23. Falling down
Su cuerpo pesaba. Su corazón dolía.
No podía dejar de ver aquellos iris azules cambiando de tonalidad a un rojo sangre, violentos y amenazantes justo cuando levantaba la mirada, llenos de odio y de ira que nunca había sido directamente dirigida a ella.
Se sentía sola, como si la hubiesen abandonado en medio del vacío, con nada más que su corazón hecho trizas y sus lágrimas quemándole las mejillas.
Y no, pensó, riendo amargamente; no sería la primera vez.
Pero sí era la primera vez que había visto como su mundo entero se derrumbaba en tan poco tiempo. Primero su madre, y luego Adora. Fue como si hubiera perdido todo lo que la sostenía de golpe. Como si de su cuerpo le hubieran arrancado los pulmones para inmediatamente arrojarla a la parte más oscura y profunda del mar.
Estaba asustada. Y se preguntaba si debía volver por Adora antes de perderla otra vez.
En ese preciso momento, su estómago se revolvió desagradablemente, y no pudo hacer más que correr hacia el baño, vaciando lo poco que había comido ese día en el inodoro, sintiéndose más miserable que nunca, cada vez más sola.
Se miró al espejo, descubriendo apenas su cuello cubierto por su largo cabello castaño y encontrando allí una cicatriz apenas un tono más oscuro que su piel, esa marca que Adora le había hecho para reclamarla como suya a pesar de que sabía que siempre lo había sido.
Le dolía solo pensar en aquel triste recuerdo, y justo entonces, decidió que no quería que aquella vieja historia se repitiera de nuevo.
Sin pensarlo dos veces, volvió a correr en dirección a la casa de la rubia. Quiso buscarla, quiso hablar con ella, arreglarlo todo una vez más.
Porque no importaba qué pasara a su alrededor mientras se mantuvieran juntas. Así era siempre; esa había sido su promesa en incontables ocasiones.
O eso creyó.
Porque cuando llegó, la puerta de la habitación de la rubia estaba abierta.
Y Adora ya no estaba en ella.
(...)
Había salido de aquel lugar tan pronto como pudo levantarse del suelo.
Con los ojos hinchados y su cuerpo experimentando un temblor irremediable, se dirigió hacia su armario, tomó una chaqueta y salió.
¿A donde?
Fácil. Hacia la única persona que sabía todo. Tenía que saberlo. La que le había negado la verdad vez tras vez, la que, incluso sin planearlo, la había convertido en la peor versión de sí misma, una copia de sus ideales estúpidos y sus deseos de venganza que se habían convertido, con el tiempo, en los suyos propios.
En lo más profundo de su corazón, quería odiar a Mara tanto como odiaba a aquella bruja, pero sabía que no podía hacerlo por más que intentase. Porque en realidad todo lo que veía en ella era un reflejo de sí misma, el fantasma del odio que a veces permanecía ensombreciendo su mirada.
¿El problema? La castaña había regresado a Eternia después de asegurarse de que todo estuviese "bien" tan solo semanas atrás.
En ese momento deseó con todas sus fuerzas poder convertirse en la loba de nuevo. Intentó tantas veces que llegó a dolerle aquel vacío, como si intentara sacar algo que no poseía. Quiso volver a sentir sus huesos crujiendo y su cuerpo cambiando completamente su anatomía. Deseó, por un momento, poder tener a la loba una vez más, aunque fuese bajo el control de Weaver, pues así no sentiría que le faltaba un pedazo de si misma.
Y dolió aún más, pues, por más que intentaba traerla de vuelta, cada vez que lo hacía sentía como su carne ardía ante la ausencia de aquello que había dado por sentado durante tantos años. Aquello que, aunque en un principio había odiado, también había hecho posible tanto... tanto que le costaba imaginar una vida diferente.
Cuando pensó en ello, su corazón volvió a hacerse más pequeño, apretujándose en su pecho ante el recuerdo de Catra. Porque ella también era un pedazo de si misma.
Porque, aunque no tuviese a la loba, la tenía a ella.
Pero lo había jodido todo.
Intentaba convencerse de que era por su bien, de que la morena sería más feliz sin ella a su lado; de que, aunque la rubia muriera en las sombras, anhelándola, Catra viviría en el mundo brillante que le pertenecía. Quería desesperadamente parar el pensamiento que la ahogaba tanto como las nuevas lágrimas que brotaban desde sus orbes teñidos de desolación y tristeza en todo su esplendor, pero le resultaba imposible.
Sentía que el mundo había dejado de moverse en el momento en el que la castaña salió de su vista, desapareciendo con el fantasma de su esencia y con otra parte de sí misma huyendo de ella como si fuera un monstruo. En el fondo, sabía que lo era.
