Una noticia amarga
Algunas noticias
dejan un sabor
amargo
Capítulo IX
Narra Severus:
Después del juicio, me soltaron y recuperé mis pertenencias, entre ellas mi varita y una muda de ropa limpia que Dumbledore tuvo la cortesía de traerme.
Mientras me vestía, no podía dejar de pensar en las palabras del Juez: Era libre, sí, pero necesitaría vigilancia constante de los aurores hasta que demostrara que de hecho era alguien de confianza. Resoplé ante la idea de quién me habían asignado: Ni más ni menos que el pulgoso de Black.
Llegué con Black a La Hilandera, andamos en silencio hasta mi casa. Mañana en la mañana buscaría información sobre Tobías, nunca fue el mejor padre del mundo, pero de todas formas no lo había visto en más de cuatro años, desde que finalmente nos abandonó a mi madre y a mí. Aunque tengo la impresión de que no me gustará lo que vaya a encontrar.
Al día siguiente
Salí después de desayunar, directo al bar; porque si quería saber algo sobre Tobías, ese sería el mejor lugar para averiguar algo.
Al acercarme al bar, el cantinero que a esa hora estaba cerrando su negocio, inhaló bruscamente al verme.
—T-tú…—dijo en un susurro— El Niño Demonio de La Hilandera—Fruncí el ceño ante el viejo apodo— Creí que no te vería nunca más…
—Yo tampoco esperaba volver.—espeté— ¿Dónde está Tobías?—pregunté directamente, mientras antes terminara, antes podría irme—
—¿Cómo? ¿No lo sabes?—Alcé la ceja, ¿saber qué? —Tobías falleció hace dos años.
—¿Qué?—No lo puedo creer. Me había imaginado muchos escenarios, pero no éste.
—Sí, lo encontraron en su casa; bueno, si a ese cuchitril puede llamarse “casa”—El borde acerado del odio, mezclado con asco en su voz me sorprendieron, sabía que Tobías Snape no era santo de devoción de casi nadie, pero no me esperaba que alguien fuera de mi madre y yo lo odiara.
Oí atentamente la historia sobre la madrugada hace dos años cuando el lechero, fiel a su rutina, realizaba las entregas casa por casa, le extrañó que Tobías Snape no lo atendiera, porque a pesar de su naturaleza ermitaña, recibía las entregas personalmente. Así que abrió la puerta y lo encontró muerto en el sofá.
Nadie sabe quién lo hizo, o si fue por causas naturales. Lo que sí se sabe es que hay mucha gente que se alegra que haya muerto, y hay quien cree que lo hice yo; así que mientras la mitad de los habitantes de La Hilandera me llaman Niño Demonio todavía, hay quien me llama El que trajo paz a La Hilandera.
Al final, saber sobre la muerte de Tobías me dejó un sabor amargo.
Fin del capítulo
¡Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas!
Wow. Capitulo más largo, y más oscuro de lo que había planeado… pero no me arrepiento :D
En fin, espero que les haya gustado.
Hice este capítulo por el cumpleaños de MafuyuUchiha
¡Feliz cumpleaños Fuyu-chan!
¡Travesura realizada! ¡Ave semidioses!
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