No puedo responderte a cosas que ni yo sé

Una de las cosas que la doctora le había recomendado era buscar un hobbie, ocupar la mente en algo más que solo el estudio. A escondidas de sus padres había estado buscando opciones, ya fuese talleres brindados por la universidad o alguna escuela cercana a su casa. No quería sermones, ni siquiera tenía la seguridad de que sus progenitores fueran a oponerse pero prefería no descubrirlo.

Fijó la mirada en el papel que llevaba en la mano y luego observó el establecimiento que tenía frente él, para asegurarse que había llegado al sitio correcto. Era una pequeña escuela de arte, por lo sencillo del lugar y la información que había encontrado supuso que debía estar enfocado en principiantes, lo cual era perfecto para él. Sin deseos de llegar tarde a su primera clase, entró sin dudarlo.

La recepcionista lo atendió enseguida y tras tomarle los datos le indicó que recibiría sus clases en el último salón del pasillo. Solo habían cuatro salones en total por lo que no había de donde perderse. En el aula saludó con una sonrisa a los pocos estudiantes y buscó con la mirada una silla vacía antes de dirigirse a ella, donde se sentó dejando el bolsón a un lado suyo para esperar al encargado.

—¿Tú estudias en la universidad To-Oh, verdad?

El castaño dio un respingo y por inercia volteó hacia el origen de esa voz, encontrándose a un muchacho probablemente de su edad, de ojos enormes al igual que sus ojeras, tez pálida y cabello tan oscuro como abundante.

—...¿Perdón...? —Light carraspeó la garganta, entrecerrando los ojos como si eso le fuera a ayudar a enfocar mejor— ¿Nos conocemos?

El contrario rió con los labios cerrados antes de negar con la cabeza.

—No, realmente no, pero te he visto en la universidad. ¿Me puedo sentar? —preguntó al mismo tiempo que jaló la silla más cercana. Light tuvo la intención de responder un "adelante", sin embargo no parecía que el otro estuviera realmente pidiendo permiso— Como te decía... —prosiguió tras sentarse— te he visto en la universidad, compartimos una clase.

—¿Ah, si? —frunció el entrecejo, manteniéndose derecho en su asiento— ¿Cuál?

—Eso no importa —agitó una mano—, total me siento hasta atrás, dudo que me hayas visto. Light, ¿no?

El aludido asintió despacio, aún confundido e intentando hacer memoria. El muchacho no tenía el aspecto de alguien que pasaría desapercibido, mucho menos el de alguien que olvidarías.

—Perdón, ¿puedo saber tu nombre? —preguntó en voz baja y con respeto.

—Elle —extendió una mano. Light paseó la mirada entre la mano del otro y la suya, jalandose inconscientemente la manga de la chaqueta que llevaba para cubrirse el torso antes de estrechar la mano contraria de manera fugaz—. Elle Lawliet.

—Mucho gusto, Elle. —Sonrió o más bien fingió una sonrisa mientras como acto reflejo ocultaba las manos en su entrepierna.

El de cabellos negros no se percató de dicha acción, no era el más hábil para socializar y si se atrevió a acercarse fue porque lo único peor que socializar era tener que hacerlo en un lugar donde no conocía a nadie. Además, desde que lo vio siempre le había llamado la atención, por lo que encontrarselo en un sitio diferente debía ser alguna clase de señal para que se atreviera a hablarle.

OOO

El clima era cálido, un día muy lindo para un asado. Los padres Yagami y Mikami charlaban y reían con mimosas en mano en una mesa del jardín. La servidumbre mientras tanto se hacía cargo de los preparativos para que el almuerzo saliera a la perfección.

Aprovechando que los adultos parecían estarla pasando tan bien, Teru y Light habían decidido subir un momento a la habitación para buscar algún traje de baño y disfrutar de la piscina mientras estaba la comida.

Teru... —jadeo Light, poniendo las manos en el pecho de su novio para separarlo un poco y detener el beso.

El aludido sonrió, con una mano continuó tomándolo de la cintura y la otra la mantuvo apoyada contra la pared, dejando al contrario entre ella y su cuerpo. Retomó el beso, no podía resistirse al tenerlo tan cerca.

