Capítulo 4: Me Too - Meghan Trainor

¡Hola amores! Espero, de todo corazón, que el capítulo os guste. No olvidéis darle a la estrellita y comentar todo lo que deseeis. Así me ayudáis a hacer la novela más conocida💖

***

Aquella noche fue, sin duda, divertida. Gala estaba dándolo todo en la pista mientras sonaba Fiebre de Bad Gyal y Lara trataba de seguirle el ritmo, pues parecía que a mi amiga le había poseído el ente del reguetón y el trap. El cabello liso y rubio de Gala se movía por su espalda, mientras hacía gestos con sus manos conforme la canción avanzaba, jugando así también con Lara. Esta última se reía de verla disfrutar tanto con la música, a la vez que señalaba las mejillas rojizas de la rubia por las copas que se había tomado.

Yo me acerqué a ellas, de espaldas, bailando, disfrutando de estar las tres juntas después de tanto tiempo. Desde luego, habíamos necesitado más de lo que creíamos una noche como esa, en la que dejar de lado todas las preocupaciones de la carrera y solo bailar y reír entre nosotras.

—¡Dale, perréame, Veguita de mi corazón! —la exclamación de Lara me hizo reír, a la vez que me juntaba a ella y bailábamos al ritmo de la música. Se había alisado el pelo rizado para recogérselo en una trenza castaña que le llegaba a la mitad de su espalda.

No sé cuántas canciones más bailamos ni cuántos cotilleos compartimos, mirando a la mitad de la discoteca. Me reí a carcajadas y disfruté mientras sujetaba un cubata en la mano. No había bebido casi nada, era poco fan del alcohol porque no me hacía falta. Justo cuando Gala me agarraba de la mano para bailar una frente a la otra, noté que alguien me tocaba el hombro con su dedo.

—¡Vega! —la voz de mi compañera de piso me hizo girar sobre mí misma, descubriéndola detrás de mí. Sonreí y la abracé, como si no la hubiese visto antes en el piso.

—¡No sabía que venías aquí, a Mya! —exclamé, acercándome a su oído para que pudiera escucharme. Ella saludó con su mano a mis compañeras de clase, quienes le dedicaron un asentimiento a modo de saludo.

—¡Yo tampoco sabía que venías aquí! —me respondió, apoyando una mano en mi hombro y hablándome cerca.

—Bueno, si necesitas algo, ¡aquí estamos! —contesté, dejándole un beso en la mejilla, a lo que ella sonrió antes de irse.

—¡Lo mismo digo! —exclamó.

Mis ojos, siendo curiosos, la siguieron entre la multitud. La vi caminar con su vestido de color granate hasta un grupito de gente, entre los que reconocí a sus amigos. Cuál fue mi sorpresa al ver unos cuantos integrantes que no eran los habituales en aquel conjunto de personas. Allí el verde de mi iris destacó a un chico castaño que se había dejado las gafas de pasta negra en su casa. Reconocí a Marc a pesar de las luces neón del local.

—¡Me cago en mi vida! —exclamé, a lo que mis amigas compartieron una mirada y me observaron.

—¡¿Qué te pasa?! —preguntó Lara.

—Es Marc, está allí. Es el chico del que os he hablado, mi crush de la adolescencia —pronuncié, a lo que vi como mi querida amiga Gala estiraba el cuello para poder saber quién de todos era—. El chico que va todo de negro que está al lado de Vero —pronuncié, a lo que la castaña de Lara abrió los ojos.

—Es de tu estilo —musitó.

—Bueno, no está nada mal —la exclamación de Gala me hizo mirarla, con algo de desacuerdo con ella— ¿Qué? Ya sabes que a mí me gustan más los rubios...

—¡Es bastante mono! —contestó la otra, mirándola de frente.

—Ahora no paro de encontrármelo, es como si me persiguiera su presencia —exclamé, riéndome un poco por mi propia expresión. Mis amigas conocían la historia de mi enamoramiento con Marc por lo que yo les había contado. Lo que todavía no había sido capaz de contarles era acerca de la muerte de Alma. Solo de pensar en hablar acerca de ese momento de mi vida con alguien que no fuera mi familia o Laia, me daban ganas de vomitar. 

—Y más que te lo vas a encontrar, amiga, parece que está comenzando a ir con el grupito de Vero —expresó Lara, a lo que yo me encogí de hombros.

—Pues no quedará remedio que verlo hasta cuando vaya a mear —exclamé, carraspeando. La realidad es que estaba algo incómoda con toda la situación de tener a Marc cerca, pero no tenía otra opción. Además, mi mente estaba mucho más preocupada por otros aspectos... como el pasármelo bien aquella noche.

