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—¿¡Qué carajo!?—Gritó el de lentes al ver a su hermano abrazado a un jóven de diecisiete años. En la cama. Desnudos.—¡Al menos lo hubieras sacado a una cita!—Bob y Raymond escucharon el alboroto, acercandose a la velocidad de la luz. Eran amantes del chisme.

—Mikey, no te preocupes—Frank pudo notar la mirada de molestia que le estaba dirigiendo a su hermano, pero es que Michael no se refería eso cuando decía "gustar de Frank". En ningún momento imaginó que su hermano mayor se acostaría con ese adolescente, al menos hasta que dejara de serlo.

—¿Qué está pasando aquí?—Preguntó Ray, asomándose y quedándose sin palabras, nadie en el lugar decía nada, solo se escuchaban lo sorbos que Bob le daba a su lata de cerveza y si prestaban un poco de atención la respiración irregular del menor.—Frank, ahora eres como una groupie, qué divertido.

—¡No es divertido!—Contradijo Michael, pero detuvieron su pequeña discusión al escuchar los pequeños sollozos del castaño. Gerard sintió sus lágrimas caer sobre su pecho, y experimentó una desesperación muy grande por verlo llorar.

—Hey, tranquilo—Murmuró el mayor tomando su rostro entre sus manos y cubriéndolo casi completamente con las mantas, tal vez se sentía demasiado avergonzado. Los tres contrarios casi se desmayan por haber visto a Gerard siendo malditamente tierno con Frank, cuando parecía que lo odiaba.—Vayanse.

Michael y los demás no pusieron demasiada resistencia, volviendo sobre sus pasos y esfumándose.

—Lo siento—Musitó el menor, intentando secar su rostro lo mejor que podía, pero el contrario lo detuvo, secando él mismo las lágrimas, y dejando un corto beso en sus labios.

—No tienes que disculparte, solo estaban bromeando—Intentó hacerlo olvidar cualquier comentario desafortunado que podrían haber dicho, tratando de calmarlo.

—Seguramente creen que soy una prostituta—El pelinegro chasqueó su lengua, pensando en lo absurdo de lo que decía.—Y es justamente lo que tú también piensas.

Gerard permaneció en silencio, en ningún momento se le ocurrió pensar algo parecido, pero dudaba que mientras Frank se encontrara tan afectado pudiera entenderlo.

El menor sollozaba como un niño, sintiendose la peor persona del universo. Aunque realmente había sido muy placentero y hermoso haber tenido su primera vez con Gerard Way, en el interior dudaba de que eso terminaría bien, porque el mayor no parecía ser amable con él, y sospechaba que solo había sido diversión de una noche.

Pero esperaba poder ser comprendido por el pelinegro, y que no lo desechara como cualquier otro adulto famoso haría, porque en serio lo amaba, y sentía que su corazón explotaría cada vez que lo tenía cerca, incluso aunque estuviera molesto, triste, alegre o simplemente que lo ignorara, como lo hizo hasta el fantástico día lluvioso en el que lo besó por primera vez. Lo quería de cualquier manera, no le interesaban los cambios en la manera de tratarlo que tenía, hasta podría continuar amándolo si en ese momento lo echara a la calle; desnudo y llorando. Porque le importaban una mierda las canciones y las letras, la banda y lo famosos que iban a volverse, solo quería tener a Gerard, el hermoso hombre del que se enamoró incluso antes de haber hablado con él.

—Yo no pienso eso, Frank—Mencionó finalmente el pelinegro, al ver que la mirada del castaño quedó fija en un mismo lugar, ya sin sollozos, ni llanto.

—¿Esta va a ser la única vez que estaremos juntos?—Sus sentimientos eran tan intensos que parecían frases sacadas de una película romántica, pero no era así, solo se trataba de sus emociones tan a flor de piel, y tan inseguras de perder la única persona que realmente amaba en la vida.

—¿A qué te refieres?—No sabía si estaba tratando de preguntar "¿vamos a tener sexo de nuevo?", o si era tan inocente y tierno como para preguntar si iban a, literalmente, verse nuevamente.

