Tu cuerpo habla por ti
Light chasqueó la lengua al llegar al final del párrafo y darse cuenta que su cerebro no había registrado ninguna palabra de nuevo. Por inercia continuó rascándose los dorsos de las manos mientras volvía a iniciar. Creyó que ir a estudiar a la biblioteca le ayudaría a despejar la mente, siendo éste un lugar silencioso y calmado, pero parecía que estaba logrando el efecto contrario.
No estaba seguro si tenía un motivo de peso para sentirse como se sentía, después de todo irse a vivir con su novio no era el fin del mundo y aún faltaban varios meses para eso. En todo el fin de semana sus padres no le preguntaron si estaba seguro de la decisión, tampoco le hablaron de las responsabilidades que conlleva vivir con alguien, mucho menos existieron consejos para una buena convivencia. Parecía que todos habían asimilado la idea menos él, y eso lo estaba volviendo loco.
—Con razón eres de los que más destacan en clase. —La repentina voz hizo que Light diera un respingo y soltara un jadeo— Perdón, perdón no quise asustarte... —Elle se disculpó de inmediato, dando un paso hacía atrás. Quizá su manera de abordarlo no fue la correcta.
—No, perdón —menea la cabeza, aún recuperando el aliento—, estaba distraído. —Le hizo un gesto con la mano, como invitándolo a sentarse— ¿Cómo estás?
—Bien, ¿tú? —Devolvió la pregunta mientras tomaba asiento.
—Bien. —Se limitó a responder, manteniendo la voz baja.
Elle asintió. —Oye, no quiero parecer un acosador. Vine a la biblioteca en busca de un libro y justo veo que tú lo tienes —señaló uno de lomo azul que estaba en la torre de libros que el castaño tenía sobre la mesa— ¿Quisiera saber si puedo usarlo mientras tú no lo uses?
—Oh, ¡Perdón! —se ruborizó, estirando los brazos para alcanzar el libro en cuestión.
—No, no te preocupes —meneo la cabeza apresurado, lo menos que quería era hacerlo sentir mal—. Igual es para algo breve, te lo devolveré pronto.
El castaño le extendió el libro y Elle lo tomó, sin embargo en ese gesto prestó más atención a la mano del otro y de inmediato frunció el ceño. ¿Sangre?
—¿¡Light, qué te pasó!? —lo sujetó de la muñeca alarmado para ver de cerca, procurando no elevar la voz.
—Ah, no es nada... —jaló el brazo y de inmediato intentó taparse los dorsos con las mangas antes de ocultar las manos entre sus piernas.
—¿Cómo que nada? —Arqueó una ceja.
—Creo que me debe haber picado algo y debo haberme rascado con mucha brusquedad. —No pudo pensar en algo mejor porque ni siquiera se había dado cuenta que estaba sangrando un poco a causa de las heridas hechas por sus uñas.
—Igual deberíamos ir al baño a que te laves, ¿no?
—Oh, no te preocupes. Creo que por hoy no podré estudiar así que iré ahora, pero tú tranquilo —siguió hablando mientras se puso se pie y apilaba todo—, espero que encuentres lo que buscabas.
—Igual no es la gran cosa, puedo hacerlo después. Déjame acompañarte.
—No es... —intentó responder pero no pudo continuar al verlo ponerse de pie— Está bien...
oooo
Elle apoyó la espalda contra la pared de azulejos, sin decir nada. El único ruido en el baño era el del agua corriendo del grifo, el pelinegro solo observaba de reojo cómo Light continuaba frotándose las manos con un poco de jabón. Ninguno había dicho nada en largo rato.
A Elle le parecía extraña la actitud del otro, creía que cualquiera podía rascarse de más y lastimarse en el proceso, pero el castaño lucía avergonzado y hasta casi parecía que evitaba verlo a los ojos. Aunque claro, él no lo conocía de nada para asegurar algo.
—Hay una heladería cerca a la que siempre me gusta ir, ¿vamos? —propuso el pelinegro, harto del silencio.
—¿Eh?
—¡Sí! —se despegó de la pared sonriendo— Dijiste que ya no creías poder estudiar más por hoy así que yo propongo que nos distraigamos un poco, a veces es bueno despejar la mente. ¿Así que qué dices? ¿Vamos? Yo invito.
