Capitulo 26
—¡Estudiantes fuera de la cama!¡Estudiantes fuera de la cama! ¡Hay estudiantes en el corredor!—Entró el señor Filch que traía consigo a la Señora Norris.
—Tienen permiso de estar fuera de ella cama, idiota.—Contestó la profesora Mcgonagall.
—Lo siento Profesora.
—Pero resulta señor Filch que su aparición es muy oportuna, me gustaría que por favor escolte a la señorita Parkinson y al resto de Slytherin fuera de esta sala.
—Exactamente a dónde quiere que los escolte profesora.
—Al calabozo, por favor.—Todos comenzaron a aplaudir nuevamente y Filch se llevó a todos los Slytherin.
—Creo que si hubieran llevado al calabozo a los Slytherin desde mi primer año aquí, sería la persona más feliz de este mundo.—Fred le dio un codazo a su hermano quien lo miró mal.—Excepto por ti, Eva.
—Si siguiera el estereotipo que tienes de los Slytherin, ten por seguro que estarías muerto.—Gruñó haciéndolo reír.
—Vamos cariño, nos reuniremos en la sala de menesteres.—George besó la frente de su novia.
—¿Qué plan tienes Harry?—Preguntó Eva.
—No tengo ningún plan.
—Definitivamente estamos muertos.—Habló George.
—Habla por ti hermano, cuando salgamos de esta le voy a decir a Fleur que me presente una chica Francesa.—Le guiñó el ojo a su hermano.
—Voldemort está en camino, Snape ha huido. Están evacuando a los alumnos más jóvenes y van a reunirse todos en el Gran Comedor para organizarse.
—¡Vamos a presentar batalla!
Los menores se encaminaron hacia el pie de la escalera permaneciendo un pequeño grupo que consistía en Molly Weasley forcejeando con Ginny rodeadas por Lupin, Fred, Eva, George, Bill y Fleur.
—¡No lo permitiré! !Tienes que irte a casa!—Molly regañaba a su hija.—¡Solo tienes dieciséis años!
—Mamá tiene razón, Ginny. No puedes participar en esta lucha, todos los menores de edad tendrán que marcharse. Es justo que así sea.
—¡No puedo irme! ¡Toda mi familia está aquí, no soporto quedarme esperando en casa, sola sin enterarme de lo qué pasa!
—Eva, ¿Aún quieres estar aquí?—George la miró con preocupación.—Sabes que... que tu padre puede estar aquí, e intentará lo que sea para lastimarte.
—No lo hará, nunca más volverá a intimidarme.—Lo miró con seriedad.—Promete que estarás siempre a mi lado, necesito saber que estás bien.
—Lo estaré, lo prometo cariño.—Besó fugazmente sus labios.
—Te amo.—Murmuró mirándolo con cariño.
—También te amo.
Entonces se sujetaron sus manos dispuestos a dar todo para cuidar del otro como tanto años lo habían hecho, sus difíciles años anteriores los había preparado para eso, para luchar por lo correcto y por algún día poder vivir en paz sin miedo de nada.
La guerra se desató, los mortifagos habían entrado dispuestos a pelear a muerte, a lo lejos Eva vio a Remus quien se acercó a ambos con una sonrisa.
—Lobita, te estaré esperando cuando todo esto acabe.—Aseguró.—Quiero que seas la madrina de Teddy.
—Gracias por todo papá.—Lo abrazó sonriente.
—Te quiero, y tú George, cuida de ella no dejes que nada malo le pase.—Lo miró con calma.—Nos veremos pronto Eva.
Besó la frente de la menor marchando a pelear, los mortifagos fueron contra ellos atacando por todas partes, George tiró la mano de Eva buscando algún lugar para protegerse.
—¡Eva, George!—Ginny llamó a su familia.
—Creí que te marcharías.—Eva se puso espalda contra espalda peleando y cubriendo a su novio.
—Y dejarle esto a ustedes, ni que estuviera mal de la cabeza.—Rió y su rojizo pelo ondeó dejando ver a la fuerte Gryffindor convertida en una guerrera.
Una fuerte explosión resonó en el lugar, al parecer una pared había sido derrumbada cerca pero no le tomaron mucha atención, a sus espaldas Ginny había sido atacada por Bellatrix mientras George al parecer se había quedado estático.
—¡George!—Lo llamó cuando lo vio pálido.
—Algo está mal, F-Fred, tenemos que buscarlo...—Murmuró inquieto.
—Ven aquí.—Las garras de un hombre la sostuvieron arrastrándola entre los maleficios.
Claro que George intento ir tras Eva pero era tarde, los Greyback habían desaparecido de su vista, a pesar de sus intentos de encontrarla lo único qué pasó fue su corazón roto.
—¡Fred!—Gritó al verlo en el suelo con una sonrisa delineada y el rostro pálido.
Las lágrimas brotaron, la impotencia lo hizo soltar un grito de rabia al haber perdido a las dos personas más importantes en su vida.
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