Fiddlestan #8
Espero que les guste~
Nota: No recuerdo muy bien donde pero leí un fanfic donde Stan esta realmente molesto por haber sido controlado mentalmente, en especial cuando se da cuenta de que Ford le dio la corbata a los niños sin importarle nada más
Nota-2: Tumblr parece querer meterme a presión que Bill podría redimirse y ser bueno para Ford, bla bla bla. Yo creo con firmeza que eso no es posible, sin importar como quieran escribirlo. Bill es un demonio, un ser que a invadido y conquistado quien sabe cuantas dimensiones, que torturo a quien sabe cuantos seres con tal de conseguir lo que quiere. Rayos, torturo a Ford en todas las formas posible, ¿y me quieren hacer creer que Bill no solo puede redimirse, sino que puede quedarse con la familia Pines como si nada? ¡No, así no funcionan las cosas! Pero bueno, cada quien con su gusto.
Nota-3: Yo solo quería compartir mi frustración con alguien
Nota-4: Tengan en cuenta que esa es mi opinión, no es para ofender a nadie ^_^
Nota-5: En todo caso, no duden en dejar sus ideas si quieren algo en especifico :3
-¿Stan?- lo miro con preocupación, ignorando de momento las mangas desagarradas y rotas de su traje de trabajo. Su esposo tenía una mueca en su rostro que estaba luchando por ocultar tras esa máscara del Señor Misterio que usaba cuando algo lo superaba y no quería demostrarlo abiertamente, manteniendo su rostro lejos de los niños que lo seguían de cerca. -¿Niños?- los gemelos lucían aprensivos, tristes pero sobre todo, culpables, con Dipper retorciendo sus dedos y Mabel jugando con las holgada mangas de su suéter del día. Algo había pasado en las elecciones, lo sabía, y maldecía en su mente el haberse centrado tanto en sus planos de su siguiente intento de robot que perdió la noción del tiempo. -¿Estás bien, amor?- acorto la distancia con grandes pasos, estirando la mano para acunar el rostro de su esposo y sintiendo su corazón estremecerse cuando noto que los labios ajenos temblaban un poco, apenas evitando derrumbarse ahí mismo.
-Tío Stan...- los niños llamaron, tentativo, y el hombre cerró los ojos con fuerza por unos segundos, abriéndolos al suspirar, luciendo agotado hasta el alma. No parecía ser capaz de mirar a los niños de momento y eso no era una buena señal para ninguno de los presentes.
-Estoy bien- Fidds no se ofendió por la mentira directa en su cara, no cuando los menores aún estaban presentes y conocía lo suficiente a su marido como para saber que no quería desmoronarse frente a ellos. -Solo...necesito unos minutos- hay algo triste brillando en sus ojos, luciendo como si quisiera llorar, pero el más bajo no tiene oportunidad de preguntar, bajando la visa cuando siente que hay algo siendo empujando contra su pecho. Stan le esta entregando una corbata de aspecto inocente, algo que acepta con confusión ligera, preocupado al notar como la mano del más alto tiembla.
-Esta no es tu corbata favorita- la toma entre sus manos, frunciendo el ceño ante su aspecto. Puede recordar vagamente haber visto algo así alguna vez en su vida, tardando unos pocos segundos en ubicarla y apretando los labios cuando algo en su mente encaja. Lo reconoce, uno de los inventos de Stanford o al menos, uno de sus prototipos.
-Solo queríamos ayudar al tío Stan- Mabel hablo con cierto apuro, como si integrará explicarse antes de que pudieran enojarse con ella o algo así. -Su campaña era un desastre y...-
-...y pensamos que podíamos hacerlo mucho mejor- Dipper continuo cuando ella tropezó con sus palabras, haciendo una mueca y metiendo las manos en los bolsillo de su chaleco. -Así que le pedimos ayuda al tío Ford y él nos dios la corbata de control mental- admitió, medio escondido bajo su gorra. Ninguno de los dos era capaz de ver la expresión del hombre con barba, quien estaba entre sentirse furioso y decepcionado.
