Cap 14: Nuevos elementos
Wen Bai se movió un poco de posición para asegurarse de que podría ver a la otra persona durante la videollamada, pero ésta no podría verlo a él. En menos de tres segundos, su interlocutor respondió y apareció en la pantalla un joven de expresión gélida.
Los ojos de Wen Bai se abrieron de par en par al ver que vestía un uniforme militar. El uniforme del Imperio era de color negro, con una insignia dorada con motivos florales en el brazo izquierdo, guantes blancos y los botones abrochados hasta el último, dándole un aire de austeridad y disciplina.
Wen Bai contó en silencio las barras de los hombros del joven, ¡resultó ser nada menos que un teniente coronel!
"Vaya, pero si es Lan Mo. Cuánto tiempo sin verte", dijo Ming Luo sin ocultarse de Wen Bai, poniendo el altavoz a propósito.
Al ver a Ming Luo, los ojos castaños del joven se tiñeron de un leve tono cálido y dijo con brevedad: "Ahora mismo parto rumbo al planeta WenDuo, ten cuidado".
"No hay prisa, primero ayúdame a traer algunas cosas".
El semblante del joven mostró una leve confusión, pero rápidamente recobró su frialdad. "Dime".
"La última versión de la nave Tornado, aeronaves..." Wen Bai escuchaba por un lado con el rabillo del ojo crispado, aparte de la gran cama de su casa, este tipo le pedía que le trajeran prácticamente todas sus pertenencias.
Después de escuchar en silencio, la imagen de la pantalla se distorsionó y pareció girar 360 grados, mostrando finalmente un rostro desconocido.
Era un joven no muy mayor, con cabello rubio y ojos azules como el agua, que exclamó sonriente: "¡Hermano Qiao, sigues vivo! Hace unos días descubrimos que tu señal se había perdido y me asusté muchísimo, no sabes lo mal que lo pasó él..."
"¡Cállate!", lo cortó Ming Luo sin poder más.
El joven soltó un desanimado "oh", pero enseguida recobró la sonrisa y comenzó a parlotear sin parar: "¿Para qué quieres tantas cosas? Naves, cámaras voladoras, ¡hasta fertilizante! Hermano Qiao, ¿acaso piensas mudarte con todas tus pertenencias al planeta WenDuo?"
"¡Deja de parlotear y tráelas!"
El joven calló de inmediato. "Oh, está bien."
Entonces, la terminal volvió a manos del joven anterior, que dijo: "Partiremos mañana al amanecer, llegaremos en unos seis días".
Ming Luo lo miró sorprendido. "¿No estánn en el planeta Biya?"
El joven pareció receloso de hablar por videollamada y respondió: "Ya hablaremos con más detalle cuando lleguemos".
El planeta Biya era el más cercano a WenDuo y, según tenía entendido, era la base militar del Imperio.
Originalmente, el puesto militar fronterizo estaba en WenDuo, pero después de que se convirtiera en un planeta privado, tuvieron que trasladar la base a Biya.
Tras colgar la videollamada y ver la expresión confundida de Wen Bai, Ming Luo arqueó las cejas. "¿Querías preguntarme algo?"
Ming Luo pensó que le preguntaría quién era aquel joven militar, pero en vez de eso, Wen Bai le preguntó: "¿Ming Luo es un nombre falso?"
"Cof... Ming Luo es mi verdadero nombre, me apellido Qiao, Qiao Ming Luo."
"Ah." Wen Bai no pareció molesto, después de todo, Qiao Ming Luo no le había mentido, sólo le había ocultado algo.
Pero Ming Luo no pudo evitar añadir: "¿De verdad no tienes nada más que preguntarme?"
Wen Bai sonrió y le devolvió la pregunta: "¿Acaso me has mentido sobre algo más?"
Ante el desconcierto de Qiao Ming Luo, Wen Bai soltó un bostezo. "Si no es así, mejor. Vamos a dormir."
De vuelta en su habitación, Wen Bai se rascó la barbilla pensativo. ¿A qué bando pertenecería este tipo?
Gracias a que el antiguo dueño del cuerpo solía ver canales militares en la red estelar, Wen Bai conocía un poco los principales grupos políticos del Imperio.
Actualmente, el Imperio estaba dividido en tres grandes facciones: la del propio Emperador, que llevaba muchos años en el poder y cuya influencia no era desdeñable; la del Príncipe Heredero y parte del Gabinete; y la del Segundo Príncipe y sus partidarios.
Originalmente, las tropas estacionadas en Biya pertenecían a la facción del Príncipe Heredero, pero por la información que acababa de obtener del joven, parecía que la situación había cambiado.
Tras darle un par de vueltas, Wen Bai desechó esos pensamientos, total, nada de eso le incumbía. Siguió llevando su plácida y despreocupada vida.
Pasados unos días, los brotes en el campo habían crecido unos centímetros más. Lo que realmente preocupaba a Wen Bai era que no crecía ni una mala hierba, cuando se percató de ello, se sintió aliviado pero también intranquilo.
Aliviado porque no tendría que desherbarlo, ya que en WenDuo no producían herbicidas y había que hacerlo a mano. Pero al mismo tiempo le inquietaba, pues que ni siquiera crecieran hierbas era un problema grave.
Esa mañana, nada más salir de la granja, Wen Bai recibió un mensaje de Tan Yan diciéndole que iba a enviarle unos instrumentos a la finca, sin necesidad de que fuera al hospital.
El mensaje lo había enviado hacía quince minutos, por lo que seguramente ya estaría en el tren suspensor. Wen Bai se apresuró a cocer unos bollos de harina de trigo y luego entró en la habitación de Qiao Ming Luo para despertarlo. Apenas levantó la sábana, vislumbró el cuerpo desnudo del hombre y enrojeció al instante, gritando junto a su oído: "¡Pero si otra vez has dormido sin ropa!"
