Capítulo 13

—Bruno levántate, es tarde. —La voz de mi hermano se va haciendo cada vez más clara a medida que siento que mueve mi brazo. No quiero abrir mis ojos y mucho menos levantarme de mi cama.

—Es temprano, me dijiste que hoy podría dormir hasta tarde. —Me quejo escondiendo mi cabeza bajo la almohada.

—Lo sé hermanito, pero llegó alguien y tiene muchas ganas de saludarte. —Siento como el tacto con mis sabanas van disminuyendo. —Vamos Bruno, levántate por favor. —Sus manos envuelven mi cintura, sus dedos se mueven un poco provocando un cosquilleo.

—N-no me hagas cos-squillas —río sin dejar ver mi rostro aún. —Me levanto, pero no me toques. —Estiro mi brazo tratando de empujarlo.

—Contaré hasta tres y ya sabes lo que pasa cuando llego a ese número. —Él ya no está sentado al lado mío, ahora está de pie viéndome con una sonrisa malvada. —Uno...

—Ya estoy despierto. —Quito la almohada y me fijo en mi hermano. —No es necesario que hagas eso, sabes que odio que lo hagas. No me gusta levantarme temprano. —Mis pies ya están en el suelo dirigiendo todo mi cuerpo hacia el baño. —Odio que me has cosquillas, que me obligues a levantarme —susurro.

—¡Te estoy escuchado, Bruno! —grita desde el pasillo. —Deja de quejarte, solo tienes siete años, no me quiero imaginar lo que serás cuando llegues a mi edad. —Escucho como se burla de mí.

—¡Eres el peor hermano del mundo! —respondo en voz alta.

La puerta se abre sin previo aviso. —Sabes que eso no es verdad, el peor hermano del mundo te hubiese levantado a las ocho de la mañana, aunque sean vacaciones. —Sus ojos se achican mientras se fijan en los míos.

—Pues lo eres porque aún es temprano. —Hago la misma acción que él.

—Son las once de la mañana Bruno, además de que tenemos visitas. —Cruza sus brazos a la altura de su pecho.

—No me importa, yo quería dormir más. —Sigo copiando sus acciones.

—POR EL AMOR DE DIOS SI NO TERMINAN ESTA PELEA LOS GOLPEARÉ A AMBOS —El grito de Meli nos asusta, la energía que tenía en mi cuerpo desapareció en un segundo. —SEBASTIAN DEJA DE MOLESTAR A TU HERMANO. —Amo a Meli, pero me da miedo cuando se enoja.

—Está bien amor —susurro bajando la cabeza.

—Ahora Bruno, por favor arréglate que el desayuno ya está servido y alguien tiene muchas ganas de verte, ¿sí? —Agradezco que ella no sea mi hermana, porque juraría que me tiraría con un zapato en este momento.

La figura de la novia de mi hermano desaparece, nos quedamos unos minutos en silencio, pero fue interrumpido por nuestras risas. A pesar de que peleemos, amo a Sebas y sabe que nada de lo que le dije es verdad. Nunca diría que es el peor hermano del mundo, porque nunca voy a tener un mejor hermano.

—Ya pequeñin, prepárate antes que Meli venga con la escoba a golpearnos. —Acaricia mi cabello y se marcha.

Hice lo que me ordeno y a medida que voy hacia el living, una voz chillona hace eco en mis oídos, aquel sonido que hace mucho no escuchaba.

—¿Tía Ana? —Su cabello estaba más largo de lo que lo recordaba, su piel está más bronceada, pero sigue siendo ella.

—¡Oh Santo Cielo! ¿Bruno eres tú? —Se acerca y me abraza, tiene el mismo perfume que recuerdo desde que tengo conciencia de ella. —Mira como has crecido, mi príncipe.

—¿Por qué me dejaste solo con ellos? Ellos están locos —susurro acomodando mi cabeza en su hombro.

—Prometo no volver a dejarte solo. —Reímos porque sabemos que eso no era verdad, ella siempre está viajando con su novia, pero está vez se fue mucho más tiempo, creí que nunca más la volvería a ver.

—Está vez te quedarás un poco más de tiempo ¿no? —Sebas interrumpe nuestra conversación.

