19 | interrogatorio

—Freya, ¡Dios mío! —exclamó Natasha, irrumpiendo por las puertas y abrazando a su mejor amiga—. Cuando escuché que te habían disparado pensé que estabas muerta.

—No, muerta no —dijo Freya con un gemido—. Pero estás apretando mi herida, así que, por favor, detente.

—Lo siento —jadeó Natasha, antes de mirar hacia la sala de operaciones donde Nick Fury yacía sobre la mesa—. ¿Se recuperará?

—No lo sabemos —respondió Steve.

—Háblame del tirador —dijo Natasha.

—Es rápido y fuerte —dijo Steve—. Tenía un brazo de metal.

Freya notó el cambio de expresión de Natasha—. ¿Nat?

—¿Balística?

—Tres balas, sin estriado. Completamente ilocalizable —dijo Maria Hill.

—De fabricación soviética —dijo Natasha en voz baja.

—Sí —respondió Hill.

—Nat, ¿estás bien? Parece que has visto un fantasma —dijo Freya.

Antes de que Natasha pudiera explicarse, los monitores de Nick se volvieron locos. Usaron el desfibrilador y Freya jadeó cuando Natasha le agarró la mano. El monitor se detuvo y la delgada línea verde y el pitido monótono y sordo fueron las únicas cosas que Freya pudo ver.

—No me hagas esto, Nick —respiró Natasha.

—No —jadeó Freya, como los doctores dijeron la hora de muerte de Nick.

Retrocedió y salió de la habitación, Steve la siguió mientras ella trataba de contener las lágrimas—. ¿Freya?

—Se ha ido —dijo Freya, con la voz entrecortada cuando Steve la abrazó—. Se ha ido, Steve.

—Lo sé —dijo Steve en voz baja.

—Fue la persona que me ayudó —susurró Freya—. Clint me rescató, pero Fury fue quien tomó la decisión de mantenerme como agente en lugar de arrestarme. Él me ayudó a convertirme en lo que soy. Él me salvó y yo no pude salvarlo.

—No podrías haber hecho nada —dijo Steve suavemente—. No es tu culpa.

—El hombre que voló el auto —dijo Freya—, ¿crees que fue el mismo que le disparó a Fury?

—Es muy probable —respondió Steve mientras Natasha se unía a ellos.

—Podemos ir a verlo —dijo Natasha con voz ronca.

Freya y Natasha estaban junto a Nick Fury, mirando al hombre que les había salvado la vida al ver lo bueno que había en ellas. Steve se acercó, diciendo sus nombres en voz baja, y Natasha salió de la habitación.

—¿Natasha? —dijo Freya, siguiéndola fuera de la habitación mientras Steve los seguía—. Nat, espera.

—¿Por qué estabas con Fury en el apartamento de Steve? —preguntó Natasha, volviéndose hacia Freya.

Las últimas palabras de Fury le había dicho fue que no confiara en nadie, pero esta era Natasha. Si no podía confiar en la mujer que recibió una bala por ella, ¿entonces en quién podría confiar?

—Tenemos un problema. No puedo decirte aquí.

—Cap, quieren que regrese a S.H.IE.L.D —dijo Rumlow.

—Sí, dame un segundo —dijo Steve.

—Lo quieren ahora —respondió Rumlow—. Y a ti, Daniels.

—De acuerdo —dijo Steve.

—Me debes una explicación —dijo Natasha alejándose.

Steve miró a Freya—. Quédate cerca mío.

—No iría a ningún otro lado —respondió Freya, siguiendo a Steve fuera del hospital, rodeada de miembros del equipo STRIKE.

—Serán interrogados por separado —explicó Rumlow, mientras regresaban a la sede—. Rogers, serás interrogado por el concejal Pierce, y Daniels, tú vienes conmigo.

Steve tomó la mano de Freya, y ella estaba confundida acerca de por qué estaba sosteniendo su mano hasta que sintió algo frío presionando contra su palma. Un dispositivo de comunicaciones.

Rumlow miró entre los—. Entonces, ¿están saliendo?

Freya apartó la mano de Steve y se guardó el comunicador en el bolsillo—. No.

—Es una lástima, serían una buena pareja —dijo Rumlow mientras el auto se detenía y salían—. Daniels, conmigo.

Steve le envió un asentimiento haciéndole saber que estaría bien, y Freya siguió a Rumlow a una oficina vacía. Con Rumlow de espaldas, colocó su dispositivo de comunicación en su oreja, ocultándolo con su pelo.

—¿Así que querías interrogarme? —preguntó Freya.

