Me molesta el tener que recibir matemáticas, pero no hay carrera que se escape de ellas, sobre todo la mía: contabilidad. Pensé que no llevaría algo más allá de lo que ví en secundaria, me equivoqué, hay cosas más detalladas. Aunque no es tan malo, muchas de estas cosas sí se usan en la vida real, no como esa pendejez del trinomio cuadrado perfecto. Siento que moriré, pero si no quiero estar endeudado los próximos diez años después de mi graduación, debo de estudiar algo que me asegure un buen puesto de trabajo para conseguir el dinero y pagar el préstamo estudiantil de la universidad. Por lo menos, éste es mi último semestre y ya me darán el cartón ese que me garantizará ejercer oficio. Suena estúpido, pero así funcionan las cosas.

ㅡSeñor McKenzie, en vez de estar pensando en la inmortalidad del cangrejo podría poner atención en clase. Como sabrá, usted tiene que salir bien en los próximos exámenes si quiere una C y no botar curso. ㅡEl arrugado profesor que me da contabilidad III arrugó el entrecejo, mirándome con desdén.

ㅡBien, señor Willenhall haré lo que dice ㅡfarfullé sonriendo falsamente, y en susurros agregué: 

ㅡaunque desearía que desaparezca, por maldito.

ㅡNo crea que no lo escuché, joven ㅡreclamó el anciano.

(...)

Ya eran cerca de las 12:30, estaba escribiendo un ensayo sobre la recesión económica que se supone, debía haber terminado hace dos días y entregar hoy; pero claro, yo soy "tan aplicado" que me gusta dejar todo para más tarde. En ese momento es cuando todo estudiante llama al Red Bull y otras bebidas energéticas al rescate...

Terminaré en el hospital por falla renal si sigo bebiendo esas porquerías.

De pronto, suena mi celular sacándome de mi mundo, era mi padre ¿Qué querrá? No es usual que él llame a ésta hora.

ㅡHola...

ㅡ¡Oh, William! Tu mamá y yo te tenemos buenas noticias ㅡexclamó emocionado.

ㅡ¡Ah! Anda, suelta y no me dejes con la intriga ㅡcomenté, mi padre se oía muy feliz al otro lado de la línea.

ㅡA tu mamá la contrataron como profesora de solfeo en New York Arts Academy ㅡrió contento.

¡Espera!, ¿nos mudamos a Nueva York?, no sé si emocionarme o entristecerme, así que simplemente le dije a mi padre que hablamos después y colgué. En parte es bueno porque yo vivía allí y volveré a ver a mis viejos amigos, por otro lado: sólo me graduaré y me tendré que instalar en el lugar y probablemente me tarde más en encontrar trabajo ¡El banco no perdona! "Pero allí se encuentra Wall Street" pensé, los corredores de bolsa ganan bien y pagaría el préstamo sin complicaciones. Podría después seguir mis sueños de ser pianista, pero algo me dice que no debería seguir haciendo conjeturas sobre eso y que hay cosas que no debería ni considerar como una opción para solucionar un problema.

En ese momento, mi estómago me exigió con un gruñido que le alimentase, sacándome así de mis preocupaciones recientes.

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Los préstamos estudiantiles (student loans) son normales en Estados Unidos y esos ahorita mismo son un problema a pagar, ya que hay alumnos que llegan a acumular más de 300, 000 $ de deuda. No me voy a decantar a explicar como funcionan y demás cosas, que esto es una novela y no un libro de economía XD