-Ay, niños- ellos se encogieron, pudiendo escuchar ese tono de decepción para el que se habían preparado en el momento en el que fueron consientes de lo que hicieron pero aun así, dolía. El hombre los miró y suspiro con cansancio, volviendo su atención a su esposo, cuya expresión delataba su cansancio y angustia. No poder controlar tu cuerpo o tus palabras debía ser una sensación horrible y Fidds no podía imaginar como Stan debía sentirse en ese momento, ya se estaba mentalizado un poco para las pesadillas que vendrían esa noche. -Ve a descansar, cariño. Me hare cargo de todo- extendió una mano para poder acunar una de las mejillas de su esposo, sonriendo al sentirlo apoyarse en el toque.
-Gracias, Fidds- Stan sonrío, apenas y pequeño, lo suficiente como para mostrar su agradecimiento y alivio. Se inclino para compartir un ligero beso, el Pines apartándose para empezar su camino hacia su habitación.
-¡Deja tu traje en la cama, veré si puedo arreglarlo!- bufo cuando el otro solo levanto un pulgar en señal de afirmación, sonriendo con diversión antes de poder detenerse. Se había vuelto muy bueno arreglando ese traje en particular, se había roto mucho a lo largo de los años, pero estaba seguro de que estaban llegando al punto en el que debían comprar otro o algo así. Aunque, podía pensar en eso después, aun tenía algo de que ocuparse. -En cuanto a ustedes dos- miro con seriedad a los gemelos, quienes se tensaron, haciendo una mueca. Habían estado intentando pasar desapercibidos para huir y esconderse, algo que fracaso, así que no tuvieron otra más que voltearse y enfrentar a su tío. Se sentían un poco intimidados, porque era la primera vez desde que llegaron que Fiddleford lucia molesto y decepcionado con ellos. -Se quedaran en su habitación y no saldrán de aquí por lo que queda del día, están castigados- ellos alzaron la vista, mirándolo con pena, ya habiendo esperado eso.
-Si, tío Fidds- y ahí fueron sus planes de explorar el bosque en busca de otra aventura.
-Bien- pero eso no se sentía como algo suficiente. -Dipper, dame el diario- extendió su mano, sintiendo una punzada en su pecho cuando el menor lo miro con horror.
-¿Qué?- parecía dolido por eso, aferrándose a su chaleco, sintiendo el peso del libro en el bolsillo interior.
-Te lo devolveré cuando crea que te lo mereces pero de momento, lo voy a confiscar- hizo un gesto. Sabía cuanto adoraba el niño ese diario y todo lo que contenía, su encanto por las anomalías y su sed de ver todo lo que alguna vez su tío Ford vio, así que quitárselo se sentía como un buen castigo de momento. -No van a aventurarse al bosque por un tiempo- Dipper hizo un puchero, abriendo y cerrando la boca como si quisiera defenderse, buscar una excusa de seguro, y Fidds suspiro con cierto cansancio. -Escucha- se inclino para mirarlo, serio aun pero con algo más suave en su expresión, pudiendo notar como los ojos del niño brillaban con lagrimas contenidas. -Lo que hicieron hoy, fue algo malo. Sin importar que tipo de intenciones tengas, quitarle a alguien su libre albedrio y controlarlo como si fuera una marioneta, no es correcto, en espacial cuando esa persona es parte de tu familia. Lo entiendes, ¿no?- ladeo apenas la cabeza, sabiendo que el menor lo estaba analizando, la culpa volviendo con fuerza por la forma en la que se desinflo en su lugar.
-...si, lo entiendo- Dipper supo que habían hecho lo incorrecto en el momento en el que su tío Stan empezó a caminar en dirección a la cabaña sin mirarlo, en silencio, luciendo incomodo y con las manos temblando a pesar de su intento por no demostrarlo. Se disculparon pero eso no pareció suficiente. -No quisimos hacerle daño- quería llorar pero de momento, se contuvo y saco el diario de su bolsillo interno, entregándolo.
-Lo sé- se enderezo, sujetando aquel libro contra su pecho y mirando esta vez a Mabel, quien desvió apenas la mirada. -En cuanto a ti, jovencita- ella lo miro, avergonzada, jugando con las mangas de su suéter. -A partir de ahora, Pato perdió su derecho a estar en su habitación- porque sabía cuando amaba la niña a su cerdo.
