Capítulo 12
—¡Meli y Sebas se van a casar! —Mi voz eufórica por la alegría cuenta, con todos los detalles, el plan que hicimos con mi hermano para que él le pida ser su esposa a mi cuñada.
—Que lindo —comenta Bella colocando sus manos en su rostro. —A mí me gustaría que me pase algo así, nada más que quiero casarme en Disney, rodeada de princesas, del castillo...
—Ya, detener. —Gruñe Tomi bromeando. —Tú lo que quieres es un príncipe azul, Bella.
—¿A caso no te gustaría casarte, Tomi? —Lo mira directo a sus ojos achicándolos.
—Claro que sí, pero dentro de muchos años. —Nuestra charla es interrumpida por nuestra directora. Entra al aula, junto al profesor de gimnasia; hoy no teníamos con él, de eso estoy seguro.
—Buenos días chicos, ¿cómo están? —Nos pregunta con su voz gruesa y con una gran sonrisa. —Hoy planeamos una actividad diferente junto a la directora, ¿les parece si salimos todos al patio?
Sin pensarlo dos veces, todos nos ponemos de pie y nos vamos a la salida del salón. Algunos corrían de felicidad imaginando que no tendríamos matemáticas, mientras que, otros simplemente caminar obedeciendo a profesor. En el primer grupo entra mi amigo y, junto a mí, va Bella moviendo sus pies con lentitud.
—Hace frío para salir afuera. —Se queja.
—Seguro nos harán correr y tendremos calor. —Sonrío y me coloco más cerca de ella.
—No importa, hubiese preferido quedarme adentro y no tener que salir. —Cruza sus brazos y frunce su nariz, eso demuestra que en verdad está enojada.
—Muy bien chicos, formen dos filas por favor. —Le profesor se coloca en el centro y tras él, comenzamos a obedecer su orden. Adelante mío esta Tomi y atrás, mi amiga. No puedo evitar no molestarlo, es gracioso ver como aguanta no reír, debido a las cosquillas.
—Basta, harás que nos reten, Bruno —susurra y aprieta los labios para ocultar su risa.
—Bruno deja de molestar a tu compañero, por favor —Y con una pequeña risita, obedezco. —Tenemos cuatro filas, cada uno de ustedes se va a dar vuelta para encontrarse con su compañero de juegos, la fila uno y dos se mirarán y, las otras dos harán lo mismo.
Me giro para encontrarme con la persona que menos quería... Erik.
—Bruno, Bruno, Bruno, nos volvemos a encontrar. —Su voz no suena muy amigable, siento un cosquilleo atrás de mi cuello, no quiero estar con él.
—Con su compañero se ubicarán en algún del patio así podré explicarles las consignas del juego. —Miro a mis amigos con terror, estaré solo con él y no sé qué me dirá o hará. Ellos me hacen señas que nos sentemos cerca, para evitar sentirme tan asilado.
—Vamos, compañero. —Presiona mi muñeca, arrastrándome a una de las esquinas. Mis manos empiezan a transpirar, observo a mi alrededor tratando de pedir ayuda, pero nadie me presta atención.
—¡Chicos, atención! —grita el profesor. —Deberán conocerse un poco más con su compañero, no les pido que sean los mejores amigos del mundo, sino que está bueno que se conozcan.
«¡No quiero conocer a Erik, otro compañero sí, pero no él!» Mi mente comienza a imaginar todas las situaciones malas que pueden suceder mientras estemos juntos. La pierna derecha comienza a moverse sin que yo lo ordene, mis nervios están a flote y ninguno de mis amigos está para ayudarme. El profesor pasa a nuestro lado entregando unas hojas, fijo mis ojos en esta, las preguntas no son tan personales a excepción de las típicas, "¿Cómo se llaman tus padres?" y "¿Tienes hermanos?", sé que esas serán un factor para que Erik comience a burlarse de mí.
—Bueno compañero, veamos si surge una amistad entre nosotros. —Muestra todos sus dientes, o casi todos, ya que algunos le faltan. Fijo mis ojos en los de él con pánico sin decir ninguna palabra. «No quiero conocerlo y mucho menos, tener una amistad» —Nombre completo —dice sacándome de mis pensamientos.
—Bruno García —contesto con miedo. —¿El tuyo?
—Eso no importa, aquí el que hace las preguntas son yo. —El tono de su voz no es amigable, quiero irme a mi casa y estar con mi hermano, lo necesito. —¿Edad y fecha de cumpleaños?
—Tengo siete años y mi cumpleaños es el veintitrés de noviembre —respondo sin mirarlo, pero vi como anotaba en su hoja.