—¿Por qué estabas con el Director Fury? —preguntó Rumlow—. Los testigos te ubican en el vehículo con él.

—¿Qué testigos? —preguntó Freya—. ¿Quieres decir esos policías que nos atacaron?

—Sí —respondió Rumlow—. ¿Qué te ha dicho Fury?

—Me dijo que no confiara en nadie —respondió Freya—. Pero no confío en la gente tan fácilmente de todos modos.

—¿Algo más? —preguntó Rumlow.

—Bueno, no tuvimos la oportunidad de tomar un café y conversar porque nos estaban disparando —respondió Freya con sarcasmo.

—¿Por qué fueron al departamento de Rogers? —preguntó Rumlow, mirando a Freya con las manos sobre el escritorio.

—Porque era el lugar más cercano —respondió Freya—. Estábamos heridos. No teníamos adónde ir.

—¿Y estás segura de que Fury no dijo nada más?

En su oído, Freya podía escuchar a Steve discutiendo el hecho de que quizás fue Fury quien contrató a los piratas que atacaron el Lemurian Star para vender información clasificada. Pero Freya no podía creer eso, ya que el Fury que conocía estaba casado con el trabajo y nunca sacrificaría voluntariamente la privacidad que tenía S.H.I.E.L.D.

Ella le sonrió a Rumlow—. No, no dijo nada más. Pero, si no te importa, me gustaría irme. En caso de que lo hayas olvidado, Fury murió hace menos de dos horas.

—Sí, puedes irte —dijo Rumlow. Cuando Freya llegó a la puerta, él la llamó—. Daniels. Cuida tu espalda.

—Sí, tú tambien.

Cuando caminaba por el pasillo, trató de hablar con Steve a través de las comunicaciones, pero él no respondió. Supuso que Pierce todavía estaba interrogándolo, así que bajó las escaleras y entró en el vestíbulo del cuartel general.

—Rogers —dijo Freya en voz baja—. Steve, ¿dónde estás?

—Ascensor —respondió Steve antes de que Freya escuchara el sonido de la conmoción.

Se dirigió al vestíbulo—. ¿Steve?

—Dame un minuto —dijo Steve sin aliento.

Freya miró hacia arriba y vio el ascensor en el que estaba Steve. Al parecer, después de que Rumlow terminó de interrogarla, había localizado a Steve en el ascensor y lo atacó con la mayoría de la fuerza del equipo STRIKE.

—¡Steve! —gritó Freya cuando Steve de repente atravesó el vidrio y comenzó a caer en picado por el aire.

Freya reaccionó al instante, extendiendo las manos para atrapar a Steve antes de que cayera al suelo. Cuando estuvo seguro sobre ambos pies, agarró la mano de Freya.

—Tenemos que irnos —dijo Steve.

—¿A dónde? —preguntó Freya mientras Steve corría hacia el garaje.

—¡Lejos! —gritó Steve, saltando a una motocicleta antes de señalar otra motocicleta—. Vamos, no tenemos tiempo.

—Está bien —dijo Freya, acelerando el motor de la motocicleta mientras salía tras Steve.

El puente estaba en proceso de ser cerrado, pero Freya logró saltar las puertas antes de que se cerraran, golpeando al otro lado mientras Steve la seguía. El puente frente a ellos ya estaba cerrado, y un jet voló por encima.

—Retírese, Capitán Rogers —gritó una voz—. Retírese, agente Daniels.

Comenzaron a dispararles y Freya se desvió para esquivar las balas. Steve aceleró antes de pisar los frenos, saltando y subiéndose al jet. Freya suspiró antes de pararse en el asiento de la motocicleta, lanzándose al aire mientras aterrizaba en la parte superior del jet.

—Steve, ¡espera! —gritó Freya—. Apunta a los motores.

Freya colocó sus manos en el techo del jet, empujándolo hacia el suelo mientras Steve sacaba los motores y el jet fallaba, estrellándose contra el puente. Freya y Steve saltaron y lo vieron deslizarse por el puente, antes de que ella se levantara y mirara a Steve.

—Tenemos que irnos —dijo Freya, tendiéndole la mano—. ¿Confías en mí?

—Eres la única —dijo Steve, tomándola de la mano.

—Esto va a parecer una locura, pero cuando diga salta, hazlo —dijo Freya, echando a correr. Cuando ella y Steve llegaron al borde del puente, ella gritó—: ¡SALTA!

Saltaron dándole a Freya la oportunidad de poner en marcha sus poderes y enviarlos a los dos disparando hacia el cielo, tratando de poner la mayor distancia posible entre S.H.I.E.L.D. y ellos.

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