Light lo pensó un poco, la invitación había sido sorpresiva, pero luego de unos segundos asintió despacio.
—Está bien... —No le apetecía un helado, pero definitivamente quería despejar la mente.
—-----
Cada uno tomó la bandeja que les entregaron al final de la barra y comenzaron a caminar entre las mesas del lugar, dirigiéndose a las butacas que estaban junto a los ventanales.
—¿Aquí te parece bien? —Elle señaló hacia una de las mesas. El contrario asintió.
—¿En serio te vas a comer todo eso? —Light sonrió, arrastrándose por el asiento. Mientras él volvía con un sundae, Elle traía en su bandeja una copa repleta con bolas de helados de diferentes sabores.
—Por eso me gusta venir aquí —respondió con la sonrisa de un niño chiquito al observar su torre de helado—, me sirven de todos los sabores que pido. —Sin mucha prisa tomó el recipiente con chispitas de colores que le habían dejado a un lado, las cuales comenzó a agregar con cuidado.
—Me pregunto qué diría tu sangre si le hacen estudios. —Comentó a manera de broma mientras tomaba un poco de sundae con la cucharita.
—Me hago exámenes de sangre regularmente y todo está bien. Gracias por preocuparte. —A diferencia del contrario, él sobrecargó su cuchara para dar un gran bocado.
Light meneó la cabeza, sonriendo un poco. —¿Me dijiste que te llamas Elle, cierto?
—¿Tan olvidable soy? —Hizo un puchero, soltando un suspiro.
—Lo siento —agitó las manos— no quería... es decir...
—Estoy bromeando, Light. Tan poco es algo del otro mundo que olvides mi nombre, apenas nos conocimos el sábado, ¿no?
El contrario asintió, sintiéndose apenado.
—¿Te puedo preguntar algo? —Prosiguió Elle tras darle una buena lamida a su cuchara.
—Adelante.
—¿Te pasa algo?
—¿Eh?
—En la biblioteca me pareció que algo te preocupaba.
—Oh, lo dices por mis manos, ¿verdad? —murmuró, llevando las manos hacia abajo de la mesa por inercia—Sí, estoy estresado —admitió, porque insistir con que quizá algún animal lo picó se escuchaba tonto—, ya sabes, la universidad puede ser estresante, y... —se detuvo, ¿qué estaba a punto de decir?—... y algunas cosas personales pero no te quiero aburrir con eso.
—Para nada, soy bueno escuchando. Todavía tengo suficiente helado por si quieres hablar de ello.
—Pero.. —frunció el ceño— no quiero sonar grosero, pero no nos conocemos...
—¿Es eso? —dejó la cuchara a un lado y se pasó las manos por las piernas para sacudirse las chispitas que le habían caído encima— Me llamo Elle Lawliet, por si acaso habías vuelto a olvidar mi nombre —dijo, extendiendo una mano, la cual el otro estrechó con una sonrisa y meneando la cabeza—, tengo veintidós años, vivo con mi abuelo, y como podrás notar, me encanta lo dulce.
—¿Y no me dirás qué estudias? —Preguntó siguiéndole la corriente.
—¿Y dependiendo de eso me dejarás ser tu amigo? —Enarcó una ceja a manera de broma, sin embargo fue testigo de cómo el rostro del otro cambió.
—Perdón —se pasó una mano por la cara, sintiéndose acalorado—, olvida mi pregunta, por favor.
—Light, estaba bromeando... —murmuro, estirando una mano para rozarle el brazo en un intento de llamar su atención— En serio, no pasa nada, estoy iniciando mi tercer año en...
—No, no... —interrumpió, meneando la cabeza— de verdad no quiero saberlo, me enteraré después —fingió una sonrisa mientras intentaba respirar despacio, ni siquiera él entendía por qué de la nada le costaba respirar—. Y qué casualidad, yo también tengo veintidós. Los cumplí en febrero. —Continuó como si nada, cambiando el tema.
—¿En serio? —Elle también procuro aparentar que no había pasado nada— Bueno, yo aún tengo veintidós pero cumpliré veintitrés en octubre.
Light separó los labios, parecía a punto de decir algo, sin embargo en ese momento su celular comenzó a sonar.
