Capítulo 35.-Behemoth

Alazan corre y finalmente vuelve a la cima del monte celeste.

—Sé que jamás estaré a la altura de mis antepasados, pero, por favor les pido que confíen en mí —declara un joven Irineo.

Esa fue la primera vez, que Alazan vio a un demonio de la realeza, inclinar su cabeza ante castas inferiores, simples plebeyos. A pesar de que todos le hubieran obedecido sin rechistar, ese acto fue el atrajo a poderosos y leales guerreros.

Un rey, que puede pensar en alguien que no sea él, es maravilloso ¿Cierto?

A pesar de ello, frente a él se encuentra Kéter cargando en ambas manos, las cabezas del trío que osó enfrentarle. Una gran ira poseyó a Alazan, quién en seguida fue rodeado por un aura roja, su musculatura aumentó e invocó un hacha de mano.

—Muy bien, como pueden observar he derrotado a sus líderes, así que ¿Por qué no se rinden de una vez? —dijo Lucifer con una gran sonrisa.

Todos temblaron, a pesar de haberse enfrentado a tamaños oponente, no tenía ninguna herida visible al menos a simple vista. Todos están inmóviles, la sola presencia de aquel ser les aterra y más aún el hecho de que su aura haya desaparecido es lo que les inquieta.

A todos, menos a uno, que observó la respiración irregular en Lucifer, por lo que se abalanzó contra él. Y, aunque Lucifer se protegió, sus manos fueron cortadas ante un aún sonriente Lucifer.

—Oh, vaya. No sabes cuánto me alegro de que aun haya oposición, después de todo, si lo consigo fácilmente no sería satisfactorio —dice Lucifer.

—Tú, ¿Cuál es tu maldito objetivo? —pregunta el Bermejo.

Lucifer se mantiene inmóvil mientras sonríe, sus brazos se regeneran y comienza a hacer calentamientos.

—Un mago nunca revela sus secretos —dice mientras lleva su dedo índice a sus labios.

Alazan junta todas sus fuerzas en sus manos y apunta al cuello, pero Lucifer se mantiene en su posición, mientras el hacha pasa cerca de su nariz.

Aun sonriendo, toca el brazo de Alazan, el cual comienza a pudrirse.

—I-Imposible —declara un demonio de piel pálida y cabello rubio.

Jinetes del Apocalipsis: Constantine Crisóstomo "Hambre".

—¿Esa es la habilidad de Khloros? —cuestiona Constantine.

Alazan, sin titubear, se amputa el brazo. Pero, en ese momento el brazo de Lucifer se dirige directo a su cara, por lo que se agacha, esquivándolo e impacta el abdomen de su rival con sus pies.

En el aire, Lucifer hace que so estalagmitas atraviesen el pecho de Alazan.

—¡Gahh! —dice el Jinete mientras escupe sangre, aun así se levanta—. Jamás te perdonaré.

Alazan camina para tratar de alcanzar a Lucifer, más una gran cantidad de pinchos de hielo surgen de la nada y le atraviesan por todas partes

—Yo tampoco lo haré —responde Lucifer en un susurro.

Tras eso, Alazan cae al suelo y Lucifer se dispone a caminar hacia el extraño altar frente a ellos.

Con la estatua de un imponente monstruo de cuatro brazos y gran estatura, Lucifer se detiene repentinamente y mira hacia el suelo.

—¿Aún tienes la vana esperanza de poder derrotarme? Ríndete, las únicas personas en este mundo que pueden hacerlo jamás llegarán a tiempo —dice para luego pisar el cráneo de Alazan.

Constantine aprieta su puño frustrado. "Soy un cobarde" Fue lo que se dijo mientras sólo era un espectador más de ese cruel acto.

—Entonces, ¿Qué harán el resto de ustedes? —pregunta Lucifer.

Todos los demonios alrededor del ser de otro mundo, se arrodillaron mientras este sonríe.

—¿Y que planean hacer con esta bestia? —pregunta Lucifer a Luxeuil.

—Liberarla y dejar que cause estragos en la civilización humana —comenta el pecado de la gula.

—Eso quiere decir que, ¿Dependerían de un tercero para arreglar sus problemas —ante la pregunta de Lucifer, Luxeuil sólo asintió.