—Lo intentaré, mis padres no me dejarán irme tanto tiempo esta vez o al menos, no tan rápido como a mí me gustaría. —Todos reímos. Ana siempre estaba para mí cuando mi hermano se iba a trabajar, también estuvo para él cuando Meli se había marchado y ahora, quiero que ella se quede conmigo y volver a escuchar música mientras cantamos. —Veo que la familia creció en mi ausencia. —Coni y Hope la observan desde la entrada de la cocina.

—¡Si! Los trajimos de un refugio, ¿refugio era? —Mire a mi hermano esperando su aprobación y este me la dio. —Coni es mia y Hope de él. —Mi perrita se acercó con miedo, pero al notar mi mano llamándola, llega con felicidad.

—Es mejor que desayunemos o se nos hará tarde. —La novia de mi hermano interrumpe.

Observe como él la abraza por la cintura y le susurra algo al oído, para obtener un simple "Estoy bien", sé que algo le pasa, lo note desde su forma de gritarle a Sebas cuando estaba peleando conmigo.

—Mejor vamos, no vaya a ser que empiece a los gritos. —Toma mi mano y llegamos a la cocina.

La música suena en el auto, hacía mucho tiempo que no disfrutaba de una salida en familia. Los enamorados, como los nombro Ana, se pidieron el día libre en sus trabajos para poder pasarlo juntos. Ahora, nos encontramos rumbo a pequeño restaurante donde pasaremos la tarde.

Es un lugar que Bella me contó que una vez fue y dice que es como un cuento de hadas. Todo adornado con velas y telas colgando de los techos. Sinceramente, creía que mi mejor amiga exageraba, pero viendo lo que está frente a mí, puedo darle la razón. Hay grandes sillones como en los que sientan los reyes en las películas. Corro a uno de color azul que se encuentra en la punta de una larga mesa rodeada de sillas similares, pero no tan grandes como en la que estoy.


—Bienvenidos a Dream Fulfilled. —Una chica con un gran vestido se acerca a nosotros. —Soy la princesa Fénix y hoy les serviré en mi humilde castillo. —Su cabello es rojo, muy rojo, me encantaría tocarlo, parece fuego. —Les dejaré el menú con los distintos banquetes, una vez que hayan decidido, llámenme y me acercaré a escuchar las ordenes de mis invitados. —Deja cuatro libros, por un momento creí que eran cuentos lo que encontraría adentro.

—Bruno, deja de mirar a la chica. —Nunca me di cuando paso, sin embargo, mi hermano me hace dar cuenta de mi acción y me sonrojo.

—Me gusta su cabello, es rojo, yo quiero tenerlo así —digo con una sonrisa.

—¡Claro que no! —Exclama con firmeza. —Tú estás perfecto así.

—Amor, dentro de unos años podrás hacerlo y este viejo no podrá decirte nada. —Ana me guiña el ojo, provocando una mueca de enojo en mi hermano. No pude evitar reírme al imaginar la cara de Sebas si aparecía con aquel color.

—No estoy viejo. —Cruza sus brazos a la altura de su pecho.

—¡Oh no, claro que no mi hermoso! Tu mentalidad sigue siendo de un nene de cinco años —añade Meli con un toque de grácil en voz, a lo que ya no pude aguantar la risa.

—Pero que graciosos que estamos hoy. —Arruga su nariz. —Los odio a los tres.

La risa continua unos minutos, sin duda mi hermano tiene sus ataques y pareciera que tuviéramos la misma edad, eso es lo que más me gusta de él, el poder compartir ciertas cosas a pesar de la gran diferencia de edad.

La princesa Fénix vuelve y ordenamos la "Merienda Real", como decía en el título. Consiste en cuatro bebidas calientes, acompañado de jugo de naranja y para comer tostadas de jamón y queso, tostadas con mermelada, una porción de torta y ensalada de fruta, no había duda que esa merienda era para alguien de la realeza.

