Capítulo 24.-Sommerfield parte 2.
Elías es levantada por el cuello mientras que Balaam aprieta el agarre de su mano, buscando asfixiar a su rival, más sin embargo la ahora chica logra tomar un cuchillo oculto en la funda de su cadera y lo entierra en el brazo de su rival, quién al sentir el dolor lo retira y arroja a la lejanía, impidiendo que la oponente pueda recuperar dicho artefacto.
—Admito que me tomaste por sorpresa con eso último, pero, se acabó —declara Balaam,
—¿No tenías una línea más cliché? —pregunta la pelinegra.
La Asmoth esconde algo detrás de sus manos mientras se aleja lentamente de su oponente, qué no tardó en darse cuenta de que algo sucedía, sucedió o va suceder por culpa de la pelinegra en frente suyo.
—Alto ahí, ¿Creíste que no me daría cuenta? Arroja lo que tengas detrás —ordena el demonio.
—Me niego~ —responde la Asmoth en tono burlón.
Sin decir nada más, el demonio se abalanza sobre la Asmoth que sonríe al ver la acción de su rival. Balaam se alertó en cuanto vio la sonrisa de Elías por lo que se detiene a una distancia prudente y se mantiene atento a las acciones de la ahora chica.
—¿Hm? ¿Acaso tienes miedo de una pobre chica desarmada? ¿Por qué te detuviste? —pregunta la ahora chica.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
¡Rayos! ¡Rayos! ¡Rayos! ¿Qué hago? Por ahora está manteniendo la distancia por mi actuar, pero ¿Qué tal si descubre que sólo estoy actuando y realmente no tengo nada planeado?
Miro enfrente mía, insegura de lo que me encontraré, totalmente nerviosa de lo que pueda ocurrir y sobre todo, esperando que no se dé cuenta de que todo es una simple actuación para tratar de ganar tiempo.
Piensa, debe haber algo que puedas hacer.
Balaam me mira expectante, analizando cada una de mis acciones y tratando de ver a través de mí, cosa que no parece lograr, pues, parece inseguro de atacarme. Espero y permanezca así un tiempo más.
—Oye, ¿Simplemente te vas a quedar ahí sin hacer nada? —digo desafiante—. Que vergonzoso viniendo de un demonio.
¿Qué estoy diciendo? Si cae en mi provocación, probablemente me asesinará. Debo dejar de provocarlo.........
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
¿En qué demonios piensa éste humano? No lo sé, pero no puedo permitirme subestimarle aún si está maldecido, debo recordar que esta persona ha sido capaz de vencer a miembros del Sephirot.
—¿Hm? ¿Acaso tienes miedo de una pobre chica desarmada? ¿Por qué te detuviste? —pregunta Elías Asmoth.
La aparente chica me observa con una sonrisa retadora mientras mantiene sus manos detrás de su espalda. Observo de reojo su cuchillo mientras mantengo un ojo en ella, una gota de sudor frío baja de mi sien.
No debería tener ningún arma capaz de lastimarme, así que ¿Por qué dudo?
Por alguna extraña razón esta persona me pone los nervios de punta y debido a ello no puedo permitirme bajar la guardia en su presencia. Quizás deba jugar un poco con su mente.
Cierto, y de paso averiguaré si no está haciendo lo mismo.
—Oye, ¿Qué te parece si nos aliamos? También estoy harto de todo esto —comento con una sonrisa.
Extiendo mi mano mientras me acerco.
—¡Alto ahí! —exclama la pelinegra.
Éste mocoso ¿Acaso puede leer mi mente? No, no puede ser.
—¿Crees que no vi a través de ti? Es obvio que intentas engañarme. Un paso más y vuelo todo el dungeon —dice la aparente chica.
Eso obviamente es una mentira, ¿Creíste que caería con eso?
—Y antes de que puedas decirme que es una mentira, he estado entrenando bajo la tutela de su majestad Scamander —declara aquella "chica" orgullosa.
Éste humano.......
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Observo como el demonio se acerca a mí, mientras esboza una sonrisa de confianza total y levanta lentamente su mano en mi dirección.
No puede ser ¿Me descubrió? Diablos, diablos.
Antes de poder pensar en una respuesta o algo apropiado que decir solté lo primero que se pasó por mi mente, dejando impactado al demonio, por lo que seguí con lo que se me vino a la mente.
¿Qué es lo que acabo de decir? Obviamente no sé casi nada de magia, y mucho menos una como la de autodestruirse.
Observo como se queda quieto, congelado. Como si se lo hubiera.....
