Capitulo 20
Pronto llegaría el momento de regresar a Hogwarts, Evangeline estaba mejorando con su salud mental y aquel día era ciertamente especial para ella.
—¡Feliz cumpleaños!—Ginny y Hermione entraron a la habitación.
—¿Qué hora es?—Eva se restregó los ojos mientras bostezaba.
—Eso no importa, tienes que ir rápido y ponerte más bonita.—Ginny abrazó a Eva formando una gran sonrisa.
—Vamos, de pie.—Hermione la alentó.—George llegará pronto.
Evangeline salió del cuarto en dirección al baño, a lo mejor pudo notar a Ron cruzado de brazos mientras Harry le sonreía a lo lejos.
Ingresó a lugar mirándose al espejo, su cabello estaba enredado y sus ojeras poco a poco disminuían. Pero en ese momento notó una cicatriz en su rostro recordándole a su padre.
—¿Conoces a Fenrir Greyback? Es un amigo de la familia. Pasará a visitarte pronto para asegurarse de que le estás dedicando toda la atención a este problema.
Su padre estaba más cerca de lo que creía, temía por George, Remus, Draco e incluso por ella, sentía que estaba siendo caprichosa al querer estar el resto de su vida con los Weasley, Remus y Tonks quienes fueron las únicas personas que en verdad la amaban.
—¡No quiero más quejas, niña tonta!—Su padre le tiró una bofetada a Evangeline cuando tenía 12 años.—¡No te irás de aquí nunca! ¿Lo entiendes? ¡Nadie vendrá a sacarte de aquí, no tienes a ningún otro familiar a demás de mi!
Con rabia y por inercia soltó un golpe contra el espejo que tenía al frente, pero su ceño fruncido se desvaneció al recordar algo que su "Padre" Remus, le había dicho tiempo atrás.
—Eva, sabes que no compartimos lazos de sangre... Pero eso no quita el hecho de que te ame como si fueras mi familia.—La arrulló en sus brazos calmándola.—Si hubiera podido rescatarte de ese lugar antes, no lo habría dudado. Te amo, hija.
El golpe de la puerta la regresó a la realidad, tras la madera reconoció lagos de Harry en un tono de preocupación;—Eva, ¿Estás bien?
—Lo estoy Harry, no te preocupes.—Se dirigió a la ducha dándole paso a la lluvia artificial.
Se devolvió frente al espejo mirando su deformado reflejo, levantó su nueva varita y pronunció un "Reparo" poniendo aquel objeto como nuevo.
No tardó mucho tiempo en la ducha tampoco se demoró en cambiarse, lo que acaparó su tiempo en realidad fue el inmenso desayuno hecho por Molly.
—¿No quieres un poco más?—La rechoncha mujer se acercó mirándola con cariño.
—Te lo agradezco Molly, pero estoy llena.—Le mostró una cálida sonrisa.
—Ten, no olvides tomarla.—Molly le ofreció la poción que la mantenía estable.
Eva se levantó dándole un abrazo, el tener a Molly junto a ella todos los días lo consideraba una bendición, tenía alguien que se preocupara por ella y de cierta forma le recordaba a su madre cuando aún estaba viva.
De la chimenea salieron los gemelos, George se acercó a su novia dándole un beso en la mejilla;—Vamos, quiero darte algo.—Le murmuró en el oído con calma.
Eva no tardó en levantarse para tomar su poción y comenzar a seguir a George a fuera, pero Fred antes de que pudiera marcharse le sostuvo con cuidado de la muñeca y la atrajo hacia el dándole un abrazo.
—Feliz cumpleaños, roba hermanos.—Bromeó haciendo que Evangeline le de un ligero golpe acompañado de una risa.—Anda, ve con George, al parecer tiene una sorpresa para ti.
—Gracias Fred.—Le guiñó el ojo haciéndolo sonreír.
George y Eva llegaron finalmente a ver el cielo, tan precioso como si no sucediera nada, como si Voldemort no estuviera planeando algo para matar a Harry, la Greyback suspiró mirando el brillante cielo, realmente amaba ver las nubes acompañando al sol todos los días.
—Cierra los ojos.—George murmuró con una sonrisa.
Evangeline cerró sus ojos tal y como George se lo había pedido, en sus manos sintió un objeto el cual recordaba gracias al tacto.
—George...
—Ábrelos.—Besó la cabeza de la castaña.
Ella abrió sus ojos mirando el pequeño collar con un corazón plateado guindando de este;—Tuve que quitarle el efecto de la broma, si te lo ponías ese día lo más probable es que vomitaras babosas durante días.—Rió imaginando a Eva en esa situación.
—Gracias.—Murmuró con los ojos llorosos.
—Hey, no llores.—Soltó una risa nasal acurrucándola entre sus largos brazos.—Te quiero, Eva.
—También te quiero.—Se empinó plantándole un suave beso entre sus labios.
Nuevamente sintió su corazón latirle sin parar, amaba a George más que nada en su vida y estaba segura que el sentía lo mismo por ella.
—Por cierto, Remus envío un patronus advirtiéndome que si te pasaba algo me mataría.—Recordó George con una sonrisa.
Eva soltó una ligera risa imaginando la cara que Remus había puesto cuando se enteró de su relación con George.
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