Capítulo 4
Empezar el día con los ladridos de Hope no es bueno. Al parecer, los bomberos pasaron a toda velocidad y eso provocó que se levantará. Me fijo el reloj, solo faltan unos minutos para que le tenga que levantar así que no me quedará otra que hacerlo y arrancar con la rutina.
—Hope, tranquilo por favor. —Me agacho para acariciarlo, aún la ciudad se encuentra en la oscuridad, el invierno está cerca y el amanecer tarda en llegar. —Ya amigo, todo estará bien. —Voy al baño para alistarme, salgo y me acerco a la habitación de Bruno. —Bruno, arriba. —Abro la puerta.
—No quiero, tengo sueño. —Veo cómo se acomoda para seguir durmiendo.
—Coni, despiértalo. —Ella me entiende y sube a su cama para lamer su rostro.
—¡Coni! —murmura. —Está bien, ahora me levanto. —Se sienta, me mira y noto por sus facciones que todavía tiene sueño. —No vale que uses a mi perrita para despertarme.
—El desayuno estará listo en unos minutos —digo y me marcho a la cocina.
Prepara bebidas calientes con tostadas para ambos, el frío todavía no llega, sin embargo, las mañanas comienzan a ser más fría.
—No quiero ir a la escuela. —Se sienta con su cabeza apoyada entre sus manos.
—¿Por qué no? Ya van varios días que te levantas con el mismo planteo. —Dejo su taza frente a él.
—Tengo sueño, además de que ya está haciendo mucho frío y no quiero levarme de la cama. —Se queja.
—Hermanito, ¿Qué pasa? Hace un tiempo que notó que ya no tienes el mismo entusiasmo de antes. —Acaricio su cabeza.
—Nada hermano, solo que quiero que lleguen las vacaciones para dormir mucho —dice con un poco más de ánimo. —¿Hoy vendrá Meli?
—Sí, hoy viene a visitarte —respondo arrugando mi nariz.
—¡Wi! —Levanta sus brazos. —La extraño mucho, quiero que vuelva a vivir con nosotros.
—A mí también me gustaría Bruno, pero por ahora las cosas son así. —Termino mi desayuno. —Ahora termina que llegaremos tarde.
Lo veo devorar lo que queda y sale corriendo a cambiarse, mientras saco a la calle a las mascotas para que puedan hacer sus necesidades, agradezco que estén educadas y esperen a que nosotros lleguemos para poder salir.
Listos los dos en el auto, comenzamos a dirigirnos a la escuela. En el camino, vemos pasar a un chico con su madre, él lleva una ropa algo oscura y parece que es más grande que Bruno, pero al vernos parados en el semáforo, me doy cuenta que conoce a mi compañero ya que lo saluda con una mirada que llamo mi atención; siento la incomodidad en sus movimientos, un saludo frío y sus ojos tratan de no mirarlo.
—¿Quién es? —Continuo con el camino.
—Erik, un compañero de la escuela —contesta mirando por la ventana, como si estuviera pensando.
—Parece que es más grande que tú. —Trato de descifrar porque su comportamiento cambió de repente.
—Sí, lo es. —Me ve a los ojos por el espejo retrovisor. —Repitió un año y por eso está en nuestra clase.
—¿Hizo algo que te molestará?
—No, para nada, no hablamos mucho. —No quiero seguir preguntando, aunque sé que algo me está ocultando, pronto iré a hablar con su maestra para saber qué pasa con aquel chico.
Me despido de él y me marcho a la empresa como todos los días, hoy sería algo diferente ya que, Meli vendría a la salida para ir por mi hermano a la escuela. Esta semana, hemos estado más tiempo en contacto y, por cosas de la vida, recordamos un poco de nuestro tiempo juntos y, sobre todo, el día que le pedí que sea mi novia.
—Ya, dime dónde me estás llevando. —Era la primera vez que utilizaba mi auto, por fin había podido comprar uno. El sol alumbra anunciando que el calor llegará en unas horas, pero eso no me importa, porque hoy tengo preparado todo para que sea especial.
