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—Creo que deberías practicar un poco más—Mencionó una chica de cabello rubio, con rostro similar al de un ángel.—No puedes arruinar mi presentación con tus errores.
—Está bien—Todos sus compañeros se quedaron observándolo, esperando que al menos respondiera algo mejor que eso, porque siempre solía ser el gran rebelde del grupo—De todas formas tú no eres Celine Dion, así que no me interesa equivocarme.
Hayley lo miró a lo lejos, con su celular en la mano y su sonrisa para nada disimulada. No era extraño que hiciera esa expresión, ella y Avril, la jóven de cabello rubio, se odiaban.
—¿A quién le importa?, al menos soy mejor que todas las de aquí—Todas las chicas que estaban allí por su voz levantaron la mirada, en especial Hayley, que aún se sentía molesta debido a que no fue elegida como la cantante principal.
—Solo te eligieron porque tu padre es el dueño del lugar—Comenzaron con un vaivén de respuestas, una más ofensiva que la otra, hasta que una de las profesoras las interrumpió abruptamente.
Frank no les prestaba atención, ni siquiera le gustaba la idea de obligarlos a tocar en un ensamble, y mucho menos con Avril como cantante. Sería menos difícil si Hayley lo fuera.
Su púa se cayó, y no se molestó en levantarla, sabía que la charla sobre compañerismo duraría bastante. Se sentía un poco mal, aunque no haya sido la mejor manera de decirlo, Avril tenía razón, tenía bastantes equivocaciones, pero no podía evitarlas, tal vez no servía realmente para tocar la guitarra, o al menos eso pensaba.
—No le hagas caso, tocas muy bien—Hayley se encargaba de animarlo mientras tomaban jugo en unas pequeñas cajas—Por alguna razón te eligieron como el guitarrista, podrías haber escogido a otro, pero fuiste tú.
—De seguro los demás no quisieron hacerlo.
—¿Bromeas?, Sam moriría por estar en tu lugar—Rió, recordaba haber visto llorar a su amiga en el baño y se había sentido tan mal por ella que decidió no contárselo a nadie.—Deberías aprovecharlo.
—¿Sam toca la guitarra?—No recordaba haberla visto tocar en ningún momento, o hubiera jurado que sería un bajo. Tal vez no le prestaba demasiada atención.
—¡Claro!, podrías ayudarla con eso, ¿no crees?—Había matado dos pájaros de un tiro, animar a Frank y disimuladamente ayudar a su amiga con él.—Ella es una admiradora tuya.
—No lo creo—Miró hacia otro lugar, jugando con los bordes de la funda de su guitarra, hablar sobre esos temas lo ponía nervioso, y no podía evitar sonrojarse.—Solo debe querer aprender un poco sobre el instrumento—Se puso de pie, tomando a Pansy y colgándola en uno de sus hombros.
—Oye, no te vayas, Sam es muy bonita, ¿no te gustaría salir con ella?—Hayley se oía bastante sospechosa, y el castaño se dió cuenta de eso.
—¿Ella te envió a preguntarme?—Giró su cuerpo, viendo como la puerta de su salón de ensayo era abierta, se asomó una muchacha de cabello rojizo, claramente teñido, tenía las pestañas más largas que nunca había visto y su rostro parecía ser el de una princesa; era Samantha.—Cállate, ahí viene.
—Hola Frank...—Formó una pequeña sonrisa y tomó aire, como si fuese a continuar hablando, pero solo dejó un silencio incómodo hasta que el castaño la saludó.—Hayley, la profesora quiere hablar contigo.
—Oh, claro, sostenme—No permitió que se alejara, casi obligándola a sostener la cajita de jugo y acercandola aún más a su amigo.—¡Ya vuelvo!.
—Hay...—Musitó Frank, queriendo detener a la mujer, pero ella no se detuvo, dejándolos en una situación incómoda.—Supongo que no va a tardar demasiado, ¿verdad?.
Sam asintió, colocando una tenue sonrisa. Frank volvió a su lugar sobre la banca, intentando pasar un poco el tiempo con su celular.
—Frank, ¿te molestaría tocar un poco para mí?, lo haces muy bien—Al mencionado le temblaron un poco las manos, queriendo evadirla, pero ya no tenía opción.
—¿Quieres que vamos adentro?—Preguntó el castaño, para poder cumplir su petición, la pelirroja estuvo de acuerdo y cuando ya había asimilado que estaría hablando con esa chica por al menos una media hora, vió a Hayley salir del lugar, intentó observarla de la peor manera posible.
—Oh...—Murmuró al verlos juntos.—¡Nos vemos chicos!—Se despidió alegremente, moviendo su mano de un lado a otro. Sam hizo lo mismo, pero Frank solo le hizo una expresión de desagrado.
El horario de sus clases ya había terminado, pero varias personas permanecían en el lugar para ensayar o simplemente pasar el rato, y esa vez le había tocado a él permanecer allí, aunque quisiera irse lo antes posible para pasar por el autógrafo de Peter, y además admirar un momento a sus artistas favoritos.
—¿Te gusta?—Preguntó Frank con una sonrida tímida, mientras observaba a la chica tocar algunas cuerdas de su guitarra, se veía como si fuese la primera vez que escuchara un sonido parecido.
—Claro, es muy hermosa—Acomodó su flequillo, tomando lugar sobre el suelo alfombrado, grabando cada acción del contrario en su memoria.
Tal vez transcurrió más tiempo del necesario, pero no parecieron notarlo, tenían una conversación bastante normal, pero aún así divertida. Samantha no parecía una persona difícil de tratar, y en algún lugar de su mente había algo que le impedía verla simplemente como una amiga.
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