Ocultado el sol, la luna hace acto de presencia iluminándose el cielo por medio de infinitas estrellas lejanas donde poco a poco una entre todas a punto del colapso por apagarse parece esfumarse. De ojos cerrados duerme apacible en espera de algo, ese algo no solo es magia que aclama por hacer acto de presencia, son injurias producto de los males del souvenir.

Aquella de parpados bajos, que tras aquellos verdes ojos oculta, de improvisto un inmenso brillo deslumbra gritando silencio, ecos que no se escuchan y se esparcirán sin descanso siendo leídos por infinitas almas que deambulan entre calles infestadas de amargura y arrogancia.