Capítulo diez y seis: Un estudio en rosa
Wonder Woman miró preocupada la masa de cristal que actualmente ocupaba el centro del laboratorio del Salón de la Justicia.
-¿Cómo pasó esto? – exigió saber Diana –
-Star Sapphire – gruñó Batman que estaba sentado en una mesa de trabajo con bastantes cristales en ella – Ya estoy trabajando analizando las astillas de cristal que corte de los bloques en STAR Labs.
-¿Así que es ella? – el tono relativamente uniforme de Superman no pudo disimular por completo la justa ira que bullía en sus palabras. Ver a su propio compañero de equipo encerrado en el temido cristal rosa casi había desterrado cualquier renuencia a creer en la culpabilidad de Star Sapphire –
-La vimos hacerlo con nuestros propios ojos, Clark – dijo Flash –
Superman asintió sombríamente.
-Entonces ella tiene que ser detenida. Tan pronto como sea posible. ¿Alguna idea de dónde fue? – pregunto Clark –
-Supongo que todavía está en Coast City – respondió Flash – Hubiéramos intentado rastrearla cuando desapareció por primera vez, pero estábamos tratando de liberar a J'onn.
Wonder Woman desvió su mirada del marciano atrapado para mirar a los demás.
-No entiendo cómo ustedes tres... – hizo un gesto hacia Zatanna, Batman y Flash – No fueron afectados por el cristal en absoluto – Flash tosió, haciendo que Diana se concentrara en él – No lo estas, ¿verdad Barry?
-Ah... podría haber habido algunos... efectos mínimos – anuncio Flash –
-Deja de tratar de restarle importancia, Flash – dijo Batman sin levantar la vista de su microscopio – Estuviste bajo el cristal durante un minuto completo.
-¿Que? – Superman estaba horrorizado –
-Oye, vibré muy rápido antes de que el cristal pudiera hacer cualquier cosa extraña. Estoy bien – dijo Flash apresuradamente –
-Eso está por verse – dijo Batman – Te quiero aquí esta noche para observación.
-¿Toda la noche? – gruño Barry –
-Quiero asegurarme de que no haya efectos secundarios.
-¡No Bats! – Flash protestó. Miró alrededor de la habitación en busca de ayuda – Vamos, muchachos – suplicó –
-Es una buena idea – menciono Diana. Zatanna ya había decidido no interferir, por lo que Flash se dirigió esperanzadamente a Superman –
-Lo siento, Barry, estoy de acuerdo con Bruce – dijo el Hombre de Acero en tono de disculpa – Por lo que parece, apenas escapaste de unirte a J'onn en animación suspendida.
La cara de Flash cayó.
-No me lo creo. Vamos Bruce, ten corazón – Barry volvió a suplicar – Tengo una cita esta noche. Iris se enfadará mucho si la dejo plantada... de nuevo.
-Tienes dos opciones – le dijo Batman, aún sin levantar la vista –Uno: deja de hablar ahora y quédate aquí por la noche. Dos: puedes seguir quejándote y seguir aquí, pero te pondré unas esposas a prueba de sonido en la cama de la enfermería.
-Bien. Opción número uno – Barry gimió – Eres un verdadero aguafiestas, ¿lo sabías? Esta tiene que ser como la quinta vez que me haces romper una cita con Iris.
-Relájate. Todavía sale contigo después de más de un año. Si tus excusas aún no la han alejado, dudo que una cita rota más lo haga – le dijo Bruce fríamente y siguió trabajando –
-Bueno, será mejor que tengas razón en eso... Bruce – dijo Flash con cierta aspereza – Porque Iris me gusta mucho – y entonces Barry salió corriendo, presumiblemente para llamar a su novia y pedirle perdón –
-Él no está muy contento con nosotros, ¿verdad? – pregunto Clark –
-A él no le gusta que lo cuiden – dijo Zatanna –
-Lo compensaremos – prometió Wonder Woman – ¿Qué hay de ustedes dos? – le preguntó a Zatanna y a Batman – ¿El cristal les hizo algo?
-No me tocó – le aseguró la hechicera –
Batman no dijo nada.
-¿Bruce? – Wonder Woman se volteo hacia él, su voz era firme –
-Lo intentó, pero no pareció funcionar.