—No te quites la venda o serás una tramposa. —Estacione en el tan recordado estacionamiento de la universidad, lugar donde nos conocimos. —Bien, puedes quitártela. —Sin que pudiera terminar, ya se había descubierto los ojos.
—¿La universidad? Creí que iríamos a pasear a algún lado, no a estudiar. —Cruzó sus brazos y observé en su rostro, un poco de disconformidad.
—Nunca dije que vendríamos a estudiar, ahora bajemos que tengo una sorpresa.
Tome su mano y caminamos por los alrededores del lugar, los árboles cada vez se van haciendo más cercanos y los edificios quedan a lo lejos. Bajo uno de ellos, preparé un especial de pic-nic.
—¡Es hermoso! —dice con un leve grito. —No tendrías que haber hecho esto.
—Todo para mi futura novia —conteste algo nervioso.
—¿Qué? —Elevó una ceja confundida.
—Sabes que me gustas mucho y todo lo que siento, no puedo seguir ocultándolo más. —Me paro frente a ella. —Desde que volviste de Colombia he querido hacer esto, nada más esperaba el momento perfecto y creo que hoy lo es. —Agarro su rostro con delicadeza. —Melanie Romero, ¿Quieres ser mi novia?
Aquel día fuimos felices, nuestra historia comenzaba, pero la vida no quiso que continuáramos o por lo menos, no en ese tiempo.
—¡Sebas! —Siento que sacuden mi cabeza.
—¿Qué? ¿Qué pasa? —Mi amiga tiene sus manos en mi cabeza.
—Estoy hablándote hace tiempo sobre el proyecto y no me estás prestando atención, ¿En qué piensas?
—Perdón Ame, estoy algo preocupado por Bruno. —Suelto el lápiz que tenía. —Ha estado actuando raro y no tiene ánimos de ir al colegio.
—Sebas, tiene siete años, dime ¿Quién quiere ir a la escuela a esa edad? Es chiquito todavía, aún quiere jugar y más con los perritos en casa.
—Lo sé, pero él no actuaba de esa manera, siento que algo no le está contando. —Apoyo los codos en el escritorio.
—Deja de preocuparte, él está bien. —Toma mis manos. —Tiene un hermano fuerte que enfrentó grandes problemas, tiene un gran ejemplo a seguir, no le pasará nada, te lo aseguro. —Sonríe.
—Creí que no saldrías más. —Me recibe con un abrazo.
—Perdón, no quería hacerte esperar. —Beso su mejilla. —¿Vamos? Bruno estará por salir en cualquier momento.
Durante el viaje hablamos de nuestros días y los planes que tenemos. Hoy pasaremos lo que queda de tiempo, ayudando a mi hermano con sus cosas para poder pasar más tiempo los tres. Le conté que él extraña esos momentos y ella accedió a volver a revivir uno de ellos, por eso me ponía feliz saber que aún la puedo tener a mi lado.
—¿Tú crees que lo molestan en la escuela? Digo, como dices que sus ganas para asistir se están yendo.
—Quiero pensar que no, pero mi instinto me dice que debo averiguar por mi cuenta que es lo que está pasando. —Meli se preocupa tanto como yo, por Bruno, de tal forma que ambos vendremos a hablar con la maestra, para saber del comportamiento durante las clases.
—¡MELI! —grita con todas sus fuerzas mientras salta a ella.
—Hola mi pequeñín. —Lo levanta. —¿Cómo estuvo la clase?
—Divertida, vimos un vídeo sobre la naturaleza y los animales, ¿Sabías que solo el tres por ciento es agua dulce?
—¿En serio? —Se muestra sorprendida. —¿Qué más vieron?
—¿Vas a venir a casa con Sebas y conmigo? Te extraño mucho y quiero que vengas a jugar con Coni. —Pone su carita con puchero.
—Claro que sí, así que subamos al auto y nos marchamos. —Los tres nos subimos y nos vamos a casa.
Hope y Coni nos esperaban ansiosos, le puse la correa a ambos y salí, pero tuve compañía.
