Capítulo 30.
Era tarde en la ciudad de París y la Bourgeois se encontraba sentada frente a su tocador viendo las 2 rosas que el Couffaine le había dado, a la par que pensaba en él mientras de fondo se podía oir desde hace bastantes minutos atrás como una fuerte lluvia golpeaba contra las ventanas de su recámara.
Se sentía preocupada, temía por el bienestar del joven, temía de que cayera y otra vez volviera a como era todo cuando lo conoció donde él terminara por pedirle que se alejara; sabía que Luka no era capaz de botar las cosas así porque si, pero le era inevitable no pensar en ello, sobre todo cuando nada le aseguraba que ella era muy especial para él, no tanto como quizá lo era Marinette.
Quizá y el hecho de temer por "perderlo" era muy ignorante e hipócrita porque fácilmente podrían pensar que ella solo pensaba en si, cuando la verdad era de que esta era una de las pocas veces que pensaba por ambos.
Sabía que había sido de ayuda para él y sabía que aunque sonara loco, los dos eran de apoyo para el otro y no eran simples cosas que solo ella creía, pues el chico también se lo había dicho de una manera sincera.
Temía por ella, temía por él, temía por ambos.
Suspiró pesadamente antes de ponerse de pie para dirigirse a su cama y tomar una siesta reparadora, cosa que no logró hacer al escuchar como tocaban la puerta de su suite, por lo que algo malhumorada se dirigió a la misma para abrir con el fin de mandar a quien fuera, al demonio.
Apenas abrió y sus ojos se abrieron con sorpresa al ver como se trataba del de mechas azules cuyo cabello y ropa estaban mojados, clara consecuencia de la lluvia, a lo que sin perder tiempo, la rubia lo jaló hacia el interior de su habitación, cerrando la puerta a su paso que fue cuando lo miró con cuidado...
-Hola Bourgeois... —sonrió— ¿Cómo estás?
-Couffaine, ¿qué rayos haces aquí?
-Vine a verte...
-Estás completamente loco...
-Y también mojado...
-Espera aquí...
Avisó antes de caminar a su armario, abrirlo y después de unos segundos de batallar por alcanzar algo sin éxito, hablarle...
-Couffaine...
-¿Mande?
-Ven
-Voy a mojar el suelo...
-Necesito tu ayuda, ven... —sin decir más, lo vio acercarse a ella, poniéndose a su lado— ¿Puedes bajarme esa toalla por favor?...
-Claro... —estiró sus brazos hacia la toalla a la que se refería la Bourgeois y la bajó— Toma...
-Seca tu cabello, quítate tu sudadera por un momento y ponla por la mesa de ahí...
Sugirió, pero sonó más como una orden que el joven siguió mientras ella cerraba su armario y caminaba hacia él, quien se había dirigido a la mesa de centro de la pequeña sala que la de coleta tenía en su habitación, para quitarse su sudadera y ponerla extendida en la mesa para después comenzar a secar su cabello sin mucho cuidado, cosa que la de ojos azules zafiro vio, pero simplemente rodó los ojos con un poco de diversión a la par que negaba suavemente con la cabeza antes de tomar asiento en uno de sus sillones...
-Nunca aprenderás a no ser tan animal con tu cabello, ¿cierto?
-Lo lamento...
-Descuida, está bien... Solo hay algo que me inquieta un poco...
-¿Qué cosa?
-¿Cómo lograste entrar al hotel sin que te pusieran trabas?
-De hecho si me las pusieron, pero un amigo de mi mamá me ayudó...
—Minutos antes—
El azabache se acercaba corriendo hacia la entrada del hotel, hasta estar frente al mismo, siendo detenido rápidamente por el vigilante del lugar...
-Disculpe, ¿a dónde va?
-Buenas tardes, vengo buscando a la señorita Bourgeois...
-¿Quién la busca?...
-Luka Couffaine, soy su amigo... Hace una semana tampoco me dejó pasar, ¿lo olvida?
-Pues lo siento, no puede pasar... La señorita Bourgeois no dejó indicaciones de que la vendrían a buscar...
-Seño, por favor... Tengo que darle una buena noticia...