Wonder Woman abrió la boca para decir algo, pero Superman la detuvo con un movimiento de cabeza. Batman tenía ese borde en su tono que indicaba que estaba cada vez más molesto con las constantes interrupciones en su trabajo y más con las preguntas que el consideraba tontas de parte de sus compañeros.
-Vamos chicas, dejemos que Bruce haga su investigación.
Clark tomó del brazo a Diana y a Zatanna y las condujo fuera de la habitación, lanzando una mirada solemne a la forma congelada de J'onn.
***
Carol se despertó con el sonido apagado de su teléfono celular. Le tomó al menos cinco repeticiones de su tono de llamada para que se despertara lo suficiente como para darse cuenta de que debía contestar y otras cuatro antes de que sus dedos revueltos ubicaran el teléfono debajo de una sección arrugada de su edredón. Se las arregló para presionar el botón de recibir antes de que la llamada fuera al correo de voz.
-¿Hola?
-Hola Carol – respondió Héctor Hammond – ¿Te atrape en un mal momento?
-¿Hm? Oh no, solo estaba dormido.
-¿Durmiendo? – Héctor sonaba levemente sorprendido – Apenas está oscuro afuera.
-¿Qué? – Carol giró la cabeza para mirar por la ventana y vio que de hecho, todavía era tarde en el crepúsculo –
¿Cuándo tiempo me quedé dormida? Más importante aún, por que me quede dormida.
-¿Carol? ¿Sigues ahí?
Carol volvió a centrar su atención en la conversación.
-Sí, estoy aquí. Lo siento... solo estaba tratando de averiguar a qué hora me quedé dormida. Debí haberme acostado para una siesta rápida y me he quedado completamente dormida.
-Creo que te estás sobrecargada de trabajo, Carol.
-Probablemente – ella estuvo de acuerdo con tristeza –
A decir verdad, estaba un poco preocupada por la frecuencia con la que parecía estar tomando siestas no planificadas, perdiendo la noción del tiempo u olvidando lo que estaba haciendo últimamente. El exceso de trabajo explicaría todo y era más aceptable que otros diagnósticos (un tumor cerebral, por ejemplo).
No, el estrés, pensó ella, tenía que ser eso. Incluso Hal había observado ayer que se estaba poniendo a sí misma bajo mucha presión para asegurarse de que el Peregrine 2.0 no siguiera el camino de su predecesor.
-Deberías tomarte un descanso de vez en cuando – continúo Héctor – Los seres humanos también necesitan tiempo libre. Es una necesidad biológica reducir la cantidad de hormonas del estrés en su cuerpo.
-¿Esto viene de un hombre que nunca parece tener tiempo? – Carol preguntó en broma –
Desde que se volvió a conectar con Héctor hace poco más de dos meses, había estado hablando más con él por teléfono. Héctor se había convertido en un confidente para ella, siempre dispuesto a escucharla desahogar sus frustraciones sobre cierto piloto de la USAF y habiendo conocido a Hal casi tanto como ella, Héctor también estaba en una posición única para ofrecer ideas y consejos. Carol había propuesto reuniones para almorzar para ponerse al día más de una vez, pero Hector siempre la había rechazado con pesar, citando su carga de trabajo en STAR Labs.
-En realidad, por eso estoy llamando – dijo Héctor – Tuve un... desarrollo inesperado en mi proyecto actual, lo que liberó un poco mi agenda. ¿Estás libre esta noche? Podemos ir a cenar.
-¿Esta noche? – Carol se cubrió con la sabana – Héctor me encantaría, pero estoy de los nervios con la prueba del Peregrine y...
-Nada ira mal con el Peregrine esta vez, Carol. Lo que sucedió la última vez fue una casualidad, no hay forma de que se repita el incidente con una compañía del calibre de Ferris Air, especialmente no con una CEO tan brillante en el timón – A su pesar, Carol sonrió ante el halago –Además... ¿No estamos hablando de que necesitas un descanso?
-Lo estábamos haciendo – Carol lo admitió –
-Entonces... ¿qué te parece? Porque no estoy seguro de cuándo tendré otra noche libre.
Carol echó un vistazo al reloj.
-Está bien Héctor... dame una hora para arreglarme, luego te veo... ¿dónde quieres comer?