Espera, ¿Se lo está creyendo? Naturalmente ser precavido es vital durante una guerra, pero, ¿No es esto, un poco demasiado?
Dejando de pensar esbozo una sonrisa sobre el desconcertado Balaam, mientras doy un paso y él retrocede.
Bien, puedo ganar esto.
—Bien hecho, ganando tiempo —dice una voz con tono infantil detrás de mí,
Observo a la pequeña niña albina que camina hasta estar a mi lado. Es Zavebe, quién me indica que me agache y toca mi hombro, el que emite una luz blanca, sintiendo como mis fuerzas regresan.
—No puede ser —declara Balaam al ver a la niña—. ¿Tú...?
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Gilbert se recarga en el hombro de Agalariept, quién se mantiene atento al camino que recorren y se mueve a paso lento para evitar lastimar aún más al canoso.
—Sigo sin entenderlo ¿Por qué nos ayudas realmente? —cuestiona el humano.
—Quién sabe, ni yo mismo lo sé. Pero, cuando veo a esa persona tratando de actuar por su cuenta a pesar de saber lo inútil de sus acciones......no sé, siento la necesidad de ayudarla un poco —comenta Agalariept.
—Qué extraño, es raro para mí ver a un demonio actuar amablemente —dice el canoso.
—No lo es, después de todo, nada es totalmente blanco o negro —responde el demonio.
Gilbert asiente ante lo dicho de su aliado, incluso para que la más perpetua paz exista, un número proporcional de sacrificios fueron necesarios. Algo que la mayoría ignora del ahora resplandeciente Soleil, es que alguna vez fue una tierra sin ley, dominada por el caos. Hasta que un líder nació entre ellos y los unió. Al menos esa es la versión resumida, pues la unió se dio mediante el asesinato de aquellos que se oponía o/e intentaban huir.
Incluso hoy día, el trabajo "sucio" se les es dejado a los del "Tzar" quienes se encargan de preservar la paz ilusoria que se mantenido. No es que no haya asesinatos o robos, los hay, pero, son ignorados. "Da miedo", es el pensamiento de Gilbert al descubrir la verdad tras esa "paz" que ha sido generada. Una verdad que ha sido oculta al público.
Una cruel masacre justificada por la palabra "paz" y, por el "bien" de la mayoría.
—Oye, ¿Estás bien? —cuestiona Agalariept paseando su mano varias veces por el rostro de su compañero.
—¿Eh? Huh, sí —responde Gilbert desconcertado.
El demonio señala al frente, dónde se encuentran Mormo y Cilmeries platicando animadamente mientras en el suelo yace el cuerpo de Rin. La mirada del humano se tornó sombría mientras sale de su escondite y avanza hasta llegar al frente de las dos demonios enemigas,
—¿Quién eres? —cuestiona Mormo
Sin embargo, el canoso se mantiene en silencio mientras observa a las dos mujeres demonio que le miran desconcertadas y aún más cuando vieron a quién le acompañaba, ya que era fácilmente identificable que no pertenecía a su facción y por ende, lo consideraron como una traición en contra del trato que sus líderes hicieron antes.
—Identifíquense —ordena Cilneries.
—Me niego —responde Agalariept.
—¡Oy.....
Antes de poder seguir hablando, Gilbert lanzó un golpe contra la mejilla de Mormo, enviándola por los aires y con sus ojos destellando en ira mientras observa a la pelirosa que yace en el suelo sorprendida por el golpe recibido en su contra.
—Supongo que de nada sirve hablar —dice Agalariept.
—Tsk, tenemos las de perder —dice Cilneries mientras suda frío.
—Lamentablemente, no puedo darme el lujo de permitirles morir —dice un tercero.
Agalariept comienza a temblar levemente al ver como Astaroth camina hasta colocarse al lado de las dos mujeres demonio. El pelinegro, y más alto rango presente en Sommerfield hace su aparición frente dos de sus intrusos.
—Ya han hecho demasiado daño, debo poner fin a esto —declara Astaroth.
En su furia, Gilbert no razonó y se abalanzó directo sobre el enemigo que tiene en frente. Pero, un derrumbe proveniente de exactamente arriba atrajo la atención de todos los presentes, incluidos los demonios.
Cayendo el mismo Balaam en el suelo, inconsciente y con los ojos en blanco mientras el polvo se disipa, se ven dos siluetas incorporándose al escenario. Siendo Elías y Zavebe quienes finalmente provocaron este "incidente". Tanto Cilneries como Mormo, si bien no son débiles, su debilidad es el combate cuerpo a cuerpo a diferencia de otros como Damneto o Balaam, que se especializan en ello, por ello observan con asombro a la persona que le derrotó y lanzó tantos pisos abajo.