—Teru, no... —apartó el rostro—, les dijimos a tus papás que solo subiriamos a tu habitación para cambiarnos, me da pena que...

—Yo ya estoy listo. —Se separó un poco y extendió los brazos, mostrando su torso desnudo y el pequeño bañador que llevaba en la parte inferior—. Eres tú el que sigue con esta cosa tan fea. —Dijo, arrugando ligeramente la nariz.

Light se cruzó de brazos, casi abrazándose a él mismo.

—Ya te dije que este es mi traje de baño. —Llevaba unas bermudas que le llegaban a las rodillas y una camisa alicrada blanca con mangas largas.

El de anteojos rió, creyendo que se trataba de una broma.

—No hablaras en serio.

Silencio. Light frunció el ceño.

—Teru, desde ayer te dije que no me sentía con ánimo de estar en la piscina. No quiero.

—Sí, pero debe haber un por qué. —Exhaló, pasándose una mano por el rostro tras retirarse los anteojos por un segundo.

El castaño guardó silencio de nuevo, pensando en su siguiente movimiento hasta que soltó un suspiro resignado. Tomó la parte inferior de su camisa y la levantó, revelando parte de su abdomen.

—No quería decirte para no preocuparte. —Murmuró, girando el rostro hacia un lado para no ver la expresión en su novio.

Teru abrió los ojos de par en par mientras se encorvaba para ver más de cerca el sarpullido que se estaba apoderando de una parte del abdomen del castaño.

—¿Desde cuándo apareció acá? —Alzó la mirada, buscando la del otro quien aún se negaba a verlo.

—Hace unas semanas —suspiró tragando saliva—, pero ya me estoy aplicando la crema que uso en las manos, así que en unos días tendría que mejorar. —Se apresuró a agregar.

El de cabello negro se enderezo, frunciendo el ceño. —¿Es por eso que no has querido que hagamos el amor?

Light volteo a verlo, no esperaba esa pregunta. Un «no sé» cruzó pronto por su cabeza, sin embargo le pareció que era una buena excusa.

—Sí... —murmuró.

El contrario soltó un suspiro, pareciendo aliviado.

—Está bien —sonrió, acomodándose los anteojos—, si no te sientes cómodo podemos dejar lo de la piscina para otro día. Nos cambiamos y les decimos a nuestros padres que se nos quitaron las ganas.

El castaño no se apresuró a asentir pese a que quería hacerlo, se tomó unos segundos como si lo hubiera pensado y luego lo hizo.

Teru le dio un beso en los labios antes de dar media vuelta y regresar al vestidor.

—Mika... —habló Light tras unos segundos mientras recogía su ropa de la cama— ¿Puedo pedirte algo?

—Dime. —Respondió, alzando la voz desde la habitación contigua.

El de ojos miel suspiró, realmente había pensado mucho si traer ese tema o no.

—Cuando quieras hablar de algo... algo relacionado a nuestra relación, ¿podrías hacerlo conmigo en lugar de con mi familia? —dejó salir el aire, soltar esas palabras le había sido difícil. Sin embargo el silencio se instaló entre ambos, por lo que continuó— Ayer mi tía comentó que a ti te gustaría que yo subiera más fotos contigo, ¿pero por qué se lo dices a ella y no a mí?

—Bueno... —respondió Mikami, saliendo del vestidor con una camisa y pantalón casual— solo fue un comentario que le hice, no le veo lo malo.

—Si, pero tú sabes cómo son ellos.

—¿No crees que estás exagerando? —caminó hasta él y con las manos le enmarcó el rostro— Siempre usas esa frase y si tu tía te dijo algo, realmente dudo que haya sido con mala intención.

El castaño frunció el ceño y dio un paso hacia atrás, soltando un manotazo para apartarle las manos.

—No sé ni para que te digo si el del problema siempre soy yo.

—Yo no he dicho... tsk —chasqueó la lengua y con dos dedos se dio un breve masaje en el puente de la nariz— Está bien, está bien, la próxima vez voy a comentar las cosas contigo antes de hacerlo con alguien más, ¿feliz? —Se acercó de nuevo, poniéndole las manos en los hombros.

