Capitulo 1


El lugar en el que se encontraba Evangeline era realmente horrible, muchos mortifagos no entendían como había llegado ahí pero para ser sinceros a nadie le importaba.

—Evangeline... Traje a alguien para divertirte.—La voz de su padre resonó en sus oídos haciéndola temblar.

—Padre... Basta, no quiero.—La voz de su padre se escuchó tenebrosa por la habitación, el miedo que le tenía a él podría compararse con su peor fobia.

—No me interesa lo que tú quieras, niña estúpida. Deberías estarme agradecida, gracias a mi estás viva.—Gruñó en su oído.—Ahora, deja de llorar y ve con el.

Evangeline estaba en un rincón recordando todo, Azkaban era mejor que su antigua casa, nadie mas la lastimaba de ninguna forma y aunque hacía frío ella ya estaba acostumbrada a pasarlo.

—¡Quiero irme de aquí!—Le gritó a su padre.

—¡De ninguna manera! ¡Soy tu padre y tienes que obedecerme!—Se le acercó con notoria furia.

Evangeline tocó la ligera cicatriz en su mejilla, ese día la agredió de tal manera hasta dejarla inconsciente por los duros golpes.

—Ven aquí pequeña niña, gracias a mi tu padre recibirá un buen puesto.—Parloteó un hombre de avanzada edad.

Ella no le hizo caso, tenía miedo pero eso al hombre no le importó en lo absoluto, se le montó encima repartiéndole besos húmedos en todo el rostro. Hubo algo que Evangeline notó y el hombre no, la varita.

En muchas ocasiones había escuchado a los mortifagos asesinar sin piedad a Muggles por simple diversión, ¿Que podría pasar? Después de todo lo haría para defenderse. Con rapidez le quitó la varita y gritó;—¡Avada Kedavra!

Sonrió mirándose las muñecas, aún tenían los moretones causados por aquel hombre, pero sentía satisfacción al recordar como lo había asesinado, no entendía como había terminado en aquel lugar lleno de criminales con tan solo 16 años.

—¿Hogwarts?—Se burló el licántropo.—De ninguna manera, tienes que estar aquí.

—¿Que es Hogwarts?

—A nadie le agradan las niñas preguntonas, cállate.

La presciencia de un hombre llamó su atención, al estar tan metida en sus recuerdos no pudo oírlo llegar.

—¿Quien es usted? Aléjese de mi.—Como pudo se cubrió con la ropa asignada de Azkaban.

—Tranquila Evangeline, no te haré daño.—Habló el anciano.

Pero ella aún no confiaba en su palabra, muchos hombres le habían dicho eso antes de lastimar cada parte de su cuerpo.

—Mi nombre es Albus Dumbledore, director de Hogwarts y voy a sacarte de aquí.

—Hogwarts...—Murmuró recordando.

—Ven, este no es un lugar para ti.—Sonrió extendiéndole la mano.

Pero ella temerosa se levantó sola, al salir del lugar miró con miedo a algunos de los hombres que habían abusado de ella, apretó los ojos y tragó saliva intentando no llorar.

—¿Cuanto tiempo a pasado?—Preguntó con la voz débil.

—Haz estado casi 2 meses, intenté venir por ti antes pero era más complicado de lo que parece.

—¿Qué es Hogwarts?

—Hogwarts es una escuela a la cual asisten jóvenes magos para desarrollar sus habilidades mágicas.—Contestó.—Hay muchos chicos de tu edad, uno muy particular también.

—Pero señor, yo... no tengo dinero.—Murmuró con pena.

—De eso no te preocupes.—Mencionó saliendo finalmente de aquel oscuro lugar.

—¿Tendré que regresar con mi padre?—Preguntó asustada.

—Oh Evangeline, nadie volverá a lastimarte.

—¿Lo promete?

—Lo prometo.

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