-¡No!- ella lucia angustiada de repente. -A Pato no le gusta dormir solo y mucho menos aquí en la sala, hace mucho frío y...-
-Estamos en pleno verano. Incluso de noche, hace calor- enarco una ceja en su dirección, callando sus quejas. -Lo dejare dormir en la sala, solo porque la última vez que alguien intento dejarlo afuera se lo llevo un pterodáctilo pero ya no puede subir al ático- decir eso se sentía un poco tonto pero lo había visto con sus propios ojos. Rayos, había visto a todos los dinosaurios en un estado congelado y esperaba que nunca pudieran liberarse.
-Esta bien, tío Fidds- la niña se resigno, sus labios temblando pero sabía que lo que hicieron estuvo mal, algo que intento ignorar hasta que ya no pudo, no cuando su tío Stan lucia tan conmocionado una vez que la adrenalina paso. Se sentía muy mal, había lastimado a su tío, aquel que siempre lucho por protegerlos y salvarlos. -¿Puedo hacerle un suéter de disculpa al tío Stan?- lo miro con suplica.
-Claro, querida- aflojo su expresión. Podía ver que los niños entendían lo que hicieron mal y eso era un alivio pero aun así, no iba a quitar su castigo con tanta facilidad.
-¿Crees que puedo ayudar?- el niño miro a su hermana, quien lo observo con los ojos bien abiertos. -Me gustaría poder hacerle un regalo de disculpa también- quizás hasta podrían hacerle una tarjeta o algo así, se sentía un poco torpe en ese sentido, disculparse con un adulto al que habían lastimado era algo completamente nuevo pero estaba dispuesto a intentarlo.
-Claro, hermanito- ella le sonrío, pequeña y tentativa, extendiendo su mano en un gesto claro. -Podemos hacerlo juntos, te enseñare a hacer algunos puntos- él pareció animarse un poco ante eso, asintiendo con decisión, tomando la mano de su hermana y pronto, ambos se estaban dirigiendo a su cuarto.
Fidds los miro irse, escuchando sus pasos subir la escalera y su conversación inentendible debía a la distancia, tarareando para si mismo, moviéndose solo cuando pudo escuchar una puerta cerrarse. Guardo el diario en un cajón con llave, apretando con fuerza la corbata que se había negado a soltar y caminando con pasos firmes, sintiendo que esa llama de ira se encendía, aunque estaba seguro de que nunca se apago. Apretó con más fuerza de la necesaria los botones, frunciendo el ceño al ver al hombre de gabardina en el laboratorio, un lugar del que no había salido mucho al parecer.
-Stanford Filbrick Pines- el mencionado se sobresalto apenas ante el uso de su nombre completo y se volteo a verlo, con una expresión de inocencia y confusión, como si no entendiera la repentina presencia en lo que él consideraba su lugar personal y eso solo molesto a Fiddleford aun más de alguna manera. -¿Qué estabas pensando?- le tiro la corbata de forma brusca, los ojos del hombre analizando la prenda por unos segundos.
-Oh, la corbata controla mentes- sonrío, tomando aquello entre sus manos de seis dedos, pareciendo satisfecho y algo orgulloso. -Dipper y Mabel me la pidieron para ayudar a Stanley o algo así, no estoy muy seguro pero gracias por traerla de vuelta- es desinteresado, al parecer poco preocupado por lo que había sucedido en ese día fuera de su encierro. Eso era algo común viniendo de él.
-¡Stanford!- gruño, molesto, teniendo la tentación de golpearlo no por primera vez desde que volvió pero se contuvo, solo podía desear que algo lograra que la razón atravesara esa dura coraza que tenía por cráneo y esa placa de metal. -Le diste un dispositivo de control mental a dos niños de doce años, que usaron en contra de tu propio hermano- se cruzo de brazos, apretando los puños. -¿Y eso te parece correcto?-
-Supongo- Ford en serio no estaba entendiendo nada pero supo que su respuesta fue poco satisfactoria, lo podía notar por la manera en la que el otro frunció el ceño.
-¡Son niños, con un demonio!- ah, en serio, quiere golpearlo y eso solo empeora al ver que el hombre frente suyo aun no entiende el problema de todo eso. -Permitiste que dos niños controlaran a tu hermano, a mi esposo, como si fuera una maldita marioneta- y esta enfurecido porque el hombre frente suyo no parece entender cual es el punto de todo eso.
-No creo que fuera tan malo- le resto importancia pero sintió una punzada de algo en su pecho, culpa o quizás tristeza, no lo tenía muy en claro y no lo iba a analizar demasiado a fondo. Solo les había dado algo a los niños para ayudarlos, no hizo nada malo, eso fue lo que se repitió a si mismo.
