Capítulo 20
"Cuidarlos no te corresponde, solo el más fuerte debe hacerlo, y ese, soy yo."
"Padre y madre me lo encomendaron a mí, hermano."
"Cometieron un error y lo sabes."
"Confió en su juicio, y espero que tú también lo hagas."
Una disputa por los encargados de cuidar a la humanidad, la cual poco a poco se desarrollaba, en una charla se inició. Una guerra donde cada hermano creó seres mágicos para que los ayudaran en su idea de gobierno. Pero no importó cuanto el mayor luchó, sus criaturas siempre eran derrotadas por las de su hermano menor quien por órdenes de sus astros padres le pidieron encarcelar al mayor en un lugar junto a sus súbditos donde ya no pudieran hacer más daño.
El menor, años posteriores, sufriendo por lo que le hizo a su querido hermano decidió, antes de morir por la tristeza, ceder un poder en específico a uno de sus humanos más queridos que le había demostrado en sus años de vida el corazón puro que muchos humanos poseían.
Luego de ello el humano decidió separar la magia de los humanos, muchos se habían corrompido gracias a el hermano mayor y ansiaban asesinar a las criaturas mágicas solo para tenerlas como trofeo o venderlas a otras personas como curiosidades. Les dio un terreno amplio y grande donde podrían vivir en paz sin tener miedo a ser cazados y pidió que las cuatro estaciones gobernaran con mano justa.
Así se realizó y de nombre se le puso Yuuei.
Mientras los humanos se alejaban y creaban sus reinos con sus reyes cada vez más olvidaban a la magia y quienes la controlaban.
Pero algo en algún lugar del mundo donde la luz no llegaba con fuerza el mal del mundo reencarnaba y crecía tal cual la prosperidad de los reinos.
La mujer de cabellos rubios, sentada en lo que se podría llamar un "trono" de madera oscura, adornado por aquellas lindas hojas de colores cafés y naranjas alrededor de todo el objeto, los miraba curiosa al igual que a su hijo que se hallaba junto a ella y la pareja de este.
—Claro que les doy mi permiso, pero ¿para qué desean salir?
—Oh, quiero llevar a Izuku con sus amigos.
—Sh-Shouto-kun...
—Bueno, supongo que es entendible, recuerdo que Hitoshi me comentó que te trajo inconsciente ¿no es así, Midoriya-kun? —preguntó la Dama del Otoño.
—Ah, sí.
Rodeados de árboles otoñales con hojas por todo el piso y cayendo como una lluvia interminable se hallaba la pareja solicitando a la Dama de la notable estación para poder salir ambos. Faltaban los permisos de las otras tres estaciones.
La mujer de cabellos rubios oscuros y ojos violetas le brindó a Midoriya una hoja que al tocar se desvaneció.
—Muy bien, Midoriya —dijo Kaminari—. Ya tienes el permiso.
—Gracias por todo, Chiaki-san —agradeció con una sonrisa a la mujer que se despidió de ellos.
Caminaron a través de aquel bosque hacia la salida donde un círculo con otras tres entradas y un camino daban paso a cuatro destinos diferentes.
Sus pasos fueron hacia invierno donde la Dama le otorgó el permiso de inmediato a Midoriya. Allí estuvieron unos minutos charlando con el escudero y hermano mayor de Shouto sobre los "cambios". Aunque la pareja no entendía muy bien de lo que estaba hablando el albino de ojos grises.
—Ya lo verán.
Fue lo último que dijo el hermano mayor antes de dejarlos ir con una sonrisa hacia donde se hallaba Verano. Este último sin mucho que decir le otorgó el permiso con una pequeña flama que fue hacia el pecho de Izuku ante la atenta y desconfiada mirada bicolor de su hijo menor.
—¿Y por qué quieren salir? —el rubio de brillantes alas rojas al lado de Endeavour.
—Eso no te importa, viejo —dijo Shouto.
