26. Tell me I'm wrong.

Durante los siguientes años, mientras aprendía más del pasado de Prime, de su padre y de sí misma, Mara apenas visitaba a sus hermanos, confiando en la promesa de que sus padres le explicarían a sus hermanos qué estaba pasando.

Secretamente esperando que no los decepcionasen como a ella.

Sin embargo, aunque hablaba de lo mismo con los mellizos, Adora siempre pareció un tanto más perceptiva. Con sus grandes ojos azules y la cabeza ladeada, preguntaba sobre todo lo que su hermana comentaba. Recordaba muchos detalles, y Mara comenzó a compartirle sus dudas sobre sus padres, la alimentó lentamente con el veneno mortal del rencor.

Ese fue su mayor error.

—Papá hizo una casa para pájaros la semana pasada. Dijo que llegarían al menos 10 pájaros por día.—Comentó distraídamente la pequeña rubia sentada en el césped.

—¿Y cuántos llegaron?—Cuestionó la castaña. La rubia soltó una pequeña risa antes de responder.

—Solo dos. Dijo que es porque los pájaros están migrando y que volverán en primavera.

—Papá es un mentiroso.—Se burló la morena, mirando al vacío. Adora, entonces, fijó su mirada en ella con una expresión indescifrable.

—¿Por qué?

—Porque si no lo fuera, no estaríamos en esta situación.

Y esa clase de comentarios no fueron los únicos.

<<¿Hasta dónde serán capaces de llegar por no decir la verdad?>>

<<No sé como puedes creerles, Adora.>>

<<Viven demasiado engañados.>>

Peor aún, cada vez que decía algo parecido, la rubia la miraba y preguntaba, "¿Por qué?"

Mara era ambigua en sus respuestas, lo que dejaba a la rubia con más confusión y curiosidad.

(...)

 —Parece que Adora ya se transformó.—Comentó la castaña sentada en el sofá de sus padres.—¿Pasó en su cumpleaños? ¿Cómo lo tomó?

Un silencio sepulcral llenó la habitación. Marlena desvió la mirada y Randor permaneció en silencio, mirando a ningún lugar en particular. Exactamente 3 segundos pasaron antes de que la de ojos azul-grisáceo se diera cuenta de lo que significaba su falta de respuesta. Se levantó y caminó a pasos largos hasta encontrarse cara a cara con su padre, la furia saturando su expresión.

—Ustedes... no se lo dijeron. —Notó Mara.—¡¿Cómo pudieron no decirle?! Tenían toda la oportunidad de arreglar todos sus errores con ella. ¡Pudieron actuar diferente!—Reclamó.—¡Merecía saber qué iba a pasar con su cuerpo antes de su primera transformación!

—Mara, por favor.—Intentó intervenir su madre, pero el ojiazul no lo permitió.

Una bofetada resonó en el salón.

—¡Insolente! ¡¿Crees que tienes derecho de hablar así?! ¡No sabes nada!—Gritó de vuelta, su rostro envejecido por la edad mostrando una clara expresión de ira, pero también una mezcla de decepción, de tristeza que no terminaba de revelarse y que su hija no entendió.

Mara soltó una risa irónica que fue seguida por otra bofetada.

—¡Por supuesto que no sé nada!—Gritó histérica, limpiando la sangre que corría por su labio.—Nunca te tomaste la molestia de explicarme nada. Y veo que no te esforzaste en intentarlo con Adora. ¡Es una maldita niña, entiéndelo de una vez! ¡No todos pueden  comprender las cosas como tú! ¡No puedes esperar que lo hagamos si no tenemos una explicación, papá!—Cuando llegó a su última oración, sus profundos ojos ya se habían llenado de lágrimas, por lo que desvió la mirada antes de que el hombre la viera llorar. Aprovechando este instante de silencio, Marlena finalmente pudo intervenir, poniéndose en medio de los dos. Padre e hija se miraron con rabia contenida, incapaces de hacer nada.

—Es suficiente, ambos. Todos somos adultos aquí. Compórtense como tal.

