Capítulo 27.
La rubia se encontraba afuera del hotel mirando hacia su lado derecho en espera del de mechas azules que había quedado en pasar por ella para ambos ir al Le Carrousel du Louvre en donde hablarían o más bien, ella hablaría con el rubio a quien había citado en ese lugar, pero su sorpresa fue cuando sintió como alguien acariciaba su coleta, a lo que giró con una expresión de susto que cambió levemente a una sonrisa al ver que se trataba del azabache...
-Luka... Me asustaste...
-¿Por?... Pensé que estabas esperandome...
-Lo hacía, pero te esperaba por el otro lado...
-Perdona, es que tuve que ir a comprar algo que me encargó mi mamá para cuando regrese a casa...
-¿Qué te encargó?
-Unas bolsitas de bicarbonato de sodio, ni idea de para que las quiera
-Está bien, entonces, ¿vamos?...
-Claro, ¿cómo quieres ir?
-Caminando, creo que tenemos buen tiempo, estamos a 15 minutos...
-De acuerdo...
Ambos jóvenes comenzaron a caminar en silencio durante varios segundos, al menos hasta que él fuera quien hablara...
-Chloé, ¿podría hacerte una pregunta algo indiscreta?
-Si, pero no aseguro contestarla...
-No pierdo nada con hacerla... Bueno... Juleka me contó algo que hoy pasó en la escuela entre Marinette y tú... No me dijo mucho al respecto porque dice que no pudo oír todo, pero quisiera saber que fue lo que hablaste con ella...
-No tiene caso que lo haga, Luka...
-¿Por qué no tendría caso?
-Porque no es la gran cosa... Solo le dije que a mi parecer no merecía que una persona como tú la quiera de la manera en que lo haces... Eres... Demasiado para alguien como ella... No mereces lo que estás recibiendo... Creo que te estás desgastando por alguien que quizá y no te valora... Además de que se me hacía muy malo el hecho de que te subestimara... Entre otras cosas, espero no haber arruinado tu oportunidad con ella...
-Chloé... Yo... Sé que no tengo oportunidad con Marinette... Creeme que he pensado mucho en lo que tú y yo hemos platicado además de otros momentos y... No puedo molestarme de la verdad...
-¿A que te refieres?
-Bueno, a veces los sentimientos te ciegan de la realidad y en ese momento tienes 2 opciones, quitarte tu mismo la venda de los ojos o necesitas que alguien te de un "empujón" a la realidad y aunque dolió, digamos que tú has sido ese empuje que necesitaba...
-Lo siento mucho...
-No hay nada por lo que tengas que pedir perdón...
-Si tengo razones para pedir perdón... Si no fuera por mi, probablemente no te hubiera dolido todo esto...
-Es mejor una cruda verdad, que una dulce mentira... Al final las mentiras duelen más y aunque esa mentira esté muy oculta, tarde o temprano todo sale a la luz, no puedes vivir siempre en la oscuridad...
-A excepción que siempre hayas estado ahí...
-A eso no se le puede llamar vida... Es simple fantasía... La vida se trata de perder, ganar y disfrutar lo que se tiene, sea mucho o poco.
-¿Y qué haces cuando tienes tan poco que te sientes miserable?...
-¿Uh?
La vista del chico iba plantada hacia el frente que no notó cuando una pequeña lágrima se derramó por la mejilla de la de mirada azul zafiro, a quien volteó a ver al oír su voz entrecortada, notando como su rostro demostraba aflicción, por lo que la tomó de la muñeca para jalarla con él hacia una orilla de la calle, evitando estorbar...
-Chloé... —preocupado— ¿Qué pasa?... ¿Por qué lloras?...
-Es que comprendí a lo que te referiste con respecto a las mentiras y no sé porque de pronto me sentí triste... Quiero decir, a mi no me ha mentido ningún amor...
-Quizá porque las mentiras no se dan solamente entre amores... También se da con amigos, familia y aunque suene loco, con uno mismo...
-¿Y cómo sabes que te mientes?
-Lo comprendes con un "empujón"... —la rubia lo miró con atención— Creo que si comprendiste lo que dije, es por algo, ¿no lo crees?...
-Es difícil... Sobre todo cuando la vida ha sido injusta contigo...
-Al menos hasta que planees cambiar eso para tratar de tomar el control de la misma...