—Shouto-kun quiere llevarme a ver a mi única familia. No pude despedirme correctamente de ellos —dijo el pecoso ante la sorprendida mirada de su pareja. El bicolor no entendía la razón de que su novio actuara tan agradable con su estricto y serio padre. Realmente no se lo esperaba.
—Deben volver antes de que la luna esté en su punto más alto o pueden haber daños colaterales.
—Tendremos cuidado, Endeavour-san.
—Oh, Midoriya —Hawks realizó un pequeño ademán para llamar la atención del chico—. Nunca he ido más allá del bosque, quisiera saber si quizás me podrías traer algo interesante de los humanos.
—Oh, pues, no hay nada interesante creo yo. Aquí hay cosas más interesantes.
—Ya veo, aunque déjame decirte que una vez conoces este mundo se vuelve aburrido —se cruzó de brazos para suspirar y mirar con una sonrisa a Izuku quien se hallaba ligeramente consternado con lo dicho—. Bueno, pero si encuentras algo, piénsalo ¿sí?
—Entendido —sonrió.
Se despidieron de los mayores para tomar el camino hacia donde se hallaba la estación que Izuku no había visto todavía y anhelaba con ansias conocer. Aprendió de los libros que Primavera siempre se caracterizaba por ser una persona de gran belleza entre las estaciones o todas las criaturas mágica y no mágicas.
Cabe aclarar que a penas dar un paso dentro del camino hacia donde debería estar ella sentada una brisa fresca, pétalos de colores rosados y árboles que dejaban mostrar su belleza hasta que se podían ver el trono. Allí la vio, a Primavera.
Sentada con su larga cabellera, un vestido verde agua con tonalidades más claras que protegían sus mangas y dejaba apreciar sus piernas. Las flores volaban a su alrededor con pequeñas luces como una ligera lluvia. Su sonrisa la hacía tan bonita y la hacía lucir encantadora, esperaba que fuera una persona como su rostro la describe. Aunque le intrigaba cómo es que debería verse un espíritu del bosque, ella se veía tan real. Tan real como aquellos... ¿cuernos? No estaba seguro de si eran eso; y sus cabellos y ojos de un suave color lila.
Ella los vio llegar y sonrió más hacia la pareja. Se levantó y con ello Midoriya apreció como aquella chica comenzaba a volar con ondas de color amarillo alrededor de sus piernas como si fuera alguna magia extraña. Aunque ya podía esperar todo en Yuuei.
—Oh, Todoroki-kun, que gusto verte luego de tanto tiempo y veo que no vienes solo.
—Él es mi destinado.
—Soy Midoriya Izuku, un humano y pareja de Shouto-kun— se inclinó levemente como saludo ante la estación.
—Soy Hado Nejire, es un gusto conocerte al fin, Midoriya-kun —la chica rodeó maravillada la figura de Midoriya con curiosidad y asombro—. Nee nee, una pregunta, Midoriya-kun, ¿tu cabello es natural o te haces algo para que se vea entre negro y verde? ¿Las pecas las tienes en todo el cuerpo o solo en tus mejillas? ¿Realmente eres solo un humano?
Izuku no supo qué responder en ese momento.
—Hado-senpai, no vinimos por eso —intervino Todoroki para que ella no hiciera un desastre la cabeza de su novio.
—Oh, claro, discúlpenme, ¿y en qué puedo ayudarles?
—Queremos que le otorgue permiso a Izuku para salir solo por hoy —respondió.
—Vaya, no sé si pueda ayudarles con eso —la chica apoyó su cara en su mano como una niña mientras pensaba con un puchero entre sus labios—. Sí, no es algo que me corresponda, no puedo ayudarles.
—Pe-Pero Hado-senpai ¿no es usted una estación como para no poder hacerlo? —preguntó algo asustado de la reacción de la muchacha que no dejaba de volar de un lado a lado con aquellas olas que parecían elegantes cintas.
—Efectivamente Midoriya-kun, yo no soy Primavera — sonrió la chica hacia el pecoso quien se hallaba asombrado.
Si ella no era... ¿Qué hacía allí?
