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—¿Fue mi culpa?—Preguntó Frank en la entrada de la casa, observando los ojos cansados de Michael, que solo se iba a encargar de dejarlo en su casa.

—No, creo que está molesto con Robert, solo no le prestes atención—Aunque para el de lentes fuera algo común, y no se preocupó demasiado, Frank se sentía muy preocupado por Gerard, que según su opinión, estaba molesto con él.

—De todas formas les pido disculpas—Musitó, subiendo al auto. El contrario solo asintió, y se quedaron en silencio por unos minutos, tan solo interactuaron para las indicaciones sobre la casa del castaño.

Estuvo a punto de mencionar lo mucho que lamentaba haber arruinado su día, pero sentía que tan solo con estar allí molestaba, así que prefirió quedarse callado.

—Hey, ¿vas a vernos el sábado?—Preguntó Mikey tratando de formar una conversación, le caía bien Frank, además le había dicho a Bert lo que siempre quiso decirle él.

—Claro que sí—Acomodó su cabello mientras se giraba para observarlo directamente.—Todos los sábado estoy ahí.

—Genial—Pensó por un segundo sus próximas palabras, hasta que se decidió por decirlas.—Podrías estar con nosotros detrás del escenario, ¿te gustaría?.

Frank le clavó la mirada por unos segundos, intentando descubrir si lo que estaba pasando era la realidad o un simple sueño. No quiso parecer un desesperado así que solo asintió, formando una tenue sonrisa.

—Si a ustedes no les molesta, está bien—Sonrió de una manera más grande, haciendo sonreir también a Michael, aunque él lo hizo muy disimuladamente.

—Bien, entonces podemos pasar a buscarte antes del concierto—Propuso, ya estaban llegando a la dirección indicada y no les quedaba para nada lejos.

—¿En serio?.

—Claro.

Frank llegó a su hogar en menos de diez minutos, dejando atrás la mejor cena de su vida, a pesar de haber sido un poco problematica, no le importaba, estaba teniendo una oportunidad inmensa de interactuar con sus ídolos y no iba a desperdiciarla.

Al entrar, luego de asegurar la puerta porque su casa no estaba ubicada en el mejor lugar de la ciudad, se dirigió al sofá para llamar a su mejor amiga y hablar sobre lo sucedido. Aunque marcó varias veces, nadie respondía, y al verificar la hora, se percató de que las manecillas sobrepasan la medianoche, entonces supuso que Jamia estaría durmiendo.

Darse cuenta de eso no le afectó demasiado, continuando con sus llamadas insistentes, hasta que la voz adormilada del otro lado atendió.

—¿Qué mierda quieres?.

—A que no adivinas lo que me acaba de pasar—Jamia puso sus ojos en blanco mientras se acomodaba en la cama, luego se dedicó a escuchar cada una de las palabras, lamentandose de ante mano por el sueño que tendría al día siguiente.

***

Silencio era lo único que ocupaba la habitación del pelinegro. La falta de ánimo contrarrestaba totalmente con la colorida pantalla de su televisor, que por supuesto estaba muda. The Simpsons era transmitido como todas las noches, pero solo algunas veces se ocupaba de subirle el volumen, lo dejaba encendido únicamente para no estar en la completa oscuridad.

—¿Puedo pasar?—Bert asomó su cabeza por la puerta, quería intentar arreglar el asunto que parecía existir y al mismo tiempo no hacerlo. Sabía que Gerard se había molestado, pero no creía ser él el culpable, de todas formas trataría de mejorarlo.

—Ya estas adentro—Respondió simplemente, sabía que debía hablar con él, pero aún no se sentía muy agusto con ese tema, y le daba un poco de miedo la reacción que tendría.

—Hey, no quise molestarte—Tomó asiento en la cama del contrario.—¿Cómo estas?.

—No quiero hablar de eso, Bert—Musitó, incorporandose sobre la cama, se sentó a su lado, sin si quiera mirarlo.—Quiero hablar sobre otra cosa.

—¿A qué te refieres?.

—A lo que dijiste hace un momento—Movía sus manos con nerviosismo, era como terminar una relación, aunque ni había comenzado. Estaba un poco triste, porque no quería decirlo, se sentía como una mala persona, como si estuviera por decir las crueles palabras que Lindsey le dijo a él.—Bert...no somos novios.

El mencionado lo observó, sin responder. Acomodó su cabello, no pensó que le fuera a molestar esa frase, creyó que a Gerard le parecería lindo, pero tal vez no fue así.

—¿Qué piensas sobre eso?.

—A mí no me gustaría tener algo serio, cariño. Lo siento...—Intentaba ser suave con él, porque realmente no tenía la culpa de nada.—¿Sabes a lo que me refiero?.

—¿Quieres tenerme por un poco de diversión?—Bert miraba hacia otro lugar. Gerard negó inmediatamente, negandose a esa frase, aunque era lo más sencillo de creer, ni siquiera él sabía qué quería.

—No. Solo no me siento de la mejor manera para ese tipo de relación, pero no digas eso—Musitó, tomó entre sus manos las del contrario, acercándose y dejando un beso en su mejilla.

—No me ilusiones, Gerard, por favor—Quitó sus manos de los largos dedos del pelinegro, resfregando su rostro, comenzó a repiquetear su pie contra el suelo por nervios.—¿Me quieres?, solo sé directo.

Bert lo observó directamente a los ojos, aunque comprendía totalmente los sentimientos del mayor, porque después de una situación como la que pasó con Lindsey era entendible, pero también necesitaba tener alguna señal de que en algún momento podría salir con él, sino sería alimentar sus ilusiones en vano.

Gerard no supo qué responder, mucho menos si tenía la mirada profunda del contrario encima, dejando su boca entreabierta pero sin decir nada, no podía mentirle, sí lo quería, pero no de esa manera.

No pudo decir nada, y Robert asintió, como si con eso le pudiera dar a entender lo decepcionado que estaba, o al menos eso recibió Gerard.

—Bert...—El nombrado se levantó de la cama, caminando hacia afuera de la habitación.—Lo siento...

El pelinegro cubrió su boca, intentando ahogar el sollozo que salió inevitablemente de su garganta, estaba tan, tan triste. Acurrucado en su cama, quebró en llanto siendo tan ruidoso como lo necesitaba. Raymond lo escuchó y abrazándolo con fuerza intentó ayudarlo con su dolor.

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