Capítulo 1.-¿Cambio?

Cómo punto clave he de decir que la descripción de los personajes que principales será la misma a la del primer capítulo, así como la descripción del reino.

—Su majestad —dice Elías arrodillandose.

—Oh, no seas tan formal —declara Evan.

Elías se pone firme frente al rey del imperio Soleil. Evan le mira fijamente para luego sonreír.

Una pintura en la pared muestra a Elías junto a un niño rubio abrazados por Evan mientras ambos sonríen. El rey de Soleil sonríe mientras que Elías mira incómodo aquella fotografía.

—Bueno, me retiro —Elías se inclina.

—Sí —responde el rey.

El hombre de apariencia afeminada, es el segundo oficial de más alto rango en el ejército, teniendo a su tropa como la más poderosa en este mundo lleno de magia y criaturas mitológicas.

Nuestro protagonista, fue criado por el rey, ganándose el favoritismo de éste y el desprecio/amistad del príncipe.

—¡Oficial! —exclama una voz femenina.

—¿Hm? —Elías observa a la hermosa chica de sus sueños (Jisel).

Con un leve sonrojo en sus mejillas decide respirar para tranquilizarse y luego voltear a la chica de cabello morado, quién lleva las compras en un morral.

—¿Hm? ¿Vienes de compras? Eso es extraño —menciona Elías.

—Voy a cocinar, Gilbert me prometió probarlos para ayudarme —dice Rin con una sonrisa.

Por un momento el Asmoth, tuvo un presentimiento: "¿Rin gusta de Gilbert?" Pero decidió ignorarlo y continuar su conversación que no lleva a ningún lado como siempre.

Suspiró nuevamente tratando de borrar ese pensamiento de su mente, llega al campo de prácticas, rodeado de ese bosque tan característico de Soleil. Unos árboles no muy grandes pero si frondosos. El aire mece las ramas mientras Elías comienza a meditar.

—Es hora de volver a casa —dice Elías para sí.

El pelinegro se levanta y emprende marcha a casa, mientras lo hace se topa con Gilbert, su mano derecha además de mejor amigo.

—Oye, ¿Qué haces tan tarde afuera? Un pervertido podría confundirte y violarte —comenta el canoso (Gilbert).

—¿Ah? ¡¿Qué dices?! —exclama el pelinegro—. Diablos, ¿En qué me parezco a una chica?

—¡En tu inigualable belleza! —responde Gilbert fastidiando a su amigo.

Tras una animada conversación, compra una botella de vodka (sí, existe :v) y se sienta bajo las estrellas. Mientras comienzan a pasarse de copas.

—Escucha, Rin......se me confesó —Elías abre los ojos al escuchar eso—. Y me he dado cuenta que la observas demasiado, por lo que......

El pelinegro tiene la mirada sombría para luego levantarla, comenzar a reír y luego sonreírle.

—Jajajaja, eres gracioso. Sólo la observaba porque me preocupa que se sobreesfuerces, además de que es muy torpe, por eso.....tendrás que cuidarla ¿No? Romeo —dice Elías.

—Gracias —responde Gilbert.

Aún sintiendo algo por aquella chica, nada podía hacer ante esta situación.

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Aún teniendo el favor del rey, Elías prefería seguir haciendo su camino con sus propias manos, ya que no quiere abusar de la bondad del rey, después de todo no es más que un huérfano con mucha suerte.

En la mañana, el comandante supremo le convocó a una reunión sin aparente motivo. Por lo que comenzó a recorrer su camino, sintiendo las miradas sobre él.

—¿Es él?

—Sí.

—No le mires.

《¿Qué es esto? ¿Por qué me miran como si fuera un desterrado?》

En Soleil, son mal vistos aquellos que dejan el ejército por voluntad propia o son despedidos. Al llegar a una enorme catedral, resulta ser un juicio con altos funcionarios del reino, además de gente sentada en las gradas.

—¿Se podría saber que pasa aquí? —cuestiona Elías.

Los soldados bajo su ala también están en las gradas. El juez indica al pelinegro tomar asiento y así ocurre.

—Se le acusa de manipulación sobre sus hombres además de explotación y desacreditación. ¿Que tiene que decir en contra?, —cuestiona el juez.

Elías mira de reojo a Gilbert, quién desvía la mirada y entonces lo comprendió, todo fue arreglado por lo que no tiene salida. Sin mencionar que ayer por la noche el rey salió a una reunión sobre una posible alianza.

Al mirar al lado del juez vio al oficial supremo, su superior directo y entonces recordó la popularidad que recientemente ganó. Atando cabos, llegó a una respuesta; el oficial sintió amenazada su posición y recordando lo anterior supo que no tiene nada que hacer o decir.

—Nada —responde Elías para sorpresa de todos—. Hoy mismo presentaré mi renuncia ¿Eso le basta?

Al decir lo último observa a su superior, quién se estremeció al sentir la mirada de Elías.

—Entonces, ¿Todos de acuerdo? —cuestiona el juez.

Con eso la sesión fue terminada. Elías llegó a su pequeño departamento, donde se lanzó en la cama tratando de pensar en que hará de ahora en adelante.