Qiao Ming Luo seguía con los ojos cerrados y se dejó levantar por Wen Bai. Tras el grito, se frotó la oreja y dijo: "Los pijamas son incómodos por la tela".
Wen Bai apartó la mirada de su cuerpo y lo empujó hacia el baño.
"¡Date prisa! Ya te he preparado el desayuno, Tan Yan vendrá enseguida".
No podían permitir que la existencia de la granja saliera a la luz, así que hasta que el otro campo no empezara a producir, tendrían que seguir ocultando de dónde obtenían los alimentos.
Ese cabeza hueca de Qiao Ming Luo adoraba quedarse en la cama, pero una vez despierto había que desayunar, de lo contrario estaría todo el día de mal humor y te miraría con ojos grises y sombríos. Por suerte no se levantaba con mal genio, así que cuando Wen Bai tenía el desayuno listo, él se despertaba atraído por el aroma.
Hoy no tenía tiempo de preparar nada más, así que coció bollos, pero a través de una puerta apenas se olía el aroma, así que tuvo que ir a sacarlo de la cama.
El timing fue perfecto, justo cuando estaba tragando el último bollo, Tan Yan llegó a la puerta de la finca acompañado de un joven de 16 o 17 años.
Era un muchacho de labios rojos y dientes blancos, ataviado con una limpia camisa y pantalones vaqueros. Tenía un cuerpo delgado y frágil, pero sin embargo cargaba a la espalda una caja de hierro de casi su estatura y caminaba con paso firme.
Wen Bai mostró una sonrisa. "¿Y este quién es?"
Tan Yan, con las manos en los bolsillos sin hacer el más mínimo gesto de ayudar, respondió: "Mi amigo Luo Xi, él es quien ha fabricado los instrumentos para ti".
Luo Xi abrió la boca y mostró sus ocho dientes blancos a Wen Bai. "Encantado, señor Wen".
"Pasad y sentaos un rato", dijo Wen Bai algo preocupado por si Luo Xi se hacía daño con el peso. "Puedes dejar la caja a un lado."
Pero Luo Xi negó con la cabeza avergonzado. "No se preocupe, mejor vamos primero a ver los campos de cultivo."
"Es que teme que no sepas utilizar el instrumento y ha venido en persona para enseñarte", dijo Tan Yan mientras observaba la pequeña casa de campo y su mirada se ensombrecía al ver una figura en el balcón.
"Da igual, no perdamos más tiempo, tengo que volver al hospital después de esto".
Entonces Wen Bai también vio a Qiao Ming Luo y, consciente de que Tan Yan no lo soportaba, no tuvo más remedio que saludarlo con la mano a lo lejos y guiar a Tan Yan y su acompañante hacia los campos de cultivo.
Por el camino, Wen Bai le susurró a Tan Yan: "Dentro de unos días vendrán a buscarle, entonces que te pague lo que te debe".
Tan Yan respondió con un bufido nasal. "Sólo por respeto a ti le dejé marchar vivo del hospital, me da igual quién sea."
Wen Bai soltó un "ah..." de sorpresa. "¿Así que sabes quién es?"
Tan Yan se burló con una risa seca. "¿Cómo iba a saberlo? Sólo sé que su nave es el modelo CA-K890 de Tornado, actualmente la única de todo el Imperio, y nadie sabe a quién pertenece, sólo que dicen que fue encargada especialmente por la Casa Real."
Wen Bai se quedó callado un instante. Ahora entendía por qué el inescrupuloso médico le había subido la factura a 200.000 al día siguiente, seguramente había deducido que Qiao Ming Luo tenía relación con la Familia Real y por eso infló tanto el precio.
Así que le aclaró a Tan Yan: "Ming Luo se apellida Qiao". El apellido de la Casa Real del Imperio es "Shi".
Tan Yan lo miró como si fuera idiota. "Aunque no se apellide Shi, está claro que tiene relación con ellos", todos son ricos, ¿sino a quién iban a esquilmar?
Es cierto, de no ser así, ¿de dónde habría sacado semejante nave? Eso no es algo que se pueda comprar con dinero.
Pero Wen Bai dejó de darle más vueltas, después de todo, nada de eso le concernía a él y siguió llevando su plácida y despreocupada vida.
Llegaron finalmente a los campos de cultivo. Luo Xi dejó en el suelo la gran caja de hierro que llevaba a la espalda y sacó de ella un escáner del tamaño de una palma.
Wen Bai echó un vistazo dentro de la caja, que contenía muchas herramientas cuyos nombres desconocía.
Luo Xi tomó un puñado de tierra del campo y le enseñó a Wen Bai cómo usar el escáner. Lo depositó sobre un papel, encendió un botón y un rayo verde salió disparado del escáner. En la pequeña pantalla de un par de dedos de ancho aparecía la lectura de los niveles de metales en el suelo.
Wen Bai lo observaba con una expresión de duda. "Parece que no hay ningún problema."
Luo Xi preguntó con cautela: "¿Puedo arrancar una plantita para analizarla?"
"Claro, adelante", respondió Wen Bai, aunque algo reacio pues ya tenía pocas semillas que habían germinado, pero era necesario para la prueba.
Luo Xi arrancó un brote tierno y lo escaneó de arriba abajo. Entonces, en la pantalla aparecieron tres signos de interrogación: "???".
Tan Yan señaló la pantalla. "Luo Xi, ¿se ha estropeado tu escáner?"
"¡Claro que no!", se apresuró a rebatir Luo Xi, mirando pensativo la pantalla. "Parece que ha detectado un nuevo tipo de elemento."
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