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—Gee—Murmuró Frank, con su cabeza apoyada sobre los muslos de Jamia, tenía los ojos entre cerrados y podía oír a Hayley en un volumen muy alto, su voz se escuchaba alterada y eso ponía al castaño aún más nervioso.—Quiero hablar con Gerard.
—Ahora voy a llamarlo, Frank, tranquilo—Respondió Jamia, buscando su celular en sus bolsillos, mientras acariciaba el cabello de su amigo e intentaba calmarlo. Estaban en el asiento trasero del auto de Patrick, o mejor dicho del padre de Patrick.
El rubio conducía lo más rápido que se podía, intentando evitar algunas calles muy concurridas, para tardar el menor tiempo posible.
Tan solo el día anterior había hablado con su novio, y haberlo escuchado llorando fue muy difícil, en especial porque él estaba haciendo lo mismo, y se mantuvieron un buen rato solo sollozando, diciéndose palabras bonitas para intentar tranquilizarse. Sentía que lo había molestado, haciendole perder tiempo, y pensaba que Gerard estaría muy enojado al escuchar que no había cuidado a Bandit como debía.
Hace solo unos minutos tuvo un accidente un poco estúpido a su parecer; Iban a salir a cenar esa misma noche, así que llevaban ropa bastante glamorosa, Frank solo llevaba unos pantalones simples y una camiseta bastante grande, pero aún así se sentía bastante bien para salir a distraerse.
《La casa de Hayley contaba con una escalera de bastantes peldaños, que a Frank le costaba subir y bajar, pero había tenido que hacerlo de todas formas. No podía ver correctamente hacia abajo debido a su vientre de siete meses, y el grito de Hayley apresurandolo para enseñarle quién sabe qué, junto a su costumbre de ni siquiera tomarse del pasamanos, lo hicieron resbalar su pie por accidente, y sin poder detenerse rodó por las escaleras.》
—¿Jamia?—Indagó el pelinegro, sintiendo su piel erizarse al escuchar el escándalo que había del otro lado de la línea.—¿Qué pasa?
Frank levantó una de sus manos, que estaban sobre su vientre, para rozar la zona izquierda de su frente, e intentar descubrir qué era ese calor que sentía. Al alejar sus dedos del calor, y ponerlos frente a sus ojos, vió que era sangre, resbalando por su frente desde la cortada en el comienzo de su cabello. En ese momento no tomó consciencia de que era normal tanta sangre por un corte en esa parte del cuerpo, y se preocupó aún más, aunque no le causara dolor.
Se encontraba concentrado solamente en Bandit, y el punzante dolor que tenía en su vientre, esperando por sentir algún movimiento de ella, pero no podía notarlo, su visión estaba nublada por las lágrimas y ni siquiera podía incorporarse en su lugar.
—¿Gee?—Frank recibió el teléfono, manchandolo con un poco de sangre y apenas notando lo mucho que su muñeca dolía.—Perdoname—Musitó con una voz entrecortada. Supuso que la hora rondaba alrededor de las ocho, y Gerard estaría alistándose para el concierto que tendrían esa misma noche.—No sé qué pasó, solo estaba...
—Frank, Bandit va a estar bien ¿si?—Las manos del pelinegro temblaban levemente, y sentía que toda su sangre se había drenado por el suelo, estaba muy asustado y nervioso. Se encontraba a cientos de kilómetros, escuchando a su novio llorar, sabiendo que estaba camino al hospital y no podía hacer absolutamente nada.—Te amo y voy a estar contigo lo antes posible.
Frank movió su lengua ligeramente, rozando su paladar y notando lo difícil que se estaba volviendo poder hablar. Sus párpados pesaban demasiado y solo podía escuchar de manera lejana al pelinegro repetir su nombre.
***
Aunque tenía la posibilidad de hablar las veces que fuera con Jamia y Linda, para obtener un panorama jodidamente específico de lo que estaba ocurrieno en ese preciso momento, no era para nada igual. Deseaba finalmente llegar a New Jersey, y permanecer abrazado a Frank al menos por quince días, para intentar arreglar un poco el gran error que consideraba haber cometido.