—¿En qué momento subimos tanto? —Se cuestiona la ahora chica mientras baja de sus brazos a la albina.
Por un momento, la mente de Gilbert se aclaró al ver a su capitán, quién se encargó de analizar y deducir lo acontecido aquí fríamente, sin mostrar emoción alguna al ver el cadáver de Rin, o al menos eso es lo que aparenta, ya que por dentro la furia que siente no es normal.
—Vaya, ¿Qué fue lo que hiciste para librarte de mí maldición? —pregunta Astaroth liberando un aura asesina hacia todos—. Oh, cierto. Cilneries y Mormo, apresúrense y lleven a Sommerfield con el amo, también repórtenle lo que sucede aquí.
Sin poner en duda sus palabras, las dos mujeres demonios corrieron fuera de la habitación para cumplir con las órdenes de su actual superior. Mientras que Elías se pone posición de lucha.
—Ustedes, también hagan lo mismo —dice la pelinegra.
—Yo me quedo, necesitarás que te quite todas las maldiciones que él te pueda echar —dice Zavebe.
Tanto Gilbert como Agalariept asienten al tiempo que se ponen en marcha.
—¡Cómo si los fuera a dejar! —exclama Astaroth mientras se aproxima al canosos y compañía.
Sin embargo, una patada proveniente de la ahora chica provocó que el demonio Astaroth se estrellara contra la pared. Quién se sorprende por la fuerza de la "humana" y por ende, decide concentrarse en la actual amenaza a su líder.
—Realmente no eres un simple subordinado ¿Cierto? De todos los demonios que he enfrentado hasta ahora, tú eres simplemente el más fuerte. Incluso más que algunos del Sephirot, entonces.. —Elías bloquea un puñetazo del demonio, quién sonríe mientras abre la mano y un pentagrama está escrito ahí.
Una explosión es generada desde el brazo del demonio, tomando por sorpresa a la pelinegra y por ende, lastimándola a la vez que la envía lejos de su posición inicial. Humo sale desde el brazo de Astaroth, quién mira seriamente a su oponente.
"Ven conmigo, juro que haré de este mundo un lugar mejor", fue lo que una vez le dijo un humano. Un pobre e inocente humano que creía que podría cambiar el destino del mundo con sólo desearlo.
Elías se pone de pie mientras observa el suelo y nota varios pentagramas en diversas zonas de la habitación, por lo que decide sacar su arma, con la que toca los pentagramas al tiempo que corre en contra del demonio.
Astaroth sonrió mientras todos esos recuerdos le llegan a la mente, pero ¿Por qué ahora? Es algo de lo que no sabe.
El demonio completo crea una espada mientras para el ataque de la "humana", contraataca con una patada en el abdomen. La ahora chica, mientras aún permanece en el aire da una media vuelta y con su talón impacta el rostro del demonio, ambos salieron disparados en direcciones opuestas. Zavebe se mantiene al margen desde un lugar relativamente seguro y ese es detrás de un escombro que por lo menos amortiguará un golpe.
Los ojos de Elías comenzaron a brillar de un color rojo sangre a la vez que se mueve más rápido mientras golpea con sus dos palmas entre abiertas el pecho del demonio, quién escupe sangre y sin rendirse, contraataca con la espada, cortando levemente el hombro de la ahora chica, eso sí, no sin antes salir volando.
La pelinegra se arrodilla mientras se toca el hombro, sabiendo que le ha caído una maldición, por lo que Zavebe rápidamente entra en acción y se acerca la Asmoth para curarle.
Astaroth se pone de pie mientras empuña su arma y camina hasta llegar frente a la persona más fuerte del mundo. Elías hace lo propio, imitando a su rival. Ambos llegan a un punto medio, donde se ven directo a los ojos.
—Zavebe, te pediré que te retires de momento —dice Elías.
—Claro, pero primero déjame tu daga por un momento —declara la albina.
El pelinegro hace lo dicho, sin dejar de tener cuidado con Astaroth, que sorprendentemente no parece planear moverse de su actual posición por el momento,
—Ahora te permitirá eliminar las maldiciones —declara la albina.
En aquel momento, Elías no notó lo conveniente de aquel hecho y de laverdadera identidad tras Zavebe, que al menos para él era desconocida. Con eso hecho, la albina se retira del lugar mientras Astaroth y la Asmoth se preparan para reanudar el encuentro.
To be continued.....
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top