Entonces, como nunca, se sintió terroríficamente sola.
Con ese dolor en el pecho recordándole cada segundo que era una imbécil, y con esa vocecilla que había aparecido de repente, entre un susurro y un chillido, diciéndole que no le quedaba nada por lo que luchar. Nada por lo que mereciera vivir.
Algo, que había permanecido creciendo dentro de su cuerpo y alimentándose de la situación, finalmente tomó el control de Adora.
Y, por primera vez en su vida, el odio la consumió.
(...)
No tenía ni la más mínima idea de cómo había llegado allí, pero se encontraba frente al complejo de apartamentos en el que su hermana y su esposa vivían. Recordaba vagamente como la ira se había apoderado de ella y cómo había actuado en automático sin realmente quererlo, perdida entre un mar de pensamientos y en lágrimas saladas que casi le sabían amargas, hundiéndola en la desesperación, con la rabia corriendo por sus venas y dirigiéndose directamente hacia sus puños, con los que golpeó fuertemente la puerta que tenía en frente.
Su corazón latió un poco más lento en su pecho cuando la misma se abrió, dejando ver a una figura alta e imponente, con una mirada impasible, quizá un poco más humana, más suavizada con los años, pero igual de distante para con ella.
—¿Adora?—Preguntó la mujer, apartándose apenas para que la rubia pudiera entrar.
—¿Dónde está Mara?—Fue lo único que respondió, buscando con la mirada a su hermana.
—¿Qué haces aquí?—Preguntó la susodicha, apareciendo desde otra habitación, presumiblemente para preguntarle a Hope quién había tocado la puerta con tanta brusquedad.
—Vine a buscarte. Estoy tan jodidamente harta de que pienses que soy una niña, estoy harta de que me quieras ocultar la misma verdad que me obligaste a buscar.—Espetó fríamente.—Porque tú lo sabes todo, ¿no es así? Tú eres la única que me guió a esto. Y tú me ayudarás a terminarlo.—La castaña tocó el puente de su nariz con exasperación, suspirando.
—No sé cuántas veces quieres que lo repita.—Respondió, sin siquiera mirarla.—No hagas esto, Adora. Ya no es importante.—Pidió, y no supo diferenciar correctamente si era una orden o una súplica, pues su tono estaba en medio de ambos. Con firmeza resultante de tanto tiempo, pero con la misma vulnerabilidad que rara vez había visto en ella.—Ya lo solucioné todo.—Terminó, con sus ojos azul grisáceo finalmente dirigiéndose a ella, cansados.
Pero esa mirada no causó ningún efecto sobre la rubia.
—¿Llamas solución el ocultarnos?—Rebatió con el ceño fruncido, casi con incredulidad ante las palabras de su hermana.—Cyra... Está muerta. Él la mató. Y mi loba... Weaver la tiene.—Por un momento, su máscara de ira se debilitó, dejando tras ella un dejo de dolor en su máxima expresión al recordar como todo aquello había sido su culpa. Mara retrocedió un par de pasos, con los ojos tan abiertos que temió que se salieran de sus órbitas. La figura más alta se apresuró en rodearla con sus brazos, pero la castaña no pareció reaccionar por un par de instantes.
Entonces, cuando lo hizo, un par de lágrimas traicioneras resbalaron de sus mejillas, cayendo directamente en las manos de su esposa mientras negaba con la cabeza frenéticamente, una, y otra, y otra vez.
—No, no, no, no, no.
—Mara, espera...—Dijo Light Hope con una voz que trataba desesperadamente de calmarla. No obstante, la menor de ambas se soltó de su agarre sin dejar de llorar, con rabia pura saliendo de sus poros.
Y se abalanzó sobre Adora, tomándola fuertemente de la camiseta, atrayéndola hacia ella con furia.
—¡¿Qué fue lo que hiciste?!—Gritó, congelándose por un segundo antes de soltarla y apartarse, solo lo justo de ella. Un par de segundos después, una gran bofetada resonó en todo el lugar, y Adora la miró con una mezcla de confusión y enojo perdiéndose entre sus azules iris, que empezaban a cambiar poco a poco, tornándose del color de la sangre.—¡Te lo advertí, maldita sea! ¡Te dije que te destruirías, que destruirías a los que amas!—Reclamó a viva voz, y cuando estuvo a punto de quedarse sin ella, nuevas lágrimas aparecieron, obligándola a parar por un momento, antes de que los dos pares de ojos, azul y rojo se enfrentaran en una batalla; un par lleno de dolor inmensurable y el otro envuelto en furia y desesperación.
