Capitulo treinta y cinco: Las luces se apagan en la Tierra

Cuando Coast City quedo a la vista más allá de las colinas, Clark, Diana y Carol se quedaron a las afueras y se pusieron sus ropas de civiles, para después salir a un restaurante alejado por la carretera. Diana abrió su coche y todos subieron para irse después. Ninguno de los compañeros había hablado desde que partieron por primera vez, pero sus mentes habían estado corriendo, haciéndose la misma pregunta: "¿por qué?"

Pero en el fondo sabían que no importaba, que no podían hacer más que maravillarse. Todo lo que importaba era que Hal Jordan estaba fuera de la Tierra y que Carol Ferris los dejaría una vez más, y esta vez no regresaría.

No les extraño la decisión que tomo Carol. No habían sido ciegos al dolor que había persistido en los ojos de Carol desde su regreso de Zamaron, pero no habían creído que fuera suficiente para que ella dejara su amado hogar para siempre. Después de todo, Batman había expuesto su identidad al ojo publico y ahora no le quedaba mas remedio que irse y reconstruir lo que eran las Sapphire Corps.

Ella se preguntaba respecto a Hal... "¿Realmente no hay nada que hacer?" "¿Ninguna mano mortal podría curar las heridas del alma cansada de Hal ante su caída a Parallax?"

"Ojala y hayamos tomado la decisión correcta", pensó Diana mientras su auto subía la última colina que dominaba la carretera fuera de la ciudad.

"¿Seguro que no hay algo que podamos hacer por Hal?" ¡No puede estar completamente fuera de nuestro alcance!", Clark supo que ese pensamiento era falso en el momento en que entró en su mente.

Se había encontrado con tantas cosas en su vida que estaban más allá de su comprensión, y aunque él y sus compañeros habían vencido las probabilidades muchas veces, siempre habría cosas que iban mucho más allá de su alcance. De alguna manera sabía que la llamada de los Lanterns al Universo era una de esas cosas. Y de verdad, Clark descubrió que eso estaba perfectamente bien.

Diana y Clark tenían que aceptar el hecho de que había algunas cosas de las que solo podía preguntarse. Y tenían que aceptar para siempre la salida de Hal Jordan de sus vidas; pero en ese momento ambos héroes se dieron cuenta de que después de todo, no era una tarea tan difícil. Tal vez no entendieron el dolor de Carol, pero no necesitaban hacerlo. Ahora sabían que Carol solo encontraría la felicidad lejos, al otro lado del espacio. Y si encontrar la paz significaba que ella tendría que dejar atrás a su hogar, que así sea.

* * *

La mente de Barry Allen bullía con pensamientos no muy diferentes a los de sus amigos; pero dentro de su corazón, la ira comenzó a mezclarse con el dolor que pensó que podría desgarrarlo. No fue justo. Hal había luchado tanto, había perdido tanto, todo por el bien de los demás y sin embargo, por sus sufrimientos solo había recibido dolor.

¿Cómo podía el destino ser tan cruel con esa persona que había sido empujada al borde y más allá para traer la salvación al mundo y al Universo?

"¿Por qué tuviste que ser tú, Hal?", pensó Barry, parpadeando desesperadamente para contener las lágrimas.

"¿Por qué Parallax tuvo que elegirte para caer?"

Cuando llegaron al restaurante, Barry vio a Carol, Clark y Diana bajándose de un auto. Los dos héroes bajaron de sus asientos y Barry escuchó a Diana reír y hablar con Carol.

Barry miró pensativo a su amiga Diana, pero su dolor se profundizó cuando vio la tristeza en el rostro de Carol. Pero Barry se encontró más calmado al encontrar algo diferente en los ojos alguna vez tristes de Carol, algo que bordeaba la serenidad, casi una sensación de... alivio.

Cuando miró esos ojos, Barry sintió que su tristeza comenzaba a desvanecerse muy levemente. Sabía que el dolor de la ausencia de Hal permanecería para siempre, pero se aliviaría probablemente al saber que Hal estaría en un lugar donde el dolor no podría tocarlo.

Barry se dio cuenta de que Carol había comenzado a hablar y escuchó las palabras de la nueva reina de las Star Sapphires.

-Bueno, aquí es donde me despido... gracias por haber confiado en mí – dijo ella poniéndose su anillo violeta y cambiando a su atuendo galáctico – Les prometo que intentare averiguar todo lo que pueda acerca de este Parallax y de su interés en Hal para poder liberarlo. Tienen mi palabra.

-Te recomiendo que no hagas nada tonto contra los Guardianes de Oa – le aconsejo Diana sin despegar sus ojos de ella – Dices que sientes lo que Hal... entonces respeta su decisión y acepta que el se entregó.

-Es que no puedo... – Carol lucho por contener el llanto al decir esas palabras – Siente odio, soledad... ha perdido la voluntad para vivir.