—Creo que tú no sientes lo mismo que yo—Mordía su labio inferior con nerviosismo, rogando por no ser mandado al diablo, como haría cualquier otra persona con un niño de diecisiete años que acababa de abrirle las piernas.

—Ni siquiera yo estoy seguro de lo que siento, ¿si?, no pienses cosas erróneas.

—¿Qué quieres decir?.

—Es difícil para mí...—Intentaba escoger las palabras correctas, para no lastimar ni por un segundo el pequeño corazón del contrario, que lo observaba fijamente. Gerard se acomodó en la cama, apoyando sus codos en el colchón.—No he tenido las mejores experiencias con el "amor", aunque es demasiado pronto para decir que esto...—Lo señaló a él, luego a sí mismo y después a la cama, sonriendo un poco.—Es amor, y creo que ese es el ¿problema?—Pudo notar cómo su rostro se volvió a uno de tristeza.—Pero no te lo tomes a mal, a mí me gustaría que podamos...conocernos mejor, y sé que me contradije con lo que acabo de hacer—Dió un suspiro pesado, dándose cuenta de las complicaciones que tenía por no saber tranquilizar sus emociones.—Eres muy jóven, y yo aún no me siento lo suficientemente bien para ponerle un título o algo por el estilo a lo que estamos haciendo—Las últimas palabras fueron pesadas, pero pudo decir las cosas que pensaba.—Me gustaría dejar que las cosas sucedan naturalmente, y no estos arrebatos en los que ninguno termina sintiendose bien.

Frank podría morirse en ese momento, porque no había absolutamente nada mejor por escuchar en su vida, era realmente impresionante la capacidad tan hermosa que tenía para hablar, diciendo lo correcto y tan suavemente que siempre era acogedor escucharlo, incluso si estaba tratando de decir "no somos nada".

Tomó una respiración profunda, comprendiendo cada una de sus frases, pero sin saber qué responder, dejando un silencio incómodo y extenso, en el que solo se dedicó a admirar su hermosa nariz.

—Lo siento si no me expliqué muy bien, lo que trato de decir es complicado—Se disculpó, divagando sobre sus palabras, dandole vueltas al asunto cuando no era necesario, como si fuese un carrusel.

—Lo entiendo, yo...—Tomó las sábanas entre sus dedos, pensando en lo que diría, pero era muy difícil hacerlo, tenía toda la atención de Gerard, observándolo, y eso lo hacía poner nervioso.—Comprendo tus sentimientos, y si necesitas tiempo puedo esperarte, no te preocupes por mí, porque yo...

—¿Me amas?—Preguntó el contrario, adivinando sus palabras. Tenía un sonrisa tonta en su rostro.

—No es gracioso—Respondió el contrario luego de confirmarlo, sintiendose más avergonzado que nunca.

—No me rio por eso, es solo que me causas ternura—Aunque no recibió un "yo también te amo", Frank podía conformarse con el pequeño beso que le dió, manteniendo una sonrisa tenue.

—Estoy enamorado de ti—Soltó, alejando sus labios de los contrarios.—Y puedes hacer lo que quieras con eso, solo quiero que lo sepas—Luego de decirlo, se acurrucó en las sábanas, y Gerard lo tomó entre sus brazos para abrazarlo, esa era la complera verdad, y el pelinegro se alegraba de saberla, dándole besos en su coronilla.

Antes de caer dormido, el mayor pensó en la pregunta que solo a él se le podría ocurrir. ¿Por qué no ocurrió lo mismo con Bert?, si parecía ser la misma situación, ¿por qué fue todo tan radicalmente diferente?, quiso creer en la idea de que Frank era diferente, o mejor aún, lo hacía sentir diferente a él, lo suficiente para poder olvidar el pasado. A pesar de la dificultad llamada FBI debido a su edad.

* * *

Hice un especial por Navidad en mi libro de os, si quieren vayan a leerla (^:

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