-Entonces, cuando Bill te hacia lo mismo, ¿no era tan malo?- Fidds se sintió enfermo de traer eso como un recuerdo, en especial cuando vio al hombre tensarse y hacer una mueca de asco, de seguro con recuerdos que había estado empujando en lo profundo de su mente, pero estaba furioso y estaba intentando que el otro entendiera que hizo mal.
-No es lo mismo y lo sabes- lo miro con ira apenas contenida, luciendo casi como si estuviera dispuesto a golpear a Fiddleford pero este no tenía miedo, sabía defenderse y lo iba a hacer sin problema, incluso si era en contra de aquel que aun llamaba su amigo a regañadientes.
-¡Si lo es!- su frustración solo crece y se pregunta en que punto Stanford se volvió un ser tan terco hasta el punto de ignorar los errores que estaba cometiendo. -¡Bill uso tu cuerpo cada vez que cerrabas los ojos, como una marioneta, y esos niños le hicieron lo mismo a Stan!- había perdido la cuenta de cuantas veces se encontró con la imagen inquietante del cuerpo de Ford con los ojos amarillos rondando por la casa o peor, cuando lo encontraba con tenedores clavados en su brazo. Recordar eso era inquietante en muchos sentidos y no era lo peor que había visto. -Puede que los niños no le hayan hecho daño físico a Stanley pero le quitaron el control y eso es horrible, lo sabés de primera mano-
-¡No es lo mismo!- gruño, frustrado y enojado, llegando a levantarse, usando toda su altura en un intento de intimidar al sureño pero eso no funciono, Fidds se mantuvo firme, con los ojos fijos en los ajenos.
-Piensa lo que quieras pero sabes lo horrible que se siente no poder controlar tu propio cuerpo- estaba al limite en este punto, tenía que irse o terminaría por ahorcar al otro con sus propias manos. -Y nadie se merece algo así- retrocedió unos pasos, con expresión cansada, pudiendo notar como algo de la ira ajena se desvanecía un poco. Hay un rastro de culpa en su rostro que no puede ocultar pero aun así, se mantiene firme, al parecer poco dispuesto a retroceder respecto a su postura. -La próxima vez que los niños te pidan ayuda, tienes que consultar conmigo o con Stan antes de darle cualquiera de tus cosas- era una orden, una nueva regla.
-Son mis sobrinos, Fidds- eso suena infantil, como una queja de algún tipo y el de barba solo enarca una ceja, poco impresionado.
-Quizás pero entre tu y yo, sabemos exactamente quien es el responsable- se cruzo de brazos. -Tu apenas puedes cuidarte a ti mismo, no tienes la capacidad de cuidar de dos niños y de diferenciar lo bueno o malo de una manera más normal- se dio media vuelta, dispuesto a salir de allí, repasando mentalmente las cosas que tenía en la cocina. De seguro a su marido le gustaría una bebida cálida y reconfortante, solo podía esperar que los niños no hubieran arrasado con el chocolate en polvo y el azúcar.
-...pensé que se estaban divirtiendo- Ford estaba desesperado porque volver a su dimensión era mucho más duro de lo que había alguna vez imaginado. Se sentía solo, aislado, mucho más que cuando estuvo en otras dimensiones. Era raro. -No pensé que podrían hacer ningun daño- no había querido pensar mucho en ello, se recordó a si mismo.
-Pueden divertirse- se detuvo solo para mirarlo de reojo, con algo tan frío en sus ojos que hizo estremecer al científico, quien trago en seco. Había visto esa expresión antes, cuando alguien acababa con la paciencia de un joven Fiddleford en la universidad, pero nunca había sido dirigida hacia él y era inquietante. -Pero no a costa de la salud mental de mi esposo- y sin más, solo se alejo, dejando al hombre solo en su laboratorio una vez más.
Stanford Pines se dejo caer de sentón en su silla, repentinamente exhausto, y hundió su rostro entre sus manos, ignorando como los anteojos se le clavaron un poco en la piel. No quería admitirlo, se negó a hacerlo, pero en lo más profundo de su ser, sabía que había cometido un gran error con lo de la corbata.
Uno más para agregar a su lista de arrepentimientos que solo parece hacerse más larga para su desgracia.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top