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—Creo que no fue una buena idea—Le comentó Gerard a su hermano, mientras buscaba más cubeteras de hielo. Necesitaba tener esos pequeños cubitos helados para morder y tranquilizar sus nervios.—¿No pudiste buscar un fan menos agresivo?.
—¿Y tú no podías encontrar otra persona para acostarte?—Le reclamó el menor, cada vez que veía a Bert se preguntaba por qué de tantos peces en el mar, Gerard tuvo que elegir ese.
—No es mi novio, voy a tener que hablar con él—Aunque no quisiera, iba a tener que hacerlo, porque la situación se estaba yendo de sus manos. Nunca habían hablado sobre ser novios, así que no entendía la razón de Bert para decir eso, tan solo se daban besos de vez en cuando, o al menos el pelinegro así lo veía.
—No intentes mentir, ¿crees que no los hemos visto besuqueandose?—Le molestaba un poco que sea Robert, no le caía demasiado bien, y tal vez eso esté relacionado a que una vez se burló de sus lentes.—Ya sé que puedes hacer lo que quieras con tu vida, y me alegro que Lindsey ya no te afecte, pero...¿¡tenías que elegir al cabeza hueca!?.
—¡No es un cabeza hueca!—Agradecían que la cocina estuviera un poco alejada de la mesa donde estaban cenando los demás, aunque se estuvieran reclamando cosas, lo decían susurrando.—Sé que a veces se comporta como un idiota, pero también suele ser muy agradable.
—¿Te gusta Bert?—Arrugó su nariz, formando una expresión de asco.
—¡No!, simplemente...—Chasqueó su lengua, sin encontrar las palabras adecuadas.—No me gusta, tampoco somos novios, y no sé por qué dijo eso. Aquí se termina la conversación.
Diciendo esas últimas palabras, salió de la cocina, antes de llegar a la mesa, Ray lo ayudó, porque además traía algunas otras cosas.
—Gerard, ¿te gustaría ver una película después de cenar?—Preguntó Robert, ante la mirada del menor, que prestaba atención a todo lo que ocurría, intentando verse genial, así como sus ídolos.
—Claro—Respondió simplemente, pensando en que tal vez así guardaría un poco de silencio.
Terminaron de cenar entre conversaciones banales, y cada comentario de Frank era bien recibido por todos, excepto por Bert, pero a los demás les daba igual. Al parecer el menor tenía los mismos gustos que ellos, y terminó llevándose bastante bien con Ray, quien le comentó varias cosas sobre el instrumento que a ambos les gustaba tocar.
Y cada vez que el castaño tenía la oportunidad de preguntar algo sobre MCR, lo hacía, recibiendo un "esto no es una entrevista" por parte de Robert. Se había empeñado en molestarlo, y nadie le decía nada para no ser groseros con el supuesto nuevo novio de Gerard.
Luego de levantarse de sus sillas, casi se apuñalan para conseguir un buen lugar en el sillón y poder ver la película cómodamente. Frank, que se sentía un poco cohibido, quedó de pie a un lado, solo intentando que el sonrojo en sus mejillas no se notara.
—Los niños se sientan en el suelo—Le dijo Bert, pero inmediatamente el pelinegro lo contradijo.
—Ven, sientate en mi lugar—Gerard le dejó su lugar al menor, aunque él se negara. Y buscó una silla para sentarse a un lado.—¿Qué vamos a ver?—Preguntó, para que ni siquiera se le ocurriera decir algo sobre la acción su novio.
—Una de terror.
—¡No!, mejor de comedia.
—Ciencia ficción y el que no esté de acuerdo se va de la casa—Así comenzaron a dicutir sobre qué ver, entre frases como "esa ya la ví", "no me gustó" y "ese actor es un asco", terminaron viendo la primera que les apareció en recomendados.
—Miren, se parece a Frank—En medio de la película, cuando ya todos estaban en silencio, apareció un actor de muy baja estatura.
—Y tu cara se parece a la de una rata—Le respondió demasiado molesto, haciendo que los demás levantaran sus cejas sorprendidos, pero después de unos segundos comenzaron a reirse. Aunque no se lo tomaron a mal, se arrepitió de haberlo dicho, no quería parecer una persona desagradable, además de notar que a Gerard no le había causado gracia.
—Bueno, ya fue suficiente—Comentó Gerard, sintiendose incómodo con esa situación, tomó el control remoto y apagó el televisor. Michael, que estaba en el sillón individual, encendió una de las lámparas junto al sillón, porque habían apagado las luces y así ver mejor.
Todas las miradas fueron hacia el pelinegro, que tenía una expresión de molestia.
—Lo siento mucho—Musitó Frank, entendiendo que esa situación estaba ocurriendo por su culpa.—No quise ser grosero, discúlpame Bert.
El mencionado lo miró extrañado, ni en sus sueños hubiera pedido disculpas por lo dicho, pero Frank no se sentía así, y era lo que hubiera hecho en cualquier lugar, no solo por estar ahí, con ellos.
Gerard ni siquiera lo escuchó y se dirigió a su habitación, realmente estaba molesto con Bert, no con Frank, porque él no tenía la culpa, ni siquiera lo conocía de verdad. Estaba cansado, el único día en el que se había levantado con un poco de ánimo se arruinó.
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