Mis compañeros de hoy empezaron a conversar de cosas que no me interesan, así que me dedique a observar el lugar. Todo es realmente de un sueño, trataría de convencer a Sebas de que me traiga con mis amigos, seguramente Bella sería la princesa más linda de todas, Tomi un gran caballero y yo el príncipe de nuestro reino. No pude evitar no reír, mis amigos son únicos y solo ellos saben cómo hacerme reír hasta cuando no estamos juntos.

La princesa de cabello color fuego se acerca junto a otra chica con el pelo totalmente blanco, quede sorprendido, nunca había visto a nadie así.

Una idea se pasa por mi cabeza, acaricio mi mentón pensando en cómo me quedaría ese color.

—¡Oh no, ni siquiera te atrevas a pensarlo! —Me amenaza apuntándome con un tenedor que posee un trozo de torta. —Suficiente fue con el color rojo como para que ahora pienses en que sea blanco.

—Antes de marcharme, quisiera entregarle la corona al pequeño príncipe que se encuentra en el gran trono. —Puso una corona color dorado con diamantes azules. —Espero que todo sea de su agrado, alteza. —Se agacha frente a mí y se marcha.

—¿Por qué tú no me tratas así? —Rasca su barba y mira a Meli.

—Porque tú no eres un príncipe, eres todo un ogro gruñón que no quiere levantarse temprano —responde con una sonrisa burlona.

—Por eso tú siempre fuiste mi amiga preferida. —Le habla a Ana que los mira mientras come una tostada.

—A mí no me metan en sus problemas matrimoniales, suficiente tengo con mi novia. —Bajo la cabeza y me río por la situación, cualquiera que nos viera no creería que estas tres personas están cerca de cumplir treinta años.

Me quedo en silencio escuchando como conversan, por primera vez estoy tranquilo de estar con ellos. Las vacaciones recién comienzan y sé que van a ser dos semanas de tranquilidad en las cuales no voy a ver a ninguno de mis compañeros, en especial a Erik.

Más gente empieza a llegar al lugar y la voz de una mujer nos hace girar en dirección a ella.

—¡Erik no puede ser que me hagas esto otra vez! —Al chico al cual le está gritando se encuentra con la cabeza agachada, pero lo pude reconocer de inmediato. —¡Por eso tu padre nunca está en casa, quien podría soportarte!

—Alguien que le dé un té de tilo a esa mujer no puede gritarle de esa forma a su hijo —susurra mi tía girando los ojos.

—Definitivamente hay personas que no nacieron para ser madres —acota Meli. Los únicos que nos decimos nada somos mi hermano y yo, porque sabes de quien se trata aquel niño.

—¡Eres un inútil, por eso te golpearon una vez en la escuela, ni defenderte puedes! —Ese comentario no es agradable, yo no lo golpee con intención de lastimarlo, él es el que me lastima, pero al parecer eso su madre no lo sabe.

—¿Estás bien? —levanto mi cabeza y sonrió, no quiero arruinar nuestro día familiar con mis problemas.

—No pasa nada, solo que no es lindo ver como su madre le grita a Erik.

—¿Lo conocen? —preguntan ambas.

—Sí, es un compañero de la escuela. —Hago una mueca con mis labios.

—Es el hijo de un compañero de trabajo, mejor dicho, de uno de los nuevos que se asociaron con la empresa. —Se acomoda en el respaldo del sillón en señal de molestia. Él no quiero hablar de ellos y yo tampoco.

—Un momento —dice la novia de Sebas. —¿Él es el chico del padre que te reclamo que Bruno supuestamente golpeó?

—¿Bruno tú lo golpeaste? —pregunta Ana sorprendida.

—¡No, claro que no! —respondo algo molesto. —Yo nunca golpearía a alguien. —Imito la acción de mi hermano bajando mi mirada. —Yo solo lo empuje sin querer y se golpeó contra la pared.

—Tranquilo pequeño, es obvio que tú no harías esos. —Levanto la vista y me encuentro con una dulce sonrisa por parte de Ana.

—Es mejor que continuemos comiendo, es demasiada comida y debemos acabarla. —Mi hermano, una vez más salvándome de Erik, con la diferencia que esta vez, no hay ninguna agresión directa por su parte.

