Fiddlestan #6
Espero que les guste~
Nota: No tengo nada en contra de Ford, al decir verdad me gusta el personaje, pero no puedo negar que algunas de las decisiones que tomo a lo largo de su vida fueron...malas y que en ocasiones, esta bien pendejo xD
Nota-2: Gente, no pueden negar que muchas cosas de las que sucedieron se podrían haber evitado si Ford hubiera sido un poco más inteligente. Dejo las palabras con las que se podía invocar a Bill en uno de los diarios y ni siquiera se digno a tacharlas o al menos poner advertencias con tinta normal, escribió los planos de un portal peligroso y no se molesto en intentar borrarlos a pesar de que sabía el riesgo. Más encima, puso todas las advertencias de peligro y demás en tinta invisible. Claro, podemos decir que fue un error de juicio debido a la paranoia y la falta de sueño pero aun así, muchos de esos errores se cometieron antes de eso
Nota-3: Por lo que recuerdo, el portal estaba diseñado específicamente para fallar y así crear una grieta dimensional para que Bill con su gente pudieran pasar pero me imagino que con unas modificaciones y más atención al detalle, podría evitarse algo así o al menos, así lo pensé mientras escribía esto
Nota-4: ¿Algo en especial que quieran a continuación?
Se instalaron en la cocina como pudieron. Tener que explicar toda la historia fue un dolor de cabeza total y Fiddleford tenía que ser sincero, se desconecto en su mayoría de esa conversación. Conocía todo aquello, desde el punto de vista de ambos hermanos. Desde el gemelo mayor con una gran habilidad intelectual que sobreseía entre los demás pero era tachado de raro por una anomalía genética que se presento en sus manos y de como aun así la presión de las expectativas de todos los que lo rodeaban debido a su inteligencia superior al promedio fue lo que lo guio en ciertas cosas, dándole la espalda a su único amigo en la vida que lo había protegido solo porque arruino su gran oportunidad de entrar a una universidad soñada. Ford fue casi despectivo en cada palabra, desinteresado y con ligeros toques de rencor apenas escondidos en su voz, y se mantuvo vago en lo que respectaba a Bill pero lo que se esconde tras sus palabras simples y su expresión fría es algo horrible porque ese demonio era un bastardo sádico.
Y desde el punto de vista del gemelo menor, quien había sido echado a patadas a la calle por tener un momento emocional en un mal lugar, que termino de irse de su lugar de origen cuando todos a los que había llamado familia alguna vez le dieron la espalda. Stan fue muy amable al contar su parte y se censuro en muchas cosas pero Fidds sabía la verdad, conocía cada maldito detalle de lo que le había sucedido su esposo en esos diez años de vivir en la calle, y le daba mal de estomago, alimentando un poco su frustración e ira del momento.
-No puedo creer que seas el autor de los diarios- Dipper, como se era de esperar, estaba más emocionado por le hecho de conocer al famoso autor por el que tantas teorías se había armado con las pocas pistas que había logrado juntar en su tiempo allí. Tenía los ojos brillantes, llenos de admiración y solo se podía esperar que eso no llegara muy lejos, los adultos responsable por él temían que podría ser en su estado de entusiasmo total.
-Y no puedo creer que seas nuestro tío- Mabel balanceo las piernas de manera distraída. Parecía aliviado pero algo aprensiva, retorciendo apenas sus dedos. Un poco extraño viniendo de ella, quien debería haber estado saltando y haciendo preguntas con una gran sonrisa. -Tío Fidds, ¿Eso no significa que estas casado con el tío Ford?- lo miro cuando aquello vino a su mente, llena de curiosidad infantil pero estaba sonriendo, como si quisiera burlarse y eso era gran cambio en comparación a su expresión algo ausente que tenía antes. Ford se atraganto con lo que estaba tomando, con las mejillas ardiendo.
-¿Te casaste con mi nombre?- los miro con los ojos bien abiertos, tosiendo y golpeándose el pecho. Stan bufo, divertido, riendo cuando su esposo golpeo su hombro.
