Prólogo
Para mis padres y mis amigos, quienes ayudaron a Roger a salir adelante, y para todos ustedes, que ayudaron a Brian darse cuenta de las cosas.
•
•
•
— ¿Recuerdas cuando era infantil?
El contrario sonrió.
— ¿Y cómo olvidarlo? Si eras adorable.
— No era adorable... —se sonrojó.
— Lo eras y demasiado —besó su mejilla—. Amé cuando dijiste que los bebés eran como ositos panda humanos.
— ¿De verdad dije eso...? —rió avergonzado—. ¿Estaba drogado acaso? ¿¡Qué me diste, Brian!? ¡Me da una sobredosis! ¡Me muero!
El mayor se echó a reír.
— No, bebé, solo eras tú mismo y aquello me enamoró. Eras tan espontáneo y real... y honestamente sigues siéndolo.
Sonrió.
Ahora aquello ya era una costumbre en él.
— ¿Sigo siendo infantil?
— No tanto, pero a veces sí, como lo que acabas de hacer de imitar a alguien sufriendo una sobredosis, eso es muy cruel, Roger.
— ¿Me personas?
— Siempre —lo besó—. Bien, señor Taylor, ¿listo para desempacar? Mañana empiezan las clases y no quiero quedarme dormido.
— Llegaste tarde el día que te conocí.
— Por lo mismo, nunca en mi vida lo había hecho, ¡fue una vergüenza enorme!
— Aún así llegaste y mejoraste mi vida.
— Y tú la mía, Roggie.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top