—Los recién llegados también me suelen confundir, no te preocupes —ella volvió a sentarse en el "trono".
Aquel era distinto, parecía hecho de cuarzo, a los pies estaba adornado con pequeñas enredaderas de florecillas de muchos colores y arriba del todo había un logo en forma de flor de cerezo.
Le pareció curioso que fuera diferente a los otros que vio.
—Soy un hada de la energía, la última que queda, para ser exactos.
—¿Cómo? —preguntó Midoriya sin entender. Momo le había explicado que habían varios tipos de hadas, pero nunca que existía alguna en peligro de desaparecer.
—Verás, hace un tiempo, mi tribu vivía escondida en un bosque a dos reinos de aquí, pero nos encontraron y capturaron y asesinaron a todos. Solo yo pude escapar gracias a la ayuda de una humana que se apiadó de mí y me dijo de Yuuei. Escapé y me encontré con quien era La Dama del otoño quien me dejó ingresar y me presentó a Primavera-san.
—Ella ayuda a que la primavera no desaparezca —le comentó Todoroki—. Usa sus poderes para llenar de energía del pilar.
—¿Pilar?
—Son estos asientos —la chica señaló donde estaba sentada—. Para mantener a las estaciones en equilibrio es necesario que las damas y guardianes se sienten en ellos y brinden su energía.
—Primavera, al ser un espíritu, tiene una energía muy leve y si la usara podría desaparecer.
—Así que me ofrecí para ayudarla con mis poderes —Nejire sonrió a la pareja—. Aunque debo pasar mucho tiempo aquí sentada no me molesta ya que ayudo a todos.
Parece una muy buena persona, no pudo evitar pensar al ver como aquella hada ayudaba sin esperar nada a cambio.
—Entonces, ¿qué podemos hacer para que Primavera le otorgue el permiso a Midoriya?
—Uhm —Hado pensó apoyando su mentón sobre su mano—. Podría ir a buscarla, pero debo permanecer aquí una hora más.
—Podemos ir por ti —sugirió Izuku.
—No lo sé, se supone que solo su escudero y yo podemos hablarle.
—Hado-senpai, no contamos con mucho tiempo y volveremos lo más pronto posible.
La chica lo pensó más así que soltando un suspiro cansado.
—Acérquense, por favor —los chicos le hicieron caso—. Tomen esta flor, sus pétalos caen en dirección a Primavera, así sabrán por dónde ir.
La chica les dio una flor de colores turquesas y amarillos para luego señalarles por donde estaba un sendero que los guiaría por un buen rato.
—Cuando llegues debes presentar a Midoriya con un seudónimo como el que tú tienes, Todoroki-kun.
El bicolor asintió y tomó de la mano de su pareja para emprender por el camino de tierra con pétalos cayendo a su alrededor.
Habrían pasado unos cuantos minutos y solo seguían a los pequeños pétalos de la flor, ya no había más sendero por lo que era la única forma de seguir sin perderse entre el manto de colores que caía en forma de hojas sobre ellos. Era un lugar, sin duda, cálido, era como un bello recuerdo que se mantenía allí sin olvidar el paso del tiempo, por alguna razón a Izuku le recordó cuando con sus padres recorría las orillas del bosque hacia una pradera llena de flores. No se atrevía a volver allí, no desde que su padre había adquirido esa actitud tan fría, distante y molesta hacia él.
La melancolía en el rostro de su querido padre al ver el cuerpo inerte de su fallecida madre fue un shock, sus ojos café se habían oscurecido por las gruesas lágrimas, su rostro estaba ensombrecido y sus puños apretados tenían los nudillos blancos. Aquella tarde su padre evitó su mirada con su cabello negro, habrían pasado días cuando al fin se dignó a verlo. Sin duda alguna aquella imagen nunca se iría de su cabeza. Una mirada molesta llena de rabia y decepción empezó a ser el pan de cada día y con ello cada vez se fueron alejando para dejar de hablarse.
Y cada que lo hacían terminaban en una pelea.
