Un niño pelinegro, vestido como un antiguo noble está parado mientras juega con sus manos avergonzado. Un hombre, más bien un demonio de piel roja y un par de cuernos sobresaliendo de su frente está sentado sobre un trono rodeado de las paredes de Sommerfield.

El demonio mide tres veces más que un humano promedio, con su físico sobre desarrollado incluso para los más adictos al ejercicio. Sus ojos negros con pupilas rojas. Además de una larga cabellera negra. El demonio mira impaciente al joven frente a él, que incluso siendo un demonio no demuestra ninguna actitud digna de uno.

—¿Cuál es tu excusa esta vez? Elías —cuestiona el gran demonio.

—N-ninguna señor —responde nuestro protagonista con voz suave y tímida.

El demonio es Aliz Asmoth, el rey de los demonios que se hizo infame por el hecho de poner el mundo a sus pies. Devastando toda resistencia puesta ante él.  La mirada del rey demonio penetra la mente del niño, atormentandolo.

—Es que..... esos niños nec-

—¿"Necesitaban ayuda"? ¿Eso es lo que ibas a decir? —la gruesa voz de Aliz resuena por la habitación—. Que no se te olvide tu posición, o podrías terminar como la deshonra de tu hermano.

—S-Sí —asiente Elías intimidado.

El pequeño Elías es arrojado a un calabozo, donde es encadenado y azotado. Observa a través de la ventana el cielo azul que siempre le trae calma.

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—¡Tienes que estar bromeando! —Elías oye una voz muy conocida.

Nuestro protagonista recuerda a esa persona que siempre estuvo a su lado hasta su partida hace tres años. Y como era de esperarse de su padre, la persona que le reclamó terminó en el mismo lugar que él.

Un joven exactamente igual al Elías actual por excepción de su cabello rojizo cuelga al lado de nuestro protagonista.

—Ha pasado un tiempo, Elías —comenta el pelirrojo.

—Illum, ¿Por qué regresaste? —cuestiona el menor.

—Es difícil evitar no recordar cuando oyes noticias del infame rey demonio ¿Sabes? —responde Illum.

—Supongo —dice Elías.

—¿Sabías? Mi madre resultó ser una antigua princesa que fue violada por el rey demonio —comenta el pelirrojo decaído—. Según oí, antes de morir gritó a los cuatro vientos: "Malditos demonios, los maldigo incluso en el otro mundo".

El pelinegro escucha atentamente cada palabra proveniente de la boca de su hermano mayor.

—Y luego mandó a colocar una maldición dentro de mí, que congelará todo una vez cumpla los veintitrés años —declara el Asmoth mayor.

Nuestro protagonista sonríe ligeramente para luego observar a su hermano.

—De esa manera cumpliría su venganza ¿Verdad? —pregunta Elías.

—Por eso vine aquí, aprovechando una fecha dónde todos los demonios están dentro del reino y mi rango de alcance —cuenta Illum.

—Ya veo.

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Elías despierta y observa a un joven rubio idéntico a Jesús frente a él.

—¿Estás bien? Hey —dice el joven.

Es curioso, aún siendo un demonio fue más humano que otra cosa. Una persona tranquila y de corazón amable que poco a poco fue perdiéndose.

Elías se levante y observa como todos los alrededor están cubiertos por una gruesa capa de nieve.

—¿Te encuentras bien? Tranquilo yo te ayudaré, bebe esto —dice el rubio.

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El puño de Elías se ilumina y golpea con ferocidad el abdomen de Alazan, quién retrocede debido a la fuerza aplicada.

—¿Cómo? —cuestiona el pelirrojo.

La piel de nuestro protagonista se vuelve roja, mientras observa a Alazan. Rin se encuentra anonadada al igual que Gilbert, quiénes ni siquiera saben que sentir.

El jinete toma su espada y la levanta mientras suelta un grito de guerra con el que lanza un corte horizontal contra Elías, quién lo esquiva fácilmente mientras le proporciona un letal golpe en su quijada.

—¡Inútil! —exclama Alazan reaccionando con un puñetazo que arroja a Elías contra el suelo.

Al abrir todos los ojos lograron percibir una cosa, Elías aún es una chica, con la piel roja.

—¡Gahhhh! —Grita la Asmoth tratando de ponerse de pie.

Gilbert carga con toda su fuerza contra su rival, quién salta y luego lo aplasta con su enorme cuerpo, logrando agrietar el suelo.

