Secreto descubierto
Hola a todos, para iniciar estaba planeado ser un Oneshot pero creo que podría colocar un extra... Espero sus comentarios, si ustedes lo piden lo agregaré, espero lo disfruten... espero que se lleven una Grata sorpresa...
Era una mañana tranquila, Atsushi caminaba por las calles de Yokohama, había terminado su trabajo y ahora regresaba triunfante a las oficinas de la Agencia Armada de Detectives, estaba feliz por fin podía terminar su día temprano, por fin podía descansar desde más temprano y disfrutar del domingo en cama, era obvio era un felino al fin de cuentas, pero lo que más le alegraba es que era día de paga
Nuestro albino prácticamente iba saltando de felicidad aun que se tomó con el terror, choco con alguien y aunque se disculpó su sorpresa fue grande al ver al perro rabioso de la Port Mafia, este dio una sonrisa burlona al Agente y llamando a Rashoumon hizo al albino estamparse a la pared del callejón
- Jinko, que grata coincidencia – decía el mafioso
- Akutagawa – le llamo - ¿acaso no te cansas de golpearme? Creí que después de Moby Dick estarías más tranquilo, Dazai-san te reconoció
- Eso no fue un reconocimiento, Jinko – dijo el mafioso con desprecio
El mafioso se acercó al albino y usando a Rashoumon lo estampo en la pared
- ¿no piensas huir?
- Estamos en plena tarde, si uso mi habilidad y tú la tuya las personas se verán afectadas – decía el albino
- Ya veo, así que te dejarás morir por personas que no conoces, que patético – decía el mafioso molesto – pelea Jinko
- No voy a pelear Akutagawa
- No te voy a matar de una manera tan deplorable – decía molesto el mafioso
Ryunosuke jalo la cortaba del albino para mirarlo de cerca, más bien retarlo y hacerlo usar su habilidad, pero Atsushi no se movió, más bien se sonrojo llevando su mirada a su pecho, el mafioso noto eso a pesar de los intentos del albino de disimularlo
- ¿Qué escondes? – pregunto el mafioso
- Na-nada – dijo el albino nervioso – suéltame ya Akutagawa
- Algo escondes – dijo el mafioso molesto
Jalo la corbata del albino y abrió dos botones de su camisa, Atsushi cuando sintió que Akutagawa tomaba el tercero uso su habilidad para escapársele, Atsushi inmediatamente tomaba su camisa para taparse y no se viera tu piel
- Ahora estoy más curioso – dijo el mafioso molesto
- Déjame en paz Akutagawa, quiero descansar – decía el albino
- Entonces te haré descansar el paz – dijo el mafioso burlón
Volvio a llamar a Rashoumon pero este para la sorpresa del albino no solamente lo tomo de sus extremidades también rompió la camisa del albino, dejando ver lo que el perro rabioso de la Mafia jamás imaginaria
- Jinko tienes... - decía el mafioso mientras Atsushi estaba sonrojado
- ¡CA-CALLATE! – grito el albino
- ¿eres mujer? – pregunto el mafioso sorprendido
- ¡Maldición Akutagawa! – gritaba el o más bien la albina molesta
- ¿Por qué en tus registros sales como hombre? – pregunto el mafioso confundido
- Eso no te importa – se movía la albino para zafarse – quieres dejar de verme – dijo avergonzada
El mafioso seguía sorprendido, era una gran sorpresa pero no era mala, era una grata sorpresa, el mafioso sonrió y se acercó a la albina estampándola en la pared, este dejo su pierna derecha entre las piernas de la albina y su rodilla cerca de su entrepierna haciéndola sonrojar
- A-Akutagawa muévete – decía la albino
- Jinko realmente te odio justo ahora, me has engañado por completo y hecho dudar
- ¿E-eh? – pregunto la albina mirando a ciertos centímetros los ojos grises del mafioso
- La primera vez que te vi fue en una fotografía en el mercado negro – dijo comenzando a acariciar el brazo de la albina – me parecías un animal hermoso y tu fotografía demostraba gran tristeza, me hiciste recordar a mi hermana en cierta época – dijo el mafioso y miro sus pechos – pero no había entendido porque pensé en mi hermana y no en mí mismo, hasta ahora lo entendí
- ¿D-de que hablas? – pregunto la albina nerviosa
- Hablo que desde que te vi llamaste mi atención, creyendo que eras un chico solo te desprecie, pero ahora que se la verdad – el mafioso sonrió – podríamos intentarlo
- ¿Qué? ¿Intentar qué? No quiero intentar nada – decía la albina
- Incluso en Moby Dick no logré evitar salvarte esas tres veces – dijo el mafioso molesto – me atraías desde aquella fotografía, en el callejón donde nos conocimos, incluso con Kyouka, en el barco cuando me enfrentaste y mismísimo Moby Dick... - el mafioso golpeo a la albina en la cara con un puñetazo – ¡debías decirme la verdad Jinko!