—Consíguete una esposa y lárgate de mi casa.
—No deseo casarme tan joven —siguió limpiando la mesa luego de la cena.
—Oh, ¿seguro que es por eso? ¿No será porque ninguna chica te quiere? —el hombre de cabellos negros seguía bebiendo de su botella.
—No voy a ofrecer nada por una mujer, eso no está bien.
—Ni siquiera desposas a tu amiga, podrías hacerlo. Ella ya no tiene padres que le encuentren un buen marido.
—¡Cállate! —se dio la vuelta para defender a su mejor amiga, si bien no tenía padres luego de que ambos fallecieran en un viaje de negocios, estaba seguro que ella podría lograr lo que deseara sin la necesidad de un esposo—. ¡Mamá era igual a ella!
Gritar a todo pulmón hizo que derramara alguna que otra lágrima rebelde mientras el ebrio hombre volvía a quedarse en silencio sin hacer ya nada.
—Izuku.
Su mente fue devuelta a la realidad cuando su pareja se había detenido para tomarle el rostro entre sus manos y sus hogares limpiaron una gota que escapaba por los rabillos de sus ojos verdes.
—¿Shouto-kun?
—¿Todo bien? Estás llorando.
—Oh, sí, sí —rápidamente trató de limpiar su rostro con un extremo de su manga—. Solo recordé algo que... En su momento fue muy feliz y ahora, pues, no es tan agradable.
—Suele pasar cuando alguien viene por primera vez aquí, es la sensación de nostalgia la que trae recuerdos a uno.
—¿Tú has tenido un recuerdo así?
—Sí.
Quiso preguntar, en serio quiso, pero el semblante entre serio y triste que llevaba Todoroki en su rostro le hizo querer amarrarse la lengua al menos por esta vez.
—¿Y cómo es Primavera? —trató de cambiar el tema.
—No lo sé —Midoriya volteó a verlo con curiosidad—. Como te había dicho ella falleció hace casi veinte años, poco después de que yo naciera.
—Entonces no la recuerdas.
—Mi madre dice que eran buenas amigas desde niñas, solo se llevaban un par de años así que crecieron juntas.
—Siempre escucho que es muy hermosa.
—Me contaron que tenía un largo cabello rosa de un tono que nadie tenía en ese momento.
—Pero Ashido-san-
—Ella viene de una tribu que escapó de la caza de seres mágicos, llegó aquí hace once años junto a su familia.
Iba a responder con asombro pero sus ojos divisaron una construcción de forma cuadrada, pilares altos de madera con pequeños detalles de flores brillantes que simulaban ser oro y lámparas con flamas mágicas. De esta estructura colgaban con gracia extensos metros de una tela delgada y traslúcida que solo dejaba apreciar la silueta de una mujer que parecía cuidar de lo que podía pensar eran plantas en macetas entre la estructura que era rodeada por bellos árboles verdes y llenos de flores o rebosantes de frutas.
Cuando Todoroki se arrodilló y Midoriya imitó su acción torpemente para escuchar con suavidad:
—¿A qué es lo que vienen?
No supo si era un susurro o la brisa fresca que acarició sus oídos, pero no dijo nada y dejó que su pareja hablara por ambos.
—Primavera-san, soy Todoroki Shouto, hijo de Invierno y Verano, vengo aquí a pedirle, por favor, que le otorgue el permiso para salir a mi destinado a quien le otorgo el seudónimo de Usagi.
La silueta que se hallaba de perfil se giró para observarlos. O eso suponía Midoriya ya que tal vez para ella también se verían como siluetas difusas.
Observó cómo su mano se levantaba y unos pétalos nacían de la nada para volar atravesando las telas para ir hacia él como lo habían hecho los otros. Shouto tomó su mano para ayudarlo a levantarse listo para retirarse, no sin antes agradecer con una reverencia.
—Shika, Usagi, tengan cuidado en el exterior —nuevamente el susurro leve de lo que sentía podría ser de una ilusión los hizo envolverse entre un montón de pétalos que para cuando desaparecieron ya se hallaban entre las entradas a los cuatro mundos.
