que entregues tu corazón a este lazo de destinados no te vas a arrepentir.

—Muy bien... Lo... Lo intentaré.

—¡Ese es el espíritu!

¿Como podría confiar en algo tan absurdo como la magia?

Una mejor pregunta, ¿Como no debería hacerlo si tiene todas las pruebas que necesita para confirmar que Yuuei es un reino de magia pura?

Se estaba cansando de tener tantas preguntas que a cada respuesta le generaban el triple de dudas.

Y ahora que quería relajarse un poco se encontraba en el comedor frente a Todoroki quien tomaba una sopa de fideos, misma que tenía en un plato solo para él.
Era de noche en aquel reino entre los árboles del bosque de mismo nombre aunque Izuku sentía que todo era un sueño muy extraño donde las personas eran híbridos, el venado que cuidaba era una clase de príncipe en el lugar donde habitaban desde dragones hasta las mismas estaciones.

Definitivamente necesitaba un descanso.

—...zu...

Pero no creía posible huir de ahí.

—...uku...

Aunque talvez podría pedirle ayuda a Kaminari.

—Izuku.

—¡Ah! ¿S-Sí?

—Estás murmurando.

—Oh perdón.

—No, no hay problema, pero ¿ocurre algo que te perturbe, Izuku?

Tuvo que evitar gritar todo lo que lo estaba atormentando.

—Bueno, en primer lugar, no sé si me sienta cómodo con que me digas por mi nombre —el bicolor buscaba su mirada pero el pecoso lo evitaba como podía—. No tenemos confianza alguna como para que lo hagas.

—Oh...

Izuku quería que la tierra se lo tragara en ese preciso instante. El rostro cabizbajo y desganado del bicolor le hacían sentir una flecha de culpa atravesando su pecho. Así que con algo de vergüenza sugirió:

—P-Pero... Si deseas que tengamos más confianza po-podemos ha-hablar un poco.

Se sentía con demasiada vergüenza, parecía una chica pidiendo salir a un chico y eso nunca le pasó por su cabeza hasta que jugó con sus dedos acompañado del calor sobre sus mejillas.

El mitad ciervo lo miró impresionado y le respondió con velocidad.

—¿Quieres hablar en otro lado?

Así sin más salieron de la casa del bicolor con dirección desconocida para Izuku quien tomaba fuertemente la mano del más alto. No deseaba perderse de noche en el desconocido reino.

Algunos de los habitantes que se hallaban vagando por las calles iluminadas por antorchas bien distribuidas notaron a la "pareja" caminando de la mano con velocidad. La mayoría de ellos quería saber a donde se dirigían, pero era tarde y mejor era no arriesgarse a nada.

Dentro de unos minutos Midoriya pudo apreciar el bello estanque adornado por flores altas de un azul que las hacía brillar tanto como las estrellas. Habían luciérnagas revoloteando al alrededor ayudando a que el ambiente sea más ameno y encantador. Se sentaron sobre una pequeña colina frente al borde se este.

Cerró sus ojos escuchando a los grillos tocar la melodía nocturna, la fría ventisca que tocaba una canción invernal en las mágicas tierras.

—¿Te gusta? —escuchó decir al bicolor.

Con una sonrisa en su rostro se acostó sobre el césped.

—Sí —abrió sus verdes ojos y observó las estrellas—. Es maravilloso.

Shouto se sintió aliviado, expresó aquello en un suspiro, realmente no estaba seguro si llevarlo al estanque era una buena idea, pero ahora tenía un plan que pondría a prueba.

—Bueno, Iz-, digo, Midoriya, ¿con qué quieres empezar?

El pecoso solo miraba al cielo en silencio apreciando la belleza de su alrededor para formular alguna pregunta.

—Supongo que puedes iniciar por presentarte, correctamente, yo haré lo mismo.

—Me parece bien —tomó una pequeña piedra en su mano derecha—. Soy Todoroki Shouto, tengo diecinueve años y cumplo el 11 de enero.

