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Unos ópticos rojizos observaban aquel pequeño espejo, que era agarrado por los servos ligeramente temblorosos de la femme. Sus brazos con algunas cicatrices y abolladuras se mostraban en el espejo circular, enviándole una suave descarga a su columna vertebral. 

Lentamente eleva sus servos, revelando la parte inferior de su mandíbula, provocando que se detuviera en el proceso. Observaba aquellos dientes filosos que sobresalían de su boca alargada, dando a ver una sonrisa monstruosa.

El enojo fue creciendo dentro de ella. Todo su cuerpo se tenso por la furia y traición que sentía, llegando a romper en pedazos aquel espejo que sostenía con tanta presión.

Un profundo suspiro se escapo entre sus dientes, dejándose apoyar en la pared hasta caer lentamente y quedar sentada en el suelo, apoyó los antebrazos en sus rodillas elevadas.

Observo con detenimiento sus cicatrices, recordando quien se las hizo. La traición es más dolorosa por parte de alguien a quien amas, que de alguien a lazar.

Como las odiaba, las detestaba con todo su spark. No solo las veía como unas simples cicatrices, si no, como grietas. Son las grietas de una pared a punto de desmoronarse... son las grietas de una taza de porcelana al estrellarse... son...

...Grietas del Pasado...

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