Capitulo.8☘️
Ranpo se acercó a todos los que miraban a fuera y agachó un poco su sombrero/boina, para después tocar el hombro del pelinaranja mayor.
—Señor, sombrero elegante, es hora de irnos; encontramos una manera de irnos.
—¿Cómo supieron eso? Ni Dazai sabe.
—Tengo mis métodos, además mi yo pequeño me ayuda.
—De acuerdo, iré por el imbécil.
—No tarden o nos iremos sin ustedes.
—Como digas.
Chuya se levantó y a paso lento se acercó a ambos. Oda le miró; sabía a lo que venía; acarició el cabello de Dazai y este dio un pequeño salto de sorpresa. Momentos después le soltó. Oda se fue corriendo nuevamente a dentro. Dazai trataba de secar sus lágrimas; lo que menos quería era ser víctima de burlas de Chuya, más este solo miraba a otro lado incómodo. Este suspiró y cerró sus ojos.
—Debemos irnos, ese chico dijo que no tardaríamos.
—No esperaba menos de Ranpo, ya voy, Slug... Solo dame un momento.
—Vuelveme a llamar así y juro que olvido que estás llorando y te mato aquí mismo.
—No estoy llorando. Chuya.
—Jaja, entonces, ¿qué es eso que estás limpiando? —le ofreció un pañuelo a lo que el contrario lo tomó.
—Sudor, tanta belleza cuesta; deberías saberlo mejor que nadie; eres el más vanidoso de los dos.
—No lo soy.
—Haré como que te creo.
Dazai se levantó y ambos se dirigieron a dentro. Pudieron notar a varios de sus compañeros abrazándose fuertemente a sus versiones bebés. Uno de ellos era Kunikida, quien le estaba dando unas lecciones de vida al pequeño, quien asentía a todo y sonreía. Higuchi también era una, además de que de alguna manera pudo quitarle al pequeño Akutagawa al tigre y se aferraba a él. Chuya suspiró y rascó su cabeza; carraspeó un poco su garganta, llamando la atención de todos. Dazai volvió a poner una de sus típicas sonrisas y colocó sus manos en las bolsas de gabardina. Todos supieron que era hora de marcharse y decir adiós.
Sin más, todos se reunieron en un solo lugar, mirando sus pequeñas réplicas al frente de ellos. Ambos Dazai's tomaron los respectivos broches y en voz alta dijeron el nombre de su respectivo broche, mientras que el Dazai de la dimensión BSD dejaba caer un poco de sangre en el broche.
Poco a poco los mayores se fueron disolviendo hasta no quedar nada. Todos los niños se pusieron a llorar, menos Chuya y Dazai; estos solo miraban a sus compañeros algo divertidos. En ese momento Fukuzawa, Mori, Hirotsu y Kouyou entraron al aula y al ver a los pequeños así se alarmaron. ¿Cómo es que los mayores no se dieron cuenta? Será un misterio, tal vez una pequeña ayuda de ese broche que aisló todo ruido.
De alguna u otra manera los jefes de aula lograron mentirles a los mayores del por qué sus compañeros están llorando. Dazai guardó el broche en su mochila, y sin más se dirigió al pateo. Ahí pudo notar a Chuya bajo el árbol mirando el cielo. Estaba solo, se acercó a él y se sentó a su lado. El mayor de los dos le miró y se sonrojó. Dazai sonrió leve ante esa acción.
—D-Dazai....
—¿Mmmm?
—Yo... quiero decirte algo.
—Ya sé lo que dirás. ¿Te parece si lo decimos al mismo tiempo?
—C-claro
—Bien entonces....
—¡Me gusta! ¡Unamos las aulas!
Ambos pequeños quedaron en silencio por un momento, meditando lo que sucedió. Dazai se sonrojó por lo que había pasado y se dio media vuelta retirándose a paso veloz, mientras Chuya se cubrió con sus manitas su rostro... Realmente creyó que Dazai y él pensaban lo mismo; sabía muy bien los sentimientos de Dazai hacia él, por lo que pensó que aceptaría decirle que le gustaba, pero se había equivocado, y posiblemente Dazai no le hablaría lo que restaba del día.
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