Atsushi no entendía lo que sucedía, el puñetazo le había dolido pero más era su curiosidad al ver al mafioso, este estaba molesto, le estaba reclamando, le estaba ¿celando? Fue cuando entendió sus palabras y lo miro
- ¿Di-dices que te gusto? – pregunto la albina sonrojada
- ¿Acaso te cuesta tanto entender? – respondió sarcástico el mafioso
- Pe-pero entonces ¿por qué siempre me has atacado?
- Eres un idiota, quiero decir una idiota – arreglo – odiaba el hecho que fueras hombre – dijo el mafioso
Atsushi estaba sonrojada, no podía creer lo que estaba escuchando el mafioso, de un momento a otro la albina se vio completamente envuelta por Rashoumon, ni siquiera podía ver algo, sentía el movimiento, estaba asustada ¿el mafioso la mataría? ¿Qué pasaría? ¿La delataría ante todos? El ser mujer solo lo sabía Dazai y el Presidente Fukuzawa... Entonces ¿ahora qué pasaría?
La albina volvió a ver la luz, poco a poco la tela de Rashoumon iba dejándola ver, se vio en una habitación vacía, solo una cama bien tendida con una almohada y un armario era lo que adornaban las paredes, Atsushi miro a su alrededor para encontrar al mafioso atrás de ella, esto la asusto y de un brinco tal gato se puso alerta
- ¿do-dónde estamos? – pregunto la albina
- Mi casa – respondió el mafioso
- ¿Ca-casa? – dijo la albina sorprendida
- ¿Qué acaso no sabes que es una casa?
- Si solo... O-olvídalo debo regresar a la agencia – decía la albina dirigiéndose a la puerta
El mafioso miro a la albina caminar firme hacia el para pasarlo de largo, Akutagawa tomo su ante brazo deteniéndola y sin verla solamente hablo
- ¿Piensas ir por la calle en brasier?
- ¿Eh? – la albina miro debajo y grito. Había olvidado que Rashoumon rompió su camisa
- Realmente actúas como una chica
- So-soy una chica idiota – dijo molesta – da-dame una camisa para poder irme
- ¿Por qué te daría una camisa?
- Po-por que rashoumon fue quien rompió la mía
- Si, lo sé bien
El mafioso tomo a la albina de nuevo y la aventó a la cama, la albina se quejó por aquello pero no pudo continuar al ver al mafioso cerca de su cara
- Te lo dije... me atraes – dijo el mafioso
- A-Akutagawa el que sea chica no ca-cambia las cosas y ade-además
- ¿Qué? – pregunto el mafioso pero un rápido análisis de cómo estaba la albina pudo saberlo - ¿eres virgen?
- ¡E-eso no se pregunta idiota! – decía la albina sonrojada, estaba temblando, realmente temblando – su-suéltame – el mafioso sonrió y soltó una carcajada
- Es el mejor día de mi vida ¿ni siquiera te han besado? – pregunto el mafioso alegre
- N-no ¿po-porque reaccionas así? – pregunto la albina avergonzada
- Por qué no hay nada mejor que la persona que amas sea completamente tuya – dijo el mafioso mirando a los ojos de la albina
El corazón de Atsushi comenzó a latir fuerte, pudo escucharlo ella, pudo escucharlo el mafioso, esto lo hizo sonreír nuevamente
- Parece que yo también te gusto yo a ti – dijo orgulloso el mafioso
- Cla-claro que no... y-yo ja-jamás me han dicho algo a-así y vi-viniendo de ti es ra-raro
- Jinko... - le tomo las mejillas para que lo mirara fijo – a partir de ahora solo mírame a mi
El mafioso se acercó a la albina forzando aquel primer beso, Atsushi estaba sonrojada, estaba confundida, estaba nerviosa pero no estaba asqueada, forcejeo unos instantes, incluso sus lágrimas habían salido pero unos segundos después no logro evitarlo, los labios del mafioso eran suaves, eran carnosos y era deliciosos... La albina cerró sus ojos y disfruto del beso del mafioso, se sentía algo increíble, algo que jamás había sentido, su corazón comenzó a palpitar tan fuerte y seguido que la albina creía que moriría
- ¿No que no te gustaba?
