7. Sorry
Horde Prime.
Según Entrapta, un empresario con suficiente dinero para tirar al mar sin que le importe, dueño de una empresa inmobiliaria multimillonaria y con montones de personas bajo su cargo.
Una persona aparentemente normal, pero que por alguna razón tenía una extraña afición por los lobos y curiosamente relacionado con algunos rumores acerca de la verdadera razón de su interés.
Y al parecer, Mara sabía quién era. Es más, se había reunido con él tres veces a lo largo de su vida.
La primera cuando se fue de la casa de sus padres.
La segunda, cuando volvió a buscar a sus hermanos.
Y la tercera, un año después de llevarse a Adora y Adam lejos de Marlena y Randor.
Se preguntaba si sus padres sabían sobre él.
Además, se rumoreaba que aquel hombre tenía conocimiento sobre seres como ella, se decía que él había llevado los mitos a la realidad.
¿De qué manera?
Nadie lo sabía con certeza.
(...)
Después de aquella charla la rubia se mantuvo encerrada en su habitación por aproximadamente dos días antes de poder actuar como normalmente.
Llegó a la conclusión de que debía hablar con todos, sus padres, Mara, el tal Prime... pero sobre todo, debía hablar con Catra.
Debía tragarse su orgullo y disculparse por haber sido una completa idiota con ella durante esos años.
Ella tenía razón, siempre la tuvo, en realidad.
Así que tomó sus cosas y salió a buscar a los primeros en su lista: Marlena y Randor.
Caminó sin prisa hasta llegar a aquella casa que no había visto en años, exactamente igual como la había visto la última vez que estuvo ahí: colores antes vibrantes desgastados, ventanas cubiertas por cortinas blancas y el techo que albergaba pelotas y juguetes de sus juegos pasados.
Cuando era niña, cuando era feliz.
Tocó la puerta suavemente, oyó pasos suaves, pero apresurados y un segundo después, ahí estaba.
La mujer castaña mirándola, sus ojos marrones abriéndose por la sorpresa al verla.
-¿A...dora?-Fue todo lo que pudo decir.
-Hola, mamá.-Saludó con una sonrisa ladeada casi inexistente.
La mujer se apartó con suavidad, dejando a su hija pasar en silencio, la cual obedeció sin una sola palabra.
Se sentó en el sofá como si ese lugar fuera extraño para ella, a pesar de que ese fue su hogar hacía algunos años.
-Vine aquí para hablar contigo.-Habló cuando su madre se acercó. La castaña se sentó a su lado con genuina atención hacia la rubia, preguntándose a sí misma qué había sucedido.
Era... diferente, después de tanto tiempo lejos. Ni siquiera parecía su Adora en absoluto. No sin su coleta apretada, no sin esa voz de niña que aún se quejaba por no comer dulces para la cena.
Pero, ¿Qué podía esperar?
Ella ya era toda una adulta, no era la misma y definitivamente, jamás la perdonó por haberle ocultado la verdad todos esos años.
-¿Es sobre ti?-Cuestionó.
-No. Es decir, sí, pero primero debo pedir perdón.-Respondió rápidamente.-Por actuar como lo hice. Debí haber escuchado antes de irme, debí haber vuelto. De verdad lo siento, mamá.-Se disculpó sin detenerse. Marlena la miró, esos ojos azules que no había mirado en años, tan parecidos a los de Randor.
-No... soy yo quien debe disculparse.-Habló, tomando la mano de su hija suavemente.-Jamás te dije la verdad. Nunca supieron sobre ustedes. Creímos que cuando llegara el momento sería fácil, pero no fue así.-Explicó. Con Mara, contigo...
-...Entonces...¿me dirás la verdad?-Inquirió, su voz con un destello de esperanza resonando en los oídos de la mujer. Apartó su mirada.-Mamá.-Llamó con firmeza.-Tú... no me dirás nada.-Dedujo, poniéndose de pie y soltándose bruscamente de su agarre.
Marlena agachó la cabeza, lágrimas contenidas intentando salir.
-¿En serio?-Preguntó con incredulidad.-Vine aquí para disculparme sabiendo que fue tú culpa. ¿Y no vas a decirme nada?-Dijo con ironía.-Suficiente. Me voy de aquí. Lo siento por haberte hecho perder tu tiempo, madre.-Finalizó, dándose la vuelta y avanzando, sin mirar atrás.
Pero una mano firme en su muñeca la hizo detenerse.
-Adora, espera.-Pidió casi en un susurro.-No puedo decirte esto.-Se excusó.-Solo tu padre puede. De verdad lo siento por todo. Pero si quieres respuestas que no tengo, ¿Cómo se supone que voy a dártelas?-Cuestionó obvia.-Randor lo sabe. Y si quieres saberlo, debes buscarlo a él.-Informó.
-Bien.-Terminó, soltándose de su madre sin esfuerzo y cruzando por la puerta sin encararla.
Se adentró en el bosque inmediatamente después, buscando un poco de paz entre las copas de los árboles, pensando, reflexionando.
Intentando evitar, más bien, el hecho de tener que hablar con su padre, frente a frente.
Honestamente, no quería hacerlo.
Pero buscar a Mara no era una opción, pues se encontraba demasiado lejos.
Sus únicas dos opciones eran Prime y Catra.
Sin embargo, para buscar a Prime necesitaba hablar con Randor.
Ya había tomado una decisión, de todos modos.
(...)
La puerta se abrió.
-¿Adora?-Preguntó la mujer de ojos dorados, sorprendida de la presencia ajena.
-¿Está Catra?-Cuestionó amablemente a la mujer.
-Sí.-Respondió simplemente.-Está con Lyra en la cocina.-Explicó, apartándose y abriendo algo de espacio para que la ojiazul entrara.
