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—Basta, Gee—Murmuró el castaño, sintiendo las manos del contrario envolver su cintura.—No voy a hacer nada con Bandit aquí, por Dios—Suspiró pesadamente, sintiendose acorralado entre los brazos del pelinegro.
No quería hacer nada en ese lugar, pero el calor del cuerpo de Gerard era demasiado atrayente, no lo había sentido en demasiado tiempo, y sin su vientre pesado se sentía con más libertad, al fin podía moverse con comodidad, y ser todo lo torpe que quisiese, ya no le importaba tropezarse al menos dos veces al día, siempre que no tuviera a Bandit entre sus brazos.
Y una de las partes más interesantes de poder moverse con más libertad era la manera en que Gerard podía tomarlo, subirlo sobre su regazo, mientras podía abrazarse a él, y besar sus labios.
El pelinegro jaló suavemente de la mano de su novio, llevándolo hasta el baño, lo desnudó tímidamente y lo invitó hacia la tina, apreciando su cuerpo desnudo, tan frágil, desde sus manos cálidas hasta su cadera, con sus huesos levemente marcados. Angelicalmente mojó uno de sus pies lentamente en la tina, mientras Gerard también se quitaba su ropa, Frank levantaba sus manos sobre el agua, sintiendo su piel erizarse al tocar el líquido a una temperatura diferente a la de su cuerpo.
—Te ves tan maduro—Murmuró el pelinegro, justo detrás de la oreja del contrario, mientras acariciaba lentamente con sus manos el cuerpo del castaño. Ya se encontraban ambos dentro del reducido espacio.—Aún continúo impresionado por el cambio en tu personalidad, aunque creo que siempre llevaste dentro ese Frank tan tranquilo y responsable.
—Sigo siendo la misma manera, Gee, tal vez aún no me conoces demasiado—El contrario alzó sus cejas, preguntando silenciosamente a qué se refería.—En realidad ni siquiera yo me conozco demasiado, así que no te preocupes.
—Puedo ayudarte con eso, tenemos años para conocernos—Sonrió, imaginandose en un tiempo, con Bandit caminando de acá para allá, mientras Frank le contaba su día y distraídamente hacía esas expresiónes tan características en él, moviendo sus manos para explicarse mejor.—¿Te gustaría pasar muchos años conmigo?
—¿Qué pregunta es esa?—Mencionó riendo, mientras tomaba una de las manos del pelinegro y jugaba con ella, recorriendo las líneas que había en su palma.—Claro que sí, quiero pasar toda mi vida contigo, Gee.
—Wow, eso es mucho tiempo—Rió de manera poco sonora, escuchando cómo Frank reclamaba que debía decir algo lindo de vuelta.—Te amo...—Murmuró, en un tono tan bajo y suave que el menor sintió su corazón acelerarse.—Gracias por estar conmigo, por decirme tus sentimientos, y permitirme tenerte entre mis brazos, ¿qué sería de mi vida si no hubieses elegido a My Chemical Romance para ser un fan obsesivo?
—¡Gerard!—Se quejó el castaño, pero el contrario continuó hablando.
—Gracias por darme a Bandit—Con una de sus manos acarició con toda la lentitud del mundo la cicatriz de la cesárea, que aún no estaba curada del todo, y por esa razón solo rozó su contorno.—Y lamento no ser suficiente para ustedes...—Frank negó inmediatamente, intentando contradecirlo.—Aún no sé exactamente qué hacer, pero prometo que voy a aprender, y ustedes van a ser las personas más mimadas del planeta—Rió hacia el final de su frase, consiguiendo también una sonrisa por parte del menor, quien permaneció en silencio.
Escuchar todas esas palabras rozaba lo mágico, y no tenía que decirse nada más, Frank no tenía nada para decir, solo podía permanecer allí, entendiendo y reflexionando sobre lo diferente que era la intimidad de lo que pensaba anteriormente, esa era su intimidad, y Gerard permitía que su presencia la invadiera, de igual manera el contrario, y estaba bien, se sentía bien, no podía estar más a gusto.