-Gracias al cielo, no- Fidds contuvo un sonido de asco a favor de darle un sorbo a su café, odiando que la cafeína ya no tuviera tanto efecto en él. -Mi certificado de matrimonio dice Stanley Pines, para mi suerte- se había negado rotundamente a ver el nombre de Stanford allí, incluso si solo era un papel para muchos, eso era algo importante para ellos. Tuvo mucha suerte de que Stan tenía un contacto lejano que estaba dispuesto a hacerles el certificado pero manteniendo la boca cerrada acerca de su existencia.
-Entonces, ¿Se supone que estas legalmente casado con alguien muerto?- el niño ladeo la cabeza, dándose cuenta de ese detalle.
-Uno de nuestros planes es que Stanley Pines este legalmente vivo una vez más en algún punto, así que no estoy muy preocupado por eso- tarareo con tranquilidad, notando que su marido estaba escondiendo una mueca tras su propia taza. Sabía que el hombre estaba preocupado por lo que podría suceder si alguno de sus muchos enemigos se enterara de su existencia pero habían hablado de ellos y dijeron que lo iban a enfrentar juntos si es que alguna vez sucedía. Fiddleford estaba dispuesto a mandar a uno de sus prototipos de robots si era necesario, solo necesitaba algunos ajustes y un nombre o dos quizás. -En todo caso, creo que es momento de que los adultos hablen- porque había una tensión entre ellos que los niños no parecían sentir o quizás la estaban ignorando pero necesitaban hablar.
-¿Qué? No- Dipper hizo una mueca, decepcionado y un poco desesperado, luchando para que el diario no se le cayera de las manos. -Aun tengo muchas preguntas que quiero hacerle al autor- y aunque Mabel realmente no estaba tan interesada como su hermano, no dudo en asentir, dispuesta a poyarlo y escuchar, como había hecho con todas las teorías por las que había sido despertada en ciertas madrugadas.
-Podemos hablar más tarde- Ford sonrío, nervioso y algo tentativo. Había una parte infantil de si mismo que quería que los niños se quedaran, no solo para atrasar la conversación con su propio gemelo y su antiguo compañero de investigación, sino también porque estaba fascinado de saber que tenía sobrinos nietos y quería conocerlos pero sabía que no tenía escapatoria alguna.
-Pero...- Dipper parece querer objetar, mientras Mabel no puede evitar retorcer apenas sus dedos ante la ligera tensión que de repente hay entre todos ellos. Él no quiere irse, decidido a poder hablar con el autor, pero ella teme que todos allí peleen si se van.
-Muy bien, ustedes dos- Stanley se levanto antes de que alguno de los niños pudiera decir algo más en un intento de quedarse, haciendo un ligero gesto. -Pueden hablar con el nerd más tarde, no se ira a ningun lado- empuja muy ligeramente a los gemelos, ignorando las quejas de ambos, y los guía hasta afuera, donde a lo lejos puede ver a su empleado, teniendo una especie de crisis existencial en silencio y con grandes gestos. -¡Oye, Soos!- llamo, logrando que él se detuviera en seco y se volteara a verlo, luciendo atento, casi como un soldado. -Cuídalos, ¿quieres?- hizo un gesto hacia los gemelos, quienes en realidad estaban intentando volver a entrar a la cabaña pero él lo estaba evitando. -Necesito que estén fuera por unas horas-
-¡Si, señor Pines!- no dudo en decir, siempre dispuesto a ayudar a su jefe, y aunque los niños se quejaron, haciendo amagues de intentar volver, Soos les dijo algo que pareció convérselos lo suficiente como para suspirar con resignación y seguirlo de mala gana.
-Bien- se adentro una vez más, cerrando la puerta tras de si, bostezando ampliamente antes de poder evitar y volviendo a donde estaban los otros dos. -Soos se los llevo, tendremos quizás una hora antes de que ellos se escapen y vuelvan- ya se sentía cansado, teniendo un mal presentimiento de la situación. -¿Qué?- frunció el ceño, algo a la defensiva, sin gustarle la sensación de que alguien lo estuviera analizando con la mirada y mucho menos viniendo de su gemelo.