Light lo vio directamente a los ojos, dudando de su palabra porque no era la primera vez que pasaba algo similar. Sin embargo prefirió asentir porque a veces llegaba a dudar de sus sentimientos, ¿cuándo eran válidos? ¿Cuándo solo estaba haciendo problemas donde no existían así como tanto le habían dicho?

—Me alegra que lo hayamos solucionado —comentó Teru, sujetándolo del rostro y dándole un beso en los labios—. Te daré privacidad para que te cambies y estaré esperándote abajo, ¿te parece?

—Esta bien.

OOOO

El almuerzo con los Mikami estaba saliendo mejor de lo que Light esperaba, aunque presentaría que era más un trato cordial y no que realmente lo aceptaran. Sin embargo, tampoco le molestaba, no es como si no estuviera acostumbrado a ello, lo vivía con su familia en cada reunión. Por más que las aguas se hubieran calmado con ellos, sabía que la mayoría, o todos, lo seguían considerando el patito feo de la familia.

—¿Y tú, Light?

El aludido dio un respingo al escuchar su nombre y por acto reflejo dejó caer el cubierto sobre el plato antes de levantar la mirada y enfocar a Mikami padre.

—Perdón... estaba... —disimuladamente volvió a tomar el tenedor y agachó la cabeza en señal de vergüenza—, estaba pensando en algo de la universidad.

El hombre soltó una corta risa. —Te he notado muy distraído durante todo el almuerzo. Te preguntaba si tú también estabas de acuerdo en que mi hijo busque su independencia.

—Claro, creo que... es un gran paso para él. —Asintió, esbozando una sonrisa.

Se formó un escaso silencio en el que todos tomaron un bocado más de comida, momento que Teru aprovechó para aclararse la garganta y llamar la atención de los presentes.

—Ya que traen el tema a la mesa —el joven se limpió la comisura de los labios con la servilleta, luciendo nervioso pero manteniendo la compostura—, me gustaría saber, señores Yagami... —se relamió los labios y fijó la mirada en la pareja, quienes voltearon a verse extrañados—, me gustaría saber si ustedes nos darían permiso a Light y a mi de vivir juntos una vez que consiga un apartamento.

El castaño sostuvo el aliento y sin poderlo evitar abrió los ojos de par en par, lo único que impidió que soltara el tenedor de nuevo es que apretó el puño por inercia.

—Bueno —Soichiro también procedió a limpiarse la comisura de los labios con la servilleta—, considero que ambos están en edad de independizarse, les ayudará a madurar.

—Y no necesitan nuestro permiso —añadió Sachiko con una sonrisa—, siempre has sido un muchacho tan correcto que nada nos haría más felices que ambos vayan viendo un futuro juntos.

Light se quedó paralizado, ¿ninguno iba a preguntarle si era eso lo que él quería?

—Estoy de acuerdo —agregó de prisa la madre de Teru, parecía que era la única a quien esa idea le parecía una locura—. Sin embargo, mudarse con alguien es mucha responsabilidad, deberían de ver si los dos tienen la capacidad económica de dar ese paso. Recuerden que ahora lo que está de moda es que todo sea cincuenta cincuenta.

Procuró ser amable mas no sutil, no tenía problemas en dejar clara su postura, no quería que su hijo se mudara solo para ir a mantener a su novio. No obstante, Teru también tenía sus ideas bastante claras.

—Ni hablar, mamá. Yo me encargaré de la renta —dijo con seguridad sabiendo que contaba con el apoyo de su padre—, quiero que vivamos en un lugar bonito. De los demás gastos ya nos arreglaremos Light y yo, ¿verdad, amor?

El aludido volvió a dar un respingo al tiempo que todos en la mesa volteaban hacia él. Paseó la mirada por cada uno, sintiendo la presión.

—Sí, claro —respondió queriendo sonar lo más seguro posible, aunque no sabía si lo había logrado— ¿Me disculpan un momento? Necesito ir al baño.

Los anfitriones asintieron, sin embargo la actitud les pareció tan extraña que todos se quedaron callados, incluído Teru, quien no dudó en dejar su servilleta a un lado y ponerse de pie para ir tras él.

