68 | trabajo en equipo
Natasha, Tony, Bruce y Freya yacían sobre la mesa en la sala de conferencias. O más bien, Natasha y Tony estaban acostados sobre la mesa, Bruce estaba acostado en el suelo junto a ellos y Freya flotaba justo encima de Tony y Natasha.
—Entonces, el de la Gema del Tiempo —comenzó Natasha.
—Doctor Strange —corrigió Bruce.
—Sí, ¿qué clase de doctor era? —preguntó Natasha, mientras Freya hojeaba las notas que habían hecho.
—Una mezcla de otorrinolaringólogo y mago —respondió Tony.
—Tiene una casa en Greenwich Village —dijo Bruce.
—Sí, ¿en la calle Sullivan? —preguntó Tony.
—En la calle Bleecker —respondió Bruce.
—Espera, ¿vivía en Nueva York? —preguntó Freya.
—No, en Toronto —dijo Tony—. ¿Escuchaste algo?
—Chicos —habló Natasha—. Si eligen el año indicado, hay tres Gemas en Nueva York.
Bruce se sentó—. No puede ser.
—¿Pero que año? —preguntó Freya.
Tony y Natasha compartieron una mirada antes de que Natasha mirara a Freya—. 2012.
No podían esperar hasta el día siguiente, así que los cuatro presentaron sus hallazgos al resto del grupo, y cuando explicaron que había tres Gemas en Nueva York en un momento determinado, todos parecían asombrados. Una vez que juntaron las Gemas en categorías, Nueva York, Asgard, Morag/Vormir, comenzaron a sentir que esto iba a funcionar.
—Muy bien, tenemos un plan —dijo Steve—. Seis Gemas, tres equipos, una sola oportunidad.
—Bueno, no perdamos tiempo —dijo Freya—. No hay tiempo como el presente.
—Excepto que vamos al pasado —dijo Clint.
El equipo se vistió con sus trajes antes de dirigirse al almacén. Freya tenía sus armas en la cintura, su traje debajo del traje de viaje en el tiempo. Se sentía extraña sin su traje de combate habitual a la vista, pero cuando se reunió con el equipo justo antes de que pusieran en marcha su plan, sintió una extraña sensación de unidad al verlos a todos vestidos de la misma manera.
Hubo una breve discusión sobre quién viajaría con quién para obtener las Gemas, y se decidió que Steve, Tony, Bruce y Scott viajarían a Nueva York para recuperar las tres Gemas que estaban allí, mientras que Natasha, Clint, Freya, Astrid, Rhodey y Nebula viajarían a Morag y Vormir, dejando a Rocket y Thor para viajar a Asgard. Steve quería que Freya fuera con él, pero ella quería hacer una última misión con Clint y Natasha, porque tenía la sensación de que después de todo esto, no volvería a tener la oportunidad.
—Hace cinco años, perdimos —dijo Steve, y Freya sintió que se acercaba un discurso—. Todos nosotros. Perdimos amigos. Perdimos familia. Perdimos una parte de nosotros mismos. Hoy tenemos una oportunidad de recuperar todo. Conocen sus equipos. Conocen sus misiones. Consigan las Gemas, tráiganlas de vuelta. Solo un viaje de ida y vuelta. Nada de errores... ni segundas oportunidades. Casi todos vamos a un lugar que conocemos. Eso no significa que debamos saber qué esperar. Tengan cuidado. Cuídense mutuamente. Es la mayor pelea que enfrentamos, y vamos a ganar. Cueste lo que cueste —Tony le sonrió a Steve, quien asintió—. Buena suerte.
—Es muy bueno para eso —comentó Rocket.
—¿Verdad? —dijo Scott.
—Muy bien, escuchaste al hombre. Pulsa esas teclas, Wazowski —le dijo Tony a Bruce.
—Rastreadores encendidos —respondió Bruce.
Clint miró la versión en miniatura de la nave de Rocket y Astrid en su mano. Rocket se cruzó de brazos—. Prometiste traerla de vuelta entera, ¿no?
—Sí, sí —dijo Clint—. Bueno, haré lo que pueda.
—Esa promesa fue bastante patética —dijo Rocket.
Bruce se unió a ellos en la plataforma y Freya miró al equipo—. Esto va a ser divertido.
—Nos vemos en un minuto —dijo Natasha sonriendo.
Ella y Freya compartieron una mirada antes de agarrarse de la mano. Cuando las máquinas comenzaron a zumbar, sus cascos se activaron y Freya compartió una última mirada con Steve antes de ser absorbidos por el túnel. Freya cerró los ojos con fuerza mientras los colores pasaban zumbando junto a ella, y antes de darse cuenta estaban en lo que supuso que era Morag, un planeta desolado.