Sin entender muy bien qué quería decir la mujer espiritual decidió apretar la mano de su pareja para avanzar hacia el reino para emprender su camino hasta su casa y luego hacia la salida del reino de Yuuei para luego llegar al bosque de las misticidades.
Tomaron sus respectivas armas y capas para ocultarse entre las posibles y escasas personas que recorrían las calles luego del atardecer. Cuando llegaron a las grandes puertas de madera con guardias, estas se abrieron de par en par para otorgarles paso hacia el bosque donde se habían conocido.
—Solo tenemos hasta la mañana para volver.
—¿Qué sucede si no vuelvo a tiempo? —preguntó sintiendo el gélido viento del invierno golpeando su cara repentinamente.
—Serás transportado a las mazmorras de Yuuei, además de que ese "viaje" puede llegar a ser muy doloroso.
A veces Izuku no entendía la necesidad de cosas como esa, pero sin comentar sobre ello; solo esperó a que su novio empezara a caminar hacia adelante para seguir su paso tranquilo. Mientras pasaban entre los desnudos y gélidos árboles del bosque ante su panorama niveo que le parecía solo un recuerdo pasajero en su memoria que ahora le revelaba un mundo mágico.
Sus ojos fueron hacia el cielo. Estaba como aquella tarde donde se adentró al bosque para buscar a un "indefenso" y lastimado ciervo de gran tamaño que ahora era su novio, prometido y futuro esposo dueño de dos estaciones de las cuales él también sería guardián. Las estrellas eran las mismas, las nubes eran casi inexistentes y el brillo lunar era precioso.
Todo se sentía casi irreal.
La caminata fue larga y algo tediosa, pasaron entre el bosque sin nada con lo cual guiarse más que el conocimiento de Shouto, con lo cual Izuku se hallaba seguro estaba correcto.
—¿Cómo te sientes, Izuku? —preguntó el bicolor cuando ya se hallaban en una zona casi reconocible para el menor.
—¿Ah? Pues, emocionado —admitió algo avergonzado—. Siento como si hubiera pasado mucho tiempo.
Todoroki se dejó caer lentamente por una pequeña colina de hielo mientras sujetaba la mano de Midoriya ayudándolo.
El hielo y la nieve abundaban en él invernal bosque que cada vez se sentía les daba un pase menos obstruido a la pareja con dirección al pequeño pueblo de donde venía el pecoso.
—Pero solo ha pasado poco más de un mes.
—Se siente como si hubiera sido más.
—Hiciste muchas cosas, casi no te percataste del tiempo, supongo.
—Creo que es así, Shouto-kun.
Finalmente la luna estaba en lo alto y el camino ya era conocido por ambos. Pronto los árboles se hicieron más pequeños y dejaban de verse como un mar de árboles para ahora mostrarse como un sendero adornado de aquellos seres vivientes vegetales.
La noche se alzaba, el brillo de las farolas de un fuego corriente para el menor se asomaban y demostraban donde se encontraban.
Izuku recordó, al momento de ver el pequeño río, la carta que les escribió.
"Si desean verme estaré en las afueras del pueblo, por la entrada al bosque de Yuuei. Estaré, antes de que la luna marque la medianoche, esperando verlos a ustedes mis mejores amigos. Les contaré algunas cosas sin poder tardarme mucho. Espero que nos volvamos a encontrar con ansias. Ochako, Iida.
Midoriya Izuku."
Les pareció extraño que en todo el viaje no hubiera nada, ni un sonido, ni siquiera del aire, pero al estar a quizás unos metros. Con ello un mal presentimiento llegó a Todoroki, por lo que habló con susurros al pecoso.
—Izuku, creo que es mejor que vayas tú solo por el momento.
—¿Eh? ¿por qué?
—Voy a quedarme vigilando la zona, tú ve tranquilo hacia la entrada del bosque.