Las dos afirmaron y quitaron la mirada de mí para fijarla en la mesa. Sin embargo, no me siento tranquilo con la presencia de mi compañero y mucho menos, de saber que ellas piensen que yo lo golpeé. YO NO QUISE HACERLO, ¿por qué todos creen que lo hice? ¿Acaso nadie ve lo que él hace o las cosas que me dicen? ¿Por qué tengo que arruinar todo?

—Bruno ¿qué pasa? —No me di cuenta cuando pasó, pero mis manos están temblando y puedo sentir mi corazón latir con más velocidad de lo normal.

—N-nada —digo bajando mi cabeza observando mis dedos moverse sin que yo lo ordene. —Es-estoy b-bien. —Mi voz me está delatando, no puedo dejar que esto arruine mi día con ellos. —Estoy bien, estoy bien, estoy bien. —Ahora siento como mi cuerpo manda un escalofrío por toda mi espalda, mi corazón no deja de latir rápido, ¿qué me está pasando?

—Será mejor que te lleve al auto. —Se pone de pie y viene a mi lado. No sé por qué, pero estiro mis brazos dejándome cargar en sus brazos. —Pidan y paguen la cuenta, las espero allá para poder irnos. —Veo la preocupación en sus ojos, aunque quiera decirle que nada me ocurre no lo puedo hacer, al contrario, escondo mi cabeza en su cuello y comienzo a llorar.

***

—Sebas, por favor trata de calmarte.

—¡NO PUEDO CALMARME CUANDO MI HERMANO ACABA DE TENER UN JODIDO ATAQUE DE PÁNICO, MELANIE, NO ME PIDAS QUE ME CALME PORQUE NO ESTÁ EN MIS PLANES HACERLO!

—Yo no tengo la culpa —dice con calma, bajando su mirada.

—Perdón amor, de verdad no quise gritarte. —Me agacho frente a ella. —Es que no sé qué hacer, Bruno nunca pasó por esto ni yo y no puedo controlarme.

—No te preocupes mi amor, te entiendo, pero también entiende que él te necesita fuerte, sea lo que sea que le pase, nos necesita fuerte a ambos. —Su mirada me trasmite tranquilidad y es lo que más necesito en este momento. Dejo un pequeño beso en sus labios.

—Familiares de Bruno García. —Se escucha una voz a mi espalda, provocando que me levante de inmediato.

—Si aquí, ¿cómo está doctor? —Siento la mano de mi novio entrelazarse con la mía.

—Se encuentra estable, como le he dicho cuando llegaron, tuvo un ataque de pánico, pero ya está bien —habla el médico con calma. —Ahora, me gustaría saber si ha ocurrido algún episodio para que esto pasará, ya que es un niño y no es tan común a esta edad este estilo de ataques.

—Actualmente ha tenido problemas con un compañero en su escuela, además, nuestros padres fallecieron cuando él era apenas un bebé. —Lo último salió casi en un susurro, no me gustaría saber que eso le está afectando y no me haya contado.

—Por lo que me dice son cosas bastantes fuertes, sin embargo, la psicóloga infantil que está de turno se encuentra con Bruno en este momento y seguramente querrá hablar con usted, así que los dejo pasar. —Se mueve dejando nuestro camino libre hacia un largo pasillo. —Está en la habitación veintiocho, una vez que hablar con la señora Moreira pueden retirarse. —Nos despedimos del doctor y marchamos rumbo a ver a mi hermano.

Mi dulce pequeño está en una camilla y junto a él, una mujer algo mayor hablando con suma comodidad, como si se conocieran de siempre.

—Tú debes ser Sebastián, veo un gran parecido entre ustedes. —Su comentario hace que me sonroje un poco, si bien nuestra mayor semejanza son el color de ojos, no puedo evitar que mis mejillas tomen un poco de color.

—No quería interrumpirlos, pero ya te dieron el alta hermanito. —Acaricio su cabeza.

—¿Y eso qué significa? —pregunta con suavidad, aún se encuentra algo débil debido a la agitación que le produjo la aceleración de las pulsaciones.

—Que nos iremos a casa y podrás descansar —habla Meli atrás mío. —Y mañana ninguno te levantará temprano, prometemos que te dejaremos dormir.

