xEpílogox
Gerard se encontraba escogiendo las coletas mas adorables de la casa, necesitaba hacerle un peinado bonito a su hija, y realmente iba a esforzarse para eso.
Ella apenas tenía su cabello debajo de las orejas, fino y con algunas curvas hacia las puntas. No era posible hacer demasiados peinados con esa cantidad escasa de cabello, pero de todas maneras Gerard formó dos pequeñas coletas en la parte superior de su cabeza, dejando el resto caer hacia abajo con gracia.
Di por terminada su obra, haciendo que la pequeña se girara y se admirara en el espejo, pero no tuvo demasiada reacción, solo levantó sus manitos sobre su cabeza y acarició levemente las coletas con forma de corazones, soltando una pequeña risita.
La menor escuchó la voz de Frank en la cocina, haciendo que comenzara a mover sus pies hacia allá. Apenas tenía tres años, y el pelinegro se preguntaba cómo podía caminar tan rápido una niña de tres años, pero descartó el pensamiento, siguiéndola para poder tomarla de las manos para bajar las escaleras.
Al llegar al lugar que tanto buscaba, el castaño la tomó para sentarla en su sillita alta, dejándole el típica vaso pre-taza normal y post-biberón, con su leche, junto a algunas galletas con formas de animales.
Apenas eran las nueve de la mañana, pero se estaban preparando para la gran fiesta (como Michael lo había mencionado) de Rowan, o solo Ro, como a Gerard le gustaba llamarla. Cumpliría tan solo un mes de vida, pero su hermano estaba ilusionado con la idea de celebrar algo referente a su hija, no iba a poder aguantar hasta el año.
Cuando Mikey llegó a su hogar hace meses, nervioso y con algo muy importante que decirle, creyó que sería alguna tontería, pero recibió la noticia, de una manera un poco torpe, de que Kristin, su novia, estaba embarazada.
Nunca creyó vivir para ver a su hermano idiotizado viendo una bebé entre sus brazos, pero así fue, y ese mismo día se cumplía un mes de ese momento.
—¿No vas a peinarte?—Indaga el castaño, observando con un poco de gracia el lío en la cabeza del pelinegro, mientras llevaba una tostada a su boca y dejaba el café su esposo frente a él.
—¿Por qué lo dices?—Se puso de pie por unos segundos para verse en el espejo de la sala, y notó que realmente estaba despeinado, se había ocupado de Bandit pero no de su propio cabello.—Bueno, luego lo arreglo—Dijo simplemente y comenzó a tomar su café.
Frank rió un poco en voz baja, parecía que acababa de pasar por el ojo de un huracán. Esperó que terminaran su desayuno con paciencia, para finalmente levantarse de su silla y buscar un peine a los cajones de su habitación, cuando lo consiguió, se acercó hasta el lado de Gerard, llamando su atención.
—Mírame—El pelinegro obedeció, girando su cuerpo también. Frank acarició con ternura los mechones enmarañados del contrario, comenzando a peinarlo de manera delicada, con mucho cuidado, mientras observaba la expresión relajada de su esposo.—Tu cabello está súper largo, ¿cuándo fue la última vez que lo cortaste?—Cuestionó, notando que Gerard inclinaba sus cejas mientras pensaba.
—No lo sé, más de cinco meses tal vez—Respondió, y sintió un pequeño jalón, haciendo que se quejara inevitablemente, solo por reflejo.
—Lo siento—Comentó el castaño inmediatamente. Ya estaba terminando, y cuando finalmente lo hizo, dejó un beso sobre la coronilla del pelinegro, sonriendo y comenzando a alejarse.
Antes de que pudiera hacerlo, Gerard tomó la cintura de Frank y lo atrajo hacia él. Aún permanecía sobre su silla, así que llegaba a abrazar su cadera, y apoyar su cabeza en el abdomen del contrario.
—¿Hay alguien ahí?—Cuestionó el mayor, sonriendo, mientras fingía que hablaba con alguien dentro del vientre de Frank.
—¡Gerard!—Chilló el castaño, soltándose de su abrazo.—No vamos a tener más niños.
—¿Por qué no?—Gerard se puso de pie sonriendo, volviendo a tomar al contrario por la cintura, con sus manos fuertes que siempre hacían estremecer al menor.—Bandit, ¿quieres un hermanito?
La menor alzó la cabeza, escuchando la pregunta y sonriendo también.
—¡Sí!
—Luego vas a estar celosa Bandit, no te conviene—Comentó Frank con gracia, pero la menor no entendió demasiado, así que continuó jugando con sus galletas.—Y Gee, por favor, no me lo pidas así, no es algo fácil tener un embarazo—Se sentía un poco presionado, y ese pedido hizo sentir mal al contrario, haciendo que se sonrojara y desviara la mirada.
—Uhm, lo siento—Para alivianar el ambiente, Frank dejo un besito en los labios del pelinegro, acariciando un poco su mejilla y finalmente alejándose para tomar a Bandit entre sus brazos.
—Creo que deberíamos salir en un momento, no quiero llegar tarde.
***
Kristin ordenó su cabello rubio en una coleta alta, deseaba estar arreglada para sus invitados pero el cabello le molestaba para ocuparse de Rowan.