-Lo siento, pero no puede entrar.
-¿Luka?
Ambos al escuchar esa voz, giraron al origen de la misma, encontrándose con Jagged quien había salido por un momento...
-¡Hola Jagged!... —sonrió antes de acercarse a él— ¿Cómo estás?
-Bien, hijo... ¿Y tú?... ¿Qué haces aquí en plena lluvia?...
-Vine a buscar a Chloé pero no me dejan pasar...
-Así que vienes a ver a tu chica, —sonrió de lado— interesante...
-Jagged, ella no es mi chica...
-Lo sé, solo me gusta bromearte... —soltó una leve risa antes de ver al vigilante— ¡Hey, viejo!... —atrajo su atención— El muchacho entra conmigo...
-Pero señor, él—
-Es mi ahijado, dejelo entrar... —el otro hombre asintió con la cabeza antes de que él abrazara por los hombros al de mechas— Gracias... —agradeció y ambos entraron al hotel donde él lo soltó— ¿Y tu mamá cómo está?
-Mi mamá está bien, gracias... Y gracias por hacer que me dejaran entrar, la verdad pensé que tendría que regresar a casa pronto...
-Descuida, no es nada... Ví que el chico que pudo haber sido mi hijo estaba en problemas, así que salí a rescatarte.
-Jajaja, "el que pudo haber sido mi hijo"... Me dio risa eso...
-Lo sé, en fin, ve con tu chica... Aunque no sé como te reciba si vienes todo mojado, hubieras tomado el transporte...
-Había demasiado tráfico... Ahora solo espero que no me corra... Nos vemos Jagged, gracias nuevamente
-Claro, me saludas a tu mamá
El joven asintió con la cabeza y sin más comenzó a dirigirse hacia donde estaba la suite de la Bourgeois.
—Actualidad—
-... así fue como entré...
-¿Por qué te dice ahijado?
-Es una larga historia entre mi mamá y él...
-¿Fueron pareja?
-No, pero a él le gustaba mi mamá.
-Vaya, que... ¿Cool?...
-Jajaja, es extraño.
-Me lo imagino... Pero bueno, ¿para que viniste?... Está lloviendo muy fuerte...
-Es que tengo que contarte algo muy importante que pasó...
-¿Es respecto a Marinette?... —lo vio asentir— Oh... Por la sonrisa que tienes, supongo que ambos formalizaron algo... ¿No?
-¿Qué?... No, no estás ni cerca... Hice algo que te va a ser sentir orgullosa de mi...
-¿Qué hiciste?
-Por fin soy libre...
-Eh... ¿No eras libre antes?
-Ammmm... Si, pero no emocionalmente...
-No te estoy comprendiendo bien, ¿cómo que no eras libre?...
-Bueno, desde antes que te conociera, yo—
-Siéntate —interrumpió.
-Voy a mojar tu sillón...
-No importa, siéntate... —el de mitad azul cerceta hizo caso y tomó asiento— Ahora si, cuéntame a que te refieres...
-Verás, antes de que te conociera, me sentía extraño con la relación que solía tener con Marinette, pero no sabía que era... De pronto de un momento a otro llegaste, hablaste conmigo y me hiciste ver la realidad, solo así pude hallar la respuesta a lo que sucedía conmigo... —giró un poco su cuerpo para ver al suelo— Entonces hoy se supone que me vería con ella en la torre Eiffel, sin embargo a última hora la cité en otro lugar, cuando llegó le dije que lo mejor era de que nos separaramos por un tiempo porque no me sentía bien siendo como el sustituto de Adrien, le dije que estaba cansado de esperar inútilmente por ella...a Y bueno... Siendo sincero... Me siento algo triste, pero a la vez me siento sin una gran carga... —sonrió de una manera casi imperceptible— Creo que eso es bueno...
-Luka, yo... —la expresión en el rostro de la Bourgeois decía más que lo que pensaba— Sabes que lo mío no son las palabras motivacionales pero... Me alegra mucho por ti... Me da felicidad saber que te sientes mejor, aunque... Quiero saber algo...
-¿Qué cosa?...