-¿McDuffie's?
-Suena bien. Te veré allí.
Cuando colgó, notó tres llamadas perdidas y un mensaje de texto de Hal. El texto explicaba que la había llamado para decirle que su examen de los planos de Peregrine no mostró nada malo.
Estamos listos para despegar.
Había escrito el piloto. Eso fue tranquilizador... definitivamente, pero Carol se preguntó cómo había perdido sus tres llamadas en primer lugar. Dada la facilidad con la que se había despertado cuando su teléfono empezó a sonar, cualquiera de ellas debería haberla despertado antes de que Héctor llamara.
***
Carol se reunió con Héctor diez minutos después de la hora que le había prometido en McDuffie's, un agradable restaurante de categoría media en una de las zonas más tranquilas de la ciudad. Sus disculpas y la excusa de que había más trabajo que resolver de lo que había previsto estaban un punto de derramarse de sus labios cuando Héctor la hizo callar.
-Está bien Carol, sé que tienes mucho que hacer – dijo con una sonrisa – No te preocupes, no esperé mucho. Además... estamos aquí para relajarnos. No hablemos de trabajo esta noche. ¿Trato hecho?
-Trato hecho – coincidió Carol, devolviéndole la sonrisa con una propia – ¿De qué deberíamos hablar?
Héctor se rió mientras le hacía señas a un mesero para que trajera el menú.
-De lo que sea menos de trabajo y de Hal Jordan – dijo el cálidamente –
***
Había un aire de silencio casi total en el Salón de la Justicia esa noche, lo que normalmente le habría sentado bien a Batman. Como el multimillonario playboy Bruce Wayne, rara vez tenía un minuto para sí mismo y cuando usaba la capucha, estaba rodeado de ambientes desagradables, delincuentes ruidosos o compañeros de equipo parlanchines.
Una de las razones por las que había establecido su cuartel general en una cueva subterránea era para satisfacer su necesidad de soledad pacífica, ya que ese era el estado en el que trabajaba con mayor eficacia.
Esta noche sin embargo, el silencio era desconcertante porque había dos personas con él en el laboratorio y ninguna de ellas hacía ruido.
Tratando de encogerse de hombros, Batman desenvolvió el brazalete del monitor electrónico del brazo de Flash.
-Hemos terminado – dijo Bruce con su voz profunda que era como el chasquido de un látigo en la quietud antinatural –
-¿Y? – pregunto Barry –
-Todo parece normal.
-Podría haberte dicho eso – dijo Flash con angustia, saltando de la silla. Echó un vistazo a la pantalla de tiempo digital sobre la puerta del laboratorio; se configuró en la hora estándar del este y actualmente marca las 00:15 – Todavía no me dejaras ir a casa, ¿verdad?
-Tendré que repetir las lecturas al menos dos veces más durante la noche. Necesitamos estar absolutamente seguros de que tu sistema no tiene ninguna reacción retardada al contacto con el cristal.
-Quieres decir que necesitas estar seguro – le soltó Flash – Porque aparentemente no puedes confiar en lo que tengo que decir sobre mi propio cuerpo.
-Yo no...
-Sabes, Batman... cuando digo que tengo un metabolismo hiperacelerado, lo digo literalmente. No tengo reacciones tardías. Si nada ha pasado hasta ahora, nada pasará. Lógicamente podría irme a casa ahora mismo.
-Son las 11:15 en Central City. Aún así habrías perdido tu cita – le recalco Bruce –
-Caramba, me pregunto de quién es la culpa – replicó Flash de forma sarcástica –
-Flash...
-¿A qué hora necesitas que venga para la próxima prueba? – Flash lo interrumpió –
Batman solo se molesto.
-A las 2:30.
-Bien. Te veré entonces... – Flash salió del laboratorio antes de que Bruce pudiera parpadear –
Una tos más leve atrajo la atención de Batman hacia la única otra persona en movimiento en el laboratorio.
-¿Disfrutando del espectáculo? – el preguntó maliciosamente –
-¿Honestamente? Sí – admitió Zatanna – No lo conozco mucho, pero no es frecuente que Barry se enfade tanto. Para ser bajito, tiene un temperamento decididamente ecuánime.