—Hola Teru... —murmuró tras contestar, apartando la vista hacia el ventanal— No, aún no vuelvo a casa... sí, ya sé que tenemos una plática pendiente, y con tus padres también, estoy muy apenado por lo que ocurrió... —se mordió los labios, cerrando los ojos por breves segundos— No quiero hablar de esto por teléfono, Teru, yo te aviso cuando ya vaya para mi casa y nos ponemos de acuerdo. Bueno, sí, yo también te quiero. Adiós.
Guardó el teléfono y con la cabeza un poco agachada regresó la mirada al sundae, como si no recordara o quisiera olvidar que había alguien más frente a él.
—¿Todo bien? —Preguntó Elle, interrumpiendo el silencio.
—Sí, todo bien... —murmuró asintiendo mientras fingía una sonrisa.
El contrario clavó sus enormes ojos en él, escudriñando. —Quizá te parezca que estoy loco o que soy entrometido... o ambas —sonrió—, pero desde que iniciaste la llamada comenzaste a rascarte las manos y los brazos —Light se sonrojó—. Por tu reacción, creo que ni siquiera te diste cuenta que lo estabas haciendo.
—Agradezco tu preocupación —recobró la compostura, enderezándose en el asiento—, sin embargo sigo considerando que no es correcto hablar cosas personales con un...
—¿Extraño? Meh, puede que tengas razón — interrumpió encogiendo los hombros—, aunque si me lo preguntas, creo que desahogarse con extraños puede ser hasta mejor que hacerlo con conocidos. Ya que no te conozco, no tendría por qué juzgarte, ¿no crees? —Concluyó, pasando el dedo por las orillas de la copa para colectar el helado derretido y no desperdiciar nada.
Light se quedó callado, esas palabras haciendo mella. A veces sentía que el nudo de emociones en su garganta lo asfixiaba, y desahogarse es algo que ansiaba constantemente.
—Era mi novio... —soltó tras un suspiro, dejando caer los hombros.
—Oh... —el murmullo salió por sí solo. Había sido una sensación extraña, por unos segundos voló al darse cuenta que el muchacho guapo al que se había atrevido a hablarle hace dos días también era gay, pero fue regresado de golpe al suelo al saber que ya tenía novio— ¿Tienes problemas con él? —Continuó como si nada, tampoco es que se hubiera hecho ilusiones en tan poco tiempo y prefería saber desde el inicio que no tenía posibilidades.
El castaño negó con la cabeza. —O bueno sí. él planea conseguir un apartamento a finales de año y desea que, ya sabes, demos ese siguiente paso en la relación y empecemos a vivir juntos... —Dijo en voz baja, agachando levemente la cabeza y frotándose las manos.
—¿Y tú no quieres? —Intuyó con solo ver su expresión corporal.
—Aja, pero a todos, o a la mayoría, les parece una idea genial.
—¿Y los demás qué tienen que ver? —Enarco una ceja, pasando la lengua por ambos lados de la cuchara— Los que tienen que decidirlo son ustedes, no los demás.
—Sí, yo sé —asintió con la cabeza—, pero no quiero que parezca que no quiero a Teru, porque si lo quiero, es solo que...
—No te sientes listo para mudarte con él. —Completó, provocando que el contrario abriera los ojos asombrado.
—¡Exacto!
—Entonces díselo así como me lo acabas de decir a mí. —Dijo como si nada, encogiendo los hombros.
Light volvió a abrir los ojos de par en par, pero esta vez como si hubiera dicho la cosa más inverosímil del mundo.
—N-No puedo de-decirle eso a Teru —tartamudeó—, ni a sus padres, mucho menos a mi familia.
Elle guardó silencio, viendo detenidamente cada gesto en el rostro del otro.
—Ya... —murmuró asintiendo, como si le diera la razón al castaño— ¿Me permites un consejo, Light? —Hizo hacia un lado la copa y se inclinó un poco hacia adelante, como si lo que fuera a decir debiera quedar solo entre ellos.
El aludido arqueó una ceja, confundido. —Adelante.
—Comienza a expresarte usando tu boca —dijo despacio, viéndolo a los ojos—, porque cuando no lo hacemos... nuestro cuerpo comienza a hacerlo por nosotros. —Concluyó, desviando la mirada hacia las manos que el contrario tenía sobre la mesa, para luego volver a verlo a los ojos.
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