Capítulo 12: Suplicio

—¡Ayuda! ¡Alguien ayúdeme!

El miedo y la desesperación recorrían su cuerpo. Sabía que probablemente nadie la escucharía, sin embargo no dejaba de insistir.

—Por favor, alguien... —dijo Natalie sollozando. El dolor por los cortes en sus piernas seguía presente. Jamás había imaginado que sería torturada por Malcolm, pensó que moriría en el momento en el que la había atrapado en ese hotel.

El cuarto donde se encontraba estaba completamente a oscuras. El día le había arrebatado la poca luz que atravesaba los cristales a sus laterales. Esperaba que pronto el sufrimiento cesara porque cada que Malcolm se acercaba la quebraba emocionalmente y físicamente.

—¡Que alguien me ayude!

Un ruido escuchó de fuera. Malcolm había regresado.

Trató de desatar las cuerdas que la tenían aprisionada, pero el dolor que infligía el estarse moviendo tanto hacía que se detuviera.

La puerta se abrió y su agresor no la atravesó solo. Venía acompañado de otra figura, alguien que estaba inconsciente. Lo aventó a un lado de ella y en seguida identificó de quien se trataba: Cameron.

—Cam...

—Guarda silencio si no quieres ser torturada nuevamente.

—Por favor, déjame ir. No entiendo por qué haces esto...

Malcolm la abofeteó tan fuerte que terminó escupiendo sangre. Esta vez Natalie guardó silencio.

—Te dije que te callaras.

Malcolm comenzó a moverse entre su instrumentaría, tal parecía que estaba eligiendo la manera en que terminaría con sus invitados. Sin embargo se detuvo un momento a observarlos, su mirada se clavó más sobre Cameron y después de unos segundos salió de la habitación.


Había pasado una hora desde que Malcolm se había ido. Cameron comenzó a recobrar consciencia y al abrir los ojos no supo cómo reaccionar. Giró su vista hacia la derecha y vio a la persona que lo acompañaba.

—Nat.

—Cameron...

—¿Qué demonios está pasando? ¿Dónde estamos?

—Malcolm nos tiene aquí. ¿Cómo es que te atrapó?

—Nat no hay tiempo para platicar, tenemos que salir de aquí.

—Ya lo he intentado, no se puede.

Cameron no estaba completamente atado por lo que liberarse de las sogas fue fácil. Se levantó en buscar de algo para cortar las de Natalie porque al verlas notó que estaban sumamente amarradas en nudos fuertes y temía lastimar más sus muñecas.

—Dios, ¿qué te hizo? —habló cuando vio las muñecas ensangrentadas.

Encontró un cuchillo sobre la mesa de madera que estaba cerca de la entrada. Lo tomó y comenzó a cortar las cuerdas. Una vez que la liberó, pensaron en cómo salir sin que Malcolm supiera de ello.

—Cuando te deja, ¿se aleja mucho de este lugar?

—Las pocas veces que me he mantenido consciente no tarda más de una hora, así que debe estar próximo a llegar.

—En cuanto abra esa puerta deberemos correr lo más rápido que podamos, ¿lo entiendes?

—Cameron no creo resistir tanto tiempo corriendo, mis piernas están débiles por todo lo que me ha hecho.

—Ok, te voy a cargar, ¿entendido?

—Es mejor que huyas tú y busques ayuda.

—No pienso dejarte aquí.

Antes de comenzar su misión suicida cada uno tomó un cuchillo para defenderse en caso de que algo saliera mal.

Cameron le preguntó a Natalie si estaba lista, simplemente asintió. Ambos estaban nerviosos, lo notaban en los temblores esporádicos que tenían. Cameron tomó aire y al abrir la puerta salió disparado como un conejo que escapa de su depredador.

Mantuvo la vista frente y todo lo que los estaba rodeando eran árboles, cada paso que daba debía de darlo con cuidado porque las raíces estaban fuera de la tierra y con un paso en falso podrían caer.

Hizo una pausa para acomodar a Natalie.

—¡Cameron corre! ¡Ahí viene!

Esta vez sin importar lo que hubiera en el suelo tomó vuelo y corrió lo más rápido que podía. Natalie le decía que la dejara ahí, pero no podía hacerlo. No iba a abandonarla con ese loco.

Corría y corría, hasta que pisó mal y terminaron ambos en el suelo. Trato de levantarse lo más rápido que pudo, pero Malcolm ya había llegado. Lo tumbó en el suelo y lo acuchilló en el estómago haciendo que se quedaba inmóvil.

—Déjalo maldito hijo de puta —gritó Natalie acercándose a él para enterrarle el cuchillo que traía.

Malcolm al ver que se acercaba levantó un tronco delgado del suelo y golpeó a Natalie dejándola inconsciente.


Misma escena, nuevamente atada en la silla. Comenzaba a tomar consciencia, sus ojos estaba comenzando a cristalizarse. El terror atravesaba su cuerpo nuevamente, pensó que iba a ser libre.

—Mi niña, espero estés contenta porque tu amigo va a sufrir las consecuencias de haber querido escapar.

—Por favor, detente —comenzó a suplicarle. Sabía que Malcolm era un ser humano sin corazón que solo se satisfacía torturando a la gente, asesinándolos.

Cameron estaba atado sobre una mesa y comenzaba a reaccionar. Natalie comenzó a sollozar y a gritar por ayuda. Malcolm le dijo que nadie la escucharía, estaban solos.

Comenzó a acercarse a sus utensilios y tomó un cuchillo de sierra. Se fue acercando a Cameron hasta llegar a su oído para susurrarle algo.

—¿Tus últimas palabras soplón?

—Espero te pudras en el infierno.

Malcolm soltó risas, volteó a ver a Natalie y le dijo que disfruta de lo que estaba a punto de ocurrir. Tomó el cuchillo y sin pensarlo cortó la yugular de Cameron haciendo que este salpicara sangre por doquier. Siguió cortando hasta que la cabeza quedó degollada.

Los gritos de Natalie subieron de tono, seguía pidiendo ayuda.

Malcolm continuó con las extremidades hasta que cesó y se quedó observando a Natalie. Pensaba en qué era lo que podía hacerle a ella ahora, no se había saciado por completo y necesitaba quedar satisfecho.

Tiró lo que quedaba del cuerpo de Cameron al suelo y tomó a Natalie para recostarla en la mesa.

—Por favor, te lo suplico. No lo hagas.

La ató de la misma manera en que tenía a Cameron. La rosaba con otro de los cuchillos que tenía a la mano. Los gritos continuaban y la calló al golpearla.

Una vez que se quedó callada abrió sus piernas quitándole el pantalón. Malcolm desabrochó el suyo y pasó lo inevitable. Las embestidas que le daba a Natalie eran tan fuertes que sus piernas comenzaron a sangrar de las heridas que había hecho antes. Malcolm no se detenía, seguía penetrándola fuertemente.

Terminó. Volvió a poner todo en su lugar y Natalie quedó inmóvil sin decir ni una palabra. El dolor que había experimentado la había quebrado.

—¿Te mordió la lengua el gato? 

Último capítulo del año. 

Espero les haya gustado, aunque bueno no creo que haya sido así por todo lo que sucedió. Ahora sí comenzarán partes interesantes de la historia. 

¿Qué creen que haga Malcolm con el cuerpo de Cameron? 

Gracias por continuar en esta historia. Me alegra muchísimo ver que todavía hay lectores de La Fecha Marcada en esta segunda parte. Ojalá compartan la historia para que sigamos creciendo. 

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