Cap 9: La Chica


– ¿Qué? – preguntó el rubio sorprendido.

–  Hyoga, revísame las piernas… por favor – el ruso llevó su otra mano al otro muslo del peliverde y acarició la zona con suavidad.

– ¿Lo sientes?

–  S-si – dijo algo sonrojado – ya, b-basta – detuvo ambas manos del rubio – puedo sentir los muslos – dijo con una sonrisa.

–  Vamos a asegurarnos de que sientas el resto de tus piernas – el ruso bajó sus manos por las rodillas y con suavidad, acarició desde esa zona hasta las pantorrillas – ¿sentiste eso?

Shun asintió algo sonrojado pero muy feliz, Hyoga le devolvió el gesto y continuó con el camino de sus manos hasta los pies del peliverde y luego subió hasta los muslos.

– Examen completo terminado – dijo el rubio con una sonrisa.

– Puedo sentir las piernas Hyoga – dijo el peliverde con los ojos destellando por la felicidad y con una enorme sonrisa. Hyoga sonrió.

– Ahí esta – Andrómeda miró al Cisne confundido.

– ¿Qué cosa?

– Esa bella sonrisa tuya… no sabes cuánto deseaba verla surcar de nuevo tu rostro – acarició la nívea mejilla con ternura, Shun se sonrojó y su sonrisa se volvió más tierna. Hyoga retiró su mano de la mejilla de su amigo – debemos descansar – dijo saliendo de su ensimismamiento.

Shun asintió. El rubio se acostó en el borde de la camilla y su compañero apoyó su cabeza en su hombro.

– Descansa Hyoga.

– Duerme bien Shun – ambos se quedaron profundamente dormidos, esa había sido una noche larga para ambos.

A la mañana siguiente llegaron sus compañeros junto con su diosa, todos estaban ansiosos por saber cómo se encontraba el joven Andrómeda. Ikki fue el primero en entrar a la habitación.

– ¡Shun! Hermano, despertaste al fin – el peliazul corrió a abrazar a su hermano y le dio un fuerte abrazo, luego de unos segundos se separaron – ¿Cómo te sientes?

– Me siento muy bien, además, les tenemos una sorpresa… ¿verdad Hyoga?

– Si… – ambos se miraron con complicidad.

– ¿Qué es?... amo las sorpresas – habló el Pegaso con cara de ilusión.

– ¡Ya puedo sentir las piernas! ¡La parálisis se ha ido! – dijo el peliverde con una brillante sonrisa. Los demás lo vieron asombrados.

Todos corrieron a abrazar al peliverde con alegría, esas eran muy buenas noticias. Hyoga veía enternecido la escena del abrazo grupal, Shun sonreía y fijó su mirada en el ruso, extendió su mano derecha hacia él y el rubio la tomó con una sonrisa, Andrómeda jaló al Cisne para que quedara en medio del abrazo junto a él y le dio un beso en la mejilla, el rubio se sonrojo y Shun soltó una leve rusita. Todos se separaron.

– No sabes cuánto me alegra escuchar eso, Shun – habló el Fénix limpiándose una lagrima.

– Ikki el sentimental jejejeje… – se burló Seiya, el peliazul se sonrojó levemente – Shun y… ¿ya puedes caminar?

– Aun no, mis piernas perdieron la fuerza por el tiempo que pasé inactivo, así que, para recuperarla, tengo que hacer Fisioterapia – todos, menos Hyoga y Shiryu miraron a Shun confundidos.

– Y ¿eso con que se come? – preguntó Seiya.

– La fisioterapia, según un episodio de la Doctora Juguetes, es un tipo de ejercicio que debe realizar el paciente para recuperar la fuerza perdida en alguna parte de su cuerpo – explicó el Dragón.

– ¡Ah! Ya entiendo – respondió el castaño.

– ¿Y qué ejercicio tiene que hacer Shun? – preguntó Saori.

– El doctor dijo que podía empezar a caminar por toda su habitación con ayuda, luego sin ayuda, después podría caminar un poco más, luego subir y bajar las escaleras y así hasta que recupere la fuerza en las piernas.

Todos asintieron a la explicación del rubio. En eso el doctor entró a la habitación.

– Buenos días a todos, estoy aquí para informarles que le haré un último chequeo al joven para verificar si todo está en orden, si es así, podrá irse a casa, así que necesito que todos los demás salgan de la habitación por favor – todos obedecieron al doctor.

Luego de unos cuantos minutos el médico los hizo entrar de nuevo al cuarto.

– ¿Y como esta? – preguntó la dueña de la mansión Kido tomando asiento junto al peliverde en la camilla.

– No parece haber ningún problema, ya le he dicho los ejercicios que debe realizar bajo supervisión, también le receté algunos medicamentos por si tiene alguna molestia. Así que como todo está en orden lo daré de alta, necesito que alguien venga conmigo para encargarse del papeleo mientras el joven se viste.

– Yo voy con usted – habló la joven diosa y salió junto al doctor.

Hyoga ayudó a Shun a vestirse y luego se percató de que algo faltaba.

– ¿Trajeron la silla de ruedas? – Seiya, Ikki y Shiryu se miraron las caras.

