Capitulo 19


La familia Weasley estaba enterada de la "relación" que había entre George y Evangeline. Ahora estaban acercándose a la tienda de los gemelos que la Greyback estaba más que ansiosa por conocer.

—Vamos, Eva.—Ginny tomó el brazo de su cuñada atrayéndola a ella sonriente.

—Voy, no recordaba que caminar me cansara tanto.—Intentó recuperar oxígeno en sus pulmones.

—Y aquí es, maravilloso ¿Cierto?—La menor de los Weasley entró emocionada al lugar.

—Maravilloso.—Eva miró el lugar como si nunca hubiera visto algo igual.

—¿Te gusta?—Cierto pelirrojo se acercó abrazándola por los hombros.

—Claro que si.—Sonrió recibiendo un beso casto.—Y antes de que lo preguntes, si bebí la poción.

George la vio con cariño, últimamente Eva había mejorado gracias a lo que tomaba. Con una ligera sonrisa, la Slytherin se alejó mirando los increíbles objetos de broma que habían regados por doquier.

—¡Fred, George!—Llamó a los gemelos que al instante se acercaron.—¿Cuanto por esto?

George iba a responder pero su gemelo se le adelantó;—5 galeones.—El novio de Eva rio mientras asentía con la cabeza dándole la razón.

—¿Y para mi?—Se cruzó de brazos igual a George.

—5 galeones.—Dijeron al unísono.

—George, soy tu novia.—Fingió estar ofendida.

Los gemelos si miraron entre sí antes de darle otra respuesta;—10 galeones.

—Está bien, no lo quiero.—Lo dejó en el estante y se acercó a George para besar su mejilla.—Iré a comprar una varita.

Su novio le guiñó el ojo antes de dejarla ir, al haber terminado su año fuera de Hogwarts se le dio la orden de regresar al colegio para completar su último año sin problemas. Camino sola por el desierto callejón y se dispuso a ir con Ollivander.

No tardó mucho en tener su nueva varita en manos, al estar en busca de Sortilegios Weasley unas frías manos la arrastraron;—Eva, Eva, soy Hermione.

Soltó un suspiro de alivio cuando vio a Granger frente a ella, luego miró a sus espaldas donde estaban Harry y Ron.

—¿Qué sucede?—Preguntó guardando su varita.—Creí que estaban en la tienda.

—Malfoy, está comportándose extraño...

—¿Extraño?—Hizo una mueca al no entender.

—Síguenos.—La llevó con los otros dos.

Habían llegado a Borgin & Burkes, donde se vendían una gran variedad de objetos siniestros. Ahí estaba él, de espaldas a ellos a juzgar por los movimientos de sus manos estaba
hablando animadamente con el propietario del negocio;—¿Sabes cómo arreglarlo?

Cuando Evangeline escuchó la voz de Draco sonrió, vaya que había extrañado a Malfoy a pesar de su última pelea en Hogwarts.

—Posiblemente, tendré que verlo de todos modos. ¿Por qué no lo dejas en el negocio?

—No puedo, solo dime como.

—Bien, sin verlo debo decir que es un trabajo muy difícil quizás imposible. No puedo garantizar nada.

—¿No? Quizás esto te convenza.

A pesar de los intentos de entre cerrar los ojos para ver lo que hacía no pudo ver con claridad.

—No le digas a nadie.—Murmuró Draco.—¿Conoces a Fenrir Greyback? Es un amigo de la familia. Pasará a visitarte pronto para asegurarse de que le estás dedicando toda la atención a este problema.

Aquella sonrisa en el rostro de Eva no tardó en desvanecerse, su padre se había vuelto a relacionar con los Malfoy por lo tanto había vuelto a su puesto como mortifago.

—No habrá necesidad.

—Ya está decidido. Bien, será mejor que me vaya, y no olvides mantenerlo a salvo lo necesitaré.

—¿Quizás quieras llevarlo ahora?

—No, por supuesto que no estúpido, ¿Cómo llevaría eso por la calle? Solo abstente de venderlo.

—Por supuesto que no... señor.

Cuando notaron que Draco iba a salir del lugar, pero Eva no iba a dejarlo ir tan fácil sin darle una explicación;—Vayan ustedes.

—Eva...—Harry intento llamarla.

—Que se vayan.—Los miró con molestia logrando así su cometido.

—¿Qué haces aquí?—El rostro de Draco empalideció al verla.

—Eso debería preguntártelo yo.—Eva se cruzó de brazos.—¿Qué hacías ahí?

—No es tu asunto.—Intentó marcharse pero Eva lo retuvo del brazo.

—Claro que lo es, dime ya porque involucras a mi padre, ¿Te está obligando?—La preocupación se notaba en su voz.

—Nadie me está obligando a nada, no seas paranoica.—Se quejó.

—¿Entonces por qué tiemblas?—Acercó su boca al odio del rubio.—Mírame a los ojos y dime que no te involucraste con los mortifagos.

Draco agachó la cabeza, su labio había comenzado a temblar, sabia que podría confiar en ella.

—Draco, mírame.—Lo obligó a levantar la mirada, sus mejillas estaban llenas de lágrimas.

Con el ceño fruncido se atrevió a desabotonar la manga de la camisa de Malfoy levantándola para así ver la marca, sus labios se separaron un poco.

—Si no lo hacía... Matarían a mi familia, no puedo permitir que mi madre sufra ella no...—Su voz se rompió al mismo tiempo que Eva le daba un abrazo intentando calmarlo.

—Está bien Draco, todo está bien.—Le murmuró mientras acariciaba su rubio cabello.—No permitiré que te pase algo, lo juro.

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