Diecinueve...

Enero...

Mayor...

—Eres cuatro años mayor que yo... —divagó Izuku con un rostro indescifrable para el bicolor.

—¿Algún problema?

«¡Claro que sí! Prácticamente eres un adulto y yo apenas voy a mitad de mi desarrollo para serlo.»

—No, ninguno —se mantuvo callado pensando en qué decir exactamente, pero al final decidió improvisar— Mi nombre es Midoriya Izuku, tengo diesciseis años y mi cumpleaños es el 15 de julio.

Hubo un silencio entre ellos donde el viento sopló refrescándolos.

—No sé que más decir.

—Yo tampoco.

Admitieron ambos con vergüenza de estar en un lugar tan agradable y sin poder gozarlo como se debía por el no saber que decir al otro.

Ahora era momento, Shouto sugirió:

—Ya sé —levantó la roca de su derecha mostrándosela a Izuku quien se levantó para ver que haría Todoroki—. Las veces que la piedra rebote en el agua son la cantidad de preguntas que le haremos al otro.

—Buena idea, hagámoslo —sonrió el rizado.

—Empiezo yo.

Lanzó suavemente la roca logrando dos saltos. Pero a cada salto dado el estanque resplandecía con circulos brillantes como si fuera el cielo mismo en agua. Aquello sorprendió a Izuku quien se acercó maravillado al agua para tomarla en sus manos viendo las pequeñas luces azules como arena brillante se tratara.

—Sorprendente.

—Este es el estanque de las estrellas, puedes ver la razón.

—Es bellísimo.

—Hay bastantes leyendas de porqué es así el agua.

—¿En serio?

Shouto asintió se levantó apreciando la más grande belleza que había visto en su vida junto al lago de lindos colores.

—Hay una leyenda en específico, esta dice que si te vas a lo más profundo en el agua saldrás en otro lugar cubierto de arena y exuberante vegetación rodeada de la misma agua.

—Un lugar rodeado de esta agua... —se acercó para ver su reflejo en las brillantes aguas soñando por saber mucho más de lo que veía. Tal vez tendrían libros del porqué era así, hasta él podría hacer su propia investigación—. Wow, este lugar es...

—¿Mágico? —se acercó al lado del pecoso que tocaba el agua con las yemas de sus dedos.

—¡Sí! —cuando volteó sus narices rosaron entre ellas haciendo que ambos sintieran una corriente eléctrica por sus cuerpos.

Se alejaron en un segundo con las mejillas rojas.

—Vo-Volviendo a las preguntas...

—Sí —Shouto asintió—. ¿Tienes hermanos? ¿Tienes más amigos como Kaminari?

—Soy hijo único, y sí, unos amigos llamados Uraraka Ochako e Iida Tenya —tomó una piedrita redonda—. Mi turno.

Había logrado un salto.

—Umh, creo que soy malo para esto.

—No te preocupes por eso, hazme la pregunta.

—Mmm, ¿qué te gusta hacer en tus ratos libres?

—Me gusta leer aquí, es muy tranquilo, o tambien me gusta patrullar en las mañanas por el bosque y ver el amanecer desde un espacio libre que encontré. Aunque no puedo verlos todo el año.

—¿A qué te refieres?

—Te responderé en la siguiente pregunta.

Izuku solo infló los mofletes haciendo un puchero para asentir resentido a seguir. Al bicolor le pareció sumamente tierna aquella acción.

Tres saltos para Shouto.

—¿Cómo era tu vida en tu aldea? ¿Qué solías hacer en tus tiempos libres? ¿Cuál es tu comida favorita?

—Era muy tranquila y normal, nada que resaltara mucho bueno, hasta que te conocí —jugó con una piedrecita redonda entre sus dedos—. Me gusta mucho leer, lo hago apoyado en un viejo roble a las afueras del pueblo cuando me aburro aunque a veces lo hago durante mi trabajo y me gusta el tazón de cerdo.