—Venga, florecilla, que las penas se van bailando —exclamó Gala, haciendo un movimiento hacia los lados que me hizo reír.

Bailé un poco más, disfrutando de estar con mis amigas, hasta que Lara ofreció ir a por algo para beber, ya que se nos había terminado la bebida. Solo sé que estábamos las tres en la barra, mientras era Gala la que trataba de llamar la atención de alguna camarera y pedir algo de beber para las tres. Era una cosa que yo odiaba y que mi amiga se ofrecía a hacer por nosotras. Lara estaba a su lado, hablándole al oído sobre lo que quería pedir. Yo moví mi corta melena hacia un lado... y lo vi.

—Hola, Vega —exclamó Marc, a quien tenía literalmente al lado. Él me sonrió de forma cortés.

—Hola, Marc. ¿Qué, la quedada se ha alargado? —musité, tratando de buscar un tema de conversación. Él asintió.

—Ya te digo, yo no sé cómo lo hacemos, pero siempre terminamos de noche y quedamos de día —reí levemente a lo que dijo, ya que era algo que me pasaba mucho con Gala y Lara. Él se giró, señalando por encima de su hombro— ¿Has visto a Vero? Está aquí.

—Sí, ha venido antes a saludarme. No sabíamos que estábamos en la misma discoteca —contesté, a lo que él frunció levemente el ceño.

—¡Nena, toma! —Lara apareció por mi derecha, dándome un vaso de plástico duro relleno de ron y Coca-Cola. Sonrió a Marc y regresó con Gala antes de que siquiera pudiera darle las gracias.

—¿Son tus amigas? —cuestionó Marc, señalándolas.

—Y compañeras de clase. El combo perfecto —respondí, a lo que el castaño frente a mí asintió. Las luces de la discoteca hacían que sus ojos azules brillaran y se tiñeran de cientos de colores, sobre todo por el hecho de que no llevaba las gafas.

—Es una suerte que tus compañeras de clase también sean tus amigas, ojalá me pasara a mí —musitó, a lo que yo incliné la cabeza ligeramente hacia un lado. Él observó mi gesto—. Me llevo bien con ellos, pero tampoco como para salir de fiesta, ¿sabes? Estoy aquí con un amigo mío que no va a mi clase.

—Bueno, aun así tienes amistades. Y tienes a Vero también —exclamé.

—Vero es una buena amiga —y fueron aquellas palabras las que no pudieron hacerme disimular mi gesto. Si había algo que me caracterizaba era el ser tan expresiva que cualquiera podía leer en mi rostro lo que estaba pensando. Frente a Marc, alcé las cejas y abrí los ojos, a la vez que aplanaba mi boca. Él se sorprendió ante mi gesto, el que traté de eliminar enseguida. Pero, era tarde. Ya estaba riéndose ligeramente antes de volver a hablarme.

—¿Esa cara qué significa? —preguntó, mostrando los dientes en una sonrisa muy bonita.

—No, no, perdón... no significa nada —mentí, alzando las palmas de mis manos, mientras sujetaba el vaso, en señal de paz.

—Ah, no, ahora tienes que contarlo. No puedes tirar la piedra y esconder la mano —argumentó, a lo que yo negué divertida mientras él daba un paso hacia mí.

—¿Vero es tu amiga? —pregunté, poniendo un tono algo más agudo del que deseaba. Él asintió— Yo es que, bueno, no me acuesto con mis amigos. A esos los llamo... diferente.

—No me acosté con Vero —entonces sí que no pude evitar soltar una risa irónica, mirándolo a los ojos, creyendo que él estaba mintiendo. Cuando vi su gesto serio, toda burla se borró de mí.

—¿Y lo que vi qué era? ¿Jugabais a mamás y papás? —bromeé. No me pasó desapercibida la forma en la que él se relamió el labio inferior antes de comenzar a hablar.

—Lo que viste fue algo que no debió pasar. Somos amigos y fue un momento de debilidad. No llegamos más allá que solo quitarnos la ropa y unos besos. Eso no se va a repetir... Vero y yo lo hemos hablado —asentí, comprendiendo. Pensaba que ellos dos tenían otro tipo de relación, algo que iba mucho más allá de un solo encuentro. Incluso pensaba que él era alguno de aquellos rollos que ella había tenido. De todas formas, no sabía hasta qué punto Vero estaba de acuerdo con lo que Marc me estaba contando.

—Bueno, no te preocupes. Vuestro momento de debilidad está a salvo conmigo —respondí, a lo que él respiró hondo. Bebí un poco más porque sentía la garganta seca... pero en mi interior algo se alivió al pensar que Marc no estaría pululando por mi piso como el ligue de Vero. No me habría gustado encontrarlos otra vez en una situación similar a la anterior.