- Ca-cállate – dijo la albina avergonzada
El mafioso sonrió triunfante, volvió a besar a la albina pero esta vez fue un dulce y delicado beso, continuo su camino por su cuello haciendo a la albina sentir escalofríos desde su vientre
- ¿qu-que haces? – pregunto la albina
- Bueno, digamos que te enseño cosas nuevas – decía el mafioso mordiendo delicadamente el cuello de la albina, al instante esta gimoteo fuerte
- De-deja e-eso duele y se siente raro – decía la albina avergonzada
- Eso se llama estar excitada querida – dijo el mafioso orgulloso
La albina se quejaba, más no lo detenida, el mafioso besaba su cuello para bajar por sus hombros, besarlos delicadamente y pasar a su clavícula, la albina no dejaba de gemir a cada beso y nueva sensación en su cuerpo, así fue como llego, aquel brasier blanco que adornaba sus pechos pequeños, realmente eran pequeños pero esto no le importo al mafioso, desabrocho el brasier y al instante la albina sostuvo aquella prenda
- N-No lo hagas – dijo avergonzada
- Debo hacerlo – dijo el mafioso
- N-No tienes que
- Jinko... nadie lo sabrá – dijo el mafioso – solo deseo saberlo yo
El mafioso había vuelto a besar a la albina, esto la distrajo lo suficiente para tomar sus manos y apartarlas de la prenda, el mafioso había logrado quitarla mientras besaba a la albina, sonrió y por fin pudo verlos, dos pequeños bultos color de su piel eran los que adornaban el pecho de la albina, sus pezones rosas y levantados lo habían hipnotizado, la albina se sonrojo e intento taparse a lo que el mafioso la detuvo de inmediato
- N-no mires e-es tan vergonzoso
- Jamás te habían mirado ¿no?
- N-no...
- Entonces... déjame admirarte – dijo el mafioso para comenzar su camino
El mafioso tomo uno de los pechos pechos en su boca, la albina volvió a gimotear fuerte, era cierto no podía evitarlo, el mafioso estaba haciéndola sentir cosas que jamás imagino, Akutagawa ahora tenía el control, más bien siempre lo tuvo, pero ahora la albina gemía con confianza, incluso había cerrado sus ojos, se veía a gusto no evito embozar una sonrisa al verla gemir por simples besos y un poco de saliva
- Eres adorable Jinko – dijo el mafioso
- Ca-cállate... - decía la albina avergonzada
Akutagawa volvió a acariciar el cuerpo de la albina, comenzó por sus pechos, los cuales toco deliamente, sus yemas apenas y tocaban la piel de la albina pero con el simple gesto, la albina solo gemía más, paso por sus laterales, apretó levemente su cintura y llego a la cadera, aun llevaba aquel pantalón tan molesto ¿Por qué lo llevaba? Así porque encubría el ser chico... Le quedaría una falda corta, quizás un short, no, alguien más podría verla y arrebatársela. Los pensamientos del mafioso eran seductores y contradictorios, decidió dejar de pensar y comenzó a quitar el pantalón de la albina
- Es-espera no lo
- ¿Qué no lo haga? – dijo el mafioso mirando a la albina y sonrió – eso dijiste del brasier y mírate ahora
- A-Akutagawa ya de-deja esto – decía la albina sonrojada
El mafioso quito el pantalón de un tirón, las botas habían salido también, miro divertido la ropa interior de la albina
- ¿gatitos? – dijo burlón
- M-me gustan los gatos – dijo la albina sonrojada
- Realmente eres adorable – dijo el mafioso para después reír
- De-deja de burlarte, tu eres el que
La felina de la Agencia Armada no pudo terminar cuando el mafioso la besaba, la callo y la distrajo nuevamente, la albina pasaba sus manos por el cabello del mafioso, estaba cómoda, estaba relajada, se sentía segura y se sentía feliz, cuando el mafioso separo sus labios la albina abrió nuevamente los ojos para quejarse, le gustaban sus labios, pero fue más su sorpresa al verlo
Akutagawa había separado sus piernas, no llevaba su gabardina, ni su camisa blanca, solo llevaba su pantalón oscuro el cual estaba desabrochado y con el zipper abajo, esto la avergonzó, pero más fue su vergüenza al verlo bajar besando su abdomen y detenerse en su vientre
- A-Akutagawa pa-para ya – decía la albina
- Lo siento Jinko pero al fin y al cabo soy un mafioso, aunque me pidas detenerme, no lo haré – miro fijo a la albina – a partir del día de hoy tu serás mía y de nadie más
Aquella frase puso a Atsushi completamente roja, el mafioso ahora tomaba su mano y la besaba, los besos habían aumentado el calor, el mafioso había tomado las piernas de la albina mientras besaba sus muslos, aquello hizo a Atsushi sentirse perdida en el abismo ¿Qué era aquella sensación? Ya no podía soportarlo, sentía que algo saldría de ella, pero nada salía, sentía que quería algo, pero no sabía que era... Akutagawa si la notó, vio ese ímpetu de desesperación en ella, sonrio divertido al darse cuenta que la albina no sabía que quería en aquel momento, dejo de besar y se posiciono arriba de ella, mirándose fijamente a los ojos