—No, mamá. Si realmente lo hubieran sido, yo no habría tenido que buscar respuestas por mi cuenta.—Respondió Mara, dirigiéndole una fría mirada a Randor, para seguidamente extender un portafolio y empujarlo en el pecho de su padre, quien estuvo a punto de soltar otro golpe hasta que se dió cuenta de que en la parte superior de la carpeta, se leía un pequeño "Horde Prime".

El castaño palideció.

—¿C-Cómo sabes de esto?—Inquirió, tartamudeando.

—Es bastante claro que no fue gracias a ti.—Le respondió sin titubear. Randor empezó a negar con la cabeza, retrocediendo varios pasos, entrando en una especie de trance. Sus ojos azules se nublaron con recuerdos de una época lejana, con momentos que hicieron que su vida cambiara para siempre.

Marlena se acercó rápidamente, intentando tomar las manos temblorosas de su esposo sin conseguirlo. La castaña solo pudo mirar confundida mientras su padre perdía la cabeza, hasta que, de un momento a otro, pareció recuperar la suficiente lucidez como para mirarla directamente a los ojos, pronunciando con una voz gélida:—¿Qué carajo hiciste?

La confusión fue superada por la ira momentánea, por lo que la de ojos azul grisáceo respondió de inmediato:

—Busqué a Prime. 

Y entonces, el Grayskull cayó de rodillas al suelo, tomando su cabeza con ambas manos y negando repetidamente palabras ininteligibles. Mara retrocedió, con los ojos muy abiertos, viendo como el sudor del rostro de su padre era tan copioso que caía en grandes gotas. Las manos de Randor temblaban notablemente mientras su esposa se arrodillaba a su lado, acariciando su espalda en círculos mientras susurraba un par de palabras tranquilizadoras.

—...¿Mamá?

—¿No es esto lo que querías?—Respondió Marlena, su tono normalmente dócil cambiando drásticamente cuando se levantó para encarar a su hija.

—S-Solo...—Titubeó.—Solo necesito saber la verdad.—Pidió desviando la mirada.

—La verdad no siempre es lo que necesitas.—Dijo la mayor, con la mirada fija en los ojos azul-grisáceo.—Hay cosas que es mejor no decir.

Mara finalmente perdió los estribos.

—¿Qué es lo que intentas decir? ¿Que no merezco saber la verdad? ¡No sé qué soy, mamá! ¡No sé nada sobre nosotros! ¿Por qué siguen tratando de ocultarme todo esto? ¿No han tenido suficiente secretismo en su vida? ¡Ahora Adora también sufrirá por su culpa! ¡¿No saben lo horrible que es vivir toda tu vida peguntándose por qué no somos como los demás? ¿De dónde venimos? ¿Por qué nos escondemos?—Con esto, un par de lágrimas traicioneras fluyeron por aquellos brillantes orbes, pero esta vez, la castaña no se esforzó en ocultarlas. 

Rabia, odio, confusión, y quizá una punzada de melancolía y vacío se extendieron por su expresión; mantuvo la mirada de su madre durante un par de eternos minutos, cascadas corriendo por sus ojos llenos de frustración, de ira... y de miedo cuando dijo:—Y si no consigo la verdad de ustedes, tendré que encontrarla a mi manera.

De pronto, como si hubiera vuelto en sí, Randor se puso de pie, acercándose a su hija con un largo suspiro.

—¿Él sabe que eres un werewolf?—Preguntó con severidad. La morena asintió después de dudar unos segundos. El castaño cerró sus ojos con el ceño fruncido, profundamente perdido en sus pensamientos. Suspiró nuevamente antes de abrirlos y mirar a Mara con un dejo de decepción en su tono.—Entonces lo arruinaste todo. Todo por lo que luché. Todo lo que sacrifiqué...

—¿Qué... qué quieres decir con eso?

Randor resopló, dirigiéndose hacia uno de los sofás y sentándose en él.

—Querías saber todo, ¿no?—Preguntó.—Entonces siéntate.

Esta será una charla muy larga.









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