Gilbert escupe sangre, quedando al borde de la inconsciencia. Mientras Jisel se pone de pie y mira fijamente a Elías; tanto ella como Gilbert quieren saber la razón por la que lucha, sin embargo lo importante es vencer a Alazan y nada más.

—Kuh —gime Elías al tratar de levantarse.

—¿Ustedes realmente quieren detenerme? —cuestiona el demonio aplastando el brazo de nuestra protagonista.

La Asmoth grita debido al intenso dolor que recorre todo su cuerpo, sintiendo como aumenta la presión a cada segundo que pasa.

Una mujer de cabello negro idéntica a la versión femenina de Elías mece a este de niño en un sillón.

Alicia Dein era su nombre, una mujer mitad demonio y madre de nuestr@ protagonista. Elías vive junto a su madre en las praderas cercanas a Sommerfield, poco antes de que Aliz subiera al trono; fruto de un romance que tuvieron ambos.

Durante un desafortunado accidente, los demonios encontraron el hogar de la semi demonio y condujeron a los Vilaksana hacia ellos.

Aiz consciente de lo que significaría revelar su relación en un mundo donde humanos y demonios se odian a muerte tomó una decisión: no interferir.

Vio como un Vilaksana trató de comer a Elías y su mujer lo salvó. Aún sabiendo que moriría, sonrió una última vez a su amado hijo.

—¡Detenteeeee! —exclama un Gilbert disparando una esfera de maná comprimido.

Alazan salta esquivando el ataque para luego desenvainar y golpear tierra con tanta fuerza que abrió una grieta. Algunos árboles cercanos caen en el abismo.

—¡Prueba esto! —Jisel también dispara una esfera de maná, pero debido a su incapacidad de controlarlo salió disparada hacia atrás.

Durante un momento la musculatura del jinete pareció incrementarse, detalle que Elías aún en su agonia fue capaz de observar.

—Así que es eso —musita Elías.

Jisel golpea el suelo y luego hace lo mismo con una roca que se levantó, la roca con una forma puntiaguda es arrojada contra el demonio.

Gilbert trata nuevamente de taclear a Alazan, quién presiente algo acercándose y lo esquiva por poco, aunque se cortó levemente.

—Lo tengo —susurra la Asmoth.

Elías corre de vuelta al bosque, dejando pasmados a sus amigos, quiénes no tuvieron demasiado tiempo para preocuparse. La pelinegra patea el árbol y lo derriba, luego busca una piedra para comenzar a afilar el tronco.

—¿Dónde fue el Asmoth? —cuestiona Alazan.

Gilbert concentra energía en su puño y se prepara para liberarla en un potente golpe. Jisel repite ataque golpeando el piso y pateando las rocas mientras les añade maná para hacerlas mortíferas.

—¡Mira atrás! ¡Imbécil! —exclama Elías.

Alazan se voltea sólo para ser atravesado por un afilado ariete hecho con un tronco de uno de los "árboles". El demonio escupe sangre y es aplastado por el peso del ariete.

—¡Cómete eso! —grita Elías a manera de insulto.

—Por eso, espero y entiendas que lo hice para evitar que te lastimen en un futuro —dice Aiz mirando melancólico a su hijo.

—No te preocupes lo entiendo —responde Elías con una gran sonrisa.

《No, no lo entiendo. Si amabas tanto a mamá ¿Por qué no la salvaste?》

—Con eso debería estar muerto —afirma Rin.

Gilbert se recostó en el pasto mirando su mano y pensando en su impotencia.

—Si apenas podemos con uno ¿Cómo lograremos enfrentar a tres? —Se cuestiona el canoso.

—¿Realmente creen haber ganado? Que ilusos —Alazan se levanta mientras su pecho se regenera para sorpresa de todos—. El corazón de los demonios no está ahí.

Todos sintieron que se les fue el aire al momento de ver como el pelirrojo comenzó a almacenar energía en su cuerpo.

—Good bye —susurra el demonio.

De su boca, salió disparada una gran luz en dirección a Elías. Gilbert corre rápidamente hacia el rayo y se coloca delante de el, recibiendolo de frente.

Los ojos de la Asmoth se abrieron como platos cuando vio caer a su amigo frente a ella. El canoso que tanto tiempo fue su mejor amigo, ¿Está muerto?

Sin poder contenerse soltó un grito desgarrador mencionando el nombre de su amigo.

—¡Gilbert! —exclama la ahora chica.

—Ya van dos —dice Alazan con su retorcida sonrisa.

To be continued.....

Perdón por que el capítulo sea más corto de lo normal, pero no pude alargarlo más y odio tener que recurrir de cierta manera al "relleno".