- ¿te sientes inquieta? - pregunto el mafioso
- Al-algo
- ¿Quieres saber qué es lo que quieres? – pregunto el mafioso
- N-no estoy segura – dijo tragando saliva
- Te diré que es lo que quieres – dijo el mafioso mientras besaba su mejilla, jugo levemente con su oreja y le hablo al oído – lo que quieres es mi miembro dentro tuyo – dijo en un susurro
- A-Akutagawa – decía la albina su nombre en forma de regaño, el mafioso solo se carcajeaba por las reacciones de la albina
- Tranquila... -dijo acariciando su mejilla – creí que me tomaría más tiempo pero debes estar más mojada que un pez
- ¿e-eh?
El mafioso volvió a reír divertido, bajo sus manos a las caderas de la albina y comenzó a quitar su ropa interior adornada de gatitos
- Es-espera A-Akutagawa e-eso es mi
- Lo sé... pero la necesito para hacerte sentir mejor – dijo el mafioso – solo confía en mi
"confía en mi" resonaba en la mente de la albina mientras vio como el mafioso retiro su ropa interior, ahora le acariciaba el pubis de la albina
- Incluso eres albina aquí – decía el mafioso
- N-no digas esas cosas – decía nerviosa la albina, estaba a punto de desfallecer de tal vergüenza
- Que linda eres al ponerte tan nerviosa – dijo el mafioso – serías una linda madre
- N-no es así
- Lo serías, pero todavía eres muy pequeña – dijo besando su frente – aunque con 18 años serías una madre joven
- Y-ya ca-cállate
- Entonces... comencemos a hacer bebes – dijo el mafioso burlón
El mafioso acariciaba levemente la entrepierna de la albina, esto hizo a la albina reaccionar de inmediato, su cuerpo se movia, no podía evitarlo, nadie la había tocado y ahora un mafioso sanguinario le hacía moverse a su voluntad ¿Qué estaba sucediéndole? El mafioso besaba el abdomen de la albina mientras acaricia su vagina por encima, surcaba suavemente el clítoris de la albina haciéndola gemir más fuerte, era como una hermosa melodía el escucharla
- Jinko... Lo siento, no puedo aguantar más – decía el mafioso – pero intentaré ser delicado
- ¿De-delicado? – preguntaba la albina muy excitada, incluso su voz se había vuelto seductora
- Voy a entrar – decía el mafioso dejando salir su gran miembro erecto
La albina se puso completamente roja, no sabía si era por el pantalón que aun llevaba puesto o sus nervios pero juro que era lo más grande que había visto, el mafioso se posiciono más cerca de la albina y acaricio levemente su vagina, esto hizo a la albina gemir fuerte nuevamente
- E-es e-eso – gimoteo la albina
- Lo sé – dijo sonriente el mafioso – te dije que era lo que querías
- Y-yo – comenzaba nerviosa y trago saliva – A-Akutagawa me-mételo – pidió sonroja
- Que adorable, incluso ruegas por él – decía el mafioso orgulloso
El mafioso tomo la cintura y parte de la cadera de la albina, dejo su miembro entrar lento y vaya que sí, la albina estaba tan lubricada que entró fácil, pero el hecho de estar sumamente pequeña le hizo gozar, estaba húmeda, estaba caliente y eso solo lo hizo disfrutar más. Atsushi grito al sentir el miembro del mafioso dentro, sintió como su interior abría paso a aquel miembro dentro de ella, dolía
- Du-duele A-Akutagawa – se quejó la albina
- Lo sé, solo te dolerá un poco más – decía el mafioso – puedes soportarlo – agrego
- L-lo ha-hare – dijo la albina alguno adolorida
- Rayos, te vez tan provocativa – dijo el mafioso terminando de entrar, pudo notar un poco de sangre salir de ella – ahora ya no eres virgen – dijo triunfante el mafioso
- So-solo ca-cállate Akutagawa
- Me moveré – dijo el mafioso
Akutagawa comenzó a moverse y de inmediato la albina a gemir, sus embestidas eran firmes y fuertes, aquello la hacía gozar, era lo que estaba buscando, lo que la tenía impaciente pero ahora estaba dudando si era lo correcto, dejo de pensar en cuanto el mafioso inicio un beso que paso a ser un juego de lenguas, la albina simplemente abrazaba al mafioso, rasguñaba su espalda, jalaba ligeramente su cabello y gemía al oído del mafioso
Ryunosuke por su parte no logro evitarlo, golpeo más fuerte a la albina y más rápido, necesitaba más de ella, necesitaba incluso más y más, el escuchar su nombre por la voz ahora seductora de la albina estaba volviéndolo loco, pasaron algunos instantes, más bien minutos, cuando el mafioso termino dentro ella, Atsushi sintió un líquido dentro, esto la alarmo e hizo ver al mafioso
- Te dije que haríamos bebes – dijo el mafioso mirando a la albina
- I-idiota – dijo la albina sonrojada
- Aun no tienes un orgasmo... - dijo sonriente el mafioso – habrá que intentarlo de nuevo
- ¿e-eh?