Lucifer se acerca a la estatua y la toca, mientras envía su energía. Un gran estruendo se escucha en los alrededores de la montaña.

—Vámonos —dice Lucifer mientras ordena a todos los demonios que le sigan.

A pesar de lo que puedan aparentar, los demonios eran perfectamente conscientes de que su conflicto era sólo con los humanos y que era mejor mantener al margen de esto al resto de razas que habitan en el bosque mitológico.

Por lo que, se lamentaron profundamente el saber que no podían hacer nada incluso con tal ventaja de números.

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Elías jadea mientras Katherine también lo hace dado el cansancio de recorrer tanta distancia en poco tiempo.

—¡Groar! —rugió estruendosamente un ser hasta ese momento desconocido para los humanos.

Pero, ese no es el caso para los demonios, puesto que ha sido el demonio de bajo rango más poderoso que jamás haya existido y dada su falta de razonamiento tuvo que ser sellado por los reyes demonios. Inclusive su potencial en caso de adquirir razonamiento es mayor que el de los propios reyes demonios.

—¿Q-Qué es eso? —pregunta Katherine al sentir temblar la misma tierra.

—Será mejor que regreses —dice Elías.

—¿Eh? Pero tú.. —dice la reina de Elam.

—N-No te preocupes —responde Elías colocando sus manos en sus caderas y levantando el pulgar al tiempo que sonríe—. Lo derrotaré y volveré con su cabeza.

—S-Sí —responde Katherine no muy convencida—. Espero y sea verdad lo que dices.

En cuanto la reina se va, Elías suelta un suspiro y empieza a hacer calentamientos."Espero poder hacerlo" Piensa mientras observa la cima.En ese preciso instante, varias luces caen del cielo. La pelinegra presintió lo peor y corrió detrás de la reina, para gritarle "¡Abajo!" mientras la susodicha hace lo ordenado.

Una gran explosión hizo desaparecer la montaña casi en su totalidad, mientras sólo unos pocos escombros permanecen. Elías abre los ojos y se encuentra sorprendido de lo que aquella bestia es capaz.

El "Behemoth", inhala y exhala mientras su sombra es capaz de opacar al mismísimo sol.

Elías se pone de pie y saca su daga mientras se pone en posición de pelea. Más, grande fue su sorpresa cuando el Behemoth aparece detrás de él y le lanza una patada que le hace atravesar media montaña.

Sin detenerse, el demonio recarga energía en su boca y la lanza como si fuera un rayo, que Elías logra desviar gracias a su daga. Aunque, dada la fuerza del ataque fue ligeramente arrastrada.

A pesar de ser sólo una minúscula muestra de cuan poderoso es realmente el Behemoth, Elías se encuentra agotada por el anterior ataque.

—Tsch —Elías se levanta con dificultad.

"Así que esto es un demonio fuerte" Piensa Elías mientras se ve impotente ante Behemoth.

La bestia volvió a rugir y la tierra a temblar, pequeños terremotos eran ocasionados con cada uno de sus pasos. Es tan grande como varios edificios juntos, alrededor de setenta u ochenta metros.

Con su enorme pie, se dispuso a aplastar a Elías, más ésta saltó sobre la pierna del demonio y comenzó a recorrerla a gran de velocidad mientras su navaja corta la piel del Behemoth.

La bestia gruñó de dolor, por lo que su vista se fijó en Elías y de un manotazo lo envió al suelo, creando un cráter y provocando que escupa sangre.

El Behemoth se lanzó sobre Elías, quién tan sólo alzó su navaja con la intención de enterrarla en el pecho del Behemoth. Más en ese momento, un rayo electrocutó al Behemoth y este retrocedió.

—L-Llegamos —dice Zavebe siendo cargada por Agalariept.

Detrás de ellos están Adren y Karkemish. Mientras Cilneries y Mormo se encuentran algo alejadas del resto.

—Ustedes..... No pudieron llegar en mejor momento —dice Elías.

Los ojos de Karkemish y Adren se abren, mostrando la coloración característica de los demonios.

Los tres se ponen a la misma altura mientras observan a la bestia aturdida.

—¡Vamos! —exclaman el trío "humano".

To be continued.....

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