-Te pareces a papá- soltó con bufido ligero, como si fuera una especie de broma para romper el extraño ambiente que se había instalado entre ellos y Stan no pudo evitar que una risa algo tensa se le saliera, incomodo ante la comparación, pero Fidds frunció el ceño y no dudo en patear la pierna del gemelo mayor con fuerza. -¡¿Por qué?!- miro a su antiguo compañero con los ojos bien abiertos, frotando la zona golpeada. -No fue un insulto-
-Lo tome como un insulto- entrecerró los ojos con molestia y Ford hizo un gesto, confundido, mientras Stan oculto como pudo una risa genuina tras una toz falsa. Fiddleford tuvo la mala fortuna de llegar a conocer a su padre y digamos que no le cayo nada bien, fue tan malo que después de que se fueron, Stan tuvo que convencerlo para que no mandara un robot asesino a por él o algo así de exagerado porque estaba furioso. Fue un desastre que a pesar de generar tensión, también le divirtió un poco. Fue genial ver a Fidds tan furioso con un nombre que apenas conoció y le doblaba el tamaño, sin sentirse intimidado en ningún momento.
-Muy bien, tranquilos los dos- Stanley hizo un gesto. -No puedo creer que tengo que ser la voz de la razón aquí, que mal que están las cosas- suspiro de manera exagerada, moviéndose para sentarse junto a su esposo, mirándolo con preocupación y tomando su mano por debajo de la mesa, sintiendo su ligera tensión. Hay un silencio incomodo entre ellos. Ford parece aprensivo, desviando la mirada con ansiedad notable, y Fidds esta lo suficientemente molesto como para no intentar hablar por cuenta propia, manteniendo su atención en su taza, incluso si esta vacía en este punto.
-No debieron abrir el portal- y al final, es el genio con 12 doctorados que no puede contener su comentario.
-¿En serio? ¿Eso es todo lo que puedes decir?- Stan esta un poco molesto, no puede negarlo. Sabía que las cosas entre ellos estaban lejos de ser buenas pero pensó que al menos, podría haber una pequeña posibilidad de recibir un agradecimiento, aunque supuso que eso era demasiado pedir para alguien como su tonto hermano.
-¿Qué? ¿Esperabas un "gracias"?- enarco una ceja, con sarcasmo y molestia en sus palabras. -Pudiste pone a todo el mundo en riesgo al activar el portal. Es peligroso, debiste haber hecho caso a mis advertencias- parecía casi como un niño al decir eso.
-¿Cómo se supone que íbamos a ver tus advertencias si estaban en tinta invisible?- Fidds enarco una ceja, incapaz de contenerse, sintiéndose molesto y logrando que el otro se detuviera en seco, como si se hubiera olvidado de ese detalle. -Eso es algo que ni a mi me dijiste, ¿o lo olvidaste?- lo habían descubierto por pura casualidad, cuando recordó lo mucho que al gemelo mayor le gustaban los misterios, y por alguna razón, había decidido iluminar las paginas con una luz negra. Stan se golpeo la frente contra la mesa la ver todo lo que allí estaba, lleno de frustración, maldiciendo al tonto cerebro de su gemelo y el propio Fidds apenas se contuvo de tirar el diario al diablo, algo furioso en ese momento. -Además, si te hace sentir mejor, hicimos muchos cambios- siente una punzada de satisfacción al ver al otro encogerse en su lugar, obviamente avergonzado al parecer pero negándose a admitir que había cometido un error. -Lo hicimos más estable, para evitar que se sobrecargara o creara una ruptura dimensional peligrosa, y menos poderosa al decir verdad- hicieron cambios a los planos originales, muchos de ellos, para que aquella cosa no fuera un peligro inminente. Solo servía para abrir una puerta a otra dimensión por unos segundos y luego apagarse completamente, eso era todo lo que eso podía hacer con todas las modificaciones.
-¿En...serio?- Stanford esta impresionado ante esa información, luciendo incrédulo, como si el simple hecho fuera algo mucho más raro de todo lo que había visto hasta el momento. Eso se sentía casi ofensivo para la pareja.
-Hice una pistola borra memorias, modificar los planos de un portal dimensional altamente peligroso y con muchas fallas fue algo fácil- suena egocéntrico pero era la verdad, aunque había sido difícil conseguir ciertas piezas y un dolor de cabeza tener que reconectar los cables pero había funcionado y estaba orgulloso de ello. -Ahora, hay una pregunta que a estado rondando mi cabeza por décadas- Stan hizo una mueca, medio encogiéndose en su hombro, pudiendo presentir lo que se venia. Fidds estaba muy enojado, era algo que venia desde hace años en cuanto la mayoría de sus recuerdos volvieron a él. -Para una persona tan inteligente, ¿Cómo pudiste ser tan tonto?-
-¿Disculpa?- se erizo como una especie de gato, confundido pero al mismo tiempo, ofendido.