Se quitó el traje de viaje en el tiempo y miró a su alrededor mientras Natasha y Clint hacían lo mismo. Clint arrugó la nariz con disgusto—. Este lugar es horrible.
—Muy bien, bájalo, Azul —le dijo Rhodey a Nebula, que estaba bajando una cápsula desde la parte inferior del Milano—. Justo en esa línea. Eso es, abajo.
Una pequeña criatura alienígena saltó hacia el borde y Natasha la apartó de una patada de inmediato. Clint volvió a hacer una mueca—. Oigan, ¿podemos apurarnos?
—Chicos, rapidito. Vamos contrarreloj —dijo Natasha.
Rhodey se volvió hacia ellos—. Todo eso es de mucha ayuda.
Una vez que la cápsula estuvo abajo, Astrid y Nebula aterrizaron el Milano y se unieron a ellos. Natasha, Clint y Freya se despidieron de sus compañeros, y Natasha le dió un abrazo a Rhodey—. Ten cuidado, ¿de acuerdo?
—Sí —dijo Rhodey—. Consigan esa Gema y regresen. No lo arruinen.
—Hasta pronto —dijo Freya, dándole un abrazo a Rhodey antes de seguir a Natasha al Milano.
Clint se unió a ellas en los escalones cuando Rhodey se despidió por última vez—. Cuídense entre ustedes.
El trío rió antes de abordar la nave y la escotilla trasera se cerró detrás de ellos. Dirigiéndose a la cabina, tomaron sus asientos y Freya vio una pantalla a su izquierda parpadear—. Las coordenadas de Vormir están puestas.
—Volemos una nave espacial —dijo Clint.
Cuando despegaron y salieron de Morag, Freya observó los colores más allá de la ventana—. La segunda vez no es tan mala.
—Sí, Freya casi vomita la primera vez —le dijo Natasha a Clint.
—¿Hicieron esto antes? —preguntó Clint.
—Te perdiste muchas cosas, amigo —respondió Freya.
—Tendrás que informarme cuando regresemos —dijo Clint—. Estamos muy lejos de Budapest.
—Lo sé —respondió Freya mientras ella y Natasha sonreían—. Budapest parece que fue hace una vida.
—Bueno, muchas cosas han cambiado desde entonces —dijo Natasha—. Quiero decir, míranos, somos superhéroes. La gente camina con camisetas con nuestras caras en ellas.
—Sí, eso es un poco raro —dijo Freya—. Hemos recorrido un largo camino desde el principio. Estoy muy agradecida de haber tenido esta oportunidad.
—No te pongas a llorar ahora —dijo Natasha—. No estamos hechos para eso.
—No estoy llorando —se defendió Freya—. Todo lo que digo es que si no fuera por las experiencias que he tenido en la vida, no sería quien soy hoy. Eso se debe principalmente a ustedes dos.
—Sí, hemos recorrido un largo camino juntos —dijo Natasha—. ¿Recuerdas esa misión en la que nos tuvimos que besar para evitar que no nos descubran?
—Le conté a Steve sobre eso y no estaba sorprendido —rió Freya.
—Tuvimos algunas misiones raras —dijo Clint—. ¿Recuerdan aquella en México cuando hicimos ese trato sobre qué hacer si nos descubrían?
—Sí, recuerdo que dijiste "si nos detiene la policía, yo soy sordo, Nat no habla inglés y Freya es ciega" —dijo Freya, riéndose al recordar ese momento—. Dios, extraño los viejos tiempos... cuando todo era más simple.
—Sí —dijo Natasha—. Ahora estamos en el espacio exterior, tratando de encontrar Gemas mágicas para recuperar la mitad del universo. La vida era mucho más simple antes del 2012.
—Definitivamente —dijo Clint—. Pero bueno, no cambiaría nada de eso por nada del mundo.
—Yo tampoco —respondió Freya, sonriéndole a sus dos mejores amigos—. Los amo mucho. Ustedes son los mejores amigos que podría haber pedido.
Natasha jadeó dramáticamente—. ¡Se está volviendo blanda con nosotros!
—Solo trato de ser amable por una vez —respondió Freya con una sonrisa.
—Lo sé —dijo Natasha—. Yo también los amo. No sería quien soy hoy sin ustedes.
—Las amo —dijo Clint—. Y si no fuera por ustedes dos, probablemente habría vivido una vida de misiones aburridas en lugar de las que hicimos juntos.
—Sí, la vida hubiera sido aburrida sin ustedes dos —dijo Freya—. Ahora consigamos esas Gemas y volvamos a casa.
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