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Frank se encontraba sentado al borde de la cama, admirando con ojos enormes a la pequeña que descansaba tranquilamente sobre su cuna, muy cercana a la cama matrimonial que él compartía con Gerard.

Llevó sus dedos hasta las pequeñas manos de su hija, para acariciar dulcemente sus manitos, mientras la menor dormía placidamente. Llevaba al menos una hora allí, sin poder dormir, envuelto en las sábanas y sin poder descansar.

La respiración de Bandit se detenía por unos muy escasos momentos, algo casi imperceptible, pero Frank moría debido a la preocupación, no podía esperar para poder llevarla al hospital y averiguar si era solo un hecho de su imaginación, o realmente sucedía.

No podía verlo, pero sentía una de las manos de Gerard acariciando su espalda, por eso sabía que se encontraba despierto, detrás de él.

—Amor, ven a dormir, te extraño—Musitó el pelinegro, con una voz adormilada, incorporándose un poco en la cama.

—Bandit me preocupa—Resfregó uno de sus ojos, apartándose del cuerpo de Gerard. Se puso de pie con rapidez, notando un movimiento de la menor.—Tengo miedo, Gee.

—Cariño, ella está bien, solo está dormida, tal vez soñando algo divertido—Aunque intentó tranquilizarlo, no lo lograba aún, así que decidió ponerse de pie para poder abrazarlo.—¿No crees?

—No lo sé, es complicado—Giró un poco su cuerpo al sentir el calor del mayor, aferrándose a él tímidamente.

—Relájate, Frank, está perfecta, tú también deberías descansar al igual que ella—Envolvió con sus brazos al menor, dejando un beso en su coronilla.—Te lo mereces.

—¿Estas seguro?—Se notaba duditativo, y sumamente agotado, pero Gerard se encargó de convencerlo en su totalidad, llenando de besos sus labios, mientras sostenía su mentón con dos de sus dedos.—No me beses así—Soltó una risita nerviosa, apartandolo.

—Vamos a la cama, necesito que duermas, tus ojitos se ven cansados—Acompañó al menor hasta su cama, ordenando las mantas para que estuviese cómodo.—Te prometo que si escucho un mínimo ruido voy a revisar cómo está Bandit.

Frank se sintió conforme con esas palabras, dejandose llevar finalmente. Cuando estuvieron ambos envueltos en sus sábanas, se acurrucaron tiernamente, cayendo en el sueño casi de inmediato.

***

Gerard relamió sus labios, golpeteando su pie contra el suelo, sintiendose inquieto, esperando que la leche de su pequeña hija esté lo suficientemente caliente.

Su novio aún permanecía en la habitación, recostado en la cama con su niña, solo cuidándola mientras ella descansaba, moviendo su pequeño cuerpo de vez en cuando.

El teléfono del mayor sonó en su bolsillo, haciendo que Gerard diera un salto por el susto, atendiendo el llamado inmediatamente.

—Hey, ¿cuándo vas a venir?—Brian renegó a través de la línea, el pelinegro llevaba dos días sin asistir a ensayos, ni siquiera había visto a ninguno de sus compañeros de banda, había dedicado su tiempo solamente a estar deambulando entre su habitación y la cocina, con Bandit entre sus brazos.

—Ensayen sin mí, Frank no puede hacer todo solo—Respondió simplemente el contrario. Ya había escuchado ese reclamo un par de veces, hasta de cosas que ni siquiera había llegado a hacer, repetían sobre un futuro en el que Gerard probablemente dejaría la banda para tener una vida tranquila, pero el pelinegro no pensaba hacer aquello, al menos no por el momento.

Esperaba cualquier comentario desagradable por parte de Brian, incluso podría haber esperado que le cortara la llamada, porque el tono inicial no fue uno demasiado tolerante.

—Está bien... ¿Sabes?—Divagó un poco. Llevaba días pensando en lo cruel e impulsivo que había sido anteriormente, y aunque le costaba demasiado decirlo, se sentía culpable, había llamado a Frank de muchas maneras, cuando realmente no se lo merecía.—Lo lamento, tienes razón, necesitas unas vacaciones.

—Sí...—Gerard inclinó sus cejas,  anonadado por lo que acababa de escuchar, ¿ese era el verdadero Brian?

—Adiós, luego hablamos—Se despidió de manera cortés, y Gerard cortó la comunicación, pensando en lo extraño que había sido, ni siquiera hubiese imaginado que ese llamado terminaría en aquello.

Brian al escuchar el tono cansado de Gerard se sintió mal, y fue peor cuando escuchó una conversación entre Michael y Raymond, en la que el de lentes comentaba lo agotado que Frank se veía cuando los visitó el día anterior; entre sus palabras comentaba que había bajado de peso, y constantemente se encontraba nervioso. Todas esas frases le recordaron a su hermana, cuando se encontraba sola con su pequeño hijo, los días en los que su novio era un idiota. A veces debía dirigirse a su hogar en medio de la noche para ayudarla, y no deseaba que hubiese otra persona llorando debido al estrés, como lo había hecho su hermana mayor. No podía ser él quien molestara su tranquilidad, ya había hecho demasiado.

—Cariño—Gerard cargó el biberón de Bandit, llegando hasta la habitación y tendiendole lo que había preparado a su novio, él lo tomó y sostuvo a la pequeña de la manera correcta, para poder alimentarla. El pelinegro estuvo a punto de mencionar lo sucedido con Brian, pero prefirió ignorarlo, mencionando algo completamente diferente.—¿Lo ves?, ella está muy bien, solo era tu imaginación.

Frank rió entre dientes, recordando cómo se había preocupado dos días atrás, pero al ir por la visita con su médico no había nada anormal en ella, quizá solo se trataba de su imaginación, aunque de todas formas se ponía nervioso antes de cerrar sus ojos en la noche, viendo a la menor descansar.

—Gee—Musitó el castaño, entre cerrando sus ojos, demostrando que estaba cansado. Despertarse varias veces en la noche porque Bandit lloraba no era lo mejor para su salud, en específico porque no podía evitarlo; a pesar de que muchas veces Gerard era el que se despertaba para atenderla, de todas formas el castaño también lo hacía, no podía evitarlo.—Estoy tan agotado.

Linda constantemente le repetía que no aguantaba nada, riéndose un poco, mientras él se enfadaba. Según su madre las cosas le estaban yendo bastante fácil, y que debería intentar relajarse, pero no podía, y le molestaba un poco escuchar esas palabras.

Oh, pobrecito—Gerard sonrió, tomando lugar a su lado, observando las delicadas manos del contrario moverse como si tuviera demasiada experiencia en amamantar bebés.—¿Quieres que te haga unos masajes?

El menor asintió, pero antes terminó de cambiar a la niña para dejarla dormir, volviendo su completa atención al pelinegro.

Gerard apoyó sus manos en los hombros del castaño, acariciando levemente algunos mechones de su cabello que se encontraban desparramados, apenas rozando la zona. La piel cálida y con algunos lunares se erizó bajo sus manos, al sentir un despreocupado beso en su cuello, que luego siguió un camino perdido, hasta que el pelinegro comenzó a masajear su espalda.

—Gracias, en serio se siente tan bien—Frank suspiró, hablando a un volumen bajo.—Pero creo que ya fue suficiente...—Agregó después de unos minutos, cuando el contrario intercambiaba los masajes por caricias, y comenzaba a besar su cuello repetidas veces.—Gee...

* * *

El lunes empezaron mis clases, eso me mantuvo ocupada y por eso no pude actualizar, pero voy a tratar de publicar más seguido (^: espero que les haya gustado

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