Cuando iba a lanzar el chico semialbino lo detuvo.

—Levanta más el brazo, inclínate así —Todoroki se puso detrás de él con delicadeza para mostrarle como se debía lanzar.

No se percató del vivo rojo que iluminaba las pecas del rizado.

—Ahora lanza —dijo al alejarse.

—A-Ah, sí...

Había logrado tres saltos.

—Muy bien, Midoriya.

—Gracias a ti —le sonrió. Ya no se sentía tan incómodo el estar acompañado del bicolor—. Bueno, ¿a qué te referías con lo de antes?

—Debería de explicarte muchas cosas de aquí, pero te diré en resumen que al ser hijo de dos estaciones debo pasar por un entrenamiento para hacerlo, por ello soy un guardián.

—Guardián... —repitió el peliverde con un vago recuerdo llegando a su mente. Estaba seguro de que había escuchado algo así en algún momento—. ¡Ya lo tengo! ¡El ciervo guardián!, ¿eres tú?

Un ser de grandes poderes, y de apariencia desconocida, pero contada como leyenda, el protector de misticidades.

El ciervo guardián.

—¿Un ciervo?

—Sí, Izuku. Es algo que dicen los cazadores cuando van y disque lo vieron, a veces pueden escucharse rumores absurdos, ¿pero no es maravillosa la leyenda?

—Es como un cuento.

—Inko, se supone que lo dormirías, no que lo despertarías más —la risa suave de su padre con las pequeñas disculpas de su madre lo arrullaron esa noche con sus escasos 7 años en una noche de invierno donde se decía el guardián vigilaba.

Un suspiro de nostalgia salió como un murmullo de su boca siendo llevado oor el viento a algún lugar donde tal vez su madre estaba.

—Sí, he cuidado cada dos años las estaciones de mis padres.

—¿Cómo?

—A eso quería llegar, el ser un guardián de dos estaciones me hace salir de Yuuei en ciertos tiempos. Durante dos años salgo en invierno y luego de otros dos en verano. No tengo permitido salir en otras fechas, solo las estaciones y sus escuderos pueden.

—Hay muchas cosas aquí, es interesante —se acostó de nuevo en el pasto.

—Cuando te aprendes todo no lo es tanto.

—Bueno, tira.

Todoroki quería preguntar muchas cosas de la vida de Izuku, y aunque este parecía más interesado en el pueblo que quien dice ser su destinado, entendía perfectamente. Quizás no era el momento de hacer esas preguntas que tanto quería.

Logró cuatro saltos.

—Wow, ¿y qué quieres saber de mí?

Shouto se mantuvo en silencio logando que Izuku volteara a ver su perfil adornado de luz lunar junto al brillo azul del lugar. Se veía extrañamente atractivo para su gusto.

—Ya es muy tarde, debemos volver.

El medio ciervo ayudó al pecoso a ponerse de pie. Este le preguntó:

—¿Y las preguntas?

Nuevamente se tomaron de la mano hacia la casa del bicolor.

—Las haré más adelante.

Los pétalos azules mezclados con las luciernagas y la brisa los acompañó con cuidado hasta donde se retiraron del bello bosque hasta el nuevo hogar de ambos.

Hi y sorry por el error de antes u.u

Pido que lxs pocxs que leyeron eso lo mantengan en secreto ;3

Por suerte no escribí nada importante Xd
Ahora tendré que tener (valga la redundancia) más cuidado con la historia, porque justo el cap 12 creo que será de los más importantes que habrá en la historia :v

Por cierto, el agua es referente a un lugar y las flores a cierto... Paisaje de un videojuego, la primera persona que me diga que luhar y juego son se gana una dedicatoria uwu

Bueno, sin más que decir que escribiré hasta la muerte para terminar el cap 12

Bye bye, deers❤💙💚

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