Ella lo hizo, entrando casi con sigilo al lugar, la mujer siguiéndola justo después y en pocos segundos, una morena confundida saliendo de la cocina.
Se miraron por un par de largos segundos sin percatarse- o sin importarles la mirada de las dos personas a distancia, simplemente dedicándose a admirarse en silencio.
-Hey, Catra.-Saludó la rubia llevando su mano hacia su nuca y dejándola ahí, la de ojos bicolor aún estupefacta, sin decir una sola palabra o siquiera moverse.
-¿Qué haces aquí?-Fue todo lo que logró preguntar, incrédula.
-Estoy aquí para hablar contigo.-Contestó. La morena volvió a quedarse en silencio antes de alejarse a paso lento, esperando que la rubia la siguiera.
Por supuesto, no lo captó hasta que la casi felina le hizo una seña para hacerla entender.
Entró a la misma habitación, tan igual, pero tan... diferente a la vez. La de ojos bicolor se sentó en la cama esperando que la rubia dijera algo, pero eso no pasó.
No hasta un largo momento después.
-Catra, uhm...de hecho no sé como decir esto.-Reflexionó la rubia en voz alta.-Lo siento.-Soltó de una vez, tragándose todo su orgullo para poder continuar.-Me porté como una idiota contigo.-Se disculpó, su voz saliendo a la fuerza.-Y yo... solo quería pedirte perdón por eso.-Confesó con la cabeza gacha.
La rubia sintió a la morena levantarse y por instinto alzó la mirada, esperando su reacción.
Palabras, un golpe, gritos... lo que fuera.
Sin embargo, todo lo que vio fue una lágrima.
Una lágrima que empezó un llanto silencioso, de los ojos heterocromáticos saliendo agua como cascadas.
Había hecho llorar a la persona que amaba.
Dio un paso, otro más, hasta quedar a una corta distancia de su antigua mejor amiga, aspirando su aroma gracias a la cercanía.
-¿...Por qué?...-Alcanzó a cuestionar la morena, obligándose a sí misma a tragar el nudo que se había formado en su garganta y le impedía hablar.-¿Por qué?-Volvió a inquirir, no obteniendo una respuesta a la pregunta formulada a medias.
La castaña se volvió a acercar, todas sus emociones mezcladas, permitiéndose ser vulnerable frente a la rubia por una vez.
No sabía si quería abofetearla, gritarle o solo lanzarse a sus brazos.
En cambio, lo que hizo fue apoyar sus puños en su pecho, casi sin fuerza, empezando a golpearlos repetidamente contra la rubia mientras dejaba que el llanto fluyera.
Sintió un sollozo y levantó la mirada, solo para ver los orbes azules inundándose en lágrimas.
-Eres una maldita idiota.-Dijo apenas.
-Lo sé.-Respondió en el mismo tono.
¿Por qué había esperado tanto tiempo?
¿Por qué no solo se iba?
¿Por qué seguía ahí?
¿Por qué seguían lastimándose?
Te amo.
-Te odio.-Murmuró.
-Lo sé.-Volvió a decir.
-¿Por qué?-Inquirió una vez más, esperando que la rubia lograra entender, al menos esa vez, el significado de sus palabras. Que por al menos una vez, pudiera comprender lo que sentía, pudiera darle una explicación.
La miró, ojos azules chocando con los azul y dorado, tan profundos, tan... indescifrables.
-Porque te amo.-Admitió la rubia, su voz saliendo dolorosamente dulce.-Porque no quería lastimarte. Porque tengo miedo de hacerte daño.-Empezó a explicar, palabras inconexas, distantes la una de la otra.-Porque no puedo dejarte ir, ¿sabes? Tú eres... como mi mundo entero.-Susurró. Otra lágrima salió por los ojos azules, esta vez llegando hasta la mejilla morena, mezclándose con las suyas propias.
Catra apoyó su cabeza en el pecho de Adora, sus brazos viajando lentamente hasta su cintura, aferrándose fuertemente a ella.
-Eres una idiota.-Volvió a mascullar, su voz ahogada por el llanto y por el cuerpo de su contraria. Sintió los brazos fuertes de la rubia llegar a sus caderas, sosteniendo con fuerza, pero con infinita suavidad.
Te amo.
Fue lo que quiso decirle.
Quería gritarle con todas sus fuerzas que lo hacía.
Pero nada más salió de ella.
Nada más que un suspiro cuando sintió los suaves labios besando su cabeza.
Te amo.
Te amo.
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Sé que dije que habría hiatus, pero la inspiración llegó y no la iba a dejar irse xd
Así que la agarré de los pelos y la obligué a hacer un cap para ustedes, lo siento si no es como creí que sería.
Realmente adoro esta historia porque siento que realmente puedo plasmar las emociones muy bien aquí, amé cada palabra como siempre <3
Pero ya saben, aquí su autora es muy irregular con sus emociones y que realmente pone todo lo que siente en las historias, así que si ven fluff, ya saben por qué.
Tengo un par de historias que realmente duelen, pero no he podido escribir drama como quisiera desde hace un rato y se debe a mi enamoramiento XD
Estoy tratando de dar lo mejor de mí en mi vida y en las cosas que escribo, y creo que realmente le pongo un pedacito de mi alma a cada palabra que leen
En fin, si les gustó no se olviden de votar y comentar, ya saben que estoy abierta a cualquier sugerencia o crítica constructiva, si tienen alguna duda yo estoy aquí para responderla y eso es todo
Cuídense, báñense, tomen awa, no oculten cosas a las personas que aman y esfuércense en cada cosa que hagan :3
Los quiero <33
Atte: Heiwa
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