—Es preciosa, y tan pequeña—Comentó el castaño, acunando a la niña entre sus brazos, ante la atenta mirada de Bandit, mientras Kristin se ocupada de peinarse.—Tú eras así, B.
—¿Así?—Tenía una voz aniñada y tierna, arrastrando un poco la "s" y formando una palabra que parecía diferente.
—Claro, mira sus deditos—Tomó una de las manos de la bebé, haciendo que su hija la acariciara de manera delicada, y poniendo una expresión de admiración. Era demasiado pequeña pero aún así comprendía que esa niña era su familia, y sonreía cuando veía sonreír a Rowan.
Frank giró su rostro para prestar atención a lo que hablaban las demás personas. Donna, la madre de Gerard, se encontraba allí, luego de que sus hijos hicieran las paces con ella después de una discusión mucho tiempo atrás.
Bandit se sintió un poco apartada, observando al castaño acunar a su sobrina.
Gerard tomó asiento al lado de su esposo, notando que Kristin estaba un poco ocupada con los invitados y Frank se encontraba con la pequeña.
—Es una niña muy hermosa.
—Claro que sí, mira su carita, es una princesa—Gerard acarició un poco la mejilla de la menor.
—Rowie es tan linda, me encanta acunarla.
Bandit arrugó su entrecejo, inclinando un poco su cabeza hacia un lado, jalando mínimamente la tela de los pantalones del pelinegro, pero él no lo notó.
—Papi—Frank rió un poco al escuchar una broma de su esposo sobre "hacer otra niña así de bonita", haciendo que volvieran a ignorar a Bandit sin darse cuenta.
La voz aguda y chillona de ella se hizo escuchar, mientras intentaba trepar al regazo de Gerard, había comenzado a llorar.
Se sentía celosa, aunque no pudiera saberlo, solo podía notar incomodidad al no recibir atención de sus padres y no le interesaba nada más. Esto sorprendió a los mayores, y Gerard solo tardó un segundo en notar la situación y cargar a Bandit en su regazo, abrazándola y dejando un beso sobre su coronilla, diciéndole "lo siento". No podía evitar ver a Frank sin saber qué hacer, riéndo de manera tímida.
—¿Mi princesa está celosa?—Gerard comenzó a hacerle cosquillas a su hija, haciendo que ella riera como nunca y pronto se olvidó de lo que acababa de ocurrir. Tenía las mejillas rojizas y mostraba sus pequeños dientes en una sonrisa, el castaño ya podía notar que iba a ser increíblemente parecida al mayor, y eso le encantaba.
—Frank, ya te veo esa expresión de "necesitamos un niño más"—Bromeó Kristin, acercándose y tomando a Rowan de sus manos. El castaño sonrió de manera distraída, pero permaneció pensando por un momento, trató de ignorar los "piedra, papel o tijera" que hacían Raymond y Bob para saber quién sería el próximo en tener y hijos, y observó a Gerard.
Su perfil era perfecto, y verlo casi acurrucado con Bandit ocupando un lugar en su pecho, lo hacía sentir un calor en todo el cuerpo, estaba muy enamorado de su esposo y amaba a su hija como a nadie en el mundo. Miró hacia abajo, y deseó por un momento estar esperando otro bebé, aunque fuese muy confuso, esos momentos divertidos y llenos de cariño lo hacían olvidar bastante las típicas situaciones incómodas que podía tener con el vientre del embarazo.
***
—Gee—Una semana después, jugando con sus dedos, y sin poder dormir, el menor llamó la atención de su esposo. Había pensado bastante en aquella idea que se le cruzó en medio de la celebración del primer mes de Rowan.—Quiero tener otro bebé.
—¿En serio?—Respondió el contrario, sorprendido, abriendo sus ojos de pronto. Se encontraba alejado del menor, pero apenas escuchó eso, se acercó a su cuerpo, envolviendo su cintura y besando su mejilla. Cada vez que podían se besaban y acariciaban, mientras hablaban con tranquilidad.
Bandit estaba en la habitación del lado, ambos cuartos estaban con las puertas abiertas para poder escuchar cualquier sonido extraño.
—Sí, quiero tener otro hijo contigo—Cerró sus ojos, sintiendo los besos en el cuello que le dejaba el pelinegro.—Quiero tener la familia más grande y hermosa junto a ti.
—Espero volver a escuchar eso cuando haya un montón de niños corriendo por toda la casa.
—Y yo espero poder cuidarlos contigo, y no con tu imagen en la pantalla del televisor dando un concierto—Gerard hizo una mueca, alzando su cabeza, dispuesto a hablar sobre eso.
—No me he alejado de ti y B desde hace semanas, sabes que a mí me duele muchísimo estar lejos de ustedes, pero es mi trabajo, Frankie—Movió su cabello hacia atrás, desviando la mirada.
—Lo entiendo, lamento tanto molestarte, pero te extraño todo el tiempo.
—Estoy aquí contigo, y te prometo que en nuestra próxima gira van a viajar conmigo, vamos a pasear por muchos lugares bonitos—Su próxima gira sería por el disco que estaban muy cerca de lanzar "The Black Parade".
—Todos los lugares son bonitos si estoy contigo—Comenzaron un tímido y rápido beso, que luego se convirtió en rápido y profundo, descubriendo la suavidad de los labios contrarios, siempre era una experiencia nueva y fantástica, como si fuese la primera vez.
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