-¿Por qué no destruiste los diarios?- esa era la pregunta de la vida en su opinión, muchas cosas se podrían haber evitado si esos tres libros no existieran o si al menos, cierta información no estuviera presente.
-¡Son el trabajo de mi vida!- Stanford gruño, apretando los puños con fuerza, la suficiente como para temblar ligeramente. Estaba molesto, furioso, en especial cuando eso venia de alguien como su amigo. Pensó que él lo entendería mejor que nadie. -¡No podía solo destruirlos!-
-¡Al menos podrías haber borrado lo peligroso!- Stan, a su lado, hizo una mueca y suspiro con cierto cansancio, moviéndose solo para quitarle la tasa a su marido, sabiendo que eso podía terminar muy mal. -Por el amor al cielo, Stanford- se paso las manos por el cabello blanquecino, su frustración solo en crecimiento. -Hablaste maravillas sobre Bill en tu segundo libro y dejaste la oración para invocarlo. Rayos, hasta dejaste instrucciones de como pronunciar cada palabra y gracias a eso, el niño que lo encontró, invoco a ese tonto demonio- los ojos de Ford se abrieron con horror ante eso. No había pensado que alguien encontraría alguno de sus diarios y mucho menos que alguien se atrevería invocar al demonio pero si lo pensaba un poco mejor, sintió una amarga y pesada vergüenza invadirlo al darse cuenta de que eso era cierto. Su segundo libro no tenía ninguna clase de advertencia y si la tenía, estaba en tinta invisible. -Hasta dejaste toda la información importante oculta, incluyendo las advertencias y debilidades de cada criatura-
-Nadie debería haber encontrado nunca esos libros- Stanford lucha por empujar la sensación de vergüenza. Cometió errores y se siente ciego por no haberse dado cuenta de eso antes pero ya no puede solucionarlos y se siente difícil admitir que hizo mal las cosas en voz alta.
-Enterraste uno de ellos y el otro lo pusiste en ese compartimiento secreto que construiste en forma de árbol. Era difícil que alguien no los encontrara tarde o temprano- Stan no pudo evitar comentar con cierta burla, sin molestarse mucho por la mirada llena de furia que se gano de parte de su gemelo.
-E-Eso no importa ahora- le resta importancia lo mejor que puede, ansioso y nervioso, empujando la culpa que lo abruma. Sabía que había cometido un sin fin de errores a lo largo de los años pero nunca había esperado que alguien se los echara en cara, en especial su hermano y su antiguo amigo. Dolía darse cuenta de que los había lastimado, se sentía algo pequeño al darse cuenta lo enojados que estaban realmente, pero enderezo la espalda, sintiendo que una burbuja de molestia opacaba un poco su vergüenza. Creía que esos dos eran los menos indicados para reclamarle sus errores o al menos, eso gritaba la voz que supuso que podía ser su orgullo o algo así. Odiaba sentirse como un niño pequeño al que estaban regañando,.
-¿Y qué es lo importante entonces?- Stan entrecerró los ojos, luciendo como si estuviera desafiando al otro a continuar, y Ford se enderezo un poco más en su lugar, molesto ante la actitud de su hermano.
-Quiero mi nombre y mi casa de vuelta- y eso era algo que Fiddleford se había esperado si era del todo sincero, aunque había tenido una pequeña chispa de esperanza que no sucediera. Se siente decepcionado.
Pero Stan se siente furioso.
-¿En serio? ¿Es todo lo que puedes decir?- hay algo frío y tenso en el tono de voz del gemelo menor, algo que hace que ambos se pongan tensas. Ford se le queda mirando, apretando los puños ante la expresión de su hermano, dejándolo congelado por unos segundos porque el tipo de ira que mostraba Stanley era una explosión, como un volcán que arrasa todo a su paso, y actúa antes de hablar pero lo que ve a ahora es como una llama que crece hasta convertirse en fuego, casi de una manera lenta, que amenaza con quemar todo a su paso. Eso era nuevo. -¿Sabes qué? Púdrete-
-¿Qué?- se sorprendió ante eso, sin hacerlo esperado al decir verdad.