Batman no dijo nada, solo desvió su mirada hacia el bajo microscopio el cual estaba estudiando fragmentos de cristal.
-También eso... – continuó Zatanna – Es bastante esclarecedor sobre su estado mental actual.
Ante eso, Batman volteo bruscamente.
-¿Crees que el cristal afectó su mente?
-No puedo decir nada con certeza – detectó ella – La luz dura no es mi área de especialización, pero cuanto más estudio este cristal... más evidente se vuelve que también hay algún tipo de elemento místico involucrado.
-¿Qué has descubierto?
-Parecería que el diseño de este cristal está destinado a evocar los recuerdos del amor perdido – dijo Zatanna – Lo que lo hace particularmente efectivo contra cualquier persona que haya perdido a un ser querido, y especialmente aquellos cuyo dolor aún es fuerte.
Los ojos de Batman se entrecerraron en contemplación, lanzando una mirada escrutadora a su compañero de equipo cristalizados.
-J'onn todavía lamenta la pérdida de su planeta y su familia – anoto Batman –
-Yo notó que Barry todavía se pone de mal humor el día 19 de cada mes – le comento Zatanna –
-La fecha de la muerte de su madre – dijo Batman – Sin embargo, hay una falla en tu teoría. No me afectó el cristal... de los pocos fragmentos que crecieron en mi traje, se desprendieron con bastante facilidad.
-Bruce... – dijo Zatanna cambiando abruptamente a sus nombres civiles – Con toda honestidad, ¿cuándo fue la última vez que pensaste en tus padres antes de hoy?
Batman se molestó pero no porque estuviera enojado, sino en realidad tuvo que hacer una pausa para pensar en su respuesta.
-No estoy seguro. Ha pasado un tiempo...
-Precisamente es mi punto. Tus padres perecieron hace ya casi treinta y seis años y has crecido mucho desde entonces. El espíritu humano es muy resistente... y a pesar de tus mejores esfuerzos para aferrarte al dolor y la sensación de injusticia que crees que alimenta tus acciones como Batman, te ha curado. En contra de tu buen juicio, has dejado ir el dolor de perder a tus padres... y todo lo que queda es un recuerdo agridulce. ¿Estoy en lo correcto?
El gentil desafío de Zee quedó en el aire por un largo momento antes de que Batman volviera a hablar, con su rostro completamente inexpresivo y su voz tranquila.
-Esa es una gran idea... – no era ni una confirmación ni una negación de la deducción de su amiga, pero la hechicera sabía que tenía razón –
-Es fácil ser perspicaz cuando uno reconoce lo que ha pasado por uno mismo.
Batman levantó una ceja ante esto. Sabía que Zee había pasado por una experiencia similar a la suya, perdiendo a su padre y mentor de Bruce; John Zatara.
Todo lo que Bruce sabia era que John Zatara había intentado detener a un demonio que intentaba pasar a nuestro plano, y que para detenerlo había tenido que dar su propia vida. Aunque no era la versión completa, ya que se decía que John Constantine lo había entregado al demonio para poder destruirlo. Razón por la cual Bruce no acepto que Constantine se integrara al equipo. De todas las personas en la Justice League, Bruce Wayne era la única persona que podría afirmar conocer verdaderamente a Zatanna Zatara.
-A mí me tomó años, pero seguí adelante. No tengo un dolor persistente por la muerte de mi padre, razón por la cual el cristal de Star Sapphire no pudo tocarme – anuncio la hechicera –
-Debes haber perdido a otros desde entonces – dijo Batman. Todavía estaba tratando de determinar exactamente qué criterios deberían cumplirse para que el cristal atrapara a alguien – Entonces el cristal necesita que haya un dolor profundamente arraigado y una sensación de anhelo por una persona fallecida – reflexionó Batman –
-Parece que sí. No estoy segura de si las emociones tienen que estar ligadas a un individuo fallecido o simplemente a uno que no está presente por alguna razón.
-Es suficiente para continuar, por ahora – Batman se quedó pensativo – Si tienes razón, eso explicaría por qué J'onn y Flash se vieron afectados, pero no explica cómo salió Flash.
Entonces Zatanna le sugirió así como así, queriendo hacer entrar a Bruce en razón.
-Quizás las lecturas científicas no sean las herramientas que necesitas en este caso.