-¿Y cómo se controla la vida?...
-Se controla desde aquí... —durante unos segundos estiró su dedo índice al pecho de la chica señalando el lugar donde se posiciona el corazón— Para tomar el control, primero debes sanar inicialmente en tu corazón y luego en tu mente...
-No sé como hacer eso...
-Creo que los "empujones" son buenos, pero la parte importante se la lleva cada uno... Respondete sinceramente... ¿Qué no quieres de ti?, ¿qué te molesta?... Cuando tengas tu respuesta, sabrás por donde iniciar... Y cuando no tengas una forma para tratar de iniciar, dime, yo te ayudaré, así como tus palabras me han ayudado.
-Es que ahora siento que te miento, cuando te hablo del amor propio y todas esas cosas cuando sé que no me quiero a mi misma...
-A veces sucede así, yo siempre he tratado de dar todo, dejándome de lado... Lo bueno ¿sabes qué es?...
-¿Qué cosa?...
-Que tenemos idea de que es el amor propio y sabemos a donde dirigirnos, ya sea solos o con alguien... Aunque en nuestro caso, necesitamos un poco de ambos...
-Concuerdo contigo, Luka... Gracias... Aunque ya hay que seguir; eso si, te prometo que esta plática no la olvidaré por nada.
-Yo tampoco la olvidaré, Chloé.
Ambos se vieron con una sonrisa antes de seguir caminando en un silencio cómodo, donde cada uno analizaba las palabras del otro en busca de respuestas, hasta llegar al lugar de destino...
-¿En dónde sería buena idea que vea a Félix?... Conociendolo es capaz de decirme que vayamos adentro de la plaza...
-Podrían ir a la zona de comedores, ahí hay bancas, podrían sentarse ustedes y yo después me siento en un lugar cerca pero discreto, así como si se tratara de una persona más que llega ahí...
-¿Quieres un smoothie en lo que hablo con él?... O sea, para que disimules de que compraste algo...
-Jummm... Buena idea... Compraré un smoothie...
-Entonces... —abrió su bolsa y sacó dinero para dárselo— Comprate un smoothie y de paso comprame uno de kiwi a mi y antes de que digas algo respecto al dinero, quiero comprartelo yo como agradecimiento a que me acompañes hoy...
-Gracias, ¿aunque no crees que sería extraño un chico con 2 smoothies?
-Quizá te gustan mucho los smoothies y compraste 2...
-Muy cierto... ¿Sabes?... Traje algo especial para cubrir mi identidad...
-¿Qué trajiste?...
El guitarrista metió su mano a la sudadera que traía puesta y de ahí sacó las gafas de la rubia, quien abrió los ojos con sorpresa...
-Mis gafas...
-Las tengo desde el Lunes...
-O sea, ¿llevas una semana con ellas?
-Si... Traté de devolvertelas el día que fuiste akumatizada, después de eso no las he soltado, pero por alguna extraña razón siempre se me olvida regresartelas...
-Tiene una muy mala memoria, señor...
-Empiezo a creer que si, un poco...
-Jajaja, ¿en serio crees que mis gafas cubran toda tu presencia, Couffaine? —el joven al oír su apellido, se limitó a rodar los ojos con diversión.
-¿Vamos a volver a los apellidos, Bourgeois?
-Probablemente, si.
-Te voy a declarar la guerra de que aguanto más hablandote por tu apellido...
-No vas a aguantar mucho...
-Si me lo propongo, claro que lo haré, Bour-geois.
-Parece que le pegué mi egocentrismo, señor Couffaine.
-Necesitaba una pizca de eso y se siente bien, ahora te comprendo...
-Jajaja, no seas bobo...
El chico soltó una pequeña risa antes de comenzar a mover su cabello con brusquedad, haciendo que la joven abriera los ojos con sorpresa y lo detuviera de las manos para verse entre si...
-¿¡Qué rayos crees que estás haciendo, Couffaine!?
-Voy a acomodar mi cabello para que pase desapercibido...
-Pero no seas tan animal... El cabello se trata con cuidado...
-Entonces, ¿cómo lo acomodo?
-Dejame acomodarlo a mi... Voy a necesitar que te agaches un poco...
