Aquella infierno no podía ser más feliz, iba sujetándose del manubrio mientras Eli manejaba a una buena velocidad su Meca, la sonrisa del pequeño no desvanecía en ningún momento. El simple hecho de sentir velocidad lo llenaba de energía.

Y no era el único, Tornado, Masa, Joules y las demás transformadas sentían lo mismo. Eli veía feliz a su amigo mientras aceleraba, a él también le gustaba ese sentimiento.

Tornado iba con ambos brazos extendidos sintiendo el viento como cuando se transformaba, se estaba divirtiendo. Masa se sujetaba fuertemente del manubrio por los movimientos de la MecaBestia del Troll, pero disfrutaba igualmente del momento. No es como si nunca hubieran ido en la meca junto a sus dueños, pero definitivamente era diferente con esa nueva forma.

En caso de Joules, Dirigible y Tejedora ibas asomados por la compuerta en el techo del remolque, Dirigible a diferencia de sus compañeros estaba completamente callado, Tejedora iba con la boca abierta riendo y chillando de la emoción, Joules no se quedaba atrás.

Faltaba poco para que llegaran al refugio, Kord se separó del grupo para ir por las pizzas. Los demás siguieron su camino al refugio.

—¡Esto es increible! —Chillo Burpy de la emoción, levantó sus manos al aire y cerró sus ojos dejando sentir el aire recorrer sus cabellos naranja.

Eli veía a su amigo disfrutar el momento, pero en lo que se empieza a fijar, de ambas manos de la infierno poseía leves llamaradas de fuego, sacando una sonrisa a su lanzador, sabía que estaba feliz.

Pero no era el único que descargaba su emoción, Joules quiso hacer lo mismo que Burpy, pero, digamos, no salió bien.

En lo que se dejó llevar un poco, una gran corriente de electricidad recorrió desde el pequeño, sus amigos, hasta la MecaBestia del topo, quienes recibieron uns fuerte descarga eléctrica haciendo frenar de golpe a todos, Eli volteó inmediatamente a ver qué pasaba, pero ni bien terminaron de frenar  las tres babosas que iban arriba salieron disparadas gracias a la inercia.

—¿Están bien? —Pregunto Burpy a sus amigos.

—...¡Otra vez, otra vez! —Dijo entusiasmado Tejedora.

Pronto por lo tanto, trataba de no reírse ante la caída de los niños, aunque a su vez, estaba enojado.

—Consideralo Karma ¡eso pasa cuando te metes con mi MecaBestia!

Trixie negó con la cabeza, Eli bajó de su meca para ayudar a los niños a levantarse.

—¿Estan todos bien? —Pregunto preocupado.

—Estamos ilesos —Respondio Dirigible sentado con ambas piernas abiertas y sus manos en el centro.

—Fue mi culpa, lo siento... —Dijo Joules bajando la cabeza apenado, aún se encontraba en el suelo.

—Lo importante es que están todos bien. —Consolo el Shane acariciando su cabeza.

Entraron al refugio ya un poco calmados mientras esperaban la pizza.

Dirigible se puso a dibujar junto a Tornado y Tejedora para matar el tiempo, aunque, era más un intento de hacer un garabato que otra cosa, ya que ninguno lograba sujetar el lápiz de forma correcta, estarían un muy buen rato ocupados allí.

Joules iba junto a Burpy buscando qué hacer, Trixie se disponía a editar algunos videos e Eli veía qué videojuego jugar, hasta que Burpy tocó su hombro.

—¿Puedo jugar yo también? —Pregunto con un brillo en sus ojos.

—Claro —Respondio Eli pasándole uno de los controles al niño— ¿Cuál quieres jugar?

—Cual sea

Eli colocó uno de combate, cada uno eligió a sus personajes y se dispusieron a empezar, Joules se colocó a la par de Burpy para ver el juego, a fin de cuentas, no tenía nada mejor que hacer.

El juego empezó a ponerse más interesante, la mirada determinada y desafiante en ambos jugadores lo demostraba, Burpy tenía cierta habilidad en el juego, pues vio que no aflojaba a sus ataques en ningún momento. Eli no se quedaba atrás y contra-atacaba en cada oportunidad que se le brindaba. Aquella partida llamó la atención de la Sting pues desde donde estaba podía oir la secuencia de movimiento de ambos chicos.

—Vas a perder —Cantaba triunfante el Shane.

—Eso lo veremos —Contesto desafiante la infierno.

En menos de 5 minutos acabó la partida, Burpy salió ganador.

—¡En tu cara! ¡Gané! —Se burlaba triunfante de su dueño con ambas manos extendidas al aire, Joules aplaudía a su victoria.