Tomó el primer vuelo hacia NJ, aunque de todas formas iba a tardar un par de horas. No llevaba nada más que un par de tonterias en su mochila, y los obsequios que compró para Frank y Bandit en las diferentes ciudades, esperando que eso hiciera al menos sonreír al castaño.
Michael prometió que apenas pudieran organizarse correctamente viajaría hacia allá también, pero de todas formas aún tenía sus manos temblando. La discusión con Brian por la cancelación del concierto tan repentina le trajo demasiados gritos.
Al parecer no se les había ocurrido pensar en que su novio había caído por las escaleras y se encontraba en una camilla de hospital. En ese momento le interesaba muy poco el tour y cualquier cosa referente a el. Solo podía pensar en lo equivocado que estaba al haberse permitido estar lejos de Frank, justo en las semanas donde más lo necesitaba.
Se lo recordó una y otra vez mientras miraba de manera intranquila a la niña sentada en el asiento junto a él. No podía dejar de imaginar a su niña, y en cómo estaría ella en ese momento, apenas el avión estaba por despegar, ya no podría hablarle a nadie más para averiguarlo.
Frank permanecía dormido en la camilla, tenía una venda en su frente, cubriendo los dos puntos que le habían hecho allí, quitándole absolutamente cualquier rastro de sangre.
Su vientre, tan pesado y abultado, había desaparecido casi por completo, aunque aún no volvía por completo a la normalidad.
Acababa de salir de su cesárea, el golpe provocó que esta se adelantara, y Bandit permanecía en una incubadora, con apenas dos kilos de peso. Era bastante pequeña, pero la contextura de Frank también, así que no era algo demasiado extraño.
Incluso solo unos segundos después de perder completamente la consciencia debido a la anestesia, pensó en Gerard y lo solo que se sentía sin tenerlo a su lado. No podría llenar ese espacio con absolutamente ninguna otra persona. Tenía una mezcla de desesperación y tristeza en el pecho, junto a un nudo en el estómago inexplicable.
Al menos en ese momento no era capaz de notar nada, porque aún dormía. Bandit hacía lo mismo, pero a unos metros de la camilla, en la incubadora, la pulsera en su muñeca decía claramente su nombre, y las enfermeras ya le habían dado su leche, así que solo descansaba cómodamente.
Linda alternaba sus palabras bonitas entre su hijo y su nieta, intentando ser lo suficientemente buena para ambos, y sintiendose un poco triste al ver a Frank de esa manera. Aún tenía su pulso acelerado, después de escuchar a Jamia a través de su teléfono algunas horas atrás no pudo calmarse, lo haría solo cuando sus dos pequeños despertaran y se asegurara de su bienestar.
La comunicación con Gerard aún no regresaba, y supuso que todavía estaría viajando, deseaba que llegara lo antes posible, para que pudiera ver a Bandit y pasara tiempo con Frank, porque sabía lo mucho que le encantaba estar con él.
—¿Mamá?—Musitó el menor, observando a su madre a su lado. No sabía cuánto tiempo había transcurrido y tampoco tenía muy claro qué había ocurrido, solo le dijeron que iba a tener a su bebé ese mismo día y luego cayó en un sueño profundo.—¿Dónde está Bandit?
Un poco de nerviosismo se oyó en su voz, y antes de siquiera poder volver a hablar Linda señaló a la incubadora junto a la cama, haciendo que Frank se desesperara por llegar a verla, pero desde su lugar no podía, y solo había logrado una punzada de dolor en su vientre.
—Ella es muy hermosa, Frank—Su madre intentaba tranquilizarlo mientras esperaban a la enfermera.—Y es tan pequeña—El castaño moría de ganas por ver su rostro claramente, desde ese lugar tan solo podía ver escasamente su perfil.
—Arruiné el nacimiento de mi hija—Mencionó repentinamente, haciendo que Linda inclinara sus cejas.—Debería haberla cuidado hasta julio, y que Gerard estuviera aquí—Comenzaba a lloriquear levemente, se sentía culpable y como el único responsable de haber provocado esa situación.
—Claro que no, Frank. Bandit nació el veintisiete de mayo, ¡y es perfecto!, tuviste un accidente, las cosas solo suceden, además...—Linda intentaba animar al menor.—Ella está bien, solo necesita algunos días aquí contigo, y Gerard está en camino, todo está bien, no seas cruel contigo mismo.
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