El mafioso volvió a entrar, la albina volvió a gemir, era un cuento de nunca acabar, no hasta que la albina tuviese su orgasmo, así fue, así continuaron después de varias horas donde ambos completamente agotados ahora descansaban en la cama completamente distendida
- ¿Por qué ocultas que eres mujer? – pregunto el mafioso
- Porque todos tratan diferente a las mujeres... nos hacen menos... en el orfanato siempre me hicieron parecer un chico así que...
- Ya veo, tu antiguo director sigue aplastándote aun después de fallecido
- Lo siento...
- Está bien – dijo el mafioso tomando las mejillas de la albina – te ayudaré a superar ese trago amargo
- ¿po-porque haces esto ahora? – pregunto la albina
- Porque me gustas desde que te vi y desde tus palabras en Moby Dick, sé que te amo... - dijo el mafioso
- ¿lo que dije de Dazai-san?
- Si, lo creas o no jamás me lo habían dicho
- Estoy segura que Dazai-san te reconoce desde que te hizo entrar a la mafia...
- Gracias Jinko – dijo el mafioso abrazando a la albina – me pregunto si nuestros hijos serán como tú o como yo
- N-no tendremos hijos
- Vamos, deje mi esperma en ti 5 veces, una debe de ser la ganadora
- Ca-cállate Akutagawa – grito avergonzada la albina
- ¿Quién lo sabe? – pregunto el mafioso
- Da-Dazai-san y el presidente de la Agencia – dijo la albina
- Nadie más puede saberlo – dijo el mafioso - ¿entiendes?
- S-si...
Aquella noche siguió, los encuentros entre la albina y el mafioso se siguieron efectuando en los días libres de la albina, a veces solo veían películas de Disney, otras cocinaban juntos, algunas veces hablaban de ellos, otras peleaban...
Al paso de los meses la albina se enamoró completamente del mafioso... Fueron 12 meses largos de relación cuando la albina despertó un día en la cama de su novio Akutagawa
- Ryu... n-no me siento bien – decía la albina
- ¿Qué sientes? – pregunto el mafioso
- En realidad... - la albina no pudo evitar salir corriendo al baño
Atsushi vomitaba en el baño sin control alguno, el mafioso corrió a ella y la acaricio, en cuanto termino le ayudo a limpiarla y limpio sus lágrimas
- ¿comiste algo malo?
- N-no en re-realidad... - Atsushi tomo sus manos- pe-pensé que estaba co-contando ma-mal pe-pero... ll-llevo má-más de un mes y medio sin mi pe-periodo – dijo la albina avergonzada
- ¿Estas tratando de decir que... - el mafioso estaba nervioso incluso había tartamudeado un poco
- E-eso cre-creo – el mafioso la miro y la alzo de la cintura para dar vuelta en el aire
- ¡estas embarazada! – gritaba alegre el mafioso
- Ryu-Ryunosuke, ba-bájame qui-quiero – la albina solo tapo su boca y el mafioso rápidamente la bajo para dejarla vomitar de nuevo
- Serán unos largos meses ahora – dijo el mafioso mirando a la albina
- Ca-Cállate... - respondió la albina avergonzada
Gracias por leerlo así aquí, este fanfic fue hecho para un oneshot pero creo podría agregar un extra, esperare por sus opiniones...
¡GRACIAS POR LEER!
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