—¡WIII! —él grita emocionado, elevando sus brazos. —Escucho Rosa, mañana podré levantarme tarde. —La sonrisa en su rostro muestra que está feliz, al menos en este momento.

—Lo escuche Brunito, y me parece perfecto que puedas descansar ahora que te parece si, te quedas con la novia de tu hermano, que si no recuerdo mal se llama Melanie, y yo hablo con él solo un momento. —Bruno asienta con la cabeza.

Dejo un beso en su frente y salgo acompañado por la psicóloga.

—Señor García, primero que nada, debo felicitarlo por el hermoso hermano que tiene, se nota que tuvo una crianza excelente y es un simpático chico. —Expresa con una sonrisa.

—Muchas gracias, y por favor, dígame Sebastián —contesto de la misma forma.

—A pesar de la muerte de sus padres, a tan corta edad, veo que lo ha sabido sobre llevar y darle a Bruno un hogar, una buena educación y una familia. —Acomoda sus lentes arrugando su nariz. —Ahora me gustaría saber si ha ocurrido algo que podría afectarle a él para llegar a estos extremos.

—Mmm bueno, en realidad tengo una leve sospecha de algo. —Acaricio mi nuca, me siento algo incómodo. —Creo que está siendo molestado por uno de sus compañeros en la escuela, pero, ¿es eso posible? Quiero decir, son simplemente unos niños ¿podrían lastimarse entre ellos? —Mis dedos juegan entre ellos mostrando mi nerviosismo.

—Lamento decirle que sí es posible y más a esta edad donde los más pequeños imitan las acciones de los adultos, así que pasaré por su colegio, si no le molesta, y hablaré con la psicóloga que lo atiende ahí. —Saca una tarjeta de su bolso y me la entrega. —Cualquier duda que tenga puede comunicarse a ese número.

—Muchas gracias, en verdad no sé cómo agradecérselo.

—No lo haga, Bruno es un niño lleno de energía y no es justo que viva acoso a tan temprana edad.

La puerta se abre dejando ver a mi pequeño junto a mi novia. —¡Estoy listo para irme! —exclama más feliz que antes.

Nos despedimos de la señora Rosa y marchamos a casa.

El trayecto en auto es silencioso, no porque ninguno tenga nada que decir, sino porque Bruno se quedó dormido apenas se acomodó en los asientos traseros.

—Te amo —dice de repente mi prometida.

—Yo también te amo hermosa. —Extiendo mi brazo libre para acariciar su mejilla. —Gracias por estar conmigo, en verdad, no sé qué hubiese sido de mí sin ti.

—Hubieses alterado a todo el hospital con tal de que te dijeran algo de nuestro bebé —bromea soltando una leve risa. —Ya te lo dije antes y te lo vuelvo a decir, nos necesita fuertes.

—Lo sé y estaré más atento a partir de ahora, no puedo dejar que nada le pasé.

—Nada le va a pasar, no permitiremos que lo lastimen, ¿está bien? —Toma mi mano y deja un beso en el dorso de ella.

Le regalo una rápida mirada y sonrisa, dejando salir un "está bien" de mis labios, para poder seguir prestando atención en el camino y así poder llegar a nuestro hogar para poder dar por terminado este largo día.


---

¡Hola bellezas! ¿Cómo están? NO TENGO PALABRAS PARA EXPLICAR CUANTO EXTRAÑE ESTAR CON USTEDES :'( Pero por suerte ya volví con un capítulo lleno de emociones, espero que lo disfruten porque no hay duda que me encanto escribirlo, a pesar de que nuestro pequeño tuvo que sufrir un poco.

Les quería hacer una pregunta preguntona, como saben o por ahí no, ya están abiertas las inscripciones a los Wattys de este año. Ustedes que opinan, ¿debería inscribir el primer libro? Voy a estar leyendo sus opiniones ^^

¡GRACIAS! Por la paciencia que me tuvieron este tiempo, sin duda son los mejores y nunca me voy a cansar de decirlo.

Como siempre les recuerdo que tenemos un grupo en Facebook y otro en Whatsapp, en el banner de abajo dejo toda la información.

¡Les mando un gran abrazo desde el frío invierno de Argentina!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top