—Nombres de tus padres. —Ríe con un toque de maldad. —¿Acaso conoces los nombres de ellos? Digo, como no los conociste en personas, quizás no sepas como se llaman. —Su comentario hace que mis mejillas se sientan caliente, pero no de vergüenza, sino de... ¿enojo?
—Javier García y Estefanía Navarro, y que no los haya conocido no significa que no sepa sus nombres —susurro y cierro mis manos con fuerza.
—¿Tienes hermanos? Eso está más que claro que sí, no es necesario que lo contestes. —Finge leer otra pregunta. —Pero me gustaría saber, ahora que tu hermano se casará, supongo que tendrá un hijo, ¿tú crees que seguirá prestándote atención?
—¿Qué quieres decir? —Lo miro con la ceja elevada.
—Quiero decir que ahora que se casa, luego tendrá un hijo y seguro que tú dejarás de ser el favorito de tu hermano, digo un hijo es más importante que un hermano, ¿no? —Su sonrisa muestra maldad, me está lastimando, sus palabras lo hacen y sin ninguna razón lo empujo, haciendo que se golpee la cabeza contra la pared, no sé por qué lo hice, ni siquiera lo pensé y mucho menos, me doy cuenta en que momento empecé a llorar.
—¡Bruno! ¡Erik! ¡¿Pero que están haciendo?! —El grito del profesor hace que reaccione, mi rostro está mojado y Erik está tocando su cabeza con una mirada llena de furia y enojo hacia mí.
Corro para escaparme de todo esto, no quiero estar aquí, me quiero ir a mi casa y nadie en aquel patio me está ayudando. Me encierro en el baño tras los gritos de mi maestra que me detenga. Me siento, abrazo mis piernas y lloro, no quiero hacer otra cosa que no sea llorar, duelen sus palabras, pero más duele, saber que por ahí tenga razón y en algún momento, Sebas se olvide de mí.
***
La puerta de mi oficina se abre sin previo aviso y un hombre mayor a mí se encuentra tomándome de mi camisa.
—¡Idiota, tú estúpido hermano ha golpeado a mi hijo! Si le llega a pasar te juro que...
—Le recuerdo señor Gutiérrez que estamos en horario de trabajo y que no tiene ningún derecho de agarrarme de esta forma y mucho menos entrar a mi oficina gritando —interrumpo soltándome de su agarre.
—Tengo todo el derecho de entrar a su oficina y tratarlo como yo quiero porque el estúpido de su hermano...
—¡Antes de llamar estúpido a mi hermano fíjese un poco en usted, porque aquí el único que se está comportando como un idiota es usted! —Mi voz comienza a elevarse.
—¡Su hermano es un niño mal educado y violento, lo único que hace es golpear a mi hijo!
—¡NO VOY A PERMITIR QUE HABLE DE ESA MANERA DE BRUNO! —Este hombre acaba de sacarme de mis casillas. Me pongo de pie y me acerco a él con los puños listos para ser plantados en su rostro.
—YA VEO DE DONDE VIENE LO VIOLENTO, SU FAMILIA ES TODA IGUAL, ¡UNOS VIOLENTOS DE CUARTA, POR ESO SE MURIERON SUS PADRES! —Escupe sin medir lo que dice.
Estoy a punto de golpearlo, pero una mujer embarazada aparece tratando apoyar sus manos en nuestros pechos, para detenernos.
—¿Qué son esos gritos? Se escuchan desde mi oficina. —Amelie se la nota alterada. —Sebas llamaron del colegio de Bruno, debes ir por él.
—Ahí tienes la prueba de que tu hermano es un...
—¡Cierre la boca, señor Gutiérrez! No sé olvide que con un simple llamado puede hacer que usted y todo el equipo donde está, se desvincule de esta empresa. —Una vena en mi frente late y los ojos del hombre frente a mí, se dilatan de furia. —No haga de los problemas personales, un problema en lo laboral, se lo advierto, no sé meta con mi hermano porque haré que todo su reino de soberbia y egocentrismo se venga abajo. —Vuelvo a mi escritorio y recojo mis cosas. —Ame por favor, avisa que me he ido de urgencia. —Salgo prácticamente corriendo escuchando un simple "conduce con cuidado, por Dios". Mi amiga está embarazada y no le hace bien esta situación.
Me subo al auto, el enojo no me deja pensar con claridad, sea lo que haya pasado con mi hermano, sé que no es de hacer estas cosas, mi pequeño ha estado sufriendo en silencio, lo sé y ahora lo está demostrando, necesito tenerlo entre mis brazos y saber que lo atormenta.
***
Estoy sentado en la puerta de la dirección, luego de varios intentos, decidí salir de mi encierro y encontrarme con las expresiones de preocupación en los rostros de mis dos amigos. No dijeron nada y me abrazaron, ellos eran los únicos que se podrían haber imaginado lo que Erik hizo como para que yo reaccione.
