Capitulo 25

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Los gemelos junto a Eva se habían mantenido durante días en el apartamento de Sortilegios Weasley, realmente era seguro por el momento pero tendrían que encontrar un nuevo lugar pronto. La noche había caído y gracias a la falta de cuartos George y Eva compartían la cama, esa noche parecía ser diferente por alguna razón, habían progresado mucho en ese tiempo cada uno se estaba adaptando al ritmo del otro.

—Eva, ¿Podemos hablar?—Preguntó con su voz normal mientras se acercaba.

—¿Sobre qué?—La inocencia de Evangeline era algo digno de ella.

—Nosotros, supongo...—George tomó asiento en un mueble de la habitación y dio suaves golpes a sus piernas, ella obedeció ante el tono de autoridad que George tenía en ese momento.—Ven aquí, Eva.

La Greyback se sentó en las piernas de su novio el cual se pasó una mano por el cabello hacía atrás antes de darle un beso en el cuello haciéndola suspirar, Eva estaba agradecida de ya no temer tanto al contacto físico que George tenía con ella. Sintió las manos del Weasley rodearle la cintura para así sostenerla, sus miradas se conectaron.

—¿Entonces?—Pregunto Eva rodeando el cuello de George con sus brazos.

—Solo quiero conocer un poco más sobre mi preciosa novia, también podrás preguntarme lo que desees.

Eva asintió un par de veces, el tener a George Weasley de esa manera la había enamorado en poco más de lo que ya estaba, este chico si que sabía como enloquecerla.

—Siempre me pregunté... ¿Qué te atrajo de mi la primera vez que me viste?—Recordó aquella caída.

—Tus ojos, eran tan inocentes.—Relamió sus labios.—Como si hubiera chocado con un ángel.

Se inclinó hacía Eva, con cuidado dejó un beso en su cuello, aquella tranquilidad la hacia sentir a gusto con George, el único que alguna vez podría tocarla de esa manera..

—En verdad he estado enamorado de ti desde el primer momento en que te vi... ¿Acaso me hechizaste?—Metió su mano a la blusa de Eva haciéndola temblar pero por la nueva sensación que tenía.

—Quizás...

George quito la mano apartándola del cuerpo de su novia guardándose sus impulsos.

—¿Que sucede?—Eva noto la extrañeza que su novio tenía.

—Quiero que sientas la confianza de que nunca te obligaré a nada que no quieras, incluso si no quieres tener... Sexo.—Tragó saliva sonrojándose.—Te amo, y esperare todo lo que tú quieras, amor mío.

Con una sonrisa lo tomó de las mejillas atrayéndolo a ella, tan solo escuchar eso se decidió, las lenguas se juntaron mientras los dedos de George le quitaban la blusa a Eva haciéndola suspirar de placer cuando sintió sus pechos al aire, George sonrió levantándose con Eva enrollada a su cintura, la dejó caer sobre su cama y puso su lengua en el inicio de los pechos de su novia.

Bajó su lengua con tardanza, pasándola por los pechos de la caliente castañas, con ligeros besos bajó hasta su ombligo, bajo hasta la pelvis, y entonces, sucedió. Su lengua se posó en la entrepierna de Eva comenzando a pasarla con mucha experiencia, ella comenzó a gemir con desesperación ante todo el placer que el le provocaba.

—George...—Gimió el nombre de su chico.—Hazme tuya.—Suplicó próxima al orgasmo.

Pero él, al escucharlo se detuvo de forma abrupta y se levantó dejándola recostada en la cama, el pelirrojo se sentó en la orilla de esta con un poco de flojera

—¿Estas segura?—Las manos de George comenzaron a jugar con sus cinturón retirándoselo.

—Muy segura.—Tragó saliva mirando como su novio bajaba levemente su pantalón mostrando su abultado bóxer.

—Entonces ven aquí.—Habló con su voz ronca.

Evangeline se levantó colocándose sobre las piernas de George quien ya tenía de fuera el miembro y posó sus manos en los hombros de su amado, la distancia entre las dos partes era realmente mínima tan solo era trabajo de Eva hacerlo.

—Estas tiempo de arrepentirte si lo quieres.—Le susurro en el oído cuando la vio dudar unos segundos.

En ese instante Eva descendió y con la ayuda de la mano de George introducido su sexo, el dolor y el placer le recorrieron de igual forma por todo el cuerpo. En ligero grito emanó de los labios de Eva, hubiera amado que su primera vez haya sido con este maravilloso chico que la amaba y comprendía aunque en su interior lo sentía así, era la primer persona a la que le permitía tocarla y le causaba verdadera excitación, el primero que se preocupaba en que ella también sintiera placer a tal punto de estar por gritar el nombre de su novio.

Los dedos de Eva se enredaron en el pelirrojo cabello de George mientras seguía el vaivén de arriba hacía abajo, lento, tortuoso. El movimiento aumentó de rapidez. George gemia en el oído de su novia haciendo que se le erice en cuerpo ante tal majestuoso sonido, ella por su parte gritaba el nombre de su chico sin vergüenza.

Trataba de no hacer mucho ruido porque en su memoria estaba el hecho de que Fred dormía en la habitación continua, pero era imposible, el tener el duro miembro de George la llenaba por completo y se movía demasiado bien para contenerse, por lo que seguían incrementando el ritmo.

Sus respiraciones se mezclaron; el pulso se les disparó, mientras que la sensación de placer los obligaba a moverse con más brusquedad provocando el que la cama rechinara un poco por la fuerza. Las manos de George se deslizaban por la espalda de Eva y por todo su cuerpo. El movimiento cesó con una embestida brutal llevándolos al primer orgasmo.

Se desplomaron sobre la cama tratando de recuperar el aliento, sus rostros estaban rojos del cansancio duraron así alrededor de 15 minutos que fue el tiempo justo para que George se recompusiera y volviera a la acción, Eva ya no recordaba sus traumas tan solo quería a George haciéndola suya durante toda la noche, nuevamente el miembro del pelirrojo endureció penetrandola sin cuidado alguno cosa que hizo gemir con altitud pero al instante fue callada con un beso.

—Te amo.—Habló como pudo.

George se limitó a besarle el rostro dándole a entender un "También te amo" sin detener las embestidas que hacían gritar del placer a su chica mientras la cama sonaba nuevamente por los bruscos movimientos. Sería una larga y placentera noche para ambos.

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