—Pero, Shouto-ku-
—¡Abajo! —susurró jalándolo del brazo hacia el suelo cuando vieron a una figura acercarse hacia la entrada.
Midoriya observó aquella sombra para luego ver cómo se dividía en dos, una alta y otra más pequeña y en las manos de la más pequeña se hallaba una lámpara con una pequeña flama que mostró sus rostros.
—Shouto-kun, son ellos.
Con ese comentario el bicolor arregló su capucha y la del pecoso para luego ayudarlo a levantarse encendiendo una rama con una pequeña flama de su mano izquierda. Cuando se levantaron los otros dos vieron como de la mano de la persona más alta salía aquella flama con la que vieron el rostro pecoso ligeramente salir de aquel abrigo que lo cubría con recelo.
—¡Izuku! —no pudo evitar gritar Ochako mientras comenzó a ir hacia quien reconoció como su mejor amigo quien giró a verla luego de haber recibido un beso en la frente de su pareja.
—Midoriya —Tenya siguió los pasos de la chica para, junto a ella, abrazar al chico.
Izuku abrazó con fuerza a sus dos amigos cuando los tuvo delante de él. Podía clavar sus dedos en las espaldas de estos mientras sentía como algunas pocas lágrimas escapaban de sus verdes ojos.
—Chicos, los extrañé tanto —murmuró a la par que sus manos temblaban. No sabía si era por el frío invierno o por la emoción, pero nada de eso le importaba, solo que al fin estaba con aquellos que tanto lo querían dentro de su desastrosa vida.
—Nos diste un susto —abucheó Uraraka al pecoso sin aguantar que al igual que el primero se le escapara alguna que otra gota de sus ojos café.
—Lo siento, lo siento mucho, Ochako-san.
—Eres un irresponsable cabeza dura, Midoriya.
—Perdón, Iida-kun.
Se soltaron para verse a los rostros ya sin la presencia de Todoroki, el cual recorría la zona para proteger al pecoso de cualquier peligro. Recientemente el bosque le parecía más peligroso de lo normal, pero esta noche era extraña e inquietantemente tranquila.
—¿Y esas palabras que le has agregado a nuestros nombres? —preguntó la castaña después de secarse las lágrimas con su manga.
—Son parte del idioma natal de donde estoy quedándome.
—¿De donde te quedas? —Iida cuestionó—. Pero, Midoriya...
—Chicos, tengo muchas qué contarles, y no sé si la noche me alcance para decir todo lo que quiero, pero el hecho de pasar tiempo con ustedes me hace feliz.
—¿No te vas a quedar? —Izuku admiró con dolor las miradas preocupadas y tristes de sus amigos, pero no tenía de otra que responder con la verdad por muy absurda que sus amigos pensarían que era. Tomó aire para responder.
—No puedo —cerró sus ojos y posicionó su palma sobre su pecho—.Es mi deber y deseo quedarme junto con mi prometido y gobernar sus estaciones junto a él —dijo sonriendo con clara convicción.
El dúo estaba sorprendido de lo dicho por el pecoso, pero la palabra más resaltante fue la que no dejaba de resonar en sus cabezas.
—¿¡Prometido!?
Buenas a todos!
He vuelto y me voy a tardar para publicar porque estaré ocupada pero me encantaría continuar la historia cada que pueda uwu
Como la vez pasada dije: trataré de publicar 2 veces al mes uwu
Pero trataré que sean capa largos sin relleno ni nada de ello.
Bueno, este es mi regalo adelantado de navidad para ustedes, espero les guste aunque está corto u.u
También si quieren pasense por mi -incompleto xd- bnhatober que también estoy escribiendo y mi fic kagehina omegaverse uwu
Creo que publicaré un one-shot tododeku inspirado con la canción snowman, digan aquí si lo quieren uwu 🔜
Pregunta, alguien sabe como descargar gifts de twitter al celular o a la laptop?
Bueno, sin más que decir que tengan buenas fiestas uwu
Bye bye, deers💚❤💙❄
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