Y mientras miraba el rostro triste y bondadoso de Star Sapphire, Barry finalmente logró que sus lágrimas fluyeran, y la sensación de liberación que esas lágrimas trajeron le hizo preguntarse por qué había luchado contra ellas en primer lugar.

Solo pudo aceptar que Hal había tomado su decisión.

-Esto no puede ser – dijo Carol desesperadamente – ¡Esto no puede ser el final!

¿Cómo podía marcharse Carol ahora, cuando todo volvía a ser verde, hermoso y brillante? ¿Cómo podía marcharse justo cuando la Tierra y el Universo se libraron de Parallax?

No por primera vez, Barry se preguntó si podría haber hecho algo para ayudar a su amigo contra el mal que casi los había consumido a todos y había llevado a Carol a las profundidades más oscuras de la desesperación. Tal vez si Barry hubiera luchado un poco más duro, hubiera sido un poco más fuerte...

El velocista escarlata ahuyentó esos pensamientos de su mente antes de tener la oportunidad de terminarlos. De nada servía preguntarse qué podría haber pasado, de nada serviría detenerse a pensar en cosas que no se podrían deshacerse. Ya no importaba. Ahora era el momento de que Barry escuchara a Carol decir adiós.

Carol se adelantó y abrazo a cada uno de sus nuevos amigos en la frente, primero a Clark, luego a Diana y por último a Barry, quien sintió que una inesperada resignación se apoderaba de él ante el toque de Carol. Carol cruzaría el Universo, donde encontraría curación y paz; y Barry estaría regresando a Central City, a su hogar, donde lo esperaba su familia y su cotidianidad como héroe. Ambos por fin estarían completos de nuevo.

-Te prometo que hablare con los Guardianes y tratare de que Hal vuelva... él no se merece lo que le paso – le dijo Carol aun sin romper el abrazo –

-Sé que pude haber hecho más... lo siento – Barry rompió el abrazo y no se atrevió a ver a Carol a los ojos. Sentía que les había fallado tanto a todos, y en especial a Hal Jordan –

-Si la Tierra vuelve a peligrar, entonces consideren a las Sapphire Corps como aliadas. Yo volveré, lo prometo.

Y entonces, Carol se echó a volar hacia los cielos nocturnos.

Mientras Barry observaba cómo Star Sapphire se alejaba en los cielos, se dio cuenta de que este no era realmente el final. Mientras observaba la luz violeta de Carol que había desaparecido en la distancia, Barry supo en su corazón que esto no era realmente un adiós.

Le había creído a ella; le había creído a Carol que volvería a ver a Hal Jordan y que regresarían para curar sus heridas.

-Adiós por ahora, Hal Jordan. Adiós por ahora.

* * *

Carol respiró profundamente, llenando su pecho con la sensación de volar por el Cosmos y por un momento el peso en su corazón ya no fue tanto. Aunque el recuerdo de los rostros afligidos de sus nuevos amigos aún estaba claro en su mente, Carol sabía que el dolor de su partida no ardería para siempre en sus corazones.

Sus responsabilidades como héroes aumentarían, las familias crecerían y la Tierra prosperaría; la gente podría vivir sus vidas al máximo.

Y mientras tanto, ella como la nueva reina del Sapphire Corps se aseguraría de que las nuevas reclutas no pasaran por lo que ella para poder unirse al Corps. Alejaría los malos sentimientos de sus corazones y trataría de que la entidad del amor; el Devastador, no tomara posesión de los cuerpos de forma involuntaria.

Mientras tanto, también trataría de ayudar a Hal. El la había salvado y ahora ella debía de devolverle la voluntad para vivir.

Se prometió a si misma que si la vida volvía a ponerla en el camino del piloto, jamás lo dejaría ir de nuevo, y que además le devolvería su voluntad para vivir.

Con una última lágrima, Carol levito justo al lado de la Luna y contemplo al planeta azul que estaba frente a ella. Se despidió en silencio de esa maravillosa tierra que sería para siempre su hogar.

-Volveré... algún día volveré.

* * *

Uno por uno, los tres héroes se alejaron de la carretera y cada quien se fue por su lado. No intercambiaron palabras mientras se alejaban; no se necesitaban palabras, no se necesitaban. Sus corazones estaban cargados de tristeza que sabían que pasaría con el tiempo.

Lamentaron la caída de Hal Jordan y también su posible nueva enemistad con Batman y la fracturación de la Justice League, pero no permitieron que la desesperación los dominara. Sabían que podrían continuar mientras llevaran para siempre con ellos el sentimiento de hacer lo correcto incluso en los peores momentos.

En sus corazones, sabían que nunca volverían a ver a Carol y Hal en la Tierra. Sin embargo, habría ocasiones, cuando las estrellas brillaran y todo lo demás estuviera en silencio, en que mirarían al cielo y escucharían la suave voz de su amigo susurrando en el viento.

Y en esos momentos, sabrían sin lugar a dudas que los Lanterns nunca los dejarían.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top