Mencionó antes de soltarlo y esperar a que él se agachara para entonces comenzar a acomodar su cabello hacia el lado derecho, de manera que se viera su estilo distinto para luego ponerle la gorra de su sudadera, con el fin de evitar que el "peinado" se le moviera...
-Listo, ya puedes acomodarte... Espero no tengas problema con que más gente conozca tu frente...
-Gracias... —retomó su altura— Y descuida, nadie sabrá que soy yo... ¿Me veo bien?
-Hago magia con mis manos, ¿qué te puedo decir?.. —sonrió de lado— Ahora dame las gafas... —el azabache se las dio— Dejame ponertelas... —se paró un poco de puntas para ponerle los lentes negros y alejarse a verlo— Eres irreconocible, mis gafas te quedan genial, obviamente no más que a mi...
-Gracias por ese halago... —dirigió su mano a su muñeca derecha y se quitó sus pulseras— Ven... Prestame tu mano... —estiró su mano a ella para tomar la suya y ponerle las pulseras con cuidado— Necesito que las cuides por mi para que pueda pasar desapercibido, ¿de acuerdo?...
-Si, descuida, yo las cuidaré... —miró su mano izquierda y como el de mechas azules soltaba la misma— Recuerdo que usas un anillo, —miró su otra mano— ¿quieres que igual lo cuide por ti?
-Es muy grande y tus dedos son delgados, ¿segura que quieres cuidarlo?... —la vio asentir, por lo que se quitó el anillo, tomó la mano derecha de la de coleta y le probó el anillo en todos los dedos hasta dejarselo en el pulgar para entonces verla— Creo que en este dedo va a estar bien... Gracias por cuidar mis cosas...
-No es nada... —le sonrió levemente antes de mirar sus manos y quitar la suya rápidamente— Ahora si, iré un poco más para allá y bueno, espero que Félix no tarde...
-Eh, si... Yo iré un poco para allá... —señalo con su dedo pulgar hacia detrás de él— Y descuida, no quitaré la vista de ti...
Dijo antes de dar vuelta y comenzar a caminar hacia donde había dicho bajo la mirada de la de cabellos dorados que negó un poco con la cabeza antes de cruzar los brazos, dar vuelta y caminar un poco más a la entrada, ahora bajo la vista del músico que por unos segundos se quitó los lentes para verla mejor, antes de pasar las manos por su rostro y volver a voltear mientras se colocaba los lentes, se escondía y fingía leer un cartel, notando pronto la presencia del de mirada esmeralda, el cual traía consigo un girasol escondido detrás de él, razón por la cual plantó toda su atención en ambos...
-Hola Chloé... —caminó hasta acercarse a ella— ¿Cómo es... ¿Te sientes bien?...
-Si, todo bien, ¿por?
-Tienes las mejillas algo emm... ¿Rojas?... ¿No tienes fiebre? —iba a acercar una de sus manos a ella para comprobar su temperatura, pero notó como la joven deshacía su cruce de brazos y detenía su mano— ¿Uh?
-La mercancía no se toca, Graham... No creo que cuando vas a un centro comercial te la pases tocando las cosas que hay ahí...
-Pero tú no eres mercancía, además solamente quería comprobar que no tuvieras fiebre...
-Sé que no soy mercancía, pero la frase queda a la situación... —lo soltó y tocó su rostro— Sobre lo otro, estoy totalmente bien...
-Bueno, entonces... ¿Vamos adentro?...
-Si... Creo que podría estar bien si vamos a sentarnos a la zona de comidas para que hablemos bien, ¿te parece?
-Me parece bien, te sigo.
La de blusa de rayas giró y comenzó a caminar hacia la plaza e inició a entrar en la misma, seguida del rubio que a unos cuantos metros iban seguidos por el Couffaine, a quien su celular comenzó a vibrar, así que rápidamente lo sacó y vio que se trataba de una llamada de cierta persona que lo hizo detenerse unos segundos antes de que el mismo volviera a guardar el dispositivo, restándole atención a aquella llamada que probablemente antes hubiera sido muy importante para él.
Ay, ay, ay.
Me ando muriendo pero por fangirlear, este capítulo es muy tierno para mi porque... Es obvio. XD
Quizá esta vez no haya conector y directamente me vaya a capítulo, pero... Sucederán cosas muy importantes y curiosas. 🖤💛💙
Dos hombres, un camino, ahre.
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