-Púdrete- escupió, lleno de rencor y desdén pero Fidds sabía que debajo de eso, había mucho dolor y tristeza. Stan solo quería recuperar a su hermano, intentar arreglar las cosas lo suficiente para que no estuvieran al borde de arrancarse los ojos, pero en ese instante, esta profundamente decepcionado y resignado. -Gracias a mi, todavía tienes algo. Pagué tus cuentas atrasadas y acumuladas, mantuve esta maldita casa completa para que tuvieran a donde volver. Pagué cada maldita deuda que estaba a tu nombre...-
-Es lo menos que podías hacer- a veces, Ford soltaba lo que cruzaba por su cerebro sin siquiera pensar, y esa fue uno de esos momentos. La mirada que se ganó lo hizo sentir pequeño, como si pudieran aplastarlos, pero se negó a arrepentirse. Había llegado muy lejos para retroceder a estas alturas. -Arruinaste mi vida- soltó, sabiendo que solo se estaba hundiendo aun más. Ya no podía hacharse atrás.
-¿Arruine...tu vida?- Stanley no va a negar que eso era algo que su propio cerebro se lo repitió una y mil veces, en especial al principio, pero con los años y todas esas charlas emocionales con Fidds, llego a una conclusión. Él no es alguien inocente, lo sabe perfectamente, pero su hermano no es un maldito santo como muchos quieren tacharlo. -No arruine tu vida- es la primera vez que lo dice en voz alta a alguien más que no sea su esposo y es extraño pero de una manera casi liberadora. -Arruine tu proyecto por accidente, puedo aceptar eso. Evite que fueras a esa lujosa universidad llena de nerds, también puedo aceptar eso pero no arruine tu vida- cierra los puños con fuerza y el otro abrió la boca, como si quisiera interrumpirlo, luciendo indignado y hasta ofendido. Eso solo molesto al gemelo menor. -Pudiste terminar la secundaria, estudiaste en la universidad y te recibiste. Rayos, seguiste estudiando hasta obtener 12 doctorados y lograste lo que querías. Te mudaste a un pueblo lleno de esas cosas que tanto querías estudiar, tenias una casa y dinero, mientras yo apenas tenia un maldito auto y luchaba para sobrevivir- Ford cerró la boca con un chasquido, sorprendido, como si eso lo hubiera tomado por sorpresa. -Tenias una buena vida...y te la arruinaste solo cuando decidiste leer esa porquería en la pared de una cueva-
-Tu...- Stanford no sabía que decir ante eso, nada se sentía como una buena respuesta o una contra suficiente porque sabía que había muchas verdades allí. Tuvo una buena vida, cómoda, con un techo propio y dinero suficiente, estudiando aquello que tanto había querido mientras su hermano no tenía nada más que su auto viejo, incapaz de encontrar trabajo de seguro por la falta de título secundario ahora que lo pensaba mejor. Ford eligió leer la inscripción, eligió darle su mano a un demonio sin pensar en nada más, nadie lo empujó a eso.
La vergüenza se mezcla con el arrepentimiento, ardiendo desde lo más profundo de su ser y extendiéndose por todo su cuerpo. No sabe que hacer con eso.
-Como sea- Stan se levantó, sintiéndose muy cansado de repente, solo queriendo darse una ducha y ponerse algo más cómodo, quizás instalarse en su sillón para ver televisión basura. -Puedes tener tu estúpido nombre de vuelta, no me importa- hizo un gesto. Lo trajo de vuelta, cumplió con esa promesa que hizo en una habitación vacía y con la espalda ardiendo, esta en parte satisfecho.
-Te daré la llave de la cabaña cuando los niños se vayan, al final del verano- Fidds se levantó de igual manera, tomando la mano de su pareja entre las suyas, preocupado al sentirlo temblar. -Pero de momento, puedes chupar un limón- lo dijo solo para no dar rienda suelta a la colección de insultos que tenía en mente y salió de allí con Stan siguiéndolo de cerca.
Ford se quedó allí, en la cocina, sintiendo que se hundida en un pozo profundo lleno de tantos sentimientos que no tenía muy en claro como procesar.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top