—Tienes razón, sus ojos están apagados, no brillan con la misma intensidad.
—También, llegue a pensar, que podría ser porque se acerca un nuevo aniversario del accidente. —Caminamos hasta la esquina de la calle. —Antes no entendía mucho, pero ahora puede que sea que sí.
—Es verdad, no se me ocurrió eso. —Llegamos a casa. —¿Quieres que trate de hablar con él? Para ver si consigo averiguar algo.
—No, dejemos que hoy disfrute de nuestra compañía. —Inserto las llaves en la puerta, pero su mano le detiene.
—Quiero que lo volvamos a intentar, pero lento hasta que vuelva a acostumbrarme. —Su comentario me agarro desprevenido, no sé qué contestarle.
—Creo que va a ser mejor que lo hablemos adentro. —Sonrío y ella hace lo mismo.
—¿Me ayudan con la tarea? —Nos increpa.
—Vamos —contestamos al unísono.
Acomodamos a las mascotas y nos marchamos a su cuarto. Él ya estaba allí esperándonos, sin embargo, antes de entrar Meli toma mi mano y tira para que entremos a mi habitación.
—¿Qué haces? Nos está esperando. —Pasa sus brazos alrededor de mi cuello.
—Lo sé, pero necesito una respuesta, ¿Quieres que lo volvamos a intentar?
—El día que te fuiste te dije que las puertas de mi casa siempre estarán abiertas para ti. —Acomodo un mechón de pelo tras su oreja.
—Pero tú, ¿Estás dispuesto a perdonar mi error de marcharme y no haberme contactado?
—Tendremos que hablar de eso, Meli. —Me paro firme. —Se suponía que éramos una pareja y que nos ayudarías en todos los problemas, además de que causó un gran daño en mí y, sobre todo en Bruno. Los dos te queremos demasiado y nos preocupamos por ti.
—Y quiero disculparme con ambos, quiero tratar de empezar otra vez. —Apoya su mentón en mi hombro. —Yo también los quiero y necesito de ustedes, pero, sobre todo, te necesito a ti. —Nos miramos, una vez más nuestras miradas se encuentran. Luz y oscuridad, como ella llama a nuestros colores de ojos, vuelven a unirse para formar uno solo.
—¿Prometes no marcharte y dejarme solo? —Ella no tiene idea lo que sufrí su partida y cuantas noches lloré por no saber de ella. —¿Prometes que no me lastimarás?
—Claro que lo prometo, mi cielo, no quiero dejarte solo nunca más. —Y sello su promesa con un beso largo, lleno de sentimiento.
—¡¿VOLVIERON A SER NOVIOS?! —El chillido de mi hermano nos separa de un susto.
—¡Bruno! No grites. —Lo regaño.
—No pude aguantar. —Su sonrisa volvió a ser la de siempre y sus ojitos brillaban como siempre.
—Será mejor que vayamos a hacer la tarea, luego hablaremos de esto. —Me guiña un ojo y toma la mano hermano del pequeño.
—Primero, quiero ir por algo de tomar. —Meli se marcha con él y yo voy a su cuarto.
Me siento frente a su escritorio y reviso lo que está escrito en su cuaderno; hoy toca matemáticas, una materia bastante fácil para mí. Busco un lápiz en su cartuchera y, para mi sorpresa me encuentro con un papel. Lo abro, no reconozco la letra, sin duda no es la de Bruno, pero lo que dice es lo que me altera.
—Huérfano —susurro, en el momento justo que ambos vuelven de la cocina. Note que no está contento de que tenga este trozo de papel en mis manos, por cómo su sonrisa se desvanece. —Bruno, ¿Qué significa esto?
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¡Hey! Llego un nuevo capítulo ^^
Habrá mucho que analizar y procesar, sin duda las cosas se están poniendo buenas. Espero que les guste y disfruten de esta historia, cada día que pasa, me gusta saber que detrás de esta historia, cuento con el apoyo de ustedes.
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Sin más nada que decirles, les deseo lo mejor en sus vidas. Un abrazo gigante desde Argentina
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