Muevo mis pies para adelante y para atrás, juego con los dedos de mis manos y algunas lágrimas se escapan, no quiero seguir llorando, pero siento un malestar en mi pecho, nunca había sentido algo igual.
Escucho unos pasos en el pasillo, no me atrevo a levantar mi mirada.
—¿Tú eres el idiota que ha golpeado a mi hijo? —Una voz gruesa, ya la he escuchado antes, sigo sin levantar la vista y no lo haré frente al padre de Erik. —Respóndeme niño, tú eres quien golpeo a Erik. —Jala de mi brazo.
—Suelte a Bruno, señor Gutiérrez o me veré obligada a llamar a la policía por maltrato a un menor. —Obedece la orden de la directora y entra al despacho a sin decir nada más.
—¿Estás bien, pequeño? —Se agacha frente a mí y sube mi cabeza para que pueda verla. —¿Te hizo daño? —Lo único que hice fue negar con un movimiento, aquel hombre no me hizo ningún daño en mi brazo, por suerte. —Quédate tranquilo Bruno, tu hermano ya tiene que llegar. —Acaricia mi pelo y vuelve al lugar de donde salió.
Unos pocos minutos pasaron, cuando escucho unos pasos, pero estos son más rápidos y, al igual que antes, no vuelvo a levantar la mirada.
—¡BRUNO! —Un grito hace que lo mire y por fin, luego de estar un rato sin levantarme de mi lugar, provoca que salga corriendo a su encuentro. —Pequeño, ¿qué pasó? —Me abraza y vuelvo a sentirme protegido, él es mi hermano y nadie nos separará.
—Me quiero ir a casa, no quiero estar aquí. —Escondo mi cara en su hombro.
—Ya nos vamos a ir, chiquitín, déjame hablar con la directora y nos iremos. —Acaricia mi espalda y me alza.
Nos quedamos sentados, él comienza a contarme las nuevas novedades de la bebé de la tía Ame, sé que hace esto para distraerme y agradezco que haga eso.
La puerta se abre y aquel hombre que me había gritado, sale junto a su hijo, ninguno dice nada, simplemente caminan a la salida. La directora le hace una seña a mi hermano para que entre y, entiendo, que yo debo quedarme afuera.
Los pasillos están vacíos, todos están en sus aulas y yo sigo esperando que Sebas salga.
—¿Vamos hermanito? —pregunta saliendo del pequeño lugar.
Me paro con entusiasmo, quiero irme de aquí y estar tranquilo.
—Nos vemos mañana, Bruno, trata de descansar y olvidar lo sucedido. —La señorita Laura estuvo adentro, todo este tiempo y yo no estaba enterado. —Mañana vendrás a visitarme y hablaremos de lo sucedido, ¿sí? —Afirmo con un gesto, tomo la mano de mi hermano y comenzamos a caminar hacia la salida.
—Ya es hora de irnos a dormir y mi pequeño hombrecito debe descansar. —Meli besa mi cabeza. —Ve a prepararte, hoy me toca acostarte a mí.
Obedezco sin quejarme, desde que volvimos del colegio, Meli y Sebas lo único que han hecho es tratar de sacarme una sonrisa, escuchamos música, me dieron algunos dulces y cocinamos, los tres, mi comida favorita; en ningún momento preguntaron lo ocurrido y, por suerte, hicieron que me sintiera mejor.
Lavar mis dientes y ponerme el pijama, es algo rutinario a la noche, Coni viene a la punta de mi casa y se acurruca cerca de mis pies. Meli aparece unos segundos después de terminar de acomodarme debajo de mis cobijas.
—¿Todo listo para dormir, hermoso? —Se sienta a mi lado y acomoda las sábanas.
—Sí. —Sonrío.
—Entonces está todo listo para que puedas descansar. —Se pone de pie.
—Meli, ¿puedo preguntarte algo? —Agacho la mirada y muevo mis dedos, siento que los nervios vuelven a aparecer.
—Claro. —Vuelve a acomodarse a mi lado. —¿Qué pasa? —Acomoda algunos mechones de mi cabello.
—Quería saber si...ahora que Sebas y tú...—No puedo terminar las frases, tengo miedo de saber la respuesta. —Si Sebas y tú, cuando se casen y tengan su hijo, me van a dejar solo. —Sigo sin levantar mi mirada, dudo en verla.