—Oye, Vega —exclamó, captando mi atención—, ahora sé por qué no te reconocí cuando te vi en tu casa —mi estómago dio una voltereta y yo un pequeño brinco que pasó desapercibido. Por favor, que no me reconociera del pueblo—. Estás muy diferente a conforme sueles vestir —soltó, haciendo que boqueara al intentar hablar.

—¿Cómo que diferente? —él tragó saliva, preparándose para hablar.

—Normalmente vas vestida con un estilo muy tuyo, pero ahora mismo solo te reconocería por el pelo rosa. Es normal que no te distinguiera si fue de salir de noche —musitó, causando que yo misma me mirara lo que llevaba puesto. Era cierto, mi estilo de noche no cambiaba mucho más allá de vestidos negros que dejaban a la vista mi escote y mis muslos. La prenda que portaba se ceñía a mi cuerpo, mostrando la figura que poseía. Las tiras cruzadas en mis hombros dejaban a la vista mis clavículas y las pequeñas estrellas que portaba tatuadas en ellas. Sentí cómo sus ojos recorrieron esa parte de mi cuerpo, pues le pillé observándome. Marc tenía razón, en mi día a día era demasiado fan de las faldas anchas, los tops blancos y los colores neutros—. N-no me malinterpretes, estás preciosa... en ambos estilos —le vi algo nervioso al hablar, lo que capté porque pensaba que su comentario había sonado mal y me iba a ofender.

—Tranquilo, te he entendido y sí, tienes razón —musité. Durante toda mi vida se me había hecho muy difícil el hecho de recibir cumplidos, así que solo sonreí ante su última frase—. Ya llamo suficiente la atención por el día, me gusta camuflarme un poco entre la gente cuando se hace de noche —hablé bromeando, a lo que él asintió con una sonrisa.

—Eres auténtica y eso sorprende, no creo que debas camuflarte —musitó, haciéndome alzar la mirada hacia sus ojos. Hubo un momento extraño, donde me miró de forma directa, mientras había algo dentro de mí que me decía que, con esas palabras, sin quererlo, me había vuelto a hacer un cumplido. Saliendo de aquello, sonreí a boca cerrada y cambié el peso de mi cuerpo al otro pie.

—Como se nota que estudias Bellas Artes —exclamé. En aquel momento, sentí dos presencias a mis espaldas. Marc miró tras de mí y yo me di la vuelta, descubriendo que mis amigas ya habían conseguido sus copas. Regresé los ojos hacia el castaño de enfrente y me despedí—. Tengo que irme, Marc. Pásatelo bien esta noche y cuida de Vero —hablé, a lo que él asintió, poniendo las manos en su bolsillo.

—Pásalo bien también —respondió, a la vez que yo ya caminaba hacia mis compañeras.

Casi habría jurado que, al darme la vuelta, sus ojos seguían mirándome. No lo hacía con ninguna mala intención, simplemente porque le parecía curiosa. Quizá trataba de descifrar algo que su mente había creado y la respuesta era yo. Había sentido un aura extraña al hablar con él, un recuerdo que se me arremolinaba en el estómago de aquella Vega adolescente a la que le gustaba.

La realidad es que no lo quise pensar, solo me fui con mis amigas y pasé una buena noche. Incluso Vero se acercó alguna que otra vez a nosotras, grabándonos y subiendo un vídeo a sus redes sociales junto a mí y mis compañeras mientras bailábamos. Me lo pasé muy bien y agradecí no haberme quedado en casa aquel día, aunque el día siguiente tuviera que saltarme las clases porque estaba demasiado cansada. Había veces que me venía bien tomarme un día para mí, oxigenar mi cerebro.

Lo que sí me sorprendió fue observar mi Instagram y la notificación que me salió aquella mañana, más allá de las etiquetas que Vero, Lara y Gala habían hecho mencionándome en sus historias y perfiles. Había una solicitud de seguimiento... de Marc.

Esto ya va cogiendo formaaaaa, aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah. Seguid leyendo porque os he subido dos capítulos 💖

Estoy, literalmente, fangirleando con mi propia novela porque sé lo que viene y porque estoy convencida de que os va a gustar y que vais a chillar conmigo. Pero, centrándonos, ¿qué os parecen las amigas de Vega? ¿Y Marc? ¿Y qué pensáis acerca de la relación de Vero y Vega? ¡Yo quiero que me contéis todas vuestras impresiones!

OS AMO CON TODA LA PATATITA 🧡

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