Fiddlestan #2

Espero que les guste~

Nota: Por lo que pude leer, el matrimonio homosexual se volvió legal en 2013 y se supone que la serie esta ambientada en el 2012 pero finjamos que esto no importa, ¿si? T-T

Nota-2: Mi intención era que Fidds y Stan estuvieran casados, escribí la mayoría con esa idea en mente, y no quería cambiarla. Pueden decir que su matrimonio es ilegal pero al diablo, de igual manera, ellos sienten que están casados xD

Nota-3: Algo tranquilo antes de pasar a todo el drama que estoy escribiendo para la siguiente parte xD

Nota-4: ¡Muchas gracias a quienes le están dando una oportunidad a esto! ^_^

Fiddleford observo con cierta diversión como Stan se retorcía un poco en su lugar, jugando con ese bastón con la bola ocho que había conseguido alguna vez y que usaba como parte de su personaje de Señor Misterio por alguna razón, alegando que le daba cierto carácter o algo así. Para muchos, solo parecía ansioso por otro autobús lleno de turistas que no tardaría mucho en aparecer, listo y dispuesto para estafarlos hasta dejarlos secos, pero en realidad, estaba muy emocionado y nervioso por la visita de sus sobrinos nietos, a quienes no había visto en persona desde que nacieron.

-Deberías tranquilizarte, cariño- decidió acercarse, apoyando su mano en la espalda ajena en una ligera caricia que tenía la intención de ser tranquilizadora. -Llegaran en cualquier momento-

-Ah, ese es el problema- Stan hizo una mueca ligera, apretando con fuerza el extremo de su bastón, golpeando apenas el piso.

-¿Por qué?- enarco una ceja. -Eres bueno con los niños- tarareo, sonriendo con cariño ante los recuerdos que llegaban a su mente. -Tu eras una las partes favoritas del pequeño Tate cada vez que venía a visitarnos para el verano- su dulce hijo había adorado a Stanley desde el primero momento en el que lo vio y le había gustado seguirlo para pasar tiempo juntos a veces, sin importar que tipo de actividades hicieran. Incluso siendo un adulto que vivía en el mismo pueblo, a Tate aun le gustaba visitarlos cada vez que podía y pasar tiempo con ambos.

-Y el pobre niño sabía estafar como todo un profesional antes de llegar a la mayoría de edad- bufo con diversión apenas contenida, sintiéndose orgulloso a pesar de que sabía que muchas de sus enseñanzas eran parte de un pésimo modelo a seguir pero no había arrepentimiento alguno, fue muy divertido.

-Ellos te amaran, estoy seguro de ello- y era sincero en eso.

Se quedaron allí, juntos por unos segundos más, apenas escuchado el murmullo entusiasta de los turistas que ya estaban dentro de la Cabaña del Misterio viendo y comprando, solo moviéndose cuando un autobús se detuvo justo en la parada, dos niños castaños con maletas y mochilas bajando a tropezones de allí.

-¡Llegamos!- la niña sonrío enormemente, mientras él dejaba escapar un suspiro de cansancio, aferrándose a sus cosas para que no se le cayeran. -¡Gravity Falls, Oregón!- ella parecía muy feliz, casi entusiasmada por estar en un lugar nuevo pero su hermano lucia resignado.

-¡Hey, niños!- Stan sonrío, más metido en su personaje guía que en su verdadera personalidad, haciendo un gesto algo teatral. -Soy Stanford Pines pero puedes llamarme Stan- se les quedo mirando. Él estaba entusiasmado ante la visita de los niños, el primer par de gemelos después de que eso se saltara una generación, y verlos lo llenaba de emoción pero también, de cierta melancolía. -No sé nada de niños- no pudo contenerse a agregar, los menores parpadeando, compartiendo una ligera mirada preocupada entre ellos.

-No digas eso- Fidds golpeo su brazo, sonriendo con diversión aun. Su marido aun tenía la costumbra de soltar frases así cuando estaba muy nervioso, algo para romper la tensión o algo así según él. -Hola, niños. Bienvenidos- los miro, pudiendo notar su curiosidad, sonriendo y esperando lucir amigable. -Soy Fiddleford McGucket-

-¡Hola! Soy Mabel y él es mi hermanito, Dipper- ella no dudo en hablar, entrecerrando los ojos con sorpresa y analizándolos rapidamente, pudiendo notar un detalle que la hizo jadear con asombro. -¿Están...casados?- no pudo ignorar los anillos plateados que ambos usaban, soltando lo que tenía en las manos y dando pequeños saltos de emoción cuando Fidds asintió, Stan sonriendo con cierto nerviosismo. -¡Oh cielos, tenemos dos tíos!- soltó una carcajada de felicidad, logrando que los adultos se relajaran un poco en sus lugares, mientras el niño fruncia apenas el ceño. -¡Quiero que me cuenten todo, con lujo de detalles!

-Nuestros padres nunca mencionaron un matrimonio- Dipper los miro, con cierta desconfianza, dejando sus cosas por un momento en el suelo para poder cruzarse de brazos.

-Ah, bueno...- la pareja compartió una mirada entre ellos. Su matrimonio no era exactamente un secreto, la mayoría del pueblo no prestaba mucha atención a los detalles que no les interesara al decir verdad, pero el problema en si es que eso no estaba bajo el nombre de Stanford porque Fiddleford se negó rotundamente.

De paso, había poca gente que realmente sabía la verdad tras toda su situación. Manly Dan, porque este era mucho más observador de lo que cualquiera podría esperar y se había dado cuenta de que aquel científico loco para el que había construido la casa en tiempo récord le faltaban un par de dedos, se había acercado en algún punto y exigió respuestas, accediendo a quedarse callado pero se había ofrecido a ayudar y termino moviendo muchas de las grandes piezas cada vez que lo necesitaron. El otro era Caryn Pines, esa pobre mujer había sido arrastrada una vez por su marido hasta allí para poder reclamar algo de dinero a su hijo estrella y se fueron con ella cargada de sospechas, volviendo no mucho después y reclamando respuestas, llorando de alivio al tener su pequeño espíritu libre de vuelta pero llorando por la perdida de su amado genio. También estaba Shermie, quien había sido arrastrado a todo eso por su propia madre, y termino por enterarse de todo al mismo tiempo.

Legalmente hablando, Stanford Pines no estaba casado, no había un acta con su nombre en ningun lugar. 

-Algunos familiares no se lo tomaron a bien pero tu abuelo lo sabía- hablo Stan, llamando la atención. Era un mentiroso profesional, podía mentirle a dos niños. -Simplemente...dejamos ese detalle fuera- aunque los padres ajenos solo sabían que Stan Pines tenía un compañero que vivía en la cabaña, nada más.

-Oh- el niño hizo una mueca, relajando su postura, arrepentido.

-¿Quieren instalarse?- Fidds decidió hablar antes de tener que continuar con ese tema, sintiéndose algo incomodo con la mentira. -Podemos dejar sus cosas en su cuarto y luego, darles un recorrido rápido antes de comer- eso le iba a dar al Pines algo de tiempo para echar a los turistas de manera disimulada y cerrar la tienda para poder almorzar. -¿Qué dicen?- los niños asintieron, avanzando mientras el mayor los ayudaba con sus cosas para poder llegar al ático, donde habían instalado dos camas para sus visitas.

Ambos se preguntaban cuanto tiempo podrían mantener a esos niños lejos del bosque y todo lo que allí había.

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