—Bruno, ¿por qué dices eso? —Toma mi mentón y sube mi cabeza. —Tú eres lo más lindo que tenemos Sebas y yo, nunca te dejaríamos solo, no lo hicimos cuando eras un pequeño bebé, no lo haremos ahora que eres un hombrecito y mucho menos, lo haremos cuando crezcas. —Acaricia despacio mis mejillas, un par de lágrimas habían brotado sin mi permiso. —Somos una familia, algo rota y con problemas, pero somos unidos y jamás dudes que te dejaremos solo ¿entendiste? —Sonrío para afirmar a su pregunta. Ahora descansa chiquitín, has tenido un largo día. —Besa mi frente. —Te amo mi pequeño hombrecito, nunca dudes de nosotros porque nos tendrás siempre que nos necesites y, cuando no, también.
Ella tiene razón, no debo preocuparme por cosas que un chico que no me conoce dice, debo concentrarme en mí y en mi felicidad, tengo que volver a ignorar a Erik como lo he hecho siempre, no tengo que dejar que me lastime nunca más.
***
—Amor, debes relajarte, estará bien. —Meli se acuesta a mi lado. —Solo queda una semana para las vacaciones de invierno y ahí podremos resolver todo este lío.
—No sé Meli, tengo miedo que algo le pase, es demasiado chiquito para que esté sufriendo todo eso. —Siento frustración en todo mi cuerpo y el dolor de cabeza no deja pensarme con claridad. —Sufrió demasiado como para que le hagan bullying en la escuela.
—Sebas, ambos sabemos que Bruno es un niño fuerte que no dejará que nadie lo lastime.
—Pero tampoco hace nada para que lo ayudemos. —Camino por la habitación, trato de buscar alguna forma de que mi hermano me cuente lo que le pasa.
—Sebas, ¿a qué le tienes tanto miedo? —Mi novio me mira desde nuestra cama.
—Tengo miedo de que, por culpa de las burlas de aquel chico, él haga algo, que se haga algo. —Dejo caer todo mi cuerpo sobre el suave colchón, cerca del calor del cuerpo de ella. —Muchas veces duelen más las lesiones psicológicas que las físicas, tengo miedo que se haga daño, Meli. —Comienzo a llorar, pero no son lágrimas de tristeza, sino de enojo, frustración y cansancio. —¿Cuánto más debemos sufrir para que la vida nos deje ser feliz?
Ella no dice nada, se acerca a mí y me abraza. Me conoce cuando estoy feliz, pero, sobre todo, conoce todos mis puntos débiles y, uno de ellos, es mi pequeño. Nadie entiende lo que siento, excepto mi novia.
—Será mejor que descanses, mi amor, mañana será otro día y podremos pensar con más claridad las cosas. —Acaricia mi espalda y sin emitir palabras, me acomoda a su lado abrazándola por la cintura.
—Te amo Meli, gracias por ayudarme siempre. —Beso su mejilla, dejo reposar mi cara cerca de su hombro y así poder dormir, aunque sea, un poco más tranquilo.
---
¡Hola! ¿Cómo están? ¡VOLVÍ LUEGO DE MUCHO TIEMPO SIN ACTUALIZAR! :'c Pero tengo un motivo, he estado con inspiración modo off, sinceramente no se que me pasó, no había ninguna idea en mi cabeza y en verdad estaba muy enojada por eso, sentía que los estaba decepcionando a ustedes, espero que puedan perdonarme :c Además, de que en una semana tendré una pequeña operación, no es nada grave, pero no deja de ser una operación y he estado de un lado, para el otro, haciéndome los estudios necesarios, en verdad no se como pedirles perdón.
Antes que nada, quiero agradecerles DE TODO CORAZÓN el apoyo que estoy recibiendo, nunca creí que llegaría tan lejos con esta pequeña historia. En el primer libro ya son +50k de lecturas y en este +6k, sin duda todo esto es una locura. Es un sueño que ustedes me están ayudando a cumplir, porque más allá de que yo escriba, son ustedes los que me alientan a continuar. Y la verdad, todo este tiempo me sentí mal por no podes escribir y no continuar la historia. Pero, por suerte mi cabecita esta volviendo a la normalidad y les traje este capítulo lleno de muchas emociones. Espero que lo disfruten tanto, como yo lo hice al escribirlo. ♥
En el grupo de Facebook, hice un juego en donde tres bellezas ganaron y por eso, este capítulo va dedicado a ellas, y son DelfiGenao23, florhernandez278970 y alicsir09 ¡MUCHAS GRACIAS POR TODO EL APOYO BELLEZAS! ♥
A continuación les voy a dejar el banner con toda la información de los grupos, tanto el de Facebook como el de Whatsapp.
Sin más nada que decirle... esperen si tengo algo que decirles GRACIAS POR TODO Y PERDÓN POR AUSENTARME. Cada uno de ustedes tiene una parte de mi corazón, los adoro y son parte de mi vida, bellezas.
¡Un abrazo gigante desde Argentina! ♥
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top