《¿Debería irme? Supongo que será lo mejor, después de todo no quiero ocasionar más problemas al rey》

—Aunque ¿Quién diría que Gilbert me iba a traicionar? Mañana por la mañana me iré....creo.

Sin saber que hacer o sentir decidió dormirse el resto del día.

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—¿Enserio? —cuestiona Gilbert.

Habiendo apenas amanecido, el canoso decidió ir a ver a Elías. Para su sorpresa, el cobrador le dijo que dejó la casa junto con sus cosas. Desesperado buscó y buscó, pero no le encontró por ningún lado.

Mientras que Elías observa desde lejos las imponentes murallas del que ya no será nunca más su hogar. Con algo de dolor en el pecho, comenzó a emprender su viaje.

Gilbert por su parte se encuentra seriamente arrepentido por haberse vendido, aún si la salud de su familia está en juego.

—Todo está bien, ¿Verdad? —Se pregunta el canoso—. No hice nada mal ¿Cierto?

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Anastasia mira su libro, que muestra la ilustración de un dragón.

—Maestra, ¿Puedo? —cuestiona la niña.

Una mujer encapuchada está parada detrás de Anastasia, recargada en una pared.

—Actúa como creas conveniente —responde la mujer.

A la distancia Elías duerme mirando la luz de la luna reflejada en un lago de agua pura y cristalina. Se despierta al sentir un ligero temblor.

—¿Qué? —Se cuestiona Elías.

Al levantar la mirada vio lo que parece ser un incendio en el centro de Soleil, sorprendiendo a nuestro protagonista quién sin darse cuenta comenzó a correr rumbo a su anterior hogar.

—Supongo que realmente soy un imbécil —murmura Elías Asmoth.

Al correr de vuelta al reino, se cruza con la mujer encapuchada sin voltear a verla.

—De cualquier modo era una simple mocosa —susurra la mujer.

Al llegar a la muralla no vió ningún guardia y en su lugar observó a una multitud de gente huyendo del reino.

Abriéndose paso entre la multitud, logró ingresar al reino, viendo como las tropas que alguna vez comandó son aplastadas por un gran dragón serpiente de color verde (Véase: shenglong).

—¡No retroceda-

Sin pararse a escuchar la orden de Gilbert, un soldado lo empujó para después empezar su huida y siendo seguido por los demás. Aturdido, el canoso se levanta viendo como el dragón abre su hocico frente a él.

Paralizado por el miedo, Gilbert cerró sus ojos y al abrirlos, vió que su anterior comandante lucha para evitar que las mandíbulas de la bestia le partan por la mitad.

—¿Elías? —musita Gilbert.

Haciendo caso omiso a las palabras, Elías se aparta de las mandíbulas del dragón mientras toma una espada.

—Maldita lagartija sobre desarrollada —dice nuestro protagonista.

Viéndose acorralado, Elías busca desesperado un punto débil, logrando ver a Anastasia montando a la bestia.

—Bingo —Elías toma otra espada y camina directo al dragón.

—¿Qué haces? Un humano no es-

—Gilbert, guarda silencio —ordena Elías.

Anastasia observa recostada en el lomo de la bestia invocada, mientras no deja de pensar: "¿Quién es este tonto?".

—¡Aplastalo! —ordena la niña.

El dragón ruge para luego lanzar una llamada que Elías logra evitar al barrerse y llegar bajo la bestia, donde entierra ambas espadas.

El dragón siente el dolor y aún más, cuando Elías toma las espadas para comenzar a correr, provocando que se abra una herida de tamaño insospechado.

El dragón se retuerce del dolor y se estrella contra un edificio, haciendo que este ceda un poco. Elías mira con interés el lugar de choque.

Para su sorpresa, repentinamente, la velocidad de la bestia aumenta al taclear a Elías, quién atraviesa varias edificaciones y se rompe algunos huesos.

Con la vista borrosa y a punto de quedar inconsciente, Elías se levanta pero al hacerlo escupe sangre. Viendo como el edificio dónde estaban ya no puede ser utilizado para vencer al dragón.

Anastasia se baja del dragón y acerca a Elías, tomándolo del cabello.

—¿Éste es el mejor guerrero del reino? Que patético, pensar que en realidad es tan frágil me decepcio-

Sin siquiera pensarlo, Elías apuñala a Anastasia en el estómago a falta de precisión. La niña retrocede y se toca el abdomen.

—Qué descuidada —dice el pelinegro mientras se levanta—. Además, si el mago muere la invocación desaparece ¿No?

Los ojos de la niña se abrieron en par, mientras Anastasia trata de apuntar al Asmoth para disparar magia, cosa que no ocurrió ya que su brazo fue cortado.

—¡GYAAAHHH! —exclama Anastasia mientras se retuerce de dolor.

Sintiendo como las fuerzas se van de su cuerpo, Elías decapita limpiamente a la niña, mientras pierde la consciencia y cae rendido.

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Parpadea un par de veces tratando de acostumbrarse a la luz. Al hacerlo observa que está en una pequeña cabaña desconocido para él.

Al levantarse se observa en el espejo delante de la cama y observa a una linda chica reflejada.

—¡¿Qué?!

To be continued.....

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