Capítulo 25.-Astaroth vs Elías.
Los odio.
Una chica de unos veinte y tantos años sonríe mientras extiende la mano a un pequeño e inocente Astaroth.
Los odio.
La chica se encuentra gritando en medio de una plaza en algún lugar del mundo antiguo. Mientras el chico hace lo propio en una ciudad demoniaca.
Los odio tanto.
El niño observa mientras sostiene una carta, el cuerpo de su amiga, lleno de visibles heridas por todo el cuerpo, sangre se derrama desde donde se encuentra aquel cadáver.
Sí, realmente ¡Odio a los humanos!
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Astaroth y Elías chocan espada contra daga, resonando el eco metálico en la habitación donde se encuentran. Ambos no miran hacia atrás mientras dan unos diez pasos, alejándose el uno del otro.
—Entonces, ¿Me dirás porque no eres un oficial de alto rango a pesar de tu poder? —cuestiona Elías.
—No me importan cosas tan estúpidas como un título o cargo, prefiero mostrar mi lealtad desde mi actual cargo —responde Astaroth—. Ahora, responde tú. ¿Por qué ayudas a los humanos?
—Porque también soy una. Podría no serlo totalmente, pero, los recuerdos que tengo jamás se borraran —contesta la ahora chica.
El demonio suspira, satisfecho por esa respuesta y odiándose a sí por ser tan débil e idiota en aquellos tiempos. No pudo hacer nada por quién le dio todo, por aquella que fue su luz y salvación, tan sólo la vio muerta frente a sus ojos.
Ambos se dan la vuelta y nuevamente avanzan el uno contra el otro, acelerando cada vez más, llegando a correr a toda velocidad en la recta final. Una vez llegados a esto, ambos golpearon el rostro del otro, pero, Astaroth no se deja y propina un cabezazo mientras toma su espada para tratar de atravesar a su adversario quién aún en el aire, responde con una patada que el demonio bloquea poniendo su antebrazo delante.
Ambos sonríe, sintiendo su sangre calentarse cada vez más por la batalla. De un salto, ambos se alejan de su actual posición, mientras corren en círculos tratando de analizar a su rival. El primero en atacar resulta ser Astaroth que levanta la rodilla mientras cae sobre la ahora chica, quién salta hacia la izquierda para esquivar el ataque, pero recibo una patada tan potente que la estrella y hunde en la pared, mientras que Astaroth cae por el agujero de la pared y se logra aferrar al muro, aunque lo destruye un poco.
El demonio vuelve a la habitación de un salto, pero Elías lo recibe con un golpe directo a su abdomen, aunque Astaroth logra evadirlo sorprendentemente y contraatacar con un lazo al cuello que destroza el suelo con el cuerpo de la ahora chica, quién pierde el aire pero vuelve a la ofensiva mediante un cabezazo al pecho que desbalancea al demonio.
Ambos observan como la habitación empieza a ceder debido a los numerosos destrozos en el lapso de los quince minutos desde que Elías y compañía ingresaron a la torre.
—Eres fuerte, tanto así que me sorprendiste pero pareces haberte olvidado de un detalle —declara el demonio.
Elías abre los ojos recordando el poder del rival al que enfrenta, viendo con temor los numerosos pentagramas puestos en todo su cuerpo. Una repentina fuerza que le hace caer al suelo y varias potentes descargas eléctricas que son aplicadas directamente a su cuerpo.
—Creo no haberme presentado como se debe, soy Astaroth "El maldecidor" (Esta palabra sorprendentemente existe XD) —dice el demonio mientras observa la humana.
Una potente luz amarilla recubre a la ahora chica mientras un grito proveniente de la ahora chica se ahoga al tiempo que la electricidad se acaba.
—Mi trabajo aquí está hecho —comenta el demonio.
Bajo todo pronóstico, la pelinegra se levanta notablemente herida mientras sonríe confiada para sorpresa del sorprendido Astaroth, quién observa heridas de puñaladas en todo el cuerpo de la ahora chica.
—Parece que puedes mover rápidamente tus manos, Elías Asmoth.
—Hmph, esto no fue nada, Astaroth.
Ambos sonríen. Mientras la pelinegra se reincorpora y toma su daga, preparada para vencer a su oponente, lo mismo con Astaroth quién toma su espada. El demonio carga contra la Asmoth, quién muestra una enorme intención asesina, pero, se va cuando lanza su arma contra el pelinegro, clavándose en su hombro.
— ¡Como si esto fuese a detenerme! —exclama el demonio.
Astaroth trata de quitarse la daga por la fuerza, sin embargo, Elías se para frente a él, sorprendiéndolo.
—Bajaste tu guardia —comenta la Asmoth mientras impacta con su rodilla el pecho del demonio.