—Jaja, ahora me toca —Dijo Trixie yendo a donde el Shane.

—¡También te voy a ganar! —Decia de forma vanidosa Burpy, como si fuese un "juego para niños".

—¿Me estás retando? —Desafiante, la Trixie tomó el control que tenía Eli en sus manos y se sentó a la par de este.

—¿Qué tal si apostamos?

—No creo que sea buena idea Burpy... —Dijo su "voz de razón", Joules— Estamos hablando de Trixie, es la mejor jugadora en el refugio.

—No le tengo miedo a eso.

—Acepto —Respontido Trixie al pedido del niño— Si gano, deberás decir, en frente de la cámara, algo vergonzoso para ti.

— Hum... —La infierno llevo su mano al mentón meditandolo— Me parece, si yo gano, deberas... —Se acerco a su oído para contarle lo que apostaba. Eli y Joules trataron de oir lo que decía, pero fue en vano.

El niño se separó, y digamos que la cara de Trixie hablaba por si sola.

—Me parece bien, ahora, juguemos. —Contesto de forma desafiante.

Con una sonrisa, iniciaron la partida. Burpy tuvo que reconocer que no sería tan fácil a como jugó con Eli, pero no quería perder. Estuvieron al rededor de 5 minutos y la expresión facial de ambos jugadores cambio a una más concentrada en su oponente, la partida llamó la atención de los otros tres niños y de pusieron detrás del respaldar para observar el juego, a Burpy sólo le quedaba un 20% de su vida mientras a Trixie un 50%, ella estaba decidida a ganar.

—Y... ¡Golpe final! —Grito triunfante la pelirroja

—¡Nooo! —Cayo al suelo de rodillas con ambas manos sobre su cabeza, angustiado ante su derrota— ¡No, no, nooo!

Joules rió por lo bajo ante el escándalo de su amigo, mientras Trixie lo veía de brazos cruzados con una sonrisa.

—Parece que alguien perdió la apuesta —Cantaba orgullosa la pelirroja, Burpy la miro algo enojado.

—Si, si, vamos, ¿Qué quieres saber?

—Sabes lo que quiero saber.

—Hum... —Volvio a tomar asiento al lado de la chica, un poco más calmado— pues, una vez unas babosas se colaron en la mochila de Eli cuando él aún iba a primaria. Lo castigaron porque pensaron que él era la causa del mal olor en el salón, lo peor es que venía de él.

—No me recuerdes eso —Dijo entre dientes Eli tapándose la cara tras recordar eso.

—Y sabes que no me refería a algo de Eli —Aclaro Trixie.

—¡Nunca especificaste!

—Burpy.

—¡Esta bien, esta bien! —Llevo sus manos a sus cara antes de hablar— Una vez, cuando Eli aún tenia 4, estaba intentando evitar que hiciera alguna tontería y... Una cosa llevó a la otra y por accidente caí en el retrete —Bajo la cara avergonzado, sentía sus mejillas arder de la vergüenza mientras  Eli y Trixie trataban de mi reir.

—¿Pero cómo asi? —Pregunto entre risas Trixie, Eli se tuvo que tapar la boca para no faltar el respeto. Joules lo miraba con los ojos bien abiertos y las demás babosas estaban casi en la misma situación que la chica.

—¡No lo sé! Me voltee y para cuándo me di cuenta estaba nadando en... ¡Ahg! —Confeso asqueado ante aquel recuerdo, pero la vergüenza que sentía era mayor—. Desde ese día juré no volver a cuidar niños.

—Pero eres uno, o bueno, en teoría —Comento Eli calmando un poco su risa.

—Para empezar soy casi 1000 años mayor que tú. —Revelo cruzado de brazos— o un poco más... —Llevo pensativo su mano a su mentón intentando recordar su edad.

—¿¡Dijiste cuánto!? —Preguntaron el par de adolescentes impresionados de la larga vida de la babosa.

—Tal vez mas... Menos... No lo recuerdo bien. —Comentaba dudoso intentando recordar.

—La esperanza de vida de una babosa varía según cuál —Explico Joules— Yo tengo unos 600 años.

—¡Yo 500! —Se incluyo Tejedora.

—100 —Revelo Dirigible, siendo el más menor.

—Y pensar que los vemos como niños... —Dijo en sus supiro Eli echándose para atrás, quedando apoyado del respaldar— Casi mil años... Eso es mucho tiempo de vida.

—Si es que no nos matan antes, podemos vivir por mucho. —Comento Tornado.

—¡Eso es asombroso! —Exclamo Trixie.