– Oh oh – habló el Pegaso algo pálido.

– Bueno… la cosa es… es una historia cómica, te vas a reír mucho – comenzó a divagar el Dragón    – y bueno… la cosa es que la pizza estaba viéndonos mal a todos y nos distrajimos y – Hyoga vio al pelinegro confundido, al igual que Shun – ¡ay!
Bueno… se nos olvidó ese pequeño detalle.

– Querrás decir gran detalle ¿Y ahora como me voy? – peguntó el de cabellos verdes.

– Yo te puedo llevar – mencionó el rubio.

– ¿Cómo? – preguntaron Shiryu e Ikki a la vez.

– En mi espalda, así como lo cargó Seiya en la batalla de las doce casas cuando yo estaba peleando con Milo.

– ¡Ah! Cierto, entonces déjame ayudarte – Seiya comprendió y se paró cerca del peliverde, Hyoga se paró frente a Shun y este colocó los brazos alrededor del cuello del rubio y este sujetó las piernas del más joven, el castaño ayudó a Shun a acomodarse – listo, vámonos – todos salieron de la habitación.

Abajo Saori ya los estaba esperando y rápidamente salieron de hospital. Al llegar a casa se sentaron todos a ver una película en la sala, bueno casi todos ya que Shiryu estaba impaciente, al parecer esperaba a alguien. En eso tocaron el timbre.

– Yo voy – el Dragón salió disparado a abrir la puerta mientras Seiya ponía pausa a la cinta y al regresar trajo consigo a una joven de cabello turquesa oscuro largo hasta las rodillas, piel blanca y ojos turquesa, el pelinegro al ver la expresión de duda de algunos presentes decidió presentarlos – Para los que no la conocen, ella es Alma Nagisa.

La joven hizo una leve reverencia y sonrió.

– Es un gusto conocerlos a todos – los jóvenes respondieron el saludo sonriendo.

– Me alegra que hayas venido Alma, si quieres puedes sentarte a ver la película con nosotros

– Eso sería estupendo, si no es molestia claro – los chicos negaron, la peliverde se sentó en medio de Saori y Shun con una radiante sonrisa.

Durante casi toda la película, la recién llegada se la pasó halando con Shun sobre el filme, esto inquieto un poco al rubio quien no dejaba de ver como los dos sonreían y tonteaban como si se conocieran de toda la vida, deseó que esa chica se esfumara para poder estar en paz con Andrómeda.

La joven diosa se levantó al terminar la película y fue a la cocina para ver que cocinarían los cocineros, Seiya se fue a arreglar su habitación y el Fénix fue con él.

– Voy a buscar algo en mi habitación, no se vayan hasta que vuelva – les dijo el Dragón quien se fue corriendo hacia las escaleras.

– La película estuvo increíble – mencionó Shun con una hermosa sonrisa, Alma asintió mientras que Hyoga los veía.

– Estuvo muy buena, aunque no suelen gustarme las películas de súper héroes – mencionó el rubio uniéndose finalmente a la conversación, los dos jóvenes lo miraron sorprendidos, pero luego sonrieron.

– Es una lástima Hyoga. Oye, Alma, ¿Qué signo eres? – preguntó Andrómeda y el ruso se sintió algo excluido de la charla.

– Géminis ¿Y tú?

– Virgo, ¿Cuándo cumples? Yo el 9 de septiembre.

– 28 de mayo, tengo una prima que cumple el 4 de septiembre – Shun sonrió ante el nuevo dato, Hyoga estaba cansando de que esos dos se llevaran tan bien, apenas se habían conocido y lo dejaban fuera de lugar cuando intentaba hablar, así que decidió mencionar su cumpleaños también.

– Yo cumplo el 23 de enero.

– Genial, yo tengo una hermana que cumple el 27 de enero, ¿eres acuario verdad? – ahora fue el turno del ruso de no contestarle, Alma pensó que no la había escuchado – ¿hola? – preguntó para ver si la escuchaba, el ruso la miró y haciéndose el sorprendido respondió.

– Perdona, no te escuché, ¿Qué dijiste? – dijo en un tono algo frio.

– Nada, yo solo quería preguntarte ¿Cómo te llamas?

– Hyoga.

– Bien y cumples el 23 de enero ¿no? – Hyoga asintió – mi hermana cumple el 27 de ese mes y es acuario, tú también debes serlo.

– Así es – mencionó algo apagado el rubio.
Shiryu apareció por las escaleras con un libro azul marino en la mano y rápidamente se sentó junto a la peliverde.

– Aquí está el libro que me pediste, ¿puedes explicar por qué Shun fue al hospital? Por favor – Hyoga y Shun miraron a la joven sorprendidos.

– ¿Eres doctora? – preguntó Andrómeda, Alma negó – entonces ¿Cómo…?

– Cuando llegamos a casa ayer, Saori la llamó y ella nos dijo que con este libro podía decirnos con exactitud lo que te pasó.

Los chicos la miraron aún más confundida, Alma sonrió y sujetó el libro.

– Bien, voy a explicar que pasó, pero antes debo informarles una cosa a los dos – dijo mirándolos – la verdad es que yo… yo soy…

Continuara...

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