El inicio de la conquista. Maratón, parte 2/?

Narra Julius:

A la mañana siguiente me levanté temprano, aunque era sábado y no tenía clases. Pero es que hoy iba a poner en marcha mi plan para conquistar a Godric Gryffindor segundo.

Narrador externo:

Julius Nott no era el único que tenía planes de conquista para ese día. James Sirius Potter Weasley tenía grandes planes para con su pelirroja Sasha Alexandra Valentine De Sousa, sí, se sabía el nombre completo de su peli-peli. Y Godric Gryffindor segundo también tenía entre ceja y ceja la idea de conquistar a cierto albino de Slytherin que lo había besado la noche anterior.

Tres planes distintos, tres lugares distintos. James tenía planeado llevar a su peli-peli a la Sala de Menesteres, Godric planeaba un paseo por el Lago Negro en compañía del albino, y este último una suerte de velada en la Torre de Astronomía.

Llego la hora del desayuno y los tres nombrados acabaron sus desayunos rápidamente, pero el más rápido fue Godric.

Al terminar plato de avena, el nieto de uno de los cuatros fundadores se dirigió a paso firme hasta la mesa de verde y plata, recibiendo distintas miradas al mismo tiempo; algunas envenenadas, otras sorprendidas, y otras, la mayoría, curiosas.

-Eh...-se aclaró la garganta antes de llamar al albino por su nombre delante de todos los Slytherin- Julius...-muchas más miradas curiosas lo veían fijamente, pero por suerte el chico volteo a verlo, ahogándose un poco con la avena al tenerlo tan cerca- ¿Po-podrías venir conmigo luego de que desayunes?...-el albino estaba tan ensimismado en sus pensamientos que sólo atinó a asentir velozmente- ¡Bien! ¡Te espero cerca de el Lago Negro!

El chico sonrió y salió a toda prisa del Gran Comedor, el albino apuro su comida y caminó de prisa hasta el lago negro. Al llegar lo vio sentado sobre una gran roca algo adentrada en el agua, con los pies sumergidos en las oscuras aguas, y un par de zapatos abandonados a la orilla del lago.

-¡Godric!-lo llamó en voz de cuello- ¿Qué haces allí?-preguntó acercándose-
-Divertirme-chapoteo un poco con los pies- Y deberías de venir hasta acá, esta roca es lo bastante grande...-chapoteó con más fuerza-
-Muy bien, iré-se quito los zapatos y se adentró en el lago, sin importarle que se mojara hasta el pecho, o que pudieran verlos juntos, llego hasta la gran roca en la que se encontraba el pelinegro que entonces tenía los ojos cerrados, meciendo suavemente sus pies-
-Hola.-dijo Godric aún sin abrir los ojos-
-Hola.-se subió a la roca y se sentó a su lado- ¿Esto te divierte?-empezó a mecer también sus pies-
-En cierta forma...-lo miro de reojo, ocultando una sonrisa- Y también me relaja, ¿a ti no?
-Sí, también.-admitió el albino-

En eso se hicieron unas grandes ondas en la superficie del agua, lago adentro, y de repente salió un enorme tentáculo, largo, rosado y viscoso. Del susto ambos chicos cayeron de espaldas directo al agua, y se alejaron torpemente de la gran criatura.

-¡Corre! ¡El calamar gigante!-dijo casi sin aliento el albino-
-¡¿Crees que no lo sé?!-salieron a tropezones del lago, con la respiración agitada, y completamente empapados se pusieron sus respectivos zapatos y caminaron hasta un enorme árbol que había allí cerca-

Se sentaron a la sombra del árbol y contemplaron el cielo despejado durante mucho rato. En silencio, un silencio realmente agradable, que ninguno de los dos quería romper, porque irónicamente había magia en aquel silencio.

En otra parte del castillo, en el séptimo piso, delante del "famoso" cuadro de unos trolls bailando ballet, otro azabache, solo que con lentes, llevaba con los ojos vendados a una pelirroja que reía nerviosamente.

-Ya casi llegamos peli-peli...-dijo deteniéndose repentinamente y dando un cuarto de vuelta hacia su izquierda-
-Ya dime dónde estamos James...-pedía entre risas la pelirroja-
-Yo ya te dije que es una sorpresa, pelirroja...-abrió la puerta de la Sala de los Menesteres y guió a la chica hacia el interior- Ya puedes abrir los ojos-le quito la venda, y ella no pudo reprimir un pequeño grito de sorpresa-

Y como no, si la Sala estaba ambientada como un salón de té, él había averiguado lo mucho que le gustaban esas cosas "cursis" a la pelirroja, por lo que quería sorprenderla.

-Sorpresa...-dijo con una media sonrisa-
-¿Tú preparaste todo esto James?-lo miro con ojos brillantes-
-Algo así... bienvenida a la Sala de los Menesteres, peli-peli.
-¿La Sala de los Menesteres?
-Sí. Antes: Cuartel General del Ejército de Dumbledore, el ED, dirigido por mi padre, mi tía Hermione y mi tío Ron. Ahora: ¡El mejor salón de té en el mundo!-hizo una pausa dramática, y tomando un aire solemne, añadió- Madmoiselle, por aquí por favor...-la guió elegantemente hasta la única mesa que había allí-

Separó la silla de la mesa, en un acto caballeroso, ofreciéndole el asiento. Ella se sentó con aire señorial, siguiéndole el juego, que, aunque no quisiera reconocerlo, estaba surtiendo efecto en lo más profundo de su ser.

-Hay algún té en especial con el que pueda complacer a la señorita...-señaló la tetera con agua caliente que había en medio de la mesa-
-Un té de jazmín, por favor...-la Sala hizo aparecer un pequeño ramo de jazmines, y James, sacando uno de ellos para usar los pétalos en el té, se lo ofreció cortésmente a su adorada pelirroja-

Deposito uno a uno los pétalos en el interior de la tetera, dejando que el agua caliente surtiera efecto en ellos. Y luego, con una absoluta elegancia algo impropia de él, sirvió el té en ambas tazas, comenzando, claro, por la de su amada pelirroja.

Entre tanto y tanto, la mañana fue pasando entre charlas y risas. Al Gran Comedor solo volvieron a la hora del almuerzo la pareja de chicos que había estado entreteniéndose a las orillas del Lago Negro, ya que desde que el tentáculo del Calamar Gigante había surgido de la nada... pues ninguno de los dos quería entrar de nuevo al agua.

Al finalizar el almuerzo, esta vez fue el albino quien se acercó hasta la mesa de los leones.

-Godric... ¿te importaría ir e-esta no-noche a la Torre de Astronomía?-le costó decirlo más de lo que creyó-
-S-sí, claro...-aceptó la invitación sonrojándose violentamente al igual que el albino, aunque este último tenía una amplia sonrisa en el rostro-
-Bueno, nos vemos a la noche...-salió con la frente muy en alto del Gran Comedor, pues tenía que preparar muy bien las cosas, y calcular todo con antelación-

FIN DEL CAP

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