—¿De qué hablan chicos? —Los presentes oyeron a Kord entrar al refugio con Masa nuevamente sobre sus hombros.

—¡Tragimos la pizza! —Chillo de emoción Masa con una caja entre sus manos, Kord llevaba las otras tres.

—¡Ya era hora! —Exclamo desde el garaje Pronto, al parecer nos habíamos olvidado de él— ¡Muero de hambre!

Pusieron la mesa rápidamente, se sentaron alrededor y empezaron a devorar la pizza, el único que faltaba era Eli quien le estaba colocando el alimento de babosas al resto del arsenal, mientras Burpy y los demás transformados deleitaban la pizza como si fuese la primera vez que comieran una rebanada de esta.

—Se siente raro, antes porque el pedazo era muy grande, ahora porque se siente muy pequeño. —Comento divertido Masa yendo ya por su segunda porción.

—¿A quién le importa? ¡Es pizza! —Dijo Tejedora con un hilo de queso yendo desde su rebanada hasta la boca, sacando risas por parte de Tornado.

—¿Ahora si me dirán de qué hablaban mientras no estábamos? —Preginto nuevamente el troll tomando otro trozo de pizza.

—De momentos vergonzosos —Respondio Dirigible con la boca llena— Burpy nos contaba anectodas de cuando vivían en la superficie.

—Eso si me interesa saber —Hablo entusiasta Kord— Vamos, cuenta, ¿Cómo es allá arriba? Conócenos la versión de Eli pero no una segunda.

—Humm... —Burpy cerró los ojos tratando de recordar algo interesante de la superficie— Pues, una vez Eli y su padre estaban comiendo helado sin que su madre se diese cuenta, al final los descubrió porque Eli la despertó para preguntarle dónde dejó el sirope de Chocolate.

Relato con un dedo en su barbilla mirando hacia arriba, Eli negó con la cabeza ante el recuerdo, Kord y Trixie sólo aguantaban la risa, Pronto no entendía.

—Tambien una vez, cuando Eli era aún un bebé, su madre salió a hacer una compras y Will quedó a cargo de él, todo iba bien hasta que ella regreso y...

Flashback

—¿Eli? Cariño, ¿dónde estás? —Llamaba una preocupada madre asomándose por debajo de la mesa.

—¿Estás segura que no está en su cuarto? —Pregunto un hombre de cabellos azules, era Will.

Un par de padres se encontraban poniendo la casa de cabeza gracias a la desaparición de un escurridizo bebé de tan solo unos 9 meses de edad.

—Desde que aprendió a gatear no hace más que recorrer toda la casa —Suspiro pesadamente la mujer, levantándose del suelo— No me imagino cuando aprenda a caminar —Murmuro.

La madre del pequeño había dejado a Eli en la sala jugando con algunas babosas, pero en lo que se descuidó el bebé ya no se encontraba en la sala. Llevaban mediahora  llamando al pequeño sin resultando aumentando la preocupación de ambos padres.

Buscaron en el patio delantero y trasero, en el baño, debajo de las mesas y sillas, sin resultados, faltaba el piso de arriba.

—No he visto a las babosas tampoco —Dijo Will llevando una mano a su barbilla pensativo.

—¿Crees que estén con él?

—Es lo más seguro.

Los nervios les estaban poniendo los pelos de punta, la mujer jugueteaba con sus dedos mientras buscaba con la vista algún otro lugar en donde pudiese estar el pequeño Eli.

Se dispusieron a buscar en el piso de arriba, pero ni bien terminaron de poner un pie escucharon el canto de una babosa Slirena proveniente del cuarto de Will y su esposa. Ambos se miraron de reojo y sigilosamente se acercaron al marco de la puerta.

Para gratitud de ambos padres, el pequeño se encontraba durmiendo tranquilamente en su cuna, las babosas a su al rededor se aseguraban de que no le faltara nada, una Slirena estaba en la cabecera de la cuna cantando su dulce melodía para mantener al niño dormido. Amos adultos soltaron un suspiro de alivio, más la madre que el padre.

—Estuvo...

—...Todo el tiempo aqui —Completo la oración su mujer antes de caer al suelo desmayandose en el acto, digamos que el bajón por el alivio le pegó fuerte.

Fin del Flashback.

—¿Quién diría que el gran Will Shane era un irresponsable con el pequeño Eli? —Comento Pronto ante el relato— Pronto no permitiría que un bebé ande solo sin su protección —Exclamo extendiendo un tenedor señalando algo en el aire.

—Me parece que estas exagerando —Intento defender Trixie haciendo un sobreesfuerzo para no estallar en risas, el simple hecho de imaginar la escena le causaba gracia.