***
Frank apretó sus dedos contra el lava manos, observando la imagen que le devolvía el espejo, disfrutando las caricias del contrario en su cuerpo. Era desesperante estar encerrado en algo tan terrenal como su cuerpo, porque lo que sentía haciendo el amor con Gerard iba más allá del placer.
Estaba envuelto en un vaivén de caderas que solo lo empujaba cada vez más allá, alejándolo de toda la realidad. Siempre había pensado en que debía de verse extraño o incluso gracioso en una situación como esa, por los mismos problemas de autoestima que cargaba todo el mundo, pero al ver el cuerpo del mayor contra el suyo y poder escuchar las palabras bonitas que tenía para decirle lo volvía romántico, a pesar de todo.
Se podía escuchar el choque de sus pieles, y de vez en cuando un gruñido por parte del pelinegro, apretando las caderas del contrario. Los suspiros agudos y extensos del menor retumbaban dentro en las paredes cubiertas por azulejos, y el espejo se empañaba al recibir el aliento de Frank.
El castaño aún sentía su piel algo húmeda, porque apenas salieron de la tina solo se enrredaron entre las toallas para después dejarlas caer, formando un ambiente caliente.
—No pares...—Murmuró el menor, inclinandose un poco más, mientras mordía su labio inferior y cerraba sus ojos, dejandose llevar por las sensaciones. Sus piernas temblaban levemente, y le costaba un poco mantenerse en pie, pero no deseaba que se acabara nunca, en especial porque amaba tener a Gerard tan cerca, lo había extrañado.
Había extrañado cada pequeña cosa, desde su risa nerviosa que a veces soltaba inesperadamente, hasta la seriedad que tenía, y lo protegido que se sentía estando a su lado, era como si nada más pudiera afectarle. Su desconfianza y cualquier situación exterior que pudiera alterarlo se desvanecía con la sola presencia del pelinegro, cuando lo tomaba por la cintura y Frank tenía la libertad para recargar su cuerpo en él, al igual que cualquier cosa que lo inquietara.
Gerard tomó con cuidado el miembro del contrario, moviendo su mano ágilmente, creando una fricción acelerada y completamente excitante, el menor tenía sus ojos entre abiertos, pero realmente no era capaz de distinguir nada a su alrededor, porque su mirada perdida solo se enfocaba en los dedos del pelinegro apretando su cadera, que se movía abruptamente.
—Me encanta tu cuerpo—Susurró el pelinegro, penetrándolo rápidamente, y sintiendo la manera leve en la que temblaba el contrario, soltando gemidos delicados y tratando de ser silencioso.—Es tan perfecto.
Frank no respondió nada, solo sintió el golpeteo en su interior cada vez más intenso, notando cómo su cuerpo solo se dejaba llevar, y lo único que podía hacer era eso, recibiendo todos los movimientos por parte del cotrario, y tomando cada uno de ellos de la mejor manera, arqueando la espalda levemente, e intentando adaptarse a la velocidad del pelinegro. Era más que obvio lo desesperado por aquello que ambos estaban, y eso solo lo volvía más extasiante, aun que de todas formas Frank deseaba más tranquilidad, pero supuso que lo dejarían para otro momento.
El castaño sintió un calor ocupar todo su cuerpo, haciendo que mordiera su labio inferior y gruñera inevitablemente, poniéndose en puntillas de pie y peleando en su interior para simplemente no dejar caer su cuerpo. Sentía como si un nudo en su interior se acabara de soltar, y era bastante difícil mantener la cordura.
Cuando finalmente acabó, ensuciando su propio cuerpo, dejó deslizar por su boca un montón de palabras y frases inentendibles. Guardó varios minutos para calmarse, incorporándose un poco, y sintiendo cómo Gerard salía de su interior, tirando a la basura la protección que había usado, con un bebé era suficiente, al menos por el momento.
—Voy a darme una ducha—Comentó el castaño, envolviéndose vagamente con la toalla que tenía anteriormente.—De nuevo.
Gerard asintió, observando la tierna expresión de contrario, se notaba su cansansio y ganas de descansar, así que lo dejó en paz, luego se daría una ducha, después de él, pero por el momento solo fue a revisar cómo se encontraba Bandit.
* * *
Lavense bien las manos, los quiero vivos bbs
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