Light empujó la puerta corrediza y comenzó a cruzar la cocina con urgencia, no había mentido al decir que necesitaba ir al baño aunque hubiera sido repentino. No obstante, de pronto una mano lo sujetó del brazo y tras un jalón lo hizo girar sobre sus talones.

—¿Qué fue eso? —Le susurró el de anteojos muy cerca de la cara y apretando los dientes.

—Eso mismo digo yo. —Se apartó en un movimiento brusco, sin embargo tambaleó un poco, por lo que tuvo que apoyar la mano en la mesada de la cocina.

Si Teru no hubiera estado tan molesto, se habría enfocado más en lo pálido y sudoroso que estaba su novio.

—Me hiciste quedar mal allá afuera —continuó con la mandíbula tensa, señalando con el índice hacia la puerta corrediza—, como si el deseo de vivir juntos fuera solo de mi parte.

Light se pasó el antebrazo por la frente, retirándose el sudor. Cada vez le costaba más respirar, sentía hormigueo en el rostro y manos, estaba a punto de que le diera algo, lo presentía. No estaba para discusiones, pero aún así respondió:

—¿En qué quedamos hace un rato, Teru? Que lo nuestro lo vamos a hablar entre nosotros antes que con mi familia o la tuya.

—Luego por eso tu madre dice que sobreactuas —masculló al tomarlo del brazo y comenzar a caminar con él hacia la sala, lo menos que quería es que alguien viniera del patio y los encontrara en la cocina mientras a su novio parecía estarle pasando algo—. Y si, en eso quedamos —continuó en voz baja tras ocultarse los dos detrás de una pared de la sala—, y como tal lo hemos hablado, Light, ¿acaso no lo recuerdas?

El aludido no prestó atención ni tampoco pareció inmutarse ante el primer comentario de su novio acerca de sobreactuar, quizá ya lo había escuchado tanto que su cerebro simplemente lo bloqueó, o ya lo tenía asimilado.

—Hablar no es lo mismo que acordar algo. Yo nunca te di un sí.

—¿Estás seguro? Porque yo recuerdo haberlo dicho y tú respondiste estar de acuerdo.

El castaño frunció el ceño. —Pero...

—Ya —lo interrumpió—, en lugar de discutir si te lo dije o no, mejor dime ¿qué hay de malo en que vivamos juntos? Que yo sé que es un gran paso pero tú te has puesto y has reaccionado como si fuera la peor noticia que te han dado.

—Porque... —se quedó en blanco mientras comenzó a tomar aire a bocanadas— Por... porque... —Volvió a balbucear, sus ojos moviéndose erráticos por toda la habitación.

¿No tenía respuesta? ¿Por qué no podía? ¿No podía? ¿O no quería?

De repente la urgencia que lo había hecho dejar la mesa empezó a subir por su tráquea y en un movimiento raudo apartó a Teru y corrió hacia el baño. Azotó la puerta al cerrarla y tan pronto se encorvó frente a la taza, todo pasó por su garganta. Vomitó de forma escandalosa y abundante, en cada arcada su estómago se doblaba de una manera que parecía que sus ojos se saldrían de sus cuencas por la fuerza. De pronto todo acabó, o eso parecía, aún así no se enderezo, su vista seguía borrosa y le temblaba el cuerpo, además sentía que todavía había mucho por expulsar. Una sensación agobiante le sobrecargó el pecho, cogía bocanadas de aire y aún así sentía estarse asfixiando, no prestaba atención a los golpes en la puerta seguida de la voz de su novio preguntando si todo estaba bien, porque sabía que todo estaría bien un vez vomitara todo lo que tenía adentro. Para acelerar el proceso se apoyó con un par de dedos cuyas yemas rozaron su campanilla, lo único que logró fue que su estómago se doblara dolorosamente y que las arcadas le lastimaran la garganta, pero nada salió, pese a sentir que algo le estaba aplastando el pecho. 

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Notas de autor: Este fic será medianamente corto, inspirada en una canción que más adelante les compartiré. La verdad hace ratos no me emocionaba escribir algo y aunque la idea del fic no parezca muy apetecible, yo la más feliz escribiéndolo y espero que al final logre llegarles a un pedacito del corazón de todos. 

Besitos chichis

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