—¡¿Y qué hay de ti, huh?!—Continuó, sin dejar que la desolación en los ojos de su hermana se metiera en su cabeza. Una sola cosa corría por sus venas, la motivaba a actuar hasta las últimas consecuencias: ese odio que había nublado hasta su lado más humano, ese que se estaba apoderando de su cuerpo, desde las partes más oscuras de su corazón hasta la superficie, no dejándola actuar de ninguna otra forma más que para llevar a cabo una venganza.
Una venganza que no había tenido ningún sentido hasta que le habían arrebatado todo. Y en el fondo sabía que se lo había arrebatado sola, que no era culpa de nadie más que la suya. Que Mara tenía razón en cada palabra que salía de su boca, y que todo lo que estaba pasando llevaba su nombre grabado con sangre, para que nunca pudiera olvidar sus pecados.
Sin embargo, a pesar de haberlo entendido, no se detuvo.
—¡Fuiste tú la que me involucró en primer lugar! ¡¿Era tan difícil decir la verdad?!
—¡Lo único que buscaba era protegerlos!—Interrumpió, volviendo a gritar con más fuerza aún.—Es cierto, fui yo quién te guió aquí en un principio. Fui yo quien te inculcó todas esas ideas estúpidas de venganza, porque yo también fui una estúpida.—Aceptó, bajando apenas la cabeza.—Pero te lo advertí.—Ante esto, Adora desvió la mirada, sin más opción que aceptar aquella verdad.—Te dije que no te involucraras más. Y en lugar de escucharme, fuiste lo suficientemente egoísta como para ir allí otra vez y arruinar todo lo que habíamos logrado por una estupidez.—La rubia quiso decirle que no era estúpido, que la única manera de recuperar a la loba era por medio de Prime, pero todas sus ideas fueron abruptamente cortadas cuando una sola palabra terminó resonando en su mente. Volvió a mirar a Mara, quién parecía seguir diciendo cosas inentendibles en ese momento.
—¿Habíamos?—Cuestionó, deteniendo sus palabras de un segundo a otro. La de ojos azul grisáceo se congeló en su lugar.
—Es suficiente.—Se abrió paso la voz imponente y casi sin emoción de la mayor de las tres. Tanto Adora como Mara la miraron expectantes, pero Hope no cambió ni un ápice su expresión impasible.—Yo te lo contaré todo.
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Hey! Back again, soy yo.
Honestamente había perdido completamente la noción de lo que quería hacer, pero ahora siento que algunas cosas tendrán mucho más sentido. ¿Les gustan las backstories? Pues a mí si, así que este es el momento perfecto para poner una.
De hecho, sabía qué tenía que pasar, pero no tenía ni la más mínima idea de como conectar todo para que no pareciera sacado del orto JAJDJKAJD ahora bien, puedo decir que finalmente cerraremos este arco, que será el final de toda la historia a pesar de no estar segura de como será el final. No sé si se han dado cuenta, pero esta es la historia más larga que he desarrollado hasta ahora, y por mucho la más compleja. No saben lo mucho que me ha costado entenderme a mí misma con un par de fragmentos de lo que tenía inicialmente, pero espero que logre tener algo de sentido para ustedes.
A pesar de lo dificil que se me hizo unir estas ideas, pude lograrlo en este capítulo y espero que el siguiente pueda estar a la altura de mis propias expectativas tanto como las de ustedes y que estén disfrutando leer esto :3
Una cosa más que añadir en noticias de mi vida personal que a nadie le importan, decidí publicar el cap hoy pq estaba de vacaciones, pero mañana entro de nuevo a clases y estoy cerca de los exámenes, así que supondré que no podré trabajar en esto mientras esté concentrada en clases KAKJSJKAKJ aunque no lo parezca trato de ser buena estudiante xde
Espero poder continuar escribiendo y actualizando otras historias, aunque sea de a poco y quizá un poco lento, me disculpo por ello.
Sin nada más que decir, espero que tengan un lindo día/tarde/noche, que su semana sea productiva para ustedes y que puedan seguir adelante con motivaciones enormes y buenos deseos. Ya saben que si les gustó el cap pueden dejar su estellita y comentar, cualquier sugerencia, crítica constructiva o pregunta la estaré respondiendo lo más pronto posible :3
Cuídense, báñense, tomen awita y recuerden que siempre hay un mañana para ser mejores, que contra los únicos que debemos competir somos nosotros mismos y que mejorar es posible para todxs
Nos leeremos pronto, sea aquí o en una historia o lugar diferente.
Lxs quiero <33
Atte: Heiwa.
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