-¿Esta decisión es completamente tuya?... No quisiera que te hayas sentido confundido y por alguna razón hayas hecho lo que hiciste...
-Descuida, esta decisión fue 100% mía... —volteó a verla y sonrió un poco más— Pero tú fuiste la pieza clave que me faltaba para poder darme cuenta de esto... Gracias...
-De nada... —estiró sus manos y tomó la de él— En verdad me siento muy orgullosa y contenta por ti, aunque me gustaría que no te sintieras mal por hacer algo bueno y sano para ti...
-Gracias y descuida... —dirigió su mirada de nuevo al suelo mientras hacía un pequeño puchero— Eso pronto pasará... Desde hace días comencé a alejarme de ella y creo que mi corazón puede sanar pronto, ¿no crees?
Preguntó con un tono de voz suave y calmado que le causó una sensación de ternura a la rubia que no pudo evitar soltar un...
-Awww... Cosita...
-¿Uh?... —algo sorprendido volteó a ver a la de coleta que lo veía con una pequeña sonrisa— ¿Me dijiste "cosita"?
-¿Qué?... —se sorprendió ante eso y soltó de golpe la mano del guitarrista al verlo sonreír— No...
-Si lo hiciste...
-Claro que no, yo no te dije "cosita"
-Te escuché, Chloé... No tiene nada de malo que me hayas dicho "cosita", tú también me has dado ternura como aquella vez que te vi envuelta en una cobija porque te aterraba una ventana en un avión...
-Pfff... Okey, bueno, si lo hice, pero no es de que tú me des ternura, solo que hiciste un puchero y hablaste tan... Tan... Bonito... Sobre lo otro, sabes que no era una simple ventana...
-Eso no cambia el hecho de que me diste ternura...
-Ay, como sea, —dijo con sus mejillas ligeramente sonrojadas— el punto es de que me alegra que hayas decidido demostrar que mereces algo mejor... Aunque cambiando drásticamente de tema... En lo que deja de llover, ¿podrías contarme como es de que Jagged podría ser tu papá?
-Por supuesto, todo se remonta a muchos años atrás, mi mamá y él...
El de mechas azules comenzó a contarle con todo y actuación a la de mirada azul zafiro el como era que Jagged Stone y su mamá hubieran podido ser pareja bajo la vista curiosa de la chica que lo miraba con atención, comenzando a pasar los minutos mientras la lluvia iniciaba a cesar, que fue cuando el chico terminó de contar la historia...
-Vaya, ¿quién lo diría?... Serías un Stone...
-Sería muy loco... ¿Tus padres nunca te han dicho que alguna otra persona pudo haber sido ellos?
-Jummm... No, nunca o más bien, nunca he preguntado... Pero creo que estoy bien así... —rió un poco— Couffaine, me encantaría que siguieras aquí pero prefiero que vayas a tu casa a cambiarte de ropa... Sigues mojado...
-Húmedo.
-Da lo mismo, estás frío... Necesitas cambiarte...
-Tambien quisiera seguir platicando contigo pero como dices, es mejor quee vaya a cambiar... Nos ve—
-No irás caminando...
-No traje mi bicicleta...
-En lo que bajas, le diré a mi chofer que te lleve a tu casa... Supongo que te ha de recordar...
-No es necesario, puedo caminar, ya dejó de llover...
-De ninguna manera, luego terminarás por enfermarte, así que toma tus cosas y ve bajando... —dijo mientras tomaba la sudadera que se había quitado y se la daba— Él te llevará... —se puso de pie— ¿Entendido?
-No puedo competir contra alguien tan obstinada como tú... —se puso de pie— Entendido... ¿Permiso para irme?
-Permiso concedido...
Ambos comenzaron a ir a la puerta de la suite, la cual abrió el de cabellera negra, viendo por última vez a la rubia...
-Adiós, jefa mayor...
-Adiós, soldado...
-Espero verte pronto...
-Espero lo mismo...
-Nuevamente, nos vemos y gracias por todo.
Mencionó para acercarse a la chica y darle un beso en la mejilla como forma de despido e irse, dejándola con una sonrisa que probablemente mantendría lo restante del día.
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