Astaroth atraviesa varias paredes, pero, Elías sabe perfectamente que el enemigo no caería sólo con eso, por lo cual sigue cargando contra el demonio, quién recién se empieza a reincorporar para cuando la humana llega frente a él. Un golpe de ambas palmas a su pecho, le hizo escupir sangre. Sin detenerse, golpea con su rodilla la barbilla de Astaroth, levantándolo en el aire. Con su rodilla aún flexionada, impacta nuevamente el pecho del demonio y no se despega hasta que cae al primer piso, amplificando el daño.
(Por si no entendieron, fue un rodillazo tan potente que quebró todos los pisos con el cuerpo de Astaroth)
Elías se separa de su rival mientras camina para tratar de alcanzar a sus amigos, pero se desploma por el ataque de Astaroth.
—Kujajaja —ríe Astaroth—. Nunca creí poder ser vencido por un semi demonio.
—¿No? Pues créelo, porque sucedió —comenta la pelinegra.
—Lo sé. Lamento lo de tu amiga, pero, debes compren-
—Lo hago, esto es guerra. Me duela o no, debo permanecer tranquilo como el líder que soy —Interrumpe Elías.
Astaroth asiente mientras sonríe.
—Me gustaría volver a encontrarnos —dice el demonio—. Lástima que sea imposible.
— ¿Hm? —pregunta Elías.
Al voltear la mirada, observa una puerta negra que se abre, reconociéndola al instante pero no pudiendo reaccionar, pues unas cadenas se llevan al demonio hacia al inframundo, para pagar por sus pecados.
—N-No t-te preo *cof* *cof* n-nos en-en-encontraremos en la... —A medida que la oración avanza, su vida y tono se extinguen rápidamente.
"Perdón, no podré cumplir con ello" fue el pensamiento del demonio mientras es arrastrado a aquel lugar.
Elías observa sorprendida el acontecimiento, preguntándose si también sucedió lo mismo con el resto de demonios derrotados.
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—Ríndanse —dice Gilbert mientras alza a Sommerfield por el cuello.
—¡Cómo si te fuéramos a hacer caso! —exclama Cilneries mientras junta sus manos.
Mormo se encuentra observando fijamente a Agalariept, quién poco a poco comienza a tener los ojos más perdidos, mientras que Gilbert se encarga de amenazar al demonio masculino enemigo.
—Que idiotas —dice una tercera voz que ni el bando de los demonios y el de Gilbert esperaron escuchar.
—Tsch —Mormo chasquea la lengua—. Me rindo
—Yo también —dice Cilneries.
—¡¿Ah?! ¡¿Qué dicen?! ¡Malditas incompetentes! Su deber es protegerme ¿No lo recuerdan? —dice Sommerfield.
—Lamento informarte, que nuestra especialidad son los magos y atacantes a distancia —comenta Cilneries.
El demonio Sommerfield se muerde los labios al reconocer la verdad detrás de aquellas palabras, pues la fuerza física del trío aquí reunido, es realmente patética.
—Zavebe ¿Qué haces aquí? —pregunta Agalariept.
—Bueno, Elías y Astaroth entraron en calor, por lo que no podía arriesgarme a que un ataque me acertase —dice la albina.
Por lo tanto, Gilbert y compañía se encargaron de apresar a los demonios enemigos con cuerdas que encontraron por ahí.
—¡Ya verán! Lord Irineo no se quedará de brazos cruzados —exclama Sommerfield.
—Exacto —dice un imponente demonio pelirrojo.
—¡Señor Ala....¿ah? —Antes de darse cuenta, una espada parte su cuerpo por la mitad.
—Tristemente, has demostrado ser un estorbo y, sabes demasiado como para dejarte ir simplemente así —asegura el pelirrojo.
Un hombre fornido y que carga con una gran espada mucho más grande que él, cabello rojo. Viste una armadura plateada que cubre todo su gran cuerpo.
Jinetes del Apocalipsis— Alazán Bermejo "El señor de la guerra".
Todos observan con miedo al gran demonios, y que se encuentra entre los más poderosos de todos, aquél que responde al título del señor de la guerra, uno de los miembros principales bajo el mando del Señor demonio Irineo.
Alazán sonríe a las dos mujeres demonio, mientras se da media vuelta y se retira.
—Ustedes ni siquiera valen mi tiempo —dice Alazán.
¿Qué pasó con Gilbert y compañía? Nada, simplemente no pudieron moverse dada la increíble presión ejercida por su oponente. Uno de los múltiples rivales que tendrán que superar para poder decir que han ganado la guerra contra los demonios. Incluso la misma Zavebe suda un poco al ver a aquél demonio.
—¿Qué es lo que pretendes, Lucifer? —musita la albina.
To be continued.....
Gracias a todos lo que siguen esta idea loca que de repente me vino a la cabeza, bueno, esto es lo último que escribiré hasta el dos o tres de enero, por obvias razones.
¿Nos vemos luego?
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