***
-... y creo que casi lo descubrió – dijo Héctor mientras volvía a llenar su copa de vino y la de Carol –
A pesar de su acuerdo de no hablar de nada relacionado con el trabajo, Carol y Héctor de alguna manera habían hablado sobre la familia, planes de viaje, pasatiempos, recuerdos de la escuela secundaria y las últimas películas, antes de finalmente aterrizar en el tema de la epidemia actual de hombres cristalizados.
Naturalmente una vez que Carol dijo el tema, la conversación inevitablemente cambió a la tarea de Héctor por parte de Cadmus para averiguar cómo neutralizar a Star Sapphire (aunque no lo dijo con tantas palabras).
-¿De verdad crees que Star Sapphire es el que está detrás de los adornos de cristal? – Carol aún no estaba convencida de que este fuera el caso, pero inexplicablemente, sintió un leve eco de culpa cada vez que pensaba en la posibilidad de que Star Sapphire estuviera involucrada en la ola de crímenes más extraños de Coast City –
-Encaja – insistió Héctor – Incluso en sus primeras apariciones, surgió una actitud muy dura contra los criminales que detuvo. Con su poder podría haber perdido fácilmente los pocos principios que tenía y convertirse en una supervillana total.
-Imagínate eso – dijo Carol a la ligera, cubriendo su arrepentido malestar con una risa – La primer supervillana de Coast City.
Héctor mostro levemente una molestia ante lo que vio cómo su actitud casual sobre un problema serio, pero optó por dejar pasar su comentario frívolo. Carol realmente se había estado esforzando hasta los huesos últimamente: una conversación seria era lo último que quería en este momento, y mentalmente se pateó a sí mismo por haberlo olvidado.
Es hora de cambiar de tema.
-Bueno, eso fue suficiente. Hemos terminado de cenar. ¿Estás lista para el postre? – Héctor le comento –
-Claro – respondió Carol fácilmente – Quién sabe cuándo tendré la próxima noche libre. También podría aprovechar al máximo esta rara oportunidad de pasar tiempo contigo.
Ella le sonrió cálidamente y él le devolvió la sonrisa fácilmente.
Siempre había tenido debilidad por ella.
***
Batman no tardó mucho en localizar Flash. El infeliz velocista estaba en el extenso gimnasio del Salón de la Justicia, descargando sus frustraciones de la única manera que podía: correr.
Antes de la muerte de su madre, Barry realmente no necesitaba una salida para sus emociones. Sin embargo, después del desordenado y trágico asunto con Zoom, su comportamiento normalmente despreocupado se había atenuado por un tiempo y la confusión emocional de perder a Jay Garrick, aceptar el papel de Zoom en la muerte de su progenitora y casi morir él mismo... necesitaba encontrar una forma de desahogarse de vez en cuando.
No sorprendió a nadie que la velocidad bruta demostrara ser el mejor método para hacer esto. Iris West había sido muy comprensiva y había demostrado ser de gran ayuda en los difíciles primeros meses después de la muerte de Jay, pero nada calmaba a un velocista como un par de vueltas alrededor del mundo. Por supuesto, Barry no pudo hacer eso cuando tuvo que permanecer en la base para cumplir con los deberes del equipo. Así que a Green Lantern y a Cyborg se les ocurrió la idea de modificar una caminadora para las necesidades de Barry.
Se necesitó una fantástica cantidad de retoques y reconstrucción para garantizar que la cinta de correr pudiera mantener la velocidad de Flash sin desintegrarse por completo, pero lo lograron. Era la "Caminadora Cósmica", como Hal la había apodado.
Hoy en día, Barry usaba la cinta de correr más para entrenamiento real o para aliviar el aburrimiento que como un saco de boxeo metafórico, pero estaba bastante claro que no iba a correr para practicar esa noche. El Velocista Escarlata no era más que un borrón rojo en la cinta de correr que zumbaba y contenía un rayo dorado que parpadeaba alrededor de su forma.
-Flash, tenemos que hablar.
-Carajo – dijo Barry mientras los rayos se intensificaron en una red dorada. El ruido de la caminadora se hizo más agudo –
Terco como siempre.
Reflexionó Batman. Era un cliché tan típico que un velocista intentaría huir de sus problemas. Batman sin embargo, mantuvo un registro cuidadoso de las capacidades de cada miembro del equipo y sabía que Barry no podría mantener una velocidad tan alta por mucho tiempo. Se cruzó de brazos y esperó a que se cansara.
En cuestión de minutos, Flash se vio obligado a reducir la velocidad; los rayos volvieron a niveles controlados y la cinta de correr volvió a su constante zumbido suave.
Batman todavía esperó. Barry estaba mucho más acostumbrado a ese ritmo y podía mantenerlo durante mucho más tiempo que su ritmo frenético anterior.
Después de casi media hora, la paciencia del Caballero Oscuro finalmente fue recompensada cuando Flash redujo la velocidad hasta detenerse, apagó la caminadora y se sentó pesadamente en la plataforma, jadeando.
-Tú... eres un bastardo testarudo – le informó Flash –
-Me han llamado cosas peores – dijo Batman, molesto –
-Ya creo – Barry se quitó la capucha, revelando su cabello desordenado y sus ojos preocupados – ¿Por qué estás aquí, Bruce?
-Necesito averiguar más acerca de cómo te afectó el cristal.
-¿Y todas las pruebas que me vas a hacer esta noche no son suficientes para averiguarlo?
-Las pruebas solo me darán información sobre tu condición física. Necesito evaluar tu estado mental.
-No te creo, Bruce. Si en serio piensas que un cristal rosa me va a volver loco...
-Barry... Zee tiene la teoría de que el contacto con el cristal trae a la mente ciertos recuerdos dolorosos – Barry se puso rígido, sus ojos se nublaron de dolor – Te mostró a tu madre, ¿no es así? – la voz de Batman era sorprendentemente suave –
-No quiero hablar de ello.
-Me temo que vas a tener que hacerlo. Zatanna y yo hemos llegado a la conclusión de que el cristal funciona con las emociones, específicamente: el dolor por un ser querido. Eres el único que pudo salir de eso. Necesito saber qué hiciste o que sentiste que te ayudo a escapar. Podría ser la clave para liberar a J'onn y a todas las víctimas de Star Sapphire.
-No lo sé, Bruce – dijo Barry con cansancio – Todo lo que recuerdo es entrar en pánico porque ese cristal me iba a encerrar y luego todo en lo que podía pensar era en mi padre y en Jay Garrick.
-¿Cómo te sentiste? – Batman lo presionó. Antes de que el velocista pudiera enojarse nuevamente, Bruce enfatizó – Barry, es importante.
-¿Cómo crees que me sentí? Bruce, habría pensado que tu... de todas las personas, entenderías...
-Aparentemente no puedo.
-... dado a alguien cómo tú... ¿qué? – Barry hizo una pausa, confundido – ¿Qué quieres decir con que no?
-Me ha llamado la atención que es posible que ya no esté tan obsesionado con la muerte de mis padres como creo.
-¿Por?
-Ya no me apeno por ellos, Barry – dijo Bruce sin rodeos, con honestidad – Siempre me dolerá lo que le ocurrió a mis padres, pero de alguna manera, aunque pensé que nunca sería capaz de hacerlo, yo... seguí adelante. Me avergüenza admitir que ya casi no pienso en ellos. Siempre me preguntaré cómo habría sido mi vida si mis padres habían vivido, pero ya no los anhelo como antes.
-¿De dónde vino esto? – exclamó Barry – ¿Desde cuándo podría el propio Batman, el Caballero Oscuro, el mismo Líder de la Justice League... admitir que la razón por la que se convirtió en Batman en primer lugar... ya no existe?
-Mis razones no han cambiado. Simplemente no estoy tan obsesionado como antes. Aunque debo admitir que necesité un profundo psicoanálisis de Zee para que me diera cuenta.
-Zatanna tiene alrededor de veinte poderes diferentes y estoy seguro de que la psicología no es uno de ellos.
-Muy posiblemente.
-Entonces... ¿crees que el cristal me atrapó porque todavía estoy de duelo por mi madre y todavía no he seguido adelante? – Batman asintió – Probablemente tengas razón – admitió Barry con amargura – Sé que han pasado años, y sé que le dije a Hal que no pensara en la pérdida... pero no he sido capaz de dejarla ir. No estoy... deprimido, ni nada, pero...
-Pero la extrañas demasiado y todavía te culpas por su muerte.
La cabeza de Barry se disparó con incredulidad.
-¿Cómo...?
-No eres el único que alguna vez se ha sentido así – le recordó Bruce – Yo también me culpé por la muerte de mis padres y Zee se culpó por la muerte de su padre. Y estoy dispuesto a apostar mucho dinero a que Hal todavía se culpa por la muerte de Ace.
-Lo hace – luego, Barry se rió con auto desprecio – Sabes, cuando lo pones de esa manera... parece que a muchos de nosotros los héroes nos gusta jugar el juego de la culpa.
-Hay una razón por la que lo llaman complejo de héroe – Bruce sonrió irónicamente –
-En serio – Barry sonrió. Era su primera sonrisa genuina desde que pelearon contra Star Sapphire – Bruce, mis emociones son un desastre en este momento, no estoy seguro de lo que estoy sintiendo o de lo que debería sentir. Y estoy completamente seguro de que no estoy seguro de lo que estaba sintiendo en ese maldito cristal. Una vez que controle todo y arregle mi cabeza, trataré de determinar cómo escapé del cristal y te lo diré. ¿Bien?
-Está bien – le concedió Batman – Probablemente lo manejarás más rápido si estás en casa.
-Pensé que querías hacer más pruebas.
-Son innecesarias. Tienes razón: es tu cuerpo y tú lo conoces mejor. Si dices que estás bien, te creo.
-Wow. Eso es... realmente genial de tu parte, Bats. Gracias – Barry sonrió – Sabes, ya que estás siendo increíblemente abierto esta noche, ¿te importa si te pregunto por qué insististe tanto en hacer las pruebas?
Batman lo miró, pero le respondió como si no fuera la gran cosa:
-Soy una persona paranoica, Barry. Busco el peor de los casos en cada situación. Y esperaba que probarte me diera una idea sobre cómo revertir la cristalización. Todos van a estar aquí mañana y no me gusta la idea de contarles lo que le pasó a J'onn, especialmente si no tengo pistas sobre cómo liberarlo.
Barry perdió eso por un momento, luciendo pensativo.
-Realmente te importa, ¿no?
Batman solo se burló. Para Barry, era bastante extraño y alegre ver reír a Bruce.
-No soy un bastardo sin corazón, Barry. No soy una persona quisquillosa como "cierta persona" a la que podría nombrar – Barry sonrió – Pero tampoco soy un robot sin emociones.
-Sí... supongo que nunca me había dado cuenta de eso antes.
A decir verdad, Barry siempre había tenido la impresión de que Batman e incluso Bruce Wayne, era un personaje bastante frío y lógico, demasiado centrado en el objetivo de la misión a expensas de cualquier apego personal verdadero, exactamente lo contrario del propio Barry.
Incluso cuando Barry descubrió que Bruce tenía un lado más suave, asumió que estaba reservado únicamente para su "familia de murciélagos" (Alfred, Dick, Jason y Barbara), sus amigos más cercanos de la Justice League (gente como Superman, Zatanna y Wonder Woman) y para esa chica a la que llamaban Catwoman (que por cierto, si era mencionada en presencia de Batman, este se tensaba y cambiaba abruptamente el tema). Barry nunca pensó que la opinión de Batman sobre él superaría la de un colega confiable, especialmente teniendo en cuenta la forma en que Batman lo trataba la mayor parte del tiempo.
Descubrir que a Bruce realmente le agradaba y se preocupaba lo suficiente como para estar paranoico por su bienestar, era reconfortante para Barry.
-Gracias, Bruce.
-No lo menciones con los demás – respondió Batman, absolutamente serio – Tengo una reputación que mantener.
-Y supongo que negarás que haya ocurrido esta conversación – Barry se rio –
-No tendré que hacerlo, porque si sabes lo que es bueno para ti, no dirás una palabra al respecto.
-Sí, probablemente no diré nada – coincidió Barry – Además, ¿quién me va a creer? – le guiñó un ojo antes de volver a ponerse la capucha sobre la cabeza – Buenas